Uñas
y dientes para mordisquear la República
Si no fuera por la
trascendencia del tema, la sesión de 20 horas en Diputados podría ser cómica. Los sainetes aportan una mirada divertida y
crítica sobre la vida cotidiana, pero no producen leyes. No es la primera
vez que el Congreso es escenario del absurdo. Tampoco es el único país en el
que ocurren estas cosas. Muchas veces hemos visto videos que incluyen hasta
encuentros de pugilato entre parlamentarios bien trajeados de diferentes
latitudes, con patadas y revolcones incluidos. Que mientras se trataban tres
proyectos para democratizar la justicia haya habido empujones, gritos,
amenazas, tironeos, insultos, botellazos y otras variaciones de la violencia indica que lo que está en juego es mucho
más de lo que parece. No aporta demasiado determinar quién comenzó el
escándalo, aunque ya puede intuirse. Con ver las imágenes uno puede advertir
las intenciones que portaban los diputados de la oposición. Si querían restar legitimidad a las leyes votadas,
de manera ilegítima lo han logrado. Algunos dirán que la diferencia entre
votos positivos y negativos es mínima. Basta recordar que la famosa ley 125 fue destronada con un solo voto, a
pesar de haber sido aprobada en diputados por mayoría. Pero hay que reconocer
que, en la vida, hay malos perdedores. Y
tramposos, que apelan a sus peores artimañas para lograr imponer su voluntad.
Este año va a estar muy movido y conviene estar preparados.
Desde el momento en que La
Presidenta envió los proyectos de Democratización
de la Justicia, las cartas parecían estar echadas. Los opositores seriales
comenzaron a hacer berrinches ante cámaras y micrófonos como si estuviera por
producirse el fin del mundo. Para variar, desplegaron un abanico de mentiras y
fantasías agoreras destinadas a los que
siempre desconfían, a los que viven desbordados de prejuicios, a los que se
niegan a relajar el entrecejo. Muchas expresiones de hipocresía también. La
más esgrimida se relacionó con la manera en que se pretendía tratar los proyectos del Ejecutivo. Con la mejor máscara,
proponían una amplia discusión con la convocatoria de diferentes sectores
involucrados, para lograr otras líneas de análisis y herramientas diferentes y
conformar una ley consensuada. Cínicos,
como si eso hubiera servido con la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual. A pesar de haberse discutido en múltiples foros en todo el
país, con amplia participación y discusión, con un tratamiento en Comisiones
nunca visto y que se aprobó con amplia mayoría, la norma ha sido pisoteada como ninguna. Y no sólo por los periodistas
del Monopolio, los políticos afines y jueces consustanciados con intereses
minoritarios, sino por los mismos que la
aprobaron en el Congreso.
A pesar de todo esto, las tres
leyes han sido ratificadas y una de ellas, la que regula el funcionamiento del
Consejo de la Magistratura, deberá volver a la Cámara de Senadores para tratar
las modificaciones sugeridas por los jueces. El escándalo no debe ocultar lo
sustancial. La sesión es válida, a pesar
de los histriónicos gestos de los opositores y las exasperadas respuestas de
los oficialistas. Las leyes están casi listas para ser promulgadas, aunque abogados, jueces y opo-perdedores
amenacen con revolear denuncias, cautelares y demás recursos para maquillar su
impotencia. Nada detendrá esta importante transformación, más allá de la
resistencia al régimen emprendido por el establishment y sus servidores.
Cuando se promulgue una de las
leyes, los miembros del Consejo de la Magistratura serán elegidos por el voto
popular, con representación de jueces, abogados y académicos por mayorías y
minorías. Por este tema, muchos de los exponentes de la oposición pusieron el
grito en el cielo, insultando de manera
impune la base de todo orden democrático, la voluntad del pueblo.
Incongruente. Y todo para defender intereses minoritarios.
