Después
del primer debate presidencial, la caída
cambiemita es estrepitosa. Entre la desmentida
de los datos recitados por el empresidente,
el cráter catastrófico en la ruta 7, el
“no se inunda más” como orden fallida,
los nombramientos precipitados antes de
la retirada definitiva, los 650 millones para comprar a los desempleados y el soborno a los fiscales para
garantizar la victoria, el oficialismo
debería recibir menos votos que en las elecciones primarias. O casi
ninguno, porque todos son in-votables.
Encima la inflación, que Macri prometió
bajar en dos minutos porque "es
una muestra de tu incapacidad para
gobernar", no para de subir. Pero siempre hay más con un gobierno nacido para estafar. Ajenos a todo
esto, los apologistas desvergonzados, casi
faltos de argumentos y como buenos necios que son, sólo pueden mirar el
dedo que agitó el candidato Alberto Fernández.
Eso
no es nada: el Necio Mayor utiliza el
índice de Alberto en su campaña para
seguir embaucando a los necios que lo aclaman. Así, Macri calificó el gesto
del opositor como autoritario porque
“nos quiere decir cómo tenemos que vivir”.
Con desfachatez, el Buen Mauricio
posa ante sus fans como si fuera un
héroe contra fáctico, un combatiente contra el Poder Real, como si, con sus
desigualadoras medidas, no estuviese condenando
a gran parte de los argentinos a vivir como la oligarquía desea: pobres,
hambrientos y suplicantes. Y en un insostenible giro discursivo, alienta a
sus hechizados con un absurdo “no tengamos miedo”. ¿De qué? Si
desde 2015 estamos padeciendo la precarización creciente de nuestra vida, la entrega del patrimonio de todos, el
endeudamiento histórico, la devaluación más brutal, la persecución a los opositores, la censura más atroz, la transferencia
regresiva de recursos más salvaje, la
discriminación constante y las balas represoras y cobardes que alienta la
ministra Bullrich, ¿a qué más podemos
tener miedo? El macrismo nos ha
entrenado para enfrentar miedos peores que el retorno de lo que Ellos
llaman, con desprecio, populismo.
Y
después hablan de diálogo y consenso. Ellos, que sacuden sus puños sobre nuestra dignidad y ubican sus índices en
nuestros lugares más sensibles, ¿se muestran intimidados porque un orador
utiliza su dedo, como lo han hecho
Alfonsín, Kennedy, Nelson Mandela y hasta el propio Macri? ¿Qué se puede
consensuar y qué diálogo mantener con estos farsantes? ¿Cómo no calificar de
necio al que se abraza a esta
insostenible interpretación de las cosas y está dispuesto de volver a votarlos?
Índices para todos los gustos
Para
los que aún no lo han advertido, Macri
es todo lo que dice combatir. Macri es más que un apellido: representa a una clase privilegiada que vive succionando
al resto, en un parasitismo vampírico que casi casi nació con Nuestra Patria. “Macri” es un apellido que incluye muchos apellidos ilustres que hicieron
fortuna estafando al Estado y explotando
trabajadores. Cuando Macri, Vidal o quien sea afirman que combaten las
mafias y la corrupción, en realidad,
están eliminando la competencia. Cuando gastan su saliva para afirmar que
dicen la verdad, es porque están
mintiendo a repetición. Nunca antes habíamos visto tanto cinismo hecho gobierno.
Y
acá están los resultados. No sólo la crisis económica –más un desagüe de sus medidas que un castigo de dioses malignos- sino
también el descalabro institucional, ético y hasta discursivo que tendremos como herencia. La
deconstrucción de la oscuridad
alimentada durante todos estos años con la difusión de falacias,
demonizaciones y acusaciones sin sustento nos
va a llevar mucho tiempo. Convertir el amarillo en un color aceptable o
utilizar el “sí, se puede” sin
vergüenza exigirá un esfuerzo sobre
humano. Despojar la solidaridad de los estigmas demagógicos demandará mucho amor. Ni hablar del
concepto ‘verdad’, tan bastardeado por
los inventores de los “brotes verdes”,
“el segundo semestre”, “la lluvia de inversiones” y “el crecimiento invisible”,
entre muchas otras patrañas de extensa
enumeración.
O
la idea de la transparencia, tan pontificada por estos sátrapas que han hecho del Estado un facilitador de sus
negocios, tal como confesó el Ingeniero con la metáfora del canchero. ¿Cómo
puede pregonar sobre la honestidad un
tipo que esconde parte de su fortuna en paraísos fiscales o toma medidas
para beneficiar a empresas de parientes,
amigos y testaferros?
De la Justicia, ni hablar,
después de haber nombrado a los miembros
de la Corte por decreto, destituido jueces para acomodar cómplices sin puntaje, apretado a Alejandra Gils Carbó por simple venganza, acordar prisiones
preventivas para funcionarios y competidores, espiar magistrados para después extorsionarlos, instruir peritos
para inventar causas judiciales, proteger
a un fiscal en rebeldía, nada pueden decir del tema. Nada pueden decir de
la justicia los que convirtieron un
suicidio en un magnicidio, los que hicieron de un candidato a gobernador un
triple asesino, los que transformaron un
satélite en una caja fuerte.
Nada
pueden decir de nada. Nada más que
protestar por un dedito que los acusa de lo que son. El dedo incomoda a
estos oscuros personajes porque se saben
culpables del daño que nos han hecho. Los demás no miramos el dedo, sino el camino que señala. Por eso estamos
tranquilos.
Mi impresión es que este sainete del dedo, es la enésima maniobra para distraer y embarcar las opiniones en un debate inútil e inconducente y que no se toque ninguno de los temas que deben discutirse... no son necios, son una lacra corrupta muy bien asesorada, que no es lo mismo.
ResponderBorrarY así, si nos enfocamos en esa discusión sobre el dedo, dejamos de mirar la luna y les damos el gusto, concentrándonos en el dedo, negocio para ellos.
A estas alturas, me resulta más chocante la enumeración de porquerías de la porquería, no por insufribles, que lo son, sino porque seguro las conocemos en una ínfima proporción y *lo bueno* nos va a aparecer más adelante y, claro, el aparato mediático vendrá a descubrir que será *culpa del populismo*, del dedo, que es revólver, látigo e impunidad de los dueños de C5N y demases presos, ilegalmente presos hoy.... mañana o pasado será el zurdaje, el libertinaje y desgracias parecidas...
Con lo del dedo y la indignación selectiva por la *persecución* al periodismo serio más esas historias de financistas compungidos y lloriqueando por ña heidi en retirada por fracaso... estamos en un mundo paralelo, y para lelos, en el que invierten muchos recursos, es de esperar que los necios no seamos nosotros y les compremos la bazofia...
gracias estimado Gustavo-comparto-abrazos
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