Las movilizaciones siempre son saludables, tanto las de
apoyo como las de protesta. El problema con las marchas del 24A que se
concretaron en distintos puntos del país es que no se sabe qué apoyan ni contra qué protestan. Que el empresidente Macri haya utilizado el
balcón de La Rosada para un acto partidario es un indicio más de que se cree dueño de las instituciones que
tanto declama defender. Lo de la eliminación de las vallas y la apertura de
las rejas evoca una vieja consigna PRO: “vos sos bienvenido”. Y los bienvenidos fueron aquellos que mejor respondieron a la colonización
informativa del discurso dominante y que hacen propio el ideario del lado más oscuro de la Grieta.
El mediano éxito de la convocatoria augura una despedida. El contenido de
cánticos y consignas indica una incomprensión de todo. El relato de
los cronistas revela el odio y el
desprecio de unos cuantos que agredieron
a los que intentaban pernoctar en los alrededores de la Plaza que sabe de
multitudes. La edad promedio de los manifestantes sugiere un rechazo ancestral que se marchita. El clamor por la proscripción
de CFK –“Argentina sin Cristina”- es
una muestra de que comprenden poco de
República y Democracia. El esfuerzo que hicieron los medios dominantes por
magnificar la movida, después de haber minimizado cientos de marchas más
contundentes, confirma cuánto vulneran
el derecho a la información.
“Borom
bom bom, el que no salta, es un ladrón” cantaron con entusiasmo,
convencidos de que un PBI en el ARSAT es
más real que cincuenta empresas offshore. El prejuicio indigna más que la certeza, a pesar de que las causas
contra la expresidenta y sus funcionarios se
desmoronan a poco de comenzar los verdaderos juicios. La sentencia de un
titular vale más que la de los jueces. Aunque las pericias revelen que no hubo sobreprecios ni desvíos en la
ejecución de la obra pública en Santa Cruz y que la Ruta del Dinero K fue una falacia dominguera, los globoadictos
seguirán acusando de chorros a
cualquiera que se oponga a la infernal
Macrilandia. Aunque hayan marchado para defender la República, consienten que existan presos sin condena,
tanto ex funcionarios como propietarios de medios opositores.
Una contradicción que emana desde la cabeza del desgobierno
amarillo. El Ingeniero que cuestionaba la Cadena Nacional porque “interrumpía la telenovela”, ahora exige que CFK salga a hablar
porque “el silencio no nos da
tranquilidad”. Y ese silencio que tanto le incomoda no existe porque ella
sigue hablando mucho y ante multitudes que dejan
a esta marcha de apoyo al saqueo como una minúscula congregación geriátrica.
Víctimas
de un licuado mental
Algo insólito: los manifestantes protestaron contra el posible triunfo
de Les Fernández en octubre. Los pocos entrevistados por los periodistas que lograron sobrevivir al intento de realizar
su trabajo explicaban que el resultado de las PASO había sido fraguado por narcotraficantes que no
dejaron ingresar fiscales PRO a las mesas electorales. Hechos inexistentes
que nadie denunció, salvo la diputada Elisa Carrió, que sabe vomitar incongruencias sin rendir cuentas a nadie y que calan
hondo en los bastantes que confían en su palabra. Y así terminan balbuceando fantasías apocalípticas que
se viralizan por las redes y se convierten en memes desopilantes.
Así van, denostando la inexorable voz de las urnas en defensa de la
Democracia y afirmando defender la República que, debilitada por los atropellos amarillos, aún goza de buena salud. Así
se expresan, convencidos de sumarse a una
fuerza no política que está aniquilando la economía del país y nos deja
décadas de deuda. Así celebran que los pobres, hambreados y excluidos sean cada
vez más. Así alientan las muertes que
acumula –más de una por día- La
Revolución de la Alegría por violencia policial.
