La
campaña está en marcha y la recta final durará unos cincuenta días. Si es mucho
o poco depende de la ansiedad porque el desenlace es previsible. Mientras
unos tratan de conservar el núcleo duro, otros festejan porque ya lograron
superar el suyo. Unos convocan desinformados, odiadores y empecinados
y otros pueblan las calles de bailarines convencidos de que el camino no es
por acá. Marketing, frases de poster y credulidad contra una cumbia que
contagia entusiasmo y un libro que traspasa fronteras y se convierte en
fenómeno editorial. El contraste es notorio y ni la magia más siniestra y
efectiva podrá revertir el final de la pesadilla amarilla.
Como si
fuera un conjuro, el empresidente Macri
trata de convencerse y convencer de que las elecciones no sucedieron.
Una forma pueril de ignorar la derrota que debería llamar la atención de los
que lo vivaron en defensa de la democracia y la república. Nadie puede exigir
sutilezas a quien culpa a la voz de las urnas del desastre económico en marcha.
Nadie debería creer que la crisis comenzó el 11 de agosto, pero algunos se
obligan a hacerlo para no reconocer cuánto han sido engañados en su buena
voluntad democrática. Mientras tanto, voceros, apologistas y cómplices tratan
de instalar la idea de incertidumbre política como si eso explicara todo,
cuando en realidad lo único que está ocurriendo es un proceso electoral con
final certero en medio de una crisis financiera con muy pocos beneficiados y
millones de víctimas.
No es
para menos, si uno de los candidatos viaja a Europa para participar en
actividades académicas y se codea con los mandatarios más afines mientras el
otro recibe a cantantes y deportistas. Fernández es ovacionado en el
parlamento español y su visita provoca entusiasmo en el progresismo mientras Macri
es empequeñecido con los análisis demoledores de la prensa internacional.
Mientras Alberto protagoniza selfies, entrevistas profundas y encuentros multitudinarios,
Macri se atrinchera en Olivos y ni sus pares quieren aparecer junto a él.
Y no sólo es el Buen Mauricio el que
empieza a padecer la soledad: la gobernadora Vidal quiso lanzar su campaña con
la plaza de Morón llena y apenas la mitad la saludó en su cumpleaños y
el Jefe de Gobierno Rodríguez Larreta no sólo ve amenazada su reelección sino
que pierde la compostura porque los vecinos de la Villa 31 no votaron por él
a pesar de las transformaciones que hizo en el lugar. Después critican el
populismo y el clientelismo pero parecen exigir pleitesía porque “hacen lo que hay que hacer” y tantas
veces prometieron.
Esta
vez no prometen nada porque ya está a la vista que lo que menos saben es
cumplir. Sólo tratan de vanagloriarse por logros inexistentes y de iluminar
el futuro con la exigua llama de metáforas cada vez menos efectivas. Y
como ya están resignados a una humillante retirada, recrudecen su desprecio
de clase y fabulan conspiraciones que están muy lejos de ser realidad.
Los que se irán
Como si
el vaciamiento de las reservas para alimentar la bicicleta financiera y la
negativa a declarar la Emergencia Alimentaria no bastaran, la ministra
Bullrich sigue demostrando ignorancia y odio. Amenazada por la decisión de
la Cámara de Comodoro Rivadavia de reabrir la causa de Santiago Maldonado, apela
una vez más a sus gruñidos etílicos para defender a los efectivos
involucrados en su desaparición seguida de muerte. Además de vomitar bilis y
mentiras, esputó una frase absurda para incrementar la incomprensión de
sus manipulados seguidores: "los
miembros de las fuerzas de seguridad también tienen derechos humanos”, cuando
en realidad son los que los vulneran. Y
por supuesto, denostó a los familiares del joven artesano, a los jueces y a los
organismos de derechos humanos con la aversión propia de los que se acurrucan
en el peor lado de La Grieta.
Así son
los amarillos: exponentes de una clase angurrienta que ve la vida color
verde, pero no porque sean defensores del medio ambiente ni estén a favor de la
IVE, sino porque sólo piensan en los dólares que sacan de las
entrañas de la población sufriente; hediondos xenófobos perfumados con unas
gotas de tolerancia fingida; ignorantes que tratan de amoldar la realidad a
su caprichosa y excluyente versión de la vida. Así son los cambiemitas: colonizadores
que tratan de imponer a martillazos el ideario apolillado del Granero del
Mundo.
Algunos
dicen que ésta es la consecuencia de un gobierno copado por empresarios. Si lo
fueran ya estarían fundidos y no con fortunas incontables en paraísos
fiscales. Como empresarios son pésimos porque están arruinando el país,
la “empresa” que debían administrar. Si
fueran empresarios o Ceos, los números en rojo los desterrarían del mundo
empresarial. No son empresarios ni gerentes fracasados, sino saqueadores
exitosos que desde mucho tiempo atrás deberían estar entre rejas. Lo que
pase con Ellos después de las elecciones es lo que garantizará un futuro más
amigable. Esta debería ser la principal exigencia para los próximos años:
no sólo sanear las heridas que dejó el Cambio sino también recordar para
siempre quiénes fueron los que las provocaron.
Ya empezó la campaña y, para uno el tiempo que falta no es poco, más de un mes y medio es MUCHISIMO, sin contar con el otro tiempo desde octubre a diciembre, una eternidad para un desenlace, tan cierto como angustiosamente esperado, no se nota que haya "incertidumbre", sí que hay impaciencia porque se termine de una vez la porquería, no sólo por la necesidad del final, sino por el riesgo del empeoramiento catastrófico en ciernes...
ResponderBorrarNo es casual que doña malbec esté gruñendo nerviosa, a su típica fealdad irreparable, podemos unir su apelación a LO PEOR de las fuerzas de seguridad, no se olvide que sus rambos se reclutan en esos mismos grupos sociales a los que hay que reprimir, digo, "convencer" de las maravillas de su paraíso etílico y mentiroso.... pobrecita, mire si se le dan vuelta, si la gilada carne de cañón y descartable se aviva....¿se acuerda de esos 43 gendarmes muertos por viajar en un omnibus trucho para una emergencia imaginaria del sultán de Jujuy?, son unos cuantos, para sacar conclusiones sobre el trabajo sucio, no? y ése, UN episodio de una larga lista...
Creo que sigue apareciendo por tele el prócer que definía a la porquería como "derecha moderna, democrática y eficiente", no se pone colorado ni, menos, se hace cargo del disparate, no, con la coartada de un progresismo que no tiene el gusto de conocer, compite con el tarifado club de los que, ay, pobrecitos, "no se dieron cuenta" del desastre ni de sus víctimas, en fin, suerte que quedan los leuco, mártires full time de la porquería, panqueques de otra época, claro...
Es tentador pensar a estas bellas gentes como "angurrientos" y tal vez seamos injustos, son fieles a su naturaleza, en tanto parásitos y depredadores, hacen lo justo y necesario (es más, si se fija bien, son más o menos flaquitos, nada que ver con esos panzones manifestando por guiso al mediodía.... o a alguna hora del día) para su espíritu panameño. No los entendemos bien, éso es....
Empezó la campaña y mientras al tiempo lo vemos eterno, es evidente que "lo oficial" es estirarlo lo más posible, ganarlo para los "negocios" del postre y la siembra de minas con visión de futuro, sí, son de escasas luces pero de indiscutible capacidad y voluntad de daño. Estamos jodidos, estamos.... pero igual, salir se sale.