Advertencia
necesaria: los primeros párrafos de este texto se
elaboraron a partir de los segundos iniciales de la conferencia de prensa que
el Jefe de Gobierno brindó el viernes a las 19:26. El autor de estos apuntes observó
varias veces ese fragmento, con serios riesgos para su salud mental.
La
siniestra incomprensión del Ingeniero
Para uno que lo ve desde lejos,
la gestión de Mauricio Macri al frente de la CABA provoca un alivio bastante egoísta. Un alivio que deviene de la falta de
maquillaje con que se exhibe este fiel exponente de una oligarquía destructiva.
Ya no busca engañar, sino consolidar el
núcleo más duro de sus seguidores, los que alientan desde los foros on line
su retrógrado accionar. Esos que seguramente celebraron la represión
sanguinaria que los efectivos de la Policía Metropolitana desplegaron en el
hospital neuropsiquiátrico Borda. Y él, el
Jefe de Gobierno que ordenó destruir lo que estaba protegido por la Justicia,
expuso ante las cámaras su rostro más cínico, las mentiras más insostenibles,
la irreflexión más perversa. Así comenzó la conferencia de prensa este siniestro personaje que los porteños
se han regalado y que pretenden endosar al resto del país: “la verdad que no se puede entender”. Su
rostro cincelado con el rictus de un prócer mediocre; el ceño severo y rígido,
con una mezcla de enojo y preocupación; indignado
con el destino que descarga su furia para opacar una luminosa gestión.
¿Qué es lo que no se puede
entender? ¿Que la ciudad no es una
maqueta para que juegue con sus amiguitos? ¿Que enfermeros, pacientes,
legisladores y trabajadores de prensa hagan tantos melindres por unas cuantas balas de goma en sus
cuerpos? ¿Que algunos se resistan a sus caprichos comerciales? ¿Que el marketing y la impunidad que lo han
mantenido inmaculado se está terminando? ¿Que nada puede camuflar su inconmensurable
bestialidad? ¿Que el diálogo que tanto proclama es una de sus tantas
hipocresías, porque lo único que exige
es obediencia? ¿Que representa a la derecha más recalcitrante que se quiere
imponer a la fuerza para someter lo público a sus antojos? ¿Qué es lo que no
puede entender el Jefe de Gobierno porteño?
Y
que no lo entienda parece la promesa de continuar con su accionar prepotente.
Después de afirmar su incomprensión, asume la defensa de sus desvalidos esbirros. “Me da mucha tristeza
que tengamos un policía intentando salvar un ojo”, afirma, como si fuera un chiste. “Otro policía intentando recuperarse de una
conmoción cerebral”, continúa con su repudiable enumeración. Lo que no se entiende es que policías con
cascos, escudos, bastones y armas de fuego hayan salido tan lastimados ante un
grupo de trabajadores desarmados. O son inútiles o se pegaron entre ellos. Eso
sí, nada dijo de los 50 heridos que
dejó la arremetida. Y, como el personaje de una tragedia griega, clama a los cielos:
“la verdad que no se entiende por qué nos pasa esto”. Lo que quizá no
pueda comprender es que un grupo de personas defienda herramientas y obras de
los pacientes del Borda, que fueron destruidas
e incineradas por las fuerzas de
ocupación amarillas. No puede comprender que alguien se preocupe por tan poca cosa. Tal vez no entienda que
el valor de muchos de esos objetos no es sólo monetario; que lo que él considera basura, para
otros puede ser arte, por más locos
que estén. O tal vez por eso.
Y después, arremete con uno de
sus latiguillos más insustanciales y reiterativos: “no se entiende por qué este nivel de agresión”. Oportuno aclarar que esta frase ni siquiera
amaga con ser autocrítica. Para su patricia concepción de la vida, que un
regimiento de la Metropolitana invada los terrenos de un hospital
neuropsiquátrico para destruir un taller protegido como patrimonio, a pesar de
la prohibición judicial, no es agresión. Sus órdenes violentas no constituyen
agresión. La agresión, para él, es que
no le obedezcan. No sólo eludió la
autocrítica, sino que justificó la represión. “No podemos ceder ante los violentos”, amenazó. Como siempre, asumió el
rol de una víctima de las miserias humanas: “vamos a seguir trabajando, intentando dialogar, proponer y pedimos que
baje este nivel de violencia". Por supuesto, un experto en
hermenéutica podría interpretar esta frase como “seguiremos arrasando lo público,
dictando órdenes, imponiendo nuestros intereses y exigimos absoluta sumisión”, o algo por el estilo.
Tipo peligroso, si los hay. Un colonizador desalmado, visiblemente cebado,
que se cree omnipotente y que arrasa todo a su paso. Un ambicioso que no
tiene límites. Un cacerolero con poder.
