La
campaña de Macri con visitas a 30 localidades está dando sus frutos, pero no
para captar más votos sino para demostrar que “Sí, se puede” ser más
cínico, superficial y demagogo. Y contradictorio, porque para juntar gente
tienen que apelar a los colectivos tan criticados en los tiempos en que desdeñaban las multitudes. Hasta
dicen que están distribuyendo planes sin contraprestación en algunos municipios
oficialistas, lo que da origen a un
nuevo estigma: los globoplaneros. Nunca un gobierno se atrevió a tanto después de haber provocado semejante daño.
Pero
el empresidente siempre va más allá del ridículo conocido. Si no
se luce enumerando logros inexistentes, compara
su quimera electoral con el cruce de los Andes. Si no vocifera lemas y
mantras para que sean repetidos por la exultante y exigua concurrencia, besa el
pie de una septuagenaria admiradora de
Antonio Bussi que afirma no interesarse por la política. Con cada aparición
avergüenza más a sus menguantes seguidores. Con cada palabra no ensayada
confirma que es más incapaz de lo que
uno suponía. Con cada promesa infundada demuestra que los motivos para continuar en la presidencia son inconfesables.
Las
representaciones del Buen Mauricio
siempre inspiran los más desopilantes memes pero la crítica no debe quedarse sólo en eso. El beso del pie no es más
que el gesto desesperado de alguien que
no entiende -o no quiere entender- por qué la reelección no está al alcance de sus manos. Sus yerros
discursivos y conceptuales demuestran que está
entre los menos preparados para presidir cualquier cosa. Y eso no sólo por
estas muestras de lejanía, sino también por la indiferencia ante los problemas que su gestión ha vomitado sobre
gran parte de la población.
No
es por el beso en el pie que en el último año seis argentinos por minuto han pasado a ser pobres, lo que deja un
tendal de más de tres millones de
excluidos nuevos. No es por la tontería de San Martín que la recuperación de la industria a niveles
de 2011 va a llevar casi veinte años. No es porque llame hechicera universal a Juliana Awada o
Cenicienta a la anciana que perdió un zapato que somos el anti-ejemplo del mundo. Esas son distracciones de
superficie y no problemas de fondo.
Los juegos del hambre
El
problema de fondo es que nos arrastró hasta el Fondo después de fabricar las condiciones para necesitar préstamos destinados
a la fuga. No importa lo que bese sino que ha dolarizado la economía y nos
ha llevado a niveles inflacionarios que
internacionalmente se consideran de híper. Del Hambre Cero declarado en
2012 por Juan Carr, de Red Solidaria, nos
sumergió en la Emergencia Alimentaria. No importa cómo llame a quien quiera
sino que a pesar de los desastres generados a conciencia, el Ingeniero recorre el país en el avión presidencial como si estuviera
de vacaciones. Y no para pedir disculpas por las promesas incumplidas con
énfasis, sino para seguir embaucando a
los insistentes embaucados.
El
problema es que convoca a defender valores
que ni él ni su Gran Equipo tienen. No son democráticos porque gobiernan
por decreto y con resoluciones secretas. Casi todas cuestionadas por inconstitucionales y a espaldas del Congreso, al
que tienen casi paralizado. No importa tanto que Macri grite como un
desaforado, sino que su ministro de Justicia, Germán Garavano diga que “la
Corte es tan independiente que parece opositora”. La independencia de los jueces no depende del lado en donde se
ubiquen, sino de que se ajusten al
Estado de Derecho y desobedezcan la pulsión persecutoria de estos
gobernantes. La independencia de los jueces depende de a quién protegen con sus
dictámenes, si a los miembros del
Círculo Rojo o a los ciudadanos indefensos víctimas de la avaricia de esos
pocos.
El
problema no pasa por burlarse de la incapacidad
obscena de Macri para decir algo que parezca inteligente sino por
beneficiar a sus empresas y las de sus amigotes con cada una de sus decisiones.
El problema es que, haga lo que haga, las
urnas van a bajar el pulgar contra este oscuro personaje que está
acostumbrado a ganar, a pesar de la
inoperancia que irritaba a su padre Franco, de los incontables chanchullos
que encontraron impunidad en tribunales
cómplices y de las reiteradas
estafas al Estado que jamás han sido castigadas. En breve va a perder, quizá por primera vez en su vida. Perdón, por
segunda, porque la primera fue contra Aníbal Ibarra y eso terminó en un incendio.
Un
tiempo atrás, el Buen Mauricio confesó
que “si se ponía loco, podría hacer mucho
daño”, algo que demostró después de
las primarias. En realidad, ha gobernado como un loco desde aquel fatídico
10 de diciembre de 2015, en proporción
al daño que nos ha hecho en estos larguísimos cuatro años. Un loco muy
peligroso que seguirá ocupando su lugar
en La Rosada SA después del rechazo contundente de los votantes por
cincuenta días más. Si ahora que está en
campaña continúa firmando decretos a la carta y cercenando derechos con
proyectos inadmisibles, ¿qué hará a
partir del 28 de octubre, derrotado, loco y enfurecido? Ya deberíamos estar
diseñando un plan para acelerar el
camino hacia un futuro mejor. Si, con interpretaciones amañadas de las
normas, le robaron a CFK 12 horas de mandato, ¿cuánto deberíamos cercenarle a Macri después de la estafa democrática
que ha ejecutado desde que se disfrazó de presidente para sentarse en todos los
lados del mostrador?
A estas alturas, cuando se puede olfatear el final de la pesadilla, si somos consecuentes con lo que sabíamos desde aquel fatídico ballotage, que ese gobierno sería una porquería y, claro, nos sorprendimos un poco porque fue bastante peor que lo peor esperado, ya no te alcanza con ser mal pensado en estas pampas, te supera un vulgar machirulo...
ResponderBorrarHoy, que el coso recurre a ardides desesperados para disfrazarse de populista, besarle las patas a una señora bussista es casi como un colmo, uno no le anda pidiendo que nos dé tanto símbolo de su porquería, es mucho el patetismo ridículo del acto y si sumamos el griterío, el arreo de *militantes* en colectivo y *subsidio por única vez* electoral y el clima *épico* de cruzar la cordillera en bote, etc., etc.... sólo queda margen para una sonrisa piadosa y mirar el reloj, para ver cuánto nos falta para terminar con ésto, que no será el final sino el principio de tirarlos al basurero de la Historia, que es el sitio que les corresponde. Y que no abandonen el país pero capaz que sea pedir mucho...
Ahora será tiempo de *debates* donde no se debatirá nada y quedarán como ejercicios de los mil modos pavotes pero serios de perder tiempo, pero *moderados* por cómplices con chapa de periodistas *serios e independientes*, una joda que sería graciosa sino fuera que hay gente pasando hambre pero podemos apostar que éso al debate no llega y, si llega, será oportunamente *moderada* por los comedidos que están para éso.
Me va a disculpar por no seguir el hilo del post, no quiero ser redundante ni abundar en la enumeración de desgracias y sadomasoquista todavía no soy. Ya se van, permitámonos disfrutar éso.