jueves, 27 de diciembre de 2018

De todo, menos alegría


Por más que pongan animalitos en los billetes, la historia que quieren tapar siempre explota en el presente. Los restos de una revista de historietas en un bunker del monte Tumbledown, escenario del combate que puso fin a la Guerra de Malvinas, llegan como un emotivo regalo de Navidad. El des-gobierno amarillo desmalviniza el presente para coquetear con el Imperio, pero la Historia no se deja pisotear así nomás. Por más que estos embaucadores hablen de un futuro impreciso, nos traen el peor pasado camuflado como una novedad que algunos, de tan distraídos, toman por revolución.
Después de tres años de decadencia, ¿cómo alguien del montón puede posar sonriente al lado del Ingeniero en un supermercado? El punto no es burlarse de su calzado o de la pajaril postura de sus piernas; analizar el gesto distante y aterrado o la forma tan poco habitual de sostener los frascos. Lo crucial es entender por qué sonríen los que están junto a él, si por las amenazas de los custodios o porque no entienden nada. O las dos cosas. ¿Qué orgullo puede sentir un ciudadano común y corriente junto a alguien que nos está haciendo tanto daño?
No es cualquier presidente: es el que adrede está desmadrando todo; el que aconseja no endeudarse pero bate récord de endeudamiento; el que nos integró al mundo como el país de menor crecimiento, con el salario más bajo, con el riesgo país entre los más altos; el que pontifica sobre la meritocracia desde su púlpito de heredero; el que se disfraza de honesto aunque gran parte de su fortuna es espuria. Macri es el que ahora promete una vez más que estaremos mejor con un “abrazo fuerte, largo y silencioso”, como el de una boa antes de devorar a su presa. ¿Cómo dibujar una sonrisa junto a alguien que sigue deteriorando la vida de casi todos?
Tanta indiferencia duele en lo más hondo. Tanta distracción no puede explicarse sólo por el blindaje mediático. Hay algo más que desentrañar en todo esto que, en verdad, asusta. Quizá los que se acomodan para la foto ven en Macri un famoso más, como un cantante o un actor y aprovechan para eternizar ese contacto único con alguien a quien sólo ven en la tele. Tal vez no relacionen lo que ocurre en su entorno con ese hombre de carne y hueso que irrumpe en la cotidianeidad para comprar aceitunas. A lo mejor conservarán ese momento como una anécdota para contar a sus nietos, que tendrán empeñado hasta el chupete. Y lo peor: no sólo piensan que el padecimiento de muchos es el paso necesario para un país mejor sino que son merecedores de semejantes penurias.
De mal en peor
Los asesores de Macri saben cómo enternecer al público cautivo y por eso titularon “El lazo que nos une” al saludo de Navidad. Lazo que, sin dudas, nos está acogotando. Mientras el entorno nos anuncia con bombos y platillos que hay que festejar y los medios nos cuentan con qué manjares hacerlo, la mesa navideña se incrementó en un 250 por ciento desde 2015. El clima navideño es inevitable hasta para los que practican otra religión o ninguna. Los movileros recorrieron galerías y comercios en pos de hallar una multitud de compradores de regalos pero se encontraron con la resignación de un Papá Noel ajustadísimo. El Mercado despojó de sacralidad esta fecha al punto de desplazar a un quinto plano el mito que se conmemora, en tanto sacerdotes y pastores se encargan de encauzar a sus fieles para recuperar el matiz espiritual que casi está extraviado. La puja de siempre en la conducción del rebaño.
Pero esta vez, un nuevo actor entró en escena. La capital del país llenó sus carteles electrónicos con un mensaje impropio para un Estado laico: “Navidad es Jesús”. Ninguna información reservada porque esto lo sabe hasta el más desinformado. Sin embargo, detrás de esto hay una estrategia nefasta que pretende aceitar el camino hacia las elecciones, a la manera del peligroso Bolsonaro. Esta preocupante leyenda que lleva el logo oficial del gobierno de la CABA aparece a pedido de la JUCUM, Juventud con una Misión, una asociación evangélica con poder de lobby que creció de la mano del macrismo en la ciudad y que ahora pretende expandirse a la provincia de Buenos Aires y, por supuesto, a todo el país. Una manera de hacer campaña sin que se note.
Todo para seguir engañando al votante y convencerlo de que éste es el camino. Más allá de los malos resultados, por supuesto. Aunque se hayan perdido más de 120 mil puestos de trabajo registrados en un año y nada augure que se puedan recuperar. Desde que comenzó el Cambio, hay un diez por ciento menos de empleos de los que existían. Y se viene más destrucción, por supuesto, porque la alegría no se detiene ni en verano. La maldad del Gran Equipo no tiene límites y lo público es el principal objetivo. El cierre de 14 escuelas en la CABA es una prueba piloto para seguir practicándolo en el resto del país. Una bestialidad tan descomunal como el desguace del Hospital Posadas que, a los 1300 despidos ya ejecutados, en esta semana se sumarán más. No hay manera de disfrazar las malas intenciones cuando escuelas y hospitales están en la mira de la guadaña.
Los que advertimos todo esto desde antes del balotaje no salimos de la sorpresa ante tanta pasividad, tanta naturalización de las tragedias que recorren el país, tanta esperanza en vano. Tanto perejil posando junto al embaucador. El recién partido Osvaldo Bayer se lamentaba en una entrevista de dos años atrás: “tengo 89 años y nunca pensé que volvería a ver un gobierno de derecha. No hemos aprendido absolutamente nada”. Por el contrario, después de tantas experiencias perniciosas para la mayoría, seguimos desaprendiendo.

