La
carpa de las ensaladas
Aunque parezca mentira, el
Autor de Estos Apuntes mantiene la esperanza de contar con una oposición comprometida con la construcción del país y no
con la defensa de intereses minoritarios. Al menos, en un futuro no tan
inmediato. Esto, más allá de los exabruptos vertidos por los manifestantes y
exponentes de algunas fuerzas políticas durante el último cacerolazo, con los que no podría haber consenso
alguno. A pesar de todo, estos acontecimientos todavía llaman a la
reflexión, más que al rechazo. Uno puede abordar un análisis de las consignas, declaraciones,
carteles, expresiones faciales, hechos aislados de intolerancia y violencia y
siempre llega al mismo estado: una
profunda tristeza provocada por la imposibilidad de un encuentro con tantos
individuos enojados casi sin motivo. Sin embargo, resulta auspicioso que
gran parte del arco político haya dejado en soledad a Elisa Carrió con sus heroicos
sueños de revolución urbana. O
golpismo encubierto, si se quiere. Toda la repulsa del 18 de abril se
transformó en una pintoresca carpa en donde se vomitarán generalidades colonizadas para evitar el salvaje “manotazo a la Justicia” que el
oficialismo se dispone a aprobar en el Congreso. Nada grave: tan sólo un “manotazo”, pero de ahogados.
Una diputada por el FAP es la
que encendió una luz en medio de tantas sombras opositoras. La titular del
bloque, Alicia Ciciliani consideró que “los
actuales legisladores fueron elegidos
por la gente y la mayoría del oficialismo es legítima” y, por las
dudas, agregó que “esa mayoría es
legítima porque los legisladores han sido elegidos por el voto popular”. Muy
lejos, claro está, de la posición partidaria que tomó la UCR, que, a través del
Comité Nacional convocó a los ciudadanos a sumarse a la protesta. En un
ferviente comunicado, el partido centenario que ha perdido su rumbo llama a “los militantes de todo el país a
movilizarse para apoyar a nuestros legisladores y hacer que aquellos que aún
están en duda oigan nuestras voces y terminen
de decidirse en contra de esta reforma antidemocrática”. Por supuesto, en el texto no explican
por qué un proyecto que ha seguido todos los procedimientos establecidos por la Constitución y a través de los
canales correspondientes es antidemocrático.
Tal vez, por eso han perdido el rumbo, porque
no saben explicar las posiciones que toman.
Como una muestra de eso, las
declaraciones del senador radical Ernesto Sanz, hábil a la hora de repetir informaciones publicadas por el ex Gran
Diario Argentino en las sesiones legislativas después de haber sido largamente
desmentidas. “Estamos viviendo un
final de ciclo –anticipó como un visionario- La economía no está funcionando
bien y el Gobierno no acierta una.
No pega una. Error tras error de
gestión”, anunció en un programa televisivo sin fundamentar demasiado. “Si a todo eso lo metés en un combo y le
sumás periodistas que logran pruebas
y además, todo un humor social... y tenés lo que tenés: movilización,
manifestación”, avanzó con su exaltado
y sapiente diagnóstico. Pero lo peor estaba por llegar: “ojalá esto siga hacia octubre. Porque
también a veces pienso que si la
economía mejorara un poco, ¿qué pasaría con las elecciones? Ojalá que esto
siga hasta octubre”. Mentiroso,
ignorante, irresponsable y miserable. Tan ciego y necesitado de votos que
es capaz de desear el desastre con tal de acertar con sus inconsistentes pronósticos.
La no tan sustanciosa
movilización cacerolera del 18 de abril entusiasmó hasta el éxtasis a la
desconcertada oposición, al punto de instalar una carpa frente al Congreso con
el objetivo, no de impedir el normal funcionamiento parlamentario, pero sí de sumar voluntades para presionar
a los indecisos. Algunas ONG también aportaron su granito de arena con un
pormenorizado escrache a doce legisladores, con fotos, dirección y número
telefónico. Pocos cuestionaron esta metodología
cuasi mafiosa que afecta a representantes que suelen acompañar al
oficialismo en algunas iniciativas. Si
la cosa hubiera sido al revés, el escándalo que hubieran armado los paladines
de la República. Basta recordar la histérica reacción que tuvieron ante el
cruce verbal entre el periodista Juan Miceli y el diputado Andrés Larroque.
Si hay un poco de desesperación
entre los anti kirchneristas es porque comienzan a comprender de qué va la
cosa. En realidad, hace mucho intuyen
que el camino emprendido avanza hacia una transformación en serio, pero no
saben cómo interrumpirlo. Por eso apelan a mentiras y exageraciones para
despertar el enojo de algunos prejuiciosos habitantes. Aunque se hayan
movilizado en número no tan impactante como se esperaba, los exponentes de la oposición insisten con una lectura equivocada.
