lunes, 4 de febrero de 2019

Una luz en el cuarto oscuro


A pesar de las estrategias de marketing y el periodismo propagandístico, el enojo de la población es creciente. No es para menos, si los gobiernos amarillos no paran de hacer daño. Y de pasar papelones también, como el gobernador Gerardo Morales con el caso del músico argentino accidentado en Bolivia. Cuando el desprecio y la ambición orientan las acciones, no puede pasar otra cosa. Cuando la mentira inspira las opiniones, la falsedad se convierte en dogma. Cuando la realidad no se puede tapar, de nada valen las promesas a largo plazo ni las frases de póster con entonación estudiada.
Desde el principio del Cambio, “Haciendo lo que hay que hacer” es el eslogan oficial. El gerundio ‘haciendo’ indica que no hay sujeto, no hay un alguien que haga ese algo. Tampoco hay un ‘para qué’ se hace eso que se hace. Lo más importante es la segunda parte de la frase: ‘lo que hay que hacer’. Un imperativo que emana de vaya a saber dónde, un mandato emitido por vaya a saber quién. Esto va de la mano con el latiguillo del empresidente Macri: “éste es el camino”. Así como la primera no especifica el ‘para qué’, en la segunda se escamotea hacia dónde conduce este camino. Lo incompleto de las frases produce, en algunos, un efecto encantador, una sensación de estar en buenas manos, una confianza ciega en quien nos conduce. Los vacíos discursivos se llenan con los deseos del destinatario, mientras los funcionarios se encargan de vaciar nuestros bolsillos.
Así pasa también con la promesa de ‘empleos de calidad’: mientras algunos piensan en un trabajo cómodo y bien retribuido, otros sueñan con algo parecido a la esclavitud. O la ‘integración al mundo’, que nos volvió dependientes y sumisos. O la ‘Revolución de la Alegría’, que ya sabemos lo que ha producido. Como la lluvia de inversiones, que terminó siendo un saqueo de especuladores o el 82 por ciento para los jubilados, que mutó en una pérdida de 20 puntos del poder adquisitivo y van por más.
El Cambio es la vacuidad conceptual para híbridos que consideran que todo se resuelve “sin ideología”; para esos individuos que se consideran desideologizados aunque pidan “balas para los motochorros”, que nadie les regaló nada y que los problemas se superan sin grieta ni conflictos. Esos que se quejaban porque las “pibitas se embarazan por la platita” o que el Estado mantenía a vagos que cobraban sin trabajar. Esos que hoy ignoran –porque los medios hegemónicos no machacan tanto- que los programas asistenciales continúan  y la AUH se extendió a los monotributistas. Pero sobre todo, no se sienten perturbados porque el Estado subsidia a multimillonarios con las altas tasas de interés, la permisividad fugadora y la devaluación contenida. El Cambio es para esos que antes protestaban porque el Estado mantenía a vagos pobres pero ni se molestan porque con la plata de todos mantenemos a vagos ricos.
Advertencias y no-consejos
Este año electoral pinta apasionante, tenso, crucial. Las charlas cotidianas serán un ping-pong acelerado de denuncias y desmentidas, promesas y logros. El pasado remoto o el pasado reciente. Cambiar futuro por pasado o pasado por futuro. El país para los ricos o para todos. La alternativa que no propone nada o el rejunte que puede terminar en estampida. El recitado de títulos engañosos y la impaciencia de los súper informados. Los que se enorgullecen de no entender nada de política pero depositan en las urnas su desinterés y los que exigen más responsabilidad ciudadana. Los que dicen que son todos iguales y los que tratan de encontrar las diferencias. Esta ensalada resulta más apetitosa que la resignación o el hartazgo.    
Por supuesto, uno no espera una conversión sino un poco más de conciencia. Al menos, una pizca de desconfianza a lo que ven en la tele u ojean en las redes. ¿O no es incoherente que el diario de mayor tirada diga que un pobre comiendo de un contenedor en Caracas es síntoma de decadencia y en Buenos Aires, de decencia? ¿O no es absurdo que presente a Venezuela como el único país con pobreza de la región? La síntesis tontuela para los distraídos es que criticar a Macri es defender a Maduro. Uno sólo pide que no se dejen pensar por otros, que pongan un poco de resistencia a la colonización, que no se depositen tan mansamente los pies de los poderosos. O cuanto mucho, que reconozcan la estafa de la que han sido víctimas cuando uno muestra las pruebas. Y, sobre todo, que dejen de confiar en los estafadores.
A esos que enseguida saltan con el respeto por la opinión les digo que el primero que debe respetar la opinión es quien la emite. Si está basada en falsedades o pavadas, esa opinión no merece respeto. El que vierte una opinión ‘in-respetable’ está siendo irrespetuoso con quien escucha. La exigencia no es que seamos expertos en todo, lo que es imposible, sino tener fundamentos certeros en lo que decimos. Un ejemplo: los que militan el incremento de las tarifas eléctricas repiten la tontería oficial de que la energía no es gratis y hay que pagarla. Nunca ha sido gratis pero antes era más barata y eso es un hecho. Ahora es un latrocinio que se torna inadmisible. Tanto, que el pago de los servicios se ha convertido en una confiscación de nuestros ingresos.
Si defienden este modelo que sea porque están convencidos de sus bondades y no porque Cristina se robó todo y mató a Nisman. Claro que, a la luz de los hechos, ni lo uno ni lo otro. Ni el Gran Equipo tiene ánimos de andar prometiendo milagros ni hay tantas ganas de seguir fabulando con el memorando con Irán y el asesinato del suicidado. Por eso algunos se empiezan a despegar del oficialismo. Los industriales medianos y pequeños están con el agua al cuello y los productores regionales están a un paso de fundirse. Casi todos se arrepienten de haber confiado en Macri. ¿Por qué no lo pensaron antes? ¿Acaso no advierten que confiar en Macri es un oxímoron?
Claro que la situación es confusa: los que antes fueron funcionales a la llegada del Ingeniero ahora lo critican sin pudor; los que hicieron coro al monopolio para horadar a CFK hoy se desviven por la unidad con ella; los que convocaban paros por ganancias ahora están acurrucados en los rincones viendo cómo crece el desempleo y el salario pierde su poder adquisitivo. Los que esperaban de Macri el desarrollismo al que decía adherir, ahora ven con espanto el destino colonial. Quienes denunciaban la corrupción K ahora están impávidos ante la corrupción M.
No hay consejos ni recetas de cara a las elecciones. Aunque el camino hacia octubre parece largo, estos meses pasarán muy rápido. Vertiginoso. El tiempo no sobra para largos debates sobre el día después. Nuestro país se recompone rápido si la convicción es profunda. Uno siempre espera que las malas experiencias sirvan de lección y que la saliva invertida no se seque en un desierto de indiferencia. Uno espera un despertar, no sólo contra los tarifazos, sino contra todo. Y que sea para siempre.

