Todo parece formar parte de la misma historia. Todo ronda más
o menos sobre lo mismo. El sueño que
muchos sentimos como propio o la pesadilla que se quiere apropiar de todos
nuestros sueños. Una pesadilla ya vivida y pergeñada por los mismos –o casi-
que hoy quieren reinstaurarla. A pesar de los años y el deterioro, se resisten.
A pesar de estar avejentados, frágiles y
enfermizos, intentan dar miedo, amenazan, gruñen desde los rincones más oscuros.
Algo de épico tienen estos tiempos, como una novela de caballería, con héroes y
villanos, nobles e innobles, doncellas y brujos malvados. Tramas siniestras,
conspiraciones, celadas, trampas. Aliados y cómplices, guerreros y sicarios.
Monstruos que asoman sus hocicos para propagar pestilencias. Esto que parecen fábulas salidas de la más
alucinada –y extemporánea- imaginación no es otra cosa que el tránsito hacia el
7D, fecha en que uno de los grupos económicos y mediáticos más importantes
del país deberá acatar una ley surgida de las instituciones democráticas. En
los últimos tiempos, el Grupo Clarín ha dejado al descubierto la potencia de
sus tentáculos, que se tienden hacia los ámbitos más intrincados de la
sociedad. Pero como nada es suficiente
para detener estos tiempos de cambios, ha sido el propio Magneto el que emerge
de las sombras para comandar esta batalla.
Desde Montevideo, el CEO de Clarín se presenta como el líder
de esta fuerza de choque. Agotados todos
sus recursos y desarmados sus espadachines, asoma la máscara para ordenar sus
tropas. Ante algunos medios, confirmó que el conglomerado empresario que
conduce no presentará un plan de adecuación, de acuerdo a lo establecido por el
artículo 161 de la LSCA. Fiel al latiguillo dictado a sus acólitos, el
empresario afirmó que "no hay libertad de expresión, sin
prensa independiente; si se debilita una de ellas, entran en peligro las
dos". Libertad de expresión entendida como el privilegio de
una minoría para gobernar el país detrás de un muro de papel entintado. Prensa
independiente que no es otra cosa más que la elaboración de libelos para
mantener un sentido común destructivo y proteger la avidez de esa minoría. Después habla de debilidad y peligro y ahí
está la clave. Magneto, por primera vez en toda su historia, se siente débil y
en peligro. De personaje siniestro y enigmático, pasó a ser un hombre casi
derrotado que promete resistir hasta agotar sus fuerzas. Por eso pide algo
que nunca ha necesitado: ayuda.
En sus mensajes institucionales exhibe
la alianza con el público como un idilio indestructible. Ahora convoca a sus
seguidores para que se conviertan en guerreros. Por eso se mostró "optimista, porque la sociedad está
empezando a reaccionar y pienso que tiene reservas para sostener esta batalla
en el tiempo". La sociedad, la gente, esa entelequia a la que siempre recurren
para erigirse como representantes apócrifos, es la que saldrá a la calle para
defender los intereses del Grupo. Y de todos los que se escudan detrás sus
muros. El CEO está azuzando sus cuadrillas para la contienda del 8N; las
instruye sobre el uniforme y las acciones, las consignas y los cánticos; les
veda los motivos pero los colma de excusas.
Excusas que circulan en las redes
pero que se inician en sus medios, en la palabra de sus más incondicionales compinches,
dispuestos a propalar indecencias disimulando el embarazo, ignorando toda alarma
de vergüenza. Cómplices que no sólo son periodistas, sino también jueces,
políticos, abogados, expertos en estiércol y productores de boñiga. No importa
el absurdo al que llegue el relato, lo importante es que haga, al menos, un
poco de mella o que aporte prejuicios para los prejuiciosos perpetuos. Que
nadie venga a decir que Marcelo Bonelli cree en las fantasías entorpecidas de
la diputada Carrió, quien, en el colmo de su histrionismo, denunció que los
porteros de los colegios públicos del conurbano están con la remera de La
Cámpora escuchando lo que dicen los profesores para detectar a un contrera. O que el voto de los
adolescentes se va a comprar con dinero o droga.
