jueves, 8 de agosto de 2019

Insultos sin palabrotas


Primero gritó y después se disculpó. Macri pidió perdón -o sorry- por el 'carajo', nada más. Por todo lo otro, no: sólo por decir 'carajo'. Después, aplausos del público por no se sabe qué y el coro autómata del "sí, se puede". Los que antes acusaban a CFK de autoritaria por el tono de voz enérgico y el dedito levantado hoy babean por los gritos desaforados y vacuos del Buen Mauricio. Un nuevo acto para la vergüenza del presidente que nunca debió haber sido. Y que nunca deberá volver a ser. No sólo él sino todos los que en el futuro pretendan hacer lo que él hizo: gobernar para el exclusivo beneficio de una minoría privilegiada a costa de precarizar al resto.
Encima es tan hipócrita: "a mí me duele cada uno de los que la está pasando mal, cada uno de los que tiene dificultades porque vine acá para ayudar a cada uno de esos argentinos a que encuentre su lugar", recitó el farsante. Que vino para ayudar no se nota demasiado y si le duele que muchos la pasen mal o tengan dificultades, con sólo hacer lo contrario de lo que está haciendo basta para calmar su dolor. De lo que sí no quedan dudas es que quiere que cada uno encuentre su lugar y eso lo logra con los bastonazos de la policía de Bullrich. Por esto tendría que pedir disculpas, pero no lo ha hecho.
Ni lo hará, porque promete hacer lo mismo pero más rápido. Eso mismo que los amarillos consideran maravilloso pero el resto concluimos que es espantoso. Calamitoso. Tan calamitoso, que en casi cuatro años el Cambio provocó la destrucción de más de 19 mil empresas, una caída del 3,4 por ciento respecto a 2015. Tan espantoso que el artista plástico Julio César Báez sigue preso desde el 20 de julio por hacer una escultura de Santiago Maldonado. Tan calamitoso que el Gerente de La Rosada SA sólo pide aguantar que “con viento a favor” y con la iluminación “de Dios” vamos a salir adelante, aunque todos sabemos que vamos para atrás. Y por esto no pide disculpas.
Tampoco se disculpa por su cinismo, que lo lleva a afirmar que “el Estado debe estar al servicio de todos y no de la política”, aunque sus políticas sólo han beneficiado a un puñado y perjudicado al resto. Un cinismo que desborda a todos los integrantes de los conquistadores amarillos. Como María Eugenia Vidal quien, después de decir muchas veces que no hay que hacer campaña con los muertos, en la amable y oficialista mesa de Mirtha, evocó con mentiras –“un tren sin freno automático”- la Tragedia de Once. Ellos que coparon la CABA gracias al incendio en Cromañón y que conquistaron la presidencia con las víctimas de ese accidente ferroviario, el falso asesinato de Nisman y la acusación contra Aníbal Fernández, pregonan que no hay que usar a los muertos. Ellos que en tres años y medio baten el récord de muertes violentas y portan el hundimiento del ARA San Juan sobre sus espaldas. Por todo esto, jamás pedirán disculpas.
Una salida de emergencia
Ojalá fuese un ‘carajo’ su único error. Eso es lo de menos. Lo peor es todo lo que ha hecho desde el Bailecito en el Balcón. Como poner Comodoro Py al servicio de la persecución política, malgastando fortunas del Estado en causas judiciales sin fundamento. El juicio por la obra pública en Santa Cruz está por convertirse en un escándalo porque sigue adelante a pesar de que las pericias probatorias aún no están listas y ya se ha demostrado en un juicio provincial que no había ilícitos. Una pantomima para involucrar a CFK y nadie pide disculpas por ello. Como la causa de los Cuadernos Quemados, una ficción insostenible en el mundo real. O el juicio contra el Grupo Indalo, cuyos titulares Cristóbal López y Fabián de Souza están presos por negarse a que sus medios de comunicación se sumen a la causa anti K. Aunque las pericias de la Corte Suprema de Justicia indican que, si hay una deuda es porque la AFIP de Macri se negó a seguir cobrando, el juicio continúa para alimentar los prejuicios con titulares estigmatizadores.
La Argentina de Macri no pasa por una palabrota más o menos ni por la sobre actuación ensayada en un espejo. El Ingeniero recita tonterías convincentes ante un público controlado y poco numeroso. El país que diseña es para pocos, para los que ganan fortunas con la especulación sin producir más que deuda, para los que exportan alimentos sin pensar en los que hambrean, para los que consideran que los derechos de todos obstaculizan el enriquecimiento de algunos, para individuos absolutos que creen que los demás no merecen nada.
Hay otro camino, por supuesto y las elecciones primarias serán el primer paso para transitarlo. Una Argentina que no excluya ni sea indiferente ante el padecimiento de sus habitantes, donde los jubilados sean más importantes que los bancos y que tenga la ciencia como brújula del desarrollo; donde las escuelas sean un lugar para aprender y no para llenar la panza; un país en el que todos coman en su mesa y no en comedores comunitarios; donde todos puedan gozar de los servicios sin que eso signifique una estafa. El camino hacia una Argentina donde la felicidad colme a todos no es el que propone Macri: la derecha desdeña toda forma de equidad. Aunque proponga un centro amigable, el Frente de Todos es lo más parecido a una salida que tenemos a mano. Una vez que salgamos de este terreno pantanoso, podremos transitar un camino que nos lleve cada vez más cerca del país que todos soñamos, lo más lejos posible de las pesadillas que pergeñan los que se acurrucan del lado más oscuro de la grieta.

2 comentarios:

  1. “Carajo“, es una palabra que usamos mucho, tanto que a nadie se le ocurriría pedir disculpas por usarla, no es estrictamente una “mala palabra“ y sirve para muchas situaciones, incluso elogiosas, ahora que el excelentísimo impostor que hace de presidente pida disculpas es, además del asco que genera, una ridiculez y un símbolo de cuánto desconoce del habla real de este pueblo, que no es el suyo aunque haya nacido acá.
    Digo asco y es exactamente lo que siento al pispear ese show de ayer - no lo ví, apenas oí algo y ya fue demasiado - una actuación mal actuada de un “estadista“ de la pavada y, vamos, en el fondo es para celebrar, nadie como él para mostrar la “evolución“ del coso, del bailecito y las morisquetas de la alegría impostada a esta patética “energía“, “actitud“ y gritoneo - sí, hay que celebrar, la porquería se termina al fin. No fue ni será gratis pero se termina.
    Mirando para atrás, es mucho lo perdido, más incluso que lo que pensaba que se perdería pero menos de lo que querrían que perdamos, porque poco a poco se fue resistiendo el “cambio“ envenenado.
    Ya hace rato que creo que no hay que detenerse en enumerar las formas de la porquería para ser la porquería infame que es, porque es una lista interminable y desalentadora - y probablemente no nos merezcamos tal cosa - NO votamos la porquería y jamás lo haríamos. Que enumeren y hagan cuentas los incautos - los menos - y los reaccionarios recalcitrantes, felices de ir al siglo 19, si así joden a la negrada
    que les molesta, aunque coman gracias a ella.
    Supongo que la ansiedad es mucha, los riesgos que se pudra mal todo están a la vista y hasta diciembre falta una eternidad, pero hoy, permítame ser optimista, la verdadera “fiesta“ empieza con la herencia que dejarán - Y ni pensemos en lo que puede pasar si ganaran los herederos del desastre que armaron y arman todos los días...

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  2. muchas gracias Gustavo comparto-abrazos y en la cuenta regresiva al domingo estamos!

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