Algunos renuncian, otros lloran;
están los que buscan amoldarse a los nuevos vientos y los que pergeñarán la revancha desde algún rincón oscuro. Los
melones se están acomodando tanto que algunos
jueces ya empiezan a comportarse con más justicia y los formadores de
precios pretenden mostrarse arrepentidos por la indecorosa conducta de estos años de libertinaje; pretenden, pero no
lo logran. A medida que los días nos alejan del 27 O, la desconfianza por los números provisorios crece a pasos
agigantados. Si el conteo definitivo de votos incrementa la brecha entre
ganador y perdedor, las sospechas de
fraude informático quedarán más que confirmadas. También demostrará que los amarillos no tienen escrúpulos y la
preocupación por la Democracia y las instituciones es un verso más grande que los brotes
verdes, el segundo semestre y el
crecimiento invisible.
Como todo. Lágrimas porque perdieron y no por el daño que han provocado. Los
que ahora dicen que se dedicarán a otra cosa no deberían tener cabida ni en el más sórdido empleo. Como la
futura ex ministra de Seguridad –la peor
en mucho tiempo- quien aseguró que ahora
tendrá que trabajar para mantenerse;
una confesión encubierta de que hasta ahora no lo ha hecho, ni en sus
tiempos de diputada anunciadora de índices inflacionarios, denunciadora de
homicidios inexistentes o de apologista de represión y gatillo fácil. Y
para reforzar la deformada visión que tiene de la vida, agregó que tiene que
pensar en lo que va a hacer y “ver si me
inserto en el mundo laboral o en el privado”. Siempre y cuando no
tenga que dedicarse a recorrer los pasillos de Tribunales para dar cuenta de
su inoperancia y su crueldad en el cargo al que nunca debió acceder.
El ex
candidato a vice Pichetto confirma que va a abandonar la política, después del estrepitoso
fracaso y de las barbaridades dichas durante la campaña. Inolvidables
monstruosidades que deberían dejarlo afuera antes de renunciar. Igual
que Carrió, que promete que sólo se dedicará a la televisión, actividad que no
marcará ninguna diferencia con lo que ha hecho hasta ahora. En realidad,
ninguno de los integrantes del Mejor
Equipo de los Últimos 50 años debería tener ningún futuro porque se han empeñado
en estos cuatro años para arruinarnos el nuestro.
Y los
verdaderos representados -esa minoría avarienta, rentística y evasora-
tampoco deben salir impunes de este trágico episodio. Para satisfacer sus
insaciables apetencias, queda en el camino un tendal de damnificados. Macri
y sus secuaces perdieron las elecciones, pero no los Calcaterra, Magneto, Caputo,
Midlin, Lewis, Benetton, Rocca, Eurnekian y un puñado más de ricachones a
los que les sobra prontuario para etiquetarlos como vagos que viven del
Estado. Esos que han dado motivos más que suficientes para volverlos
perdedores.
Un listado extenso
Eso que
Macri llamó El Círculo Rojo debe estar incluido en el bando perdedor. Banqueros,
contratistas, distribuidores de servicios, exportadores, explotadores y
demás delicias del capitalismo: fugadores a cambio de nada que nos dejan una
deuda que no deberíamos pagar los que nada ganamos con ella. Si queremos
que todo salga bien, si estamos convencidos de no volver nunca más al
neoliberalismo, deberíamos obligar a estos tipejos a que nos devuelvan las
exorbitantes cifras que tienen ocultas en guaridas fiscales. Después sí
podemos hablar de pacto, conciliación o como quieran llamar al camino hacia
una armonía necesaria para alcanzar la equidad.
También
tendrán que saldar sus cuentas los que engañaron al público con patrañas
increíbles; los que demonizaron hasta el absurdo; los que banalizaron todo;
los que mintieron noticias sin avergonzarse; los que defendieron lo
indefendible. Y los que siguen siendo serviles, como el pseudo
periodista Majul, que calificó como “muy
buena” la elección de Macri y “no tan
mala” la de Les Fernández. Para el podio del ridículo quedará la
conclusión de “empate técnico” ante
una elección con ocho puntos de diferencia. No es el único, por supuesto. El
canal de noticias TN ahora es repudiado por los perdedores; un rechazo
que se suma al de los que ya lo hacemos desde hace mucho: un pequeño paso
para superar la Grieta. Si no neutralizamos tanto daño discursivo, corremos
el riesgo de que estos personeros de la manipulación vuelvan a inyectar
alucinógenos en el entendimiento de los votantes.
Y lo
más inaceptable: los jueces y fiscales cómplices del establishment; los
que inventaron causas para aparecer como héroes en los titulares hegemónicos;
los que se jactan de independientes pero reciben órdenes de la Embajada;
los que dilapidaron fortunas en procesamientos con el único objetivo de perseguir
a los que demostraron ser mejores gobernantes. Bonadío es el emblema, pero
hay muchos más que hicieron de la Justicia una herramienta de
estigmatización. Tampoco éstos deben tener paz en el futuro y quedar como
anti-ejemplo para abogados, jueces y fiscales.
Estos
cuatro años de macrismo deben ser una lección grabada a fuego en las
conciencias de los argentinos. No sólo Macri debe tener un destino de
ostracismo, después de pagar sus culpas y devolver gran parte de lo rapiñado
sino todos los que contribuyeron y se beneficiaron con su destructiva
impronta. Todos los que lo fabricaron, alentaron, blanquearon, adulado,
secundado, perdonaron, aplaudieron merecen una lección para que esta nefasta
experiencia no vuelva a obstaculizar nuestro tránsito hacia un país mejor.
gracias estimado Gustavo, compartido! abrazos
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