jueves, 22 de agosto de 2019

La boca que mata al pez


Uno sabe que recomponer todo lo que han roto estos tipos es un desafío para el futuro. Hay otros, quizá menos prioritarios pero sí imprescindibles, como contar qué nos pasó y sobre todo, cómo pasó todo esto. Durante la campaña 2015 hubo millones de advertencias, no sólo desde los que eran candidatos oficialistas antes de ese fatídico balotaje, sino también desde los propios candidatos de los que entonces eran oposición: decían estupideces antes y las siguen diciendo ahora. El maquillaje intenso, el denuncismo arbitrario y la vocinglería criticona de los medios convirtieron la incoherencia verbal de los amarillos en genialidades óptimas para conquistar el Sillón de Rivadavia.
Algún laborioso compilador podría elaborar una antología de las frases más memorables de los integrantes del Mejor Equipo de los Últimos 50 Años, no sólo para leer como chistes en una fiesta aburrida, sino para mostrar a nuestros descendientes cómo ocultan sus peores intenciones los exponentes del Poder Real. Porque ante eso estamos: el establishment hecho gobierno; los más ricos empresarios, lo peor del poder judicial, los más cínicos gerentes, acólitos, meritócratas y obsecuentes acovachados en La Rosada para succionarnos todo; y un coro de fabuladores con la potestad de construir un público prejuicioso y odiador gracias a un monopolio mediático inadmisible en cualquier país del mundo.
Desde aquel aciago 10 de diciembre de 2015 nuestros oídos han sido saturados con las locuciones incongruentes de estos farsantes -el Buen Mauricio y todos los que lo secundan- para disfrazar de Revolución de la Alegría este pillaje inconmensurable. Con cada uno de ellos, llenaríamos un tomo. Los balbuceos de la vice Michetti, las bravuconadas etílicas de la ministra Bullrich o las atrocidades legales de Laura Alonso convertirían la colección en la más destacada pieza de la Galería del Ridículo. La metáfora del túnel de la rodante Gaby sería una muestra de los estragos mentales que puede provocar el pensar anti político y la célebre sentencia de Bullrich –“el que quiera andar armado que ande armado”- sería el resultado de sostener un funcionario elegido por mero capricho.  
El Jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun, con su verborragia contundente y a la vez, vacua ha logrado presentarse ante la sociedad como un político ideal, aunque es el más chanta de todos. Al defender la decisión de transportar a Luis Caputo del Ministerio de Finanzas al Banco Central, apeló a una demagógica metáfora futbolera al comparar su avidez especuladora con la magia de Messi. Y en uno de sus informes en el Congreso, exclamó, con cinismo: “la corrupción son los bolsos de López, no las offshore”. Habría que ver qué dice ahora, que se ha demostrado en el juicio al ex funcionario K que gran parte de esos nueve millones de dólares provenían de la empresa IECSA, cuyo dueño era entonces el testaferro presidencial Ángelo Calcaterra. “No somos lo mismo”, rugió el funcionario, y los hechos demuestran que son peores que cualquier cosa que hayamos experimentado como gobierno.
Desinflando globolandia
A poco de comenzar esta pesadilla, el economista Javier González Fraga expresó en una oración el pensar de una clase: “les hicieron creer que con sus sueldos medios podían comprar plasmas, celulares, viajar…”. Aunque parezca mentira, muchos de los aludidos adoptaron la idea como una justificación del sacrificio por venir. Además de confesar lo que piensan de nosotros, también nos provocan, como cuando el ex ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne se sorprendió porque el bestial ajuste no hizo caer al gobierno.
Algunos habrán aplaudido al escuchar a Prat Gay hablar de la “grasa militante” o habrán aceptado los primeros tarifazos porque representaban apenas dos pizzas. O se habrán emocionado cuando el apologista arrepentido y fosforescente Luis Majul explicó en su programa que Macri “tiene algo de Nelson Mandela”. Gracias a estas estupideces verbales convencieron a muchos distraídos y sostuvieron un consenso inusitado. Ahora que el Cambio está desnudo, la adhesión está menguando lo que anticipa un feliz desalojo.
En este apresurado recorrido falta el personaje principal de esta tragicomedia: el empresidente Macri. Desde la promesa de construir “puertos en Santiago del Estero” hasta la que usó para alardear su soberbia: “la inflación es una muestra de la incapacidad de gobernar”. Su locuacidad robótica ocuparía la mitad de los tomos de esta enciclopedia. Como una selección de sus frases de autoayuda, torpezas discursivas y mentiras flagrantes ocuparía muchos apuntes, con algunas de esta semana quedaremos satisfechos en la deconstrucción discursiva del impresentable mandatario.
O mejor con una, que sintetiza a todas. No la de “gracias por venir tan temprano un lunes” pronunciada por el Ingeniero el martes a las 830, sino la otra, la que le dijo al nuevo fracaso ministerial Hernán Lacunza: “te pido que cuides a los argentinos. No te lo pido como candidato, sino como presidente”. Con este simulacro de preocupación, confesó de todo. Primero, que él –por impericia o maldad- no es capaz de cuidarnos, a pesar de que lo prometió en campaña. Segundo, que el anterior ministro no nos cuidaba. Tercero, que al candidato no le interesa si nos cuidan o no. Y cuarto, ¿de qué nos tiene que cuidar el ministro? Con dejar de hacer lo que han hecho hasta ahora ya estaríamos a salvo, si lo único que nos ha puesto en peligro es el gobierno de Macri.
“La mona aunque se vista de seda, mona queda”, ilustra un viejo refrán. La boñiga con moño, sigue siendo boñiga. Por más que intente mostrarse ingenioso y simpático, siempre se escapa lo que abunda en su interior: cinismo, angurria y  malicia. Que todavía conserve un tercio del electorado hace necesaria la recopilación de las frases con que los miembros del Círculo Rojo disfrazan su despreciable y riesgoso pensar.