La otra ley que provocó
controversias se relaciona con las regulaciones de las medidas cautelares. A
pesar de que las intenciones de la iniciativa eran muy claras –o tal vez,
precisamente por eso- muchas vestiduras se rasgaron para defender a los más desprotegidos. Pero los más
desprotegidos no están alcanzados por estas limitaciones a las cautelares, sino cuando son presentadas por los grupos
poderosos. Las excepciones están muy claras en la letra de la ley, pero no las ven los que no saben ver o se
niegan a hacerlo por intereses inconfesables.
La construcción de la falta de
debate y la imposibilidad de modificar
una coma, fueron otras mentiras a las que recurrieron los que no tienen
razón, ni la tendrán nunca mientras
sigan del lado de los carroñeros. La realidad los desmiente, pero muchos no
se enteran porque eligen medios equivocados para informarse. Muchas
modificaciones se hicieron en los proyectos, incorporadas en las distintas
etapas del debate. Hasta los radicales
presentaron modificaciones, pero, cobardes como son, suplicaron el silencio.
El diputado del Frente para la Victoria, Carlos Kunkel, decidió revelar el
secreto ante la conducta nociva de algunos diputados del partido centenario.
Kunkel reconoció que existieron conversaciones con la UCR para introducir
cambios al proyecto del Consejo de la Magistratura, “con la condición de que nadie
supiera”. "Estuvimos dos o tres horas charlando
amigablemente –explicó el diputado- Le cambiamos todo lo que nos pedían que le cambiáramos y lo íbamos a
presentar como iniciativa nuestra porque
no querían quedar mal con los otros partidos". Traidores por
partida doble.
Por supuesto, en este mundo existe Carrió. Y nos tocó a nosotros. En medio de
todas las acciones caceroleras que protagonizó en estos días, también tuvo
tiempo de proyectar su intestino al exterior. Quizá con el objetivo de que los marines vengan a salvar nuestra patria,
la destructiva diputada envió una nota a la Organización de los Estados
Americanos, en la que denuncia que en Argentina, “hay riesgo democrático por grave alteración del orden constitucional”.
Cabe aclarar que la misiva no tenía
un tono de confesión, sino de denuncia. Por eso, pide "la asistencia de la OEA a los fines de hacer un seguimiento de la
situación que se enuncia con la finalidad de que ese seguimiento preserve la
institucionalidad democrática en la Argentina y evite mayores riesgos en su
proceso político". Pero la cosa
va más allá, y tal vez merezca algún tipo de sanción por parte de sus pares.
"En Argentina –dice la ya
peligrosa representante- el partido de
gobierno ha sancionado distintos proyectos de ley que reforman aspectos
sustantivos del Poder Judicial de la Nación en un intento de subvertir el Orden Constitucional en desmedro de la
independencia de dicho poder, configurando una grave alteración del orden
constitucional que afecta el orden democrático eliminando de hecho el
sistema republicano de gobierno que se ha dado la argentina desde sus
orígenes". Las palabras son insuficientes
para repudiar semejante traición.
Pero no hacen falta los marines, porque también
tenemos a Macri, que ya prometió que cuando
la elitista fuerza que lidera se convierta en mayoría –quizá en Marte- derogará esas leyes que “van contra la gente”. Pero la impunidad con que se maneja
ante la justicia, también gobierna su alucinada mente. “Hay una nueva Argentina que está naciendo –vaticinó- y es la que se expresó el 18 de abril”. Por
supuesto, alguien como él desprecia las mayorías y para su línea de
no-pensamiento, esa muchedumbre exaltada
sin motivo es más pueblo que los
millones que se expresaron en las urnas. Y no es el único: los otros
exponentes de la oposición no se alejan demasiado de la concepción del
empresario devenido a político. En definitiva, un grupo de negadores de toda legitimidad democrática que pugna por
conquistar algunas voluntades entre un espectro reducido de caceroleros. Y
para eso se erigen como héroes mitológicos, para destituir un gobierno que los
desespera y los deja impotentes. Si no
se cuidan, tal vez para siempre.
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