jueves, 31 de octubre de 2019

Hasta nunca, carroñeros


Algunos renuncian, otros lloran; están los que buscan amoldarse a los nuevos vientos y los que pergeñarán la revancha desde algún rincón oscuro. Los melones se están acomodando tanto que algunos jueces ya empiezan a comportarse con más justicia y los formadores de precios pretenden mostrarse arrepentidos por la indecorosa conducta de estos años de libertinaje; pretenden, pero no lo logran. A medida que los días nos alejan del 27 O, la desconfianza por los números provisorios crece a pasos agigantados. Si el conteo definitivo de votos incrementa la brecha entre ganador y perdedor, las sospechas de fraude informático quedarán más que confirmadas. También demostrará que los amarillos no tienen escrúpulos y la preocupación por la Democracia y las instituciones es un verso más grande que los brotes verdes, el segundo semestre y el crecimiento invisible.
Como todo. Lágrimas porque perdieron y no por el daño que han provocado. Los que ahora dicen que se dedicarán a otra cosa no deberían tener cabida ni en el más sórdido empleo. Como la futura ex ministra de Seguridad –la peor en mucho tiempo- quien aseguró que ahora tendrá que trabajar para mantenerse; una confesión encubierta de que hasta ahora no lo ha hecho, ni en sus tiempos de diputada anunciadora de índices inflacionarios, denunciadora de homicidios inexistentes o de apologista de represión y gatillo fácil. Y para reforzar la deformada visión que tiene de la vida, agregó que tiene que pensar en lo que va a hacer y “ver si me inserto en el mundo laboral o en el privado”. Siempre y cuando no tenga que dedicarse a recorrer los pasillos de Tribunales para dar cuenta de su inoperancia y su crueldad en el cargo al que nunca debió acceder.
El ex candidato a vice Pichetto confirma que va a abandonar la política, después del estrepitoso fracaso y de las barbaridades dichas durante la campaña. Inolvidables monstruosidades que deberían dejarlo afuera antes de renunciar. Igual que Carrió, que promete que sólo se dedicará a la televisión, actividad que no marcará ninguna diferencia con lo que ha hecho hasta ahora. En realidad, ninguno de los integrantes del Mejor Equipo de los Últimos 50 años debería tener ningún futuro porque se han empeñado en estos cuatro años para arruinarnos el nuestro.
Y los verdaderos representados -esa minoría avarienta, rentística y evasora- tampoco deben salir impunes de este trágico episodio. Para satisfacer sus insaciables apetencias, queda en el camino un tendal de damnificados. Macri y sus secuaces perdieron las elecciones, pero no los Calcaterra, Magneto, Caputo, Midlin, Lewis, Benetton, Rocca, Eurnekian y un puñado más de ricachones a los que les sobra prontuario para etiquetarlos como vagos que viven del Estado. Esos que han dado motivos más que suficientes para volverlos perdedores.
Un listado extenso
Eso que Macri llamó El Círculo Rojo debe estar incluido en el bando perdedor. Banqueros, contratistas, distribuidores de servicios, exportadores, explotadores y demás delicias del capitalismo: fugadores a cambio de nada que nos dejan una deuda que no deberíamos pagar los que nada ganamos con ella. Si queremos que todo salga bien, si estamos convencidos de no volver nunca más al neoliberalismo, deberíamos obligar a estos tipejos a que nos devuelvan las exorbitantes cifras que tienen ocultas en guaridas fiscales. Después sí podemos hablar de pacto, conciliación o como quieran llamar al camino hacia una armonía necesaria para alcanzar la equidad.
También tendrán que saldar sus cuentas los que engañaron al público con patrañas increíbles; los que demonizaron hasta el absurdo; los que banalizaron todo; los que mintieron noticias sin avergonzarse; los que defendieron lo indefendible. Y los que siguen siendo serviles, como el pseudo periodista Majul, que calificó como “muy buena” la elección de Macri y “no tan mala” la de Les Fernández. Para el podio del ridículo quedará la conclusión de “empate técnico” ante una elección con ocho puntos de diferencia. No es el único, por supuesto. El canal de noticias TN ahora es repudiado por los perdedores; un rechazo que se suma al de los que ya lo hacemos desde hace mucho: un pequeño paso para superar la Grieta. Si no neutralizamos tanto daño discursivo, corremos el riesgo de que estos personeros de la manipulación vuelvan a inyectar alucinógenos en el entendimiento de los votantes.
Y lo más inaceptable: los jueces y fiscales cómplices del establishment; los que inventaron causas para aparecer como héroes en los titulares hegemónicos; los que se jactan de independientes pero reciben órdenes de la Embajada; los que dilapidaron fortunas en procesamientos con el único objetivo de perseguir a los que demostraron ser mejores gobernantes. Bonadío es el emblema, pero hay muchos más que hicieron de la Justicia una herramienta de estigmatización. Tampoco éstos deben tener paz en el futuro y quedar como anti-ejemplo para abogados, jueces y fiscales.
Estos cuatro años de macrismo deben ser una lección grabada a fuego en las conciencias de los argentinos. No sólo Macri debe tener un destino de ostracismo, después de pagar sus culpas y devolver gran parte de lo rapiñado sino todos los que contribuyeron y se beneficiaron con su destructiva impronta. Todos los que lo fabricaron, alentaron, blanquearon, adulado, secundado, perdonaron, aplaudieron merecen una lección para que esta nefasta experiencia no vuelva a obstaculizar nuestro tránsito hacia un país mejor.

1 comentario:

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...