Para ellos, todo el país está en contra. Y ése también es un error a la hora de
construir alternativas de gobierno. Por el momento, han renunciado a disputar
voluntades al kirchnerismo y sólo se pelean por unos cuantos porotos, esos individuos exaltados sin saber por qué;
que gritan, sin argumentos, consignas que no comprenden.
Si, además de desesperados,
también se los nota impotentes es porque el
sentido común embrutecedor construido durante tantos años comienza a mostrar
fisuras. Las verdades sostenidas
a lo largo de gran parte de nuestra historia reciente comienzan a aparecer como
zonceras. Lo que antes se consideraba sagrado, empieza a humanizarse. Lo que se
preservaba como intocable, ahora es
transformable. Desde que se presentaron los proyectos para democratizar el
sistema judicial, la Justicia se transformó en inmaculada y divina. “La Justicia no se toca”, rezaban
algunos carteles caceroleros. De paso, algún “no a la reforma de la constitución” también robó algunos segundos
de pantalla. ¿Y por qué no se pueden reformar, si tanto las leyes como la constitución son contratos, acuerdos de
convivencia que deben ser tan dinámicos como los cambios que se producen en la
sociedad?
Pero no hay argumentos, sólo
rechazo. O motivos prefabricados, lo que significa más o menos lo mismo. Estos bulliciosos protestones piensan el
país sumido en un estado de crisis galopante, que está muy lejos de ser
realidad; quieren linchar a todos los funcionarios sin realizar una evaluación
equilibrada; niegan legitimidad a la
decisión de la mayoría; consideran extinguida la adhesión de los votantes
hacia La Presidenta; deliran con que Todo el País está en contra del
kirchnerismo y, los que no, están
comprados, cooptados, engañados o cosas peores. Y entonces, ante la certeza
de que no puede haber acuerdo posible con ellos, invade una sensación de tristeza. Cuando uno quiere colgar a La
Presidenta con todos sus funcionarios y el otro no quiere eso, ¿por dónde pasa el cacareado consenso? ¿Por
colgarlos un poquito hasta que pataleen y después descolgarlos?
No hay acuerdo posible porque
lo que piden es irrealizable, además de innecesario. Pero, sobre todo infundado. Además, ese rechazo visceral está
circunscripto a la CABA. En las distintas ciudades del país, el tono violento
no tuvo el desborde que sí dominó a los capitalinos. Y ahí está el combo del
que hablaba Sanz, aunque no detalló sus ingredientes: prejuicios, titulares
mentirosos y alarmistas, la desconfianza histriónica, el aval de ciertos
políticos que repiten como loros, periodistas que desparraman denuncias como fiscales del paraíso… Una oposición conformada por ciudadanos,
representantes y periodistas para defender un statu quo demoledor. Y ahora
tienen una carpa, como cualquier circo que pretenda ser tal.
Pero Gustavo si la oposición fuera una, comprometida con la construcción del país ...¡¡Ya no sería oposición!!
ResponderBorrarEs oposición porque se opone precisamente a eso ¿no?
Porque vamos,yo lo que sigo sin comprender es a Pino Solanas o a Alfonsín o a algún otro u otra que se llama de alguna forma "progresista" y luego hace estos papelones de cariz golpista....
En fin,Presidenta no afloje que nosotrxs (millones de nosotrxs) la bancamos...la apoyamos....VAMOS POR MASSSSSSSSSSSSS¡
No. Es posible pensar en una oposición constructiva, que apuntale un rumbo de recuperación desde su particular visión ideológica. Pero esta oposición no quiere ver que las corporaciones son enemigas de la equidad y el crecimiento. La oposición es destructiva porque se niega a reconocer que el camino hacia el futuro es desarmar los grandes grupos económicos y contenerlos. Ahí está el núcleo duro de nuestra transformación.
ResponderBorrarEn parte estoy de acuerdo, per en el fondo, en lo profundo del tema... es puramente Ideológico, NO aceptan la igualdad, ni la igualdad de oportunidades, No aceptan que vivan mejor, los que siempre vivieron mal... Tienen Miedo a Perder su Lugar de Privilegio, porque no saben vivir de otra manera
ResponderBorrarSí, ES IDEOLOGICO, pero no lo dicen, porque actúan desde ese lugar común que también los tiene colonizados. El papelón que hicieron en la sesión de Diputados es la resistencia al régimen, es decir, al cambio, a la transformación en serio de las estructuras del país. Por eso hay que insistir por este camino, porque falta poco para romper las barreras que nos impiden avanzar.
BorrarNo me dejaba poner nombre. el comentario anterior es mío.
ResponderBorrarMegafón Olaguerra
Sí, a veces se tilda. El otro día no me permitía A MÍ publicar un comentario. Estamos todos locos.
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