Inmunes a la angustia que se
expande, aceptan las explicaciones más
absurdas y se suman al silencio oficial ante hechos aborrecibles. Ajenos a
la legalidad, asimilan que la ministra Bullrich –eyectable desde hace tiempo- justifique
la patada mortal de un policía a un borracho desorientado con "cuando un policía termina con una amenaza está haciendo lo
correcto". Y para entorpecer
aún más el entendimiento de los fanáticos explicó que “un cuchillo es una de las armas
más peligrosas que puede tener una persona" ante más de cuatro policías con casco y chaleco anti
balas. La ferviente apatía de los
que salieron a la calle el 24A ignora, al igual que el oficialismo, que Vicente
Ferrer, un hombre de 70 años que intentó hurtar algunos productos de un
supermercado, murió por la ciega
obsecuencia de los custodios y la inacción de los policías que observaban con
deleite la golpiza letal. Coto no sólo almacena un arsenal en sus locales
sino también, cuando no te conoce, te asesina.
Por segunda vez como presidente,
Macri se asomó al balcón de la Casa Rosada, con exagerada emoción ante la muchedumbre que apenas llenaba la mitad
de la Plaza. En medio de sus gritos futboleros, pronunció una frase entera cuyo contenido debería
desalentar a todos: “tres años y
medio es poco tiempo para cambiar todo lo que hay que cambiar”. Tanta generalidad contiene esta oración que
hasta parece razonable, salvo que los resultados de tanto cambio
pronostican mayor deterioro en la vida
cotidiana de la mayoría de los argentinos.
Si algo hay que agradecer al
Ingeniero es que exhibió públicamente la
horrenda cara del Poder Real; detrás de sus alocuciones vacías se esconde la voracidad de un puñado de
angurrientos incontenibles, que no
generan nada pero que se llevan todo; que son capaces de desmontar bosques para sembrar avaricia.
Un Poder Real tan destructivo que no
siente remordimiento por la tierra arrasada que deja a su paso.
Esto es lo que hay que cambiar en
serio: que la vida de todos gire en
torno a las apetencias insaciables de unos pocos. Si no se comprende esto,
tenemos por delante un camino laberíntico poblado
de avances y retrocesos con destino de decadencia perpetua. Un concepto
complejo para los que se encandilan con globos y sacrifican sus conciencias en el altar del capitalismo más bestial con
tal de que no gobiernen aquéllos a los que aprendieron a odiar.
Las marchas como ésta del 24A tienen un qué sé yo, para mí, que es invariable, el odio como aglutinante y no cualquier odio, es odio al pobre, al negro, al peronista y, de yapa, la parte gráfica del show, esas caras desencajadas, viejas y sobre todo feas, tal vez las pilchas sean caras pero la fealdad es irrecuperable y, honestamente, esas caras debieran dar miedo, se les nota demasiado la pulsión de matar, de suprimir al enemigo... y uno, que sabe que es justamente uno de esos enemigos, tiende más a burlarse de su estúpido maniqueísmo, de la chatura mental que los hace repetir un discurso disparatado y falso, doña colesterol y el complot con narcos, rusos y seguro iraníes, venezolanos y mapuches...sí, corresponde devolverles el desprecio pero, odiarlos?...como incorregibles que somos, la onda es tenerles lástima, cosa que debe aumentar su neurosis antipopular, por supuesto...
ResponderBorrarEn el fondo, hay que entenderlos, están un poco huérfanos, parece ser que se acabó el stock de videlas y abnegados parecidos, dispuestos a hacer el laburo mugriento, doña malbec, gran ministra de inseguridad y gatillo fácil, tiene voluntad pero se queda corta y como matar, mata de a uno, a ese ritmo necesita 100 años para arreglar el paìs, para colmo, se ataron al destino de un nene de papá, inepto y caprichoso que pudrió todo, especialmente esa parte de ganarle casi decentemente a los odiados populistas, y claro, perder éso y que vuelvan.... e'mucho, pobrecitos.
La verdad es que la escena del balcón, en el marco de tanta atrocidad, es casi inofensiva y propia de algún personaje de Capusotto, inventado o por inventar... y muy mal usted, Gustavo, un héroe de verdad, no tiene miedo y hace levantar las vallas y no se puso el chaleco antibalas, de qué nos sirve negarle el coraje de arriesgarse con su público?, piense que para él son paisaje, no ve esas caruchas... ocupado como está en repetir el guión sin furcios ni dislexia.
De todos modos, hablar de gente fea distrae y no nos ocupamos de lo importante, la evaporación de reservas, los aumentos de precios y cómo mañana o pasado los porteños pasarán a ser singapurenses, no es una paquetera?
gracias Gustavo-compartido-abrazos
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