Mucho ruido y nada de nueces. Los rumores previos a la catarsis cacerolera caldearon el ambiente más
de lo que estaba. Que portarían armas, que habría sicarios disfrazados de
K, que cercarían y hasta tomarían la Rosada, que los de Quebracho y los de
Biondini. Nada de nada ocurrió, salvo algunas muestras de violencia hacia los
móviles de ciertos canales, el cobarde golpe al cronista de C5N y otros desbordes
que se irán revelando con el correr de las horas. Lo previsible cuando una
protesta no tiene consignas ni objetivos precisos. Lo propio en una masa de individuos: nadie actúa en función de ningún
conjunto. Lo que suele ocurrir cuando los protestones camuflan con valores
ciudadanos una malsana y caprichosa repulsa. Que están en contra es lo
único que quedó claro. Sólo en contra y nada más. Los ‘no’ y los ‘basta’
saturaron las consignas que rezaban los carteles. Algunos dicen que los
dirigentes de la oposición deben tomar nota de la manifestación del 8N, pero resulta difícil transformar semejante
amalgama negativa en un plan de gobierno. Para construir en política, se debe
partir de un deseo, no de un rechazo. Dicen que Don Quijote le dijo a Sancho
Panza: “ladran, señal de que cabalgamos”.
Los anti K ya ladraron; ahora sólo
queda seguir cabalgando.
Una cuestión que debe quedar en claro: el modelo K obtuvo un indiscutible 54 por ciento de los votos hace poco
más de un año. En aquel entonces hubo un 46 por ciento que no votó por la
reelección de CFK y se repartió entre las variadas ofertas opositoras desde un
17 por ciento hacia abajo. Ese 46 por ciento no acordaba con el estilo y el
fondo del primer gobierno de Cristina y por eso no la votaron. Pero ese 46 por ciento no puede
considerarse como un todo porque en las elecciones presidenciales optaron por
caminos diferentes entre sí. Si bien con pocos argumentos, aún no aprueban
las medidas del Gobierno Nacional –y no tienen por qué hacerlo- lo que no significa que hayan alcanzado
alguna forma de unidad. Ni tampoco que tengan en claro qué es lo que desean
de un gobierno porque –vale la pena reiterar- el rechazo no es un deseo, punto
de partida esencial de cualquier plan de acción. En todo caso, ese 46 por ciento sólo objeta lo que el 54 por ciento
aprobó.
Que si hubo más asistentes que el cacerolazo del 13S es
indiscutible, pero eso no significa tanto. Las demandas por la negativa eran
tan diversas que cualquiera podría haberse sumado. El límite, por supuesto, estaba en muchas de las fuerzas convocantes y
adherentes que podrían despertar cierta desconfianza. Más allá de estas
especulaciones, el requisito principal de esta movilización era estar enojado.
Enojado por algo, por todo o por el enojo mismo. De ahí que los problemas que los porteños padecieron el día previo
suenan a confabulación. Paro sorpresivo de la línea del Ferrocarril
Sarmiento sin motivos a la vista; cortes en el suministro de agua; un
sospechoso corte de energía en un día de extremo calor sin superar el pico de
demanda; la basura amontonada en las calles por un conflicto con la empresa
recolectora; los semáforos del centro fuera de servicio en la hora del regreso;
líneas de subterráneo interrumpidas hasta en mitad de los túneles con pasajeros
en los coches. Todo pareció responder a
la fórmula: enójese hoy y descárguese mañana. Enojos concretos que
reforzaron los enojos abstractos. Ambos con un solo destinatario: La
Presidenta. Enojos que cruzaron la General Paz y hasta las fronteras del país.
