Los votantes no hicieron caricias a Mauricio y menos aún lograron satisfacerlo. Aunque
los candidatos suplicaron por votos hasta
el último minuto de campaña y hasta durante la veda, los argentinos estamos
soltando la mano de los embusteros
del Cambio. A pesar de que gastaron
fortunas para poblar de blindaje, amabilidad y apología los medios
tradicionales y saturar las redes con el accionar de trolls y bots, el fin de la ceocracia amarilla está cerca.
Los gestos ensayados, los discursos coucheados y los llantos oportunos no lograron colorear la gris realidad que
viven muchos compatriotas. Las acusaciones falaces sobre el gobierno
anterior y los inexistentes logros del actual no alcanzaron para convencer sobre la necesidad de seguir transitando
este tortuoso camino.
La potencia plebeya de los candidatos del Frente de Todos pudo más que las poses angelicales, los exabruptos
controlados y las huecas frases de posters de los postulantes del
oficialismo. El público comienza a convertirse
en Pueblo. La conciencia empieza a despertar
colonizados. La verdad está opacando a la ficción. El verso del sacrificio, castigo, tormenta o cruce del río no
fueron metáforas tan eficaces para renovar el mandato del Ingeniero. A pesar de
la obscena manipulación de la opinión
pública, las operaciones de prensa y el viejo
truco de mostrar como ciudadanos a
los Mercados, las urnas empiezan a señalar la salida de este túnel y, por
tanto, el fin de la pesadilla del Cambio.
Con la soberbia de clase que
siempre exuda, el Buen Mauricio salió a dar la cara después de las diez de la
noche, sin lluvia de globos ni bailes
robóticos. Una mala cara, sin dudas. "Me
duele en el alma que tantos argentinos hayan creído que hay que volver al
pasado", expresó sin autocrítica.
Al contrario, le exigió a la oposición que “se
haga cargo de las consecuencias económicas” y le reclamó que “explique” su
proyecto a los mercados. El balde de
agua fría de los resultados no fue suficiente para inspirar algo de empatía con los votantes que están padeciendo en serio
las consecuencias de tanto entreguismo. Gobernar para especuladores tendrá
sus privilegios, pero no seduce al
votante. Ya no, porque, como nunca en nuestra historia, estos tres años y
medio de inserción al peor mundo no han generado el bienestar tan prometido.
Un
domingo inesperado
Las encuestas venían anticipando
el triunfo de les Fernández, pero no por tanta diferencia. Tanta que el horizonte pinta un nuevo rumbo. Si las cosas siguen
así, la victoria en las elecciones generales está a la vuelta de la esquina. Y más aún si Macri promete más de lo mismo
pero peor: después de reconocer la mala
elección y mandarnos a dormir sin
resultados, el empresidente a un paso
de dejar de serlo amenazó con “redoblar los esfuerzos para que en
octubre continuemos con el cambio”. ¿Qué piensa redoblar? ¿La fuga de capitales y el consecuente
endeudamiento? ¿El incremento bestial de las tarifas de los servicios públicos?
¿Los intereses de las Leliq? ¿El
deterioro de las condiciones de vida de millones de argentinos? ¿Creerá que una reforma laboral va a
seducir a los votantes que serán víctimas de ella? ¿Pensará que el triunfo
depende de seguir culpando a los jubilados, pensionados y beneficiarios de la
AUH o que la Pesada Herencia es causa de
tanta decadencia?
Por suerte, no está entendiendo
nada, sino volvería a engatusar a la
población con promesas que, con este plan para una minoría especuladora,
son incumplibles. Tocar el pavimento de una de las pocas obras inauguradas no sirvió para embaucar a los que no pueden
comer todos los días. Prometer menos retenciones a los agrogarcas en la
amarilla Rural no convenció a los que
van entendiendo. La solidaridad le ganó a la demonización del otro. El egoísmo del medio pelo perdió por
goleada. La unidad venció al pegote.
Los analistas cómplices tratarán
de instalar la falacia del voto con el bolsillo para avergonzar a los que dieron la espalda a
la Revolución de la Alegría. Como si la
economía familiar fuera menos importante que la angurria de los que tienen de
sobra. Si el ciudadano de a pie votó con el bolsillo es porque se cansó de ver como unos pocos colman sus
arcas a paladas con dinero ilícito. Esta semana comenzó con el aire fresco
de un mensaje esperanzador, pero quedan más de dos meses para las elecciones
generales. Los amarillos pueden encarar esta nueva etapa montando una bonanza efímera o
desatando una venganza insólita. Ninguna de las dos tretas servirá para
revertir la decisión soberana de construir un
país que esté al servicio de todos los que vivimos en él.
felicitaciones estimado Gustavo y comparto-abrazos
ResponderBorrarBueno, quizás una sensación básica ayer fue el alivio, buen compinche de la alegría, agotaba un poco esa increíble tendencia argentina a aceptar pasivamente el experimento sadomasoquista amarillo.... la verdad, reaccionaron bien aunque demoraron un poquito, ahora parece que hablan los mercados, el dólar a más de 60 y los funcionarios masters en fugas y chanchullos son más ricos que el viernes.... una maravilla, claro.
ResponderBorrarEn el mientras tanto, aumentarán los precios y, por supuesto, irán apareciendo los comedidos que le dirán al virrey delegado que es un estorbo y que ya tiene un ranchito en Europa que lo espera y que es mejor que la celda que largamente se merece por acá, él y su mejor equipo de malandras... hablando de malandras, el sherif de Jujuy, se dignará a liberar a la Milagro?, la Robin Hood coya y sus socios en el crimen de hacer casas y esas cosas horribles que sabemos del populismo, el paisaje cambió y al sátrapa amarillo le va a faltar el apoyo de la rosada s.a., la guita y esas menudencias de llevarse todo por delante... día conmovedor y muy triste para gente visionaria como el genial director campanella, campanita, campari, no estoy seguro pero ganaron los insanos K, horror de horrores...
La verdad, hoy me siento tranquilo, ya estaba me creyendo éso de que no merecía tener auto o tele color o un celular para escuchar la radio o un módico asadito con carne de novillo y no del pichicho molesto del vecino o de zapallitos... hoy somos muchos los que, como McArthur, ya podemos decir que ”Volveremos”.... la joda es la tierra arrasada, no?.
Quedan meses con la porquería, pero comparado con los que ya pasamos, parece poco, saber que despertó la mayoría es alentador...
Grande Gustavo.
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