Primero gritó y después se disculpó. Macri pidió
perdón -o sorry- por el 'carajo',
nada más. Por todo lo otro, no: sólo por
decir 'carajo'. Después, aplausos del público por no se sabe qué y el coro
autómata del "sí, se puede". Los
que antes acusaban a CFK de autoritaria por el tono de voz enérgico y el dedito levantado hoy babean por los gritos desaforados y vacuos del Buen Mauricio. Un nuevo acto para la vergüenza del presidente
que nunca debió haber sido. Y que nunca
deberá volver a ser. No sólo él sino todos los que en el futuro pretendan
hacer lo que él hizo: gobernar para el
exclusivo beneficio de una minoría privilegiada a costa de precarizar al resto.
Encima es tan hipócrita: "a mí me duele cada uno de
los que la está pasando mal, cada uno de los que tiene dificultades porque
vine acá para ayudar a cada uno de esos
argentinos a que encuentre su lugar", recitó el farsante. Que
vino para ayudar no se nota demasiado y si le duele que muchos la pasen mal
o tengan dificultades, con sólo hacer lo
contrario de lo que está haciendo basta para calmar su dolor. De lo que sí
no quedan dudas es que quiere que cada uno encuentre su lugar y eso lo logra con los bastonazos de la
policía de Bullrich. Por esto tendría que pedir disculpas, pero no lo ha
hecho.
Ni lo hará, porque promete hacer lo mismo pero más rápido. Eso mismo que los amarillos
consideran maravilloso pero el resto
concluimos que es espantoso. Calamitoso. Tan calamitoso, que en casi cuatro
años el Cambio provocó la destrucción de
más de 19 mil empresas, una caída del 3,4 por ciento respecto a 2015. Tan
espantoso que el artista plástico Julio César Báez sigue preso desde el 20 de julio por hacer una escultura de Santiago
Maldonado. Tan calamitoso que el Gerente de La Rosada SA sólo pide aguantar
que “con
viento a favor” y con la iluminación “de
Dios” vamos a salir adelante,
aunque todos sabemos que vamos para atrás.
Y por esto no pide disculpas.
Tampoco se disculpa por su cinismo, que lo lleva
a afirmar que “el Estado debe estar al
servicio de todos y no de la política”, aunque sus políticas sólo han beneficiado a un puñado y perjudicado al
resto. Un cinismo que desborda a todos los integrantes de los conquistadores
amarillos. Como María Eugenia Vidal quien, después de decir muchas veces que no hay que hacer campaña con los muertos,
en la amable y oficialista mesa de Mirtha, evocó
con mentiras –“un tren sin freno
automático”- la Tragedia de Once. Ellos que coparon la CABA gracias al
incendio en Cromañón y que conquistaron
la presidencia con las víctimas de ese accidente ferroviario, el falso
asesinato de Nisman y la acusación contra Aníbal Fernández, pregonan que no
hay que usar a los muertos. Ellos que en tres años y medio baten el récord de muertes violentas y portan el hundimiento del ARA
San Juan sobre sus espaldas. Por todo esto, jamás pedirán disculpas.
Una
salida de emergencia
Ojalá fuese un ‘carajo’ su único error. Eso es lo
de menos. Lo peor es todo lo que ha
hecho desde el Bailecito en el Balcón. Como poner Comodoro Py al servicio
de la persecución política, malgastando
fortunas del Estado en causas judiciales sin fundamento. El juicio por la
obra pública en Santa Cruz está por convertirse en un escándalo porque sigue adelante a pesar de que las pericias
probatorias aún no están listas y ya se ha demostrado en un juicio
provincial que no había ilícitos.
Una pantomima para involucrar a CFK y nadie pide disculpas por ello. Como la
causa de los Cuadernos Quemados, una
ficción insostenible en el mundo real. O el juicio contra el Grupo Indalo,
cuyos titulares Cristóbal López y Fabián de Souza están presos por negarse a que sus medios de
comunicación se sumen a la causa anti K. Aunque las pericias de la Corte
Suprema de Justicia indican que, si hay
una deuda es porque la AFIP de Macri se negó a seguir cobrando, el juicio
continúa para alimentar los prejuicios con titulares estigmatizadores.
La Argentina de Macri no pasa por una palabrota
más o menos ni por la sobre actuación ensayada en un espejo. El Ingeniero recita tonterías convincentes
ante un público controlado y poco numeroso. El país que diseña es para
pocos, para los que ganan fortunas con
la especulación sin producir más que deuda, para los que exportan alimentos
sin pensar en los que hambrean, para
los que consideran que los derechos de
todos obstaculizan el enriquecimiento de algunos, para individuos absolutos
que creen que los demás no merecen nada.
Hay otro camino, por supuesto y las elecciones primarias serán el primer
paso para transitarlo. Una Argentina que no excluya ni sea indiferente ante
el padecimiento de sus habitantes, donde los
jubilados sean más importantes que los bancos y que tenga la ciencia como
brújula del desarrollo; donde las escuelas sean
un lugar para aprender y no para llenar la panza; un país en el que todos
coman en su mesa y no en comedores comunitarios; donde todos puedan gozar de
los servicios sin que eso signifique una
estafa. El camino hacia una Argentina donde la felicidad colme a todos no es el que propone Macri: la derecha
desdeña toda forma de equidad. Aunque proponga un centro amigable, el Frente de
Todos es lo más parecido a una salida
que tenemos a mano. Una vez que salgamos de este terreno pantanoso, podremos
transitar un camino que nos lleve cada
vez más cerca del país que todos soñamos, lo más lejos posible de las pesadillas que pergeñan los que se
acurrucan del lado más oscuro de la grieta.
“Carajo“, es una palabra que usamos mucho, tanto que a nadie se le ocurriría pedir disculpas por usarla, no es estrictamente una “mala palabra“ y sirve para muchas situaciones, incluso elogiosas, ahora que el excelentísimo impostor que hace de presidente pida disculpas es, además del asco que genera, una ridiculez y un símbolo de cuánto desconoce del habla real de este pueblo, que no es el suyo aunque haya nacido acá.
ResponderBorrarDigo asco y es exactamente lo que siento al pispear ese show de ayer - no lo ví, apenas oí algo y ya fue demasiado - una actuación mal actuada de un “estadista“ de la pavada y, vamos, en el fondo es para celebrar, nadie como él para mostrar la “evolución“ del coso, del bailecito y las morisquetas de la alegría impostada a esta patética “energía“, “actitud“ y gritoneo - sí, hay que celebrar, la porquería se termina al fin. No fue ni será gratis pero se termina.
Mirando para atrás, es mucho lo perdido, más incluso que lo que pensaba que se perdería pero menos de lo que querrían que perdamos, porque poco a poco se fue resistiendo el “cambio“ envenenado.
Ya hace rato que creo que no hay que detenerse en enumerar las formas de la porquería para ser la porquería infame que es, porque es una lista interminable y desalentadora - y probablemente no nos merezcamos tal cosa - NO votamos la porquería y jamás lo haríamos. Que enumeren y hagan cuentas los incautos - los menos - y los reaccionarios recalcitrantes, felices de ir al siglo 19, si así joden a la negrada
que les molesta, aunque coman gracias a ella.
Supongo que la ansiedad es mucha, los riesgos que se pudra mal todo están a la vista y hasta diciembre falta una eternidad, pero hoy, permítame ser optimista, la verdadera “fiesta“ empieza con la herencia que dejarán - Y ni pensemos en lo que puede pasar si ganaran los herederos del desastre que armaron y arman todos los días...
muchas gracias Gustavo comparto-abrazos y en la cuenta regresiva al domingo estamos!
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