2 comentarios:

  1. y si estimado escritor emprendes la tarea de recopilar las frases en un grueso volumen? seria un best-seller! gracias siempre y comparto

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  2. Bueno, no sé tanto de otros pero a mí, lo que me parecía en el 2015 es que el voto al amarillismo era, primero, un ejercicio de masoquismo perverso y esencialmente estúpido, si sólo había que sumar 1 + 1, la situación, sin ser una maravilla el gobierno anterior implicaba cosas tan concretas como la comida diaria y el poder darse algunos gustos, que tampoco eran cosa del otro mundo, formateados como estamos al american way of life hollywoodense y un auto, un plasma o un unas zapatillas de marca son lo mínimo para ser "gente como uno".... y no, la taba de lo aspiracional DEBÍA caer de culo y así cayó con toda impiedad.
    Se sabía o, por lo menos, correspondía sospechar quye el fracaso era muy, pero muy posible... el tema es que tal vez no se dimensionó del todo el poder de los medios y su martilleo constante, incansable, yo confiaba en la aritmética que me enseñaron en primaria, me equivoqué, pagar menos de luz o gas estaba mal, las "pobres" empresas sufrían discriminación y no les alcanzaban los pocos millones que se llevaron, el virreinato hizo "justicia" y se dió la lógica, pornográfica, de las actuales tarifas y la inversión 0 para la peor "excelencia" del servicio , todo ganancias... un 33 por ciento en estas PASO votó pagar aún más y despedirse del "derroche", prender una estufa en invierno, el aire en verano, lujos irresponsables. En fin, no deja de conmover que las mayoría de ésos disfrutan la malaria porque satisfacen el odio antiperonista, perdón, aspiracional se le dice, blanco...
    Si no fuera la posibilidad muy concreta de que termine en tragedia, sería divertido el final próximo del virreinato de la porquería, mata gente y se nota que les gusta, así los desvaríos de doña colesterol y su denuncia del complor de Putin y CFK, sus arengas "motivacionales", al mejor estilo bulldog, quedan chiquitas y nada graciosas si pensás que pueden liquidarte a patradas, seas joven o viejo...

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