Hábil para destruir, impotente para construir. Como advierte que nunca podrá conquistar la presidencia, trata de explotar al máximo el coto de caza
que los habitantes de la CABA le obsequiaron. Jamás podrá salir de la
fortaleza que se supo construir. Demasiado clasista para representar a cuarenta
millones. Demasiado patrón para ser
presidente. Demasiado individuo para pertenecer a un colectivo. Demasiado bruto para disimular su
brutalidad.
Después
de todo esto, no puede salir ileso. Ni él ni los funcionarios
responsables de semejante atrocidad. "Lo
peor es que las autoridades políticas lo justificaron –comentó
La Presidenta desde su cuenta en Twitter-
Desbordes policiales o de las fuerzas de seguridad hay en todas partes del
mundo. El gran tema es qué hace después
el responsable político cuando esto sucede". La interpelación al
ministro de Seguridad Guillermo Montenegro dejó en claro lo que hace un responsable –es un decir- político:
gambetea. A pesar de que los legisladores porteños de la oposición relataron la
lamentable experiencia de ser atropellados por esas fuerzas de choque y argumentaron con bases sólidas los pedidos
de renuncia del funcionario, nada de esto pasó. “Mi
designación fue hecha por el jefe de Gobierno –afirmó
el ex juez federal- y ni él me ha pedido
la renuncia, ni yo considero que sea necesario renunciar”. Mejor, mientras más alto vuelen, más dura será
la caída.
Por ahora, la Justicia porteña dictaminó que la
demolición del taller vulneró una medida
judicial vigente y además, impuso una multa de 20 mil pesos para Macri y
sus funcionarios. También habrá denuncias penales que provendrán desde
distintos sectores damnificados por “grave
incumplimiento de los deberes de funcionario público y desobediencia a un fallo
judicial”. Los sindicatos
involucrados convocaron para el martes una medida de fuerza en protesta por la
represión y la prepotencia. Los legisladores porteños, por su parte, se
reunirán en estos días para “pedir juicio
político contra el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chain, Montenegro,
Giménez y Macri” porque “había una
medida cautelar que impedía hacer lo que hicieron”. Si hay Justicia en la
CABA, este arsenal de medidas hará blanco
en su impoluta imagen y producirá la interrupción de su tétrico camino.
Mientras todo esto ocurre en la ciudad de la furia, una encuesta de la
consultora Equis, de Artemio López, echa un
manto de optimismo ante tanta desazón. De acuerdo a una consulta realizada
entre el 20 y 24 de abril en la región metropolitana, más del 53 por ciento de los habitantes tiene una evaluación positiva
de la gestión del Gobierno Nacional, mientras sólo el 24 por ciento
mantiene una mirada negativa. En un hipotético escenario electoral, La Presidenta se impondría con el 51 por
ciento de los votos, 40 puntos por encima de Binner, que rasguña los 12
puntos. Y nuestro personaje oscuro, aunque se vista de amarillo, se arrastra a duras penas a un escuálido 10
por ciento de intención de voto. Un final feliz después de tanto odio,
atropello y destrucción. El Godzilla
porteño no conquista multitudes: apenas
a un puñado de individuos enceguecidos por los libelos que degluten a diario.
Entonces, queridos lectores, tenemos un futuro que promete.
Muy bueno el análisis. Quisiera objetar el concepto de "fiel exponente de una oligarquía destructiva": Macri es tan plebeyo como Juan Pérez (ni siquiera carga con el doble apellido, rasgo nobiliario de nuestra burguesía terrateniente). Por el contrario, a diferencia de la clase parasitaria rentística de la Argentina, el jefe de gobierno porteño es un hábil innovador ya que la demolición del Estado es proporcional a la creación de empresas subsidiarias. Su mentalidad es clara: "donde hay un derecho hay un negocio". Por otra parte, en el aspecto político, me preocupa que se condene con mayor dureza desde las redes sociales que desde los mismos representantes del kirchnerismo capitalino.
ResponderBorrar¿Por qué Cabandié quiere ir por Chaín? ¿y los responsables políticos, entonces, quedarán en la impunidad de siempe? ¿dónde estaban cuando la represión? ¿por qué no acompañan las movilizaciones contra el modelo macrista? Abrazo.
En primer lugar, aunque Macri no pertenece a la oligarquía primigenia,se acomodó en ella de prepo, como los estancieros. Son más patricios que las familias de doble apellido
BorrarSegundo, muchos legisladores llegaron tarde porque el operativo fue hecho en secreto a la madrugada y recién sobre las ocho y pico se enteraron todos.
Tercero, van subiendo en responsabilidad. Montenegro, Chaín, Rodriguez Larreta, Vidal y Macri.