5 comentarios:

  1. Es difícil no compartir el fastidio por el tour fotográfico del comprador de aceitunas pero intentaré ser menos cruel con esos clientes de ocasión que se prestan a las selfies amables y sonrientes, primero que nada, si yo estuviera ahí, con mi cara habitual y el asco que me da el coso, no habría fotito y si la hubiera, se hace famosa, se hace (y al tipo lo venderían como modelo de tolerancia y amplitud, es decir, peor el remedio que la enfermedad). Por lo tanto, esas fotos, se sacan y difunden en función de una puesta en escena y quienes salen son apenas paisaje.... hay gente que le gusta y no asocia sus penurias con el tipo ése comprando aceitunas y si además lo votó, se cree con derecho a estar ahí, "se lo merece", además, están los que actúan y cobran el servicio.... si me permite, su indignación no le deja ver lo obvio, es marketing y cada día que pasa, menos efectivo.... no estamos todavía en la etapa de que una visita "casual" implique riesgos de linchamiento NO casual pero, todo llega.
    No sé hasta qué punto la sociedad es "pasiva", porque hay una porción importante de ella que aún sabiendo que se perjudica, asume como propias las políticas de esta porquería..... y es desoladoramente visible, prefieren la porquería antes que estar bien (o que los negros estén menos peor) y por éso no es raro que aún haya quienes le presten la cara sonrientes, por desgracia, todos tenemos ejemplos cercanos y a mano de esta clase de especímenes.... nos quedan los volátiles, los que querían "cambio" a pesar de que no les iba mal, iba a poner los crédulos pero no, me niego a pensar que existan seres así, no con el quetejedi, demasiado pedigree y los argentinos, se dice, somos los más vivos del planeta, no?. Imposible creencia ahí, es otra la milonga...
    Por si el 19 llega antes, chin, chin, feliz año y cuídese que va a ser largo...

    ResponderBorrar
  2. Si, seguimos desaprendiendo. Aunque entre la esperanza y la confianza (tantas veces traicionada) quiero tener la certeza que nada está perdido.

    ResponderBorrar
  3. gracias Gustavo! compartido y te paso el casting de "las aceitunas"-abrazos y arranque el 2019 con un poco de esperanza de que desaparezcan de nuestras vidas para siempre!!!
    https://www.facebook.com/photo.php?fbid=2128337147227964&set=gm.1930909650549589&type=3&theater

    ResponderBorrar
  4. Al contrario de lo que dice el autor, yo posaría orgulloso al lado del presidente porque lo voté para hacer lo que está haciendo: reconstruir el país. Hay que tener paciencia y pronto vamos a estar al frente de la región. Marcelo V.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Y aprovechando el gran suceso de hoy, el fallecimiento de Timmerman, tenés otro motivo para posar orgulloso junto a tu presidente y, claro, también a otros baluartes de esta porquería, que sí, hay que tener paciencia que ya se termina y quizás así, dejemos de estar a la cola (o en el culo) de la región y en la vecindad de Ucrania, Zambia o Mali, países prósperos si los hay...
      "Reconstruir", lindo verbo, lástima que antes haya que hacer moco todo, como de nuevo nos abrieron al mundo... tenemos verbo común con Irak, Afganistán, Libia.... gracias, mauri (perdón lagarde, me dejé llevar por la mala costumbre), seguí reconstruyendo tu fortuna. éso sí, guardale una aceituna a marcelito.

      Borrar

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...