3 comentarios:

  1. Hasta acá, mi idea sobre la estafa de esta porquería desgobernante es que hablar de sus "virtudes" es redundante y, al final, debiera ser innecesario, porque no hay inocentes para que llegaran adonde llegaron, quien diga que lo engañaron es idiota (y se lo merece) o pretende hacernos creer que los idiotas somos nosotros, cosa imaceptable por elemental amor propio, no?. No hay razones para elegir ésto, lo que hay son excusas, coartadas y vagancia mental para el antiperonismo visceral.... como "razón", un bochornoso suicidio social, además caro y poco práctico. Inentendible éso de preferir estar mal para que el negro esté peor (cosa que no es tan así, el negro tiene entrenamiento para asumir la malaria, el votante de esta porquería no y éso se ve a simple vista de tanto conocido por ahí, sea bolichero o un ex buen trabajo...).
    A mí hay cosas que conmueven, como la diva fósil de la patria, doña rosa martínez (alias "mirtha") que no diuda en ofrecer sus (escasos, digamos todo) años de vida restantes para que no vuelva el horror K y se quede esta maravilla amarilla que, paralelamente, cambiaría toda y depuraría el mejor gabinete de malandras.... es decir, de su laaaarga vida, lo único que piensa dejar es el odio; odio de arriba porque no se sabe que haya sufrido en esos tiempos.... o sí, capaz que CFK deba autocriticarse por no tenerla de filósofa oficial y preferir a tipos como Alemán, puede ser, claro...
    Y ya que me puse en la 3ra. edad, también conmueven esos vejestorios que apostaron a la desgracia amarilla..... creo que ya no sirve decirles nada, cuando mucho repetirle los objetivos que para ellos tienen desde la presidencia de madam christine y sus lacayos de la regencia y que un mal pensado como yo resume en una sola frase: MUÉRANSE, dejen de ser gasto en comida, remedios y en comprar cosas para malcriar nietos... capaz que usted me entienda el insistir en no recurrir a muletillas ridículas como derechos, bien común, justicia y esas cosas feas para fantasmas con memoria (como llama Serrat a los viejos).
    Usted espera que despierten con los tarifazos, tal vez se dé, pero hoy, andan diciendo que la que despertó fue la AMIA, pìdiendo que le devuelvan la cartita del despiole casi decente (o anti bochorno criminal)... hermoso, no?.

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