El corte de energía llama la atención. Edesur informó que la
interrupción se produjo por un problema en dos líneas de alta tensión que –según
parece- afectó a los clientes de Edenor, por estar interconectado el sistema. Para el Gobierno Nacional no hubo un
problema por la demanda que superó la oferta, sino un simultáneo error de
funcionamiento en esas dos líneas. El ministro de Planificación, Julio De
Vido, sostiene que el caso requiere una profunda investigación administrativa
porque, al parecer, “alguien bajó la
palanca”. El funcionario explicó que
no se detectó ninguna irregularidad en las líneas de transmisión colapsadas.
“Hemos recorrido la línea que
interconecta la estación transformadora de Hudson con la Central Costanera, en
forma terrestre y por inspección aérea, a lo largo de sus 23 kilómetros, y no se
detectó ninguna falla física –aseguró De Vido en conferencia de
prensa- ningún transformador que haya
tenido problema alguno, lo cual nos mueve por lo menos a curiosidad. Y cuando
un funcionario público tiene curiosidad, lo que tiene que hacer es investigar”.
No sólo investigar, sino también
presentar una demanda judicial “por la
posible comisión de delito de destrucción total o parcial del servicio público”.
Además, el ministro resaltó que “no tuvo
absolutamente nada que ver con un problema de mantenimiento. Una de las líneas
fue totalmente reconstruida, el 50 por ciento por la actual gestión, y la otra
fue mantenida y está fehacientemente determinado en los libros de control que,
en la semana anterior, había tenido un mantenimiento especial”.
Pero el éxito de este episodio
opositor no se debe sólo a estos inconvenientes sembrados para enojar. También hubo una difusión por las redes
sociales que se retroalimentaba con los medios tradicionales, en una simbiosis
casi conspirativa. Los instructivos con recomendaciones apuntaban a
convertir la protesta en una casi inocente obra teatral del cole. Nada espontánea, por supuesto, aunque
algunos insistan con esa idea. El diputado radical Ricardo Gil Lavedra
señaló que "ha sido una manifestación popular de un alcance
extraordinario. Ha sido espontánea y de enorme magnitud, demuestra que hay un
reclamo de cambio de estilo, de modo, de forma de gobernar, es un reclamo contra
la soberbia, contra la falsedad y el totalitarismo de este gobierno". En estos dichos también están marcados los falsos motivos de la protesta. Tan espontánea como las máscaras que
repartía el legislador Christian Ritondo, las de Anonymous, pero con un ‘7D’ en
la frente y una cruz tachando la boca. Y
tan claras las intenciones.
Como la idea de los organizadores
era permitir el vuelo creativo de los asistentes, las pancartas contenían
consignas de muy dificultosa concreción como “Estamos fuera del mundo” o “examen psiquiátrico a los candidatos”. El Partido Liberal Libertario difundía por
una radio libre el curioso lema “libertad
para disponer de tu sueldo”. Cada una de estas frases está basada en ideas
falsas que se difunden en los medios y tiene tres objetivos: sembrar desconfianza hacia la política
(los candidatos necesitan exámenes psiquiátricos); el Gobierno Nacional debería abrirse al mercado de capitales
–más endeudamiento- porque “estamos
aislados del mundo”; y el Estado no
debe meterse en el patrimonio de las personas, lo que implica permitir la evasión,
la especulación y el lavado de dinero, entre otros actos de corrupción.
Infaltables los reclamos por la
inseguridad, la inflación y el rechazo al inexistente proyecto de reforma
constitucional. Algunos denunciaban que La Presidenta siembra odio y otros pedían
la “renuncia de la yegua”. Mientras algunos mostraban aversión por
planes, asignaciones y subsidios otros se quejaban del desempleo y la pobreza.
Otros reclamaban más derechos para los discapacitados. Eso sí, todos estaban
enojados y desaforados. Todos se sentían
valientes y hasta un poco patriotas. La recuperación de la Fragata Libertad
también estaba entre los reclamos, aunque
muchos de ellos recién se enteraban de la existencia de ese barco. También
hubo insultos hacia el polémico Moreno,
de cuya función conocen poco, pero están convencidos de que la cumple muy mal. En fin, todo viene bien para mutarse en
protesta.
