miércoles, 25 de agosto de 2021

El mejor camino al cuarto oscuro

 

Para ser ciudadano hace falta asumir con responsabilidad el acto electoral. Saber lo que pasa y conocer al candidato es el primer paso para una buena elección. La democracia se construye todos los días y para eso hay que comprender cuáles son los problemas y evaluar las soluciones. Defender al patrón es la mejor forma de renunciar a la dignidad.

 

Como en toda campaña electoral, los ciudadanos estamos expectantes a las propuestas de los pre-candidatos para poder decidir nuestro voto. En muchos casos, los spots aportan poco y nada porque son pensados desde los más sofisticados cerebros publicitarios. Las entrevistas televisivas son, en realidad, poco consumidas y apenas trascienden algunos fragmentos que se difunden por las redes. A veces parece que la información pre-electoral sólo sirve para consolidar los núcleos duros y desorientar aún más a los desorientados. Si a esto sumamos que una parte de los electores decide su voto cinco minutos antes de entrar al cuarto oscuro en un irresponsable tatetí, el momento máximo de toda democracia termina vaciándose de contenido.

Como dicen por ahí, a río revuelto ganancia de pescadores, por eso nos encontramos con algunos personajes que lo que más saben hacer es confundir. Repartir chalecos anti-bala, revolucionar el conocimiento o incendiar el Banco Central son formas de revolver el entendimiento de los ciudadanos. Así pescan desprevenidos que consideran que la solución es ésa.

Además, están los que basan su campaña en verdaderas mentiras, como la de la cuarentena más larga del mundo, la falta de vacunas o vienen por la propiedad privada. Y si de mentiras se trata, nadie más emblemático que el ex presidente Macri que, como un mesías, desciende del Olimpo para bendecir a sus candidatos e iluminar al público con sus innumerables máximas. Después de haber explotado durante los cuatro años de su mandato el mote de la Pesada Herencia, ahora se muestra irritado con la difusión de sus malintencionados yerros. Él, que no cesó de exigir autocrítica a los kirchneristas, que reclamó que se hagan cargo de vaya a saber qué, que intima al presidente Fernández que se disculpe 100 mil veces por la fotito del cumple, no pide perdón por nada y habla como si su gobierno hubiese sido el mejor de la historia.

Y no sólo él, sino todos los que beben su bendita orina. En estos días, no les quedó más recurso que hablar del endeudamiento pero como sería perjudicial asumir que quemaron más de 80 mil millones de dólares que debemos pagar entre todos, dibujan comparaciones inverosímiles para convencer de su inocencia. En un exceso de cinismo, afirman que durante La Revolución de la Alegría el endeudamiento fue menor que en el gobierno de Cristina y en el actual de Alberto. En realidad, el segundo mandato de Cristina significó un endeudamiento anual de 700 millones de dólares y desde que asumió Alberto hubo una reducción de seis mil millones de dólares por el canje con los privados. En cambio, Macri tomó deuda a un ritmo de 23000 millones de dólares por año. No hay que ser un experto en matemáticas para notar la diferencia.

Además, hay otros indicadores que muestran la diferencia en algo más cercano que es el bolsillo. Durante 2003-2015, el salario real privado y registrado se incrementó en un 78 por ciento; de 2015 a 2019, cayó un 20 por ciento. ¿Quién dejó realmente la Pesada Herencia? La pandemia sumó deterioro en el poder adquisitivo del salario y más aún la angurria de los formadores de precios que hicieron de la canasta básica un lujo inaccesible. Y los que ganaron como nunca en estos meses alterados por el Covid están a la espera de cualquier aumento salarial para multiplicar los precios. No sea cosa que pierdan algún centavo de sus oscuras y monstruosas ganancias.

La reactivación está empezando. Por eso hay que aprovechar para discutir en serio el reparto de las ganancias que producimos entre todos. Los multimillonarios que lloran como si fueran pordioseros tendrán que mostrar sus libros a la sociedad con el porcentaje de la torta se llevan. Y los que evaden, especulan y contrabandean que, de una vez por todas queden afuera de nuestra vida económica. El crecimiento se produce de abajo hacia arriba y no a la inversa. Eso es lo que hay que proponer como discusión a cualquiera que pretenda sentarse en una banca. Lo demás viene solo.

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