Si la diputada Elisa Carrió ya no
tiene respeto por sí misma, que al menos simule tenerlo por los ciudadanos, que
se esfuerce un poco más en sus lucubraciones agoreras. Pero no es la única. Con
sólo escuchar de vez en cuando al elenco estable de invitados a TN se podrá
demostrar que siguen un confuso guión que ni ellos alcanzan a comprender.
Un Moyano que dice que ahora Clarín miente
menos o un Binner que acusa al Gobierno Nacional de la herencia que dejó en
la provincia por él gobernada. O economistas que afirman que el rumbo de la
economía está tan mal que parece ir muy bien. O constitucionalistas que
declaran que la reforma constitucional es anticonstitucional. Afirmaciones
que no requieren siquiera una comparación con los hechos para descartarlas.
Y muchos de estos personajes están
tan comprometidos con la defensa de las corporaciones que hasta son capaces de
montar un show fuera de los estudios televisivos. El Congreso sirvió como
escenario para el “Operativo Cuervo”. Después
de horas de destilar insultos, agravios y descalificaciones, además de dibujar
intencionalidades oscuras en el proyecto de ley, todos los actores –que simulan
ser diputados- se mostraron exageradamente ofendidos por una ironía chicanera
de Andrés Larroque. Y volvieron los insultos, agravios y descalificaciones, con
el agregado de agresiones y retos a duelo. De esa manera lograron opacar un
triunfo más de la Democracia en la ampliación de derechos. En lugar de celebrar
la conquista, titularon con el escándalo.
La palabra “narcosocialismo” parece ser más ofensiva que fascismo,
totalitarismo, dictadura, bipolar, viuda, “me
siento más tranquila con este hombre muerto”, corrupta, ladrona, asesina… Y
la lista puede poblar el espacio restante de este apunte sin haberse
completado. Hay que ser muy pero muy bobo para engancharse con esa opereta.
Tal vez muchos la tomen como excusa, como combustible para alimentar la
caldera. Ninguno de los que se escandalizan con el exabrupto de Larroque ha dicho una sola palabra sobre las
maniobras del Monopolio para eludir el cumplimiento de la ley que muchos de
ellos aprobaron. Tampoco dicen nada de los incentivos que han recibido muchos jueces para pronunciarse contra
la ley desde las playas de Miami. Su actuación sólo tiene el objetivo de
contentar al amo, a riesgo de transformarse en los bufones del rey.
Durante un acto en Casa de
Gobierno, CFK advirtió que estamos “ante una verdadera campaña anti
Argentina, producto del éxito que tuvo nuestro patrón de acumulación”. No es la primera vez que se refiere a nuestro presente
como mal ejemplo para la concepción
ortodoxa de la economía, ese tornado que azota Europa. Pero esa campaña no viene sólo del exterior. Carroñeros internos apuestan al fracaso de este modelo y afirman que
estamos aislados del mundo para alentar el ingreso de los destructivos especuladores
financieros. Sirenas horrorosas que aconsejan no pagar deuda para retornar
al sometimiento. “¿Cuál es el negocio de
los bancos? –preguntó La Presidenta- Es
que no pagues, para que tengas que hacer revolving y entonces hacés la
bicicleta financiera a la que estuvo sometida la Argentina desde 1976 hasta que
vino Néstor Kirchner”. Esos oscuros personajes “saben que de esa manera se derrumban muchas cosas y ellos, unos muy poquitos, se llenan de oro
y de plata a costa de la miseria de los argentinos. Por eso quieren
quebrar”. El país hacia el que vamos
es el sueño de la mayoría. Sólo unos pocos quieren destruir ese sueño para
retornar a las pesadillas. Sería lamentable que lo logren.
Muy bueno, che.
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