Pero tragarse todo esto es muy
doloroso. Tanto rechazo es inmerecido. Este
enorme apoyo a las no-propuestas de los opositores provoca cierto desaliento.
Esta amnesia grupal resulta incomprensible. No ha pasado tanto tiempo desde la
crisis de 2001 y sin embargo, esos tiempos parecen tan lejanos. A pesar de esto, el grueso de los
manifestantes parece no recordar lo que es estar verdaderamente mal. Pero
sobre todas las cosas, lo que queda en evidencia es la falta de discernimiento
al momento de identificar a los responsables del problema que padecen. Y también que los medios sólo tienen poder
si los espectadores lo permiten. Ya gruñeron y ladraron. Ahora, a seguir
cabalgando.
Muy bueno,agregaria que es la misma gente que su dios es la plata,dolar,clase media,media alta y algunos con pretensiones de querer ser lo que no pueden,los que si pueden y la tienen;son ladinos,en una palabra entre gitanos no vamos a adivinarnos la suerte.plata negra,y hoy te van llevando a que la tenes que blanquear y ahi esta el problema,como evaden,no pagan,tienen buenos contadores,ahi empieza la cantinela,porque adoran el dolar,no se puede salir,no podes salir pero si van por derecha se deschavan,gente de doble moral,doble discurso,generalmente asiduos concurrentes a misa.Desean vivir como en suecia pero tributar como namibia.Aprovechando todo esto el multimedio y sus adlateres bombardean todo el dia este medio pelo se infla,n se dan cuenta para mi,los usan como borregos,no se reclama por hambre,por dolares,mi criterio es si esta gente le das dolar baratito,vivir de la especulacion la timba,la patria financiera,lo ponen a hitler de presidente,no tienen pudor,ni solidaridad,son los macarras de la moral.No entendieron cuando Nestor dijo se acabo la joda y este es otro modelo el del trabajo.Abrazo amigo juntos ni un paso atras
ResponderBorrarNi un cuarto de paso atrás. Todas esas cosas las vengo diciendo desde hace un par de apuntes. Una parte es la estirpe especuladora, explotadora y evasora. Otros quisieran ser como ellos. Y una parte importante, apenas entiende pero se suma porque tiene algo para reclamar. A estos últimos hay que ganarlos; al resto, que se la banque
BorrarMuy bueno como siempre Gustavo; algunas cositas para decir de mi parte.
ResponderBorrar- Cuando una mentira se convierte en motivo, no existen posibilidades de presentar un argumento racional.
En las charlas cotidianas que uno tiene se nota que la "mentira" se convierte en la brújula de muchos individuos. Las no-explicaciones que se difunden por ciertos canales de noticias calan profundamente en el sentir porque justifican y alimentan los prejuicios. (esto te lo copie y postiè en mi facebook, es de tus apuntes; obviamente cité la fuente)...y es tal cual
Movidos por frases cliches carecen de argumentos, de ideas y ni hablar de proyectos que encaucen sus no ideas... de aquí se deriva lo siguiente....
- "Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor." (Arturo Jauretche)
De allí que tanto odio rondaba por la marcha...
Con estas 2 consignas previas... llego a la preocupante conclusión de que fue MUCHA gente a la Marcha y que se está tragando la pastilla, a la que le venden el pescado podrido, y me preocupa que tengamos en el país tanto títere que no entendió que lo están usando y que le está haciendo el juego a un sector que no los va a representar de ninguna manera; y que solo repite esas frases rimbombantes que no tienen ningún asidero; que son solo eco y que no tienen voz; porque lo que quedó bien claro (al menos lo que tuve la posibilidad de ver a través de las entrevistas de Cynthia García) es que repetían consignas de CLARIN, LA CARRIO y algún otro pregonero de carroña; nada legítimo ni encauzado hacia algún proyecto o forma de cambio que es lo que supuestamente pedían.
saludos y gracias por compartir tus análisis