Las
decisiones políticas de los nunca votados
No hay conciliación posible con
algunos medios de comunicación. Si no están planeando una forma de destitución,
se parece bastante. Nada más sencillo que generar descontento en un sector de
la sociedad con un argumento muy fácil de comprender: son todos corruptos. Los medios con hegemonía en retirada no
hacen más que anticipar desgracias y relatar escándalos para tratar de
demostrar que el actual gobierno es lo peor que nos podría haber tocado. El
domingo pasado, el diario La Nación desplegó toda su creatividad en dos textos
que dibujan un panorama que estremecería al más valiente. Y con un inusitado
cinismo, una de sus más selectas plumas se atrevió a hablar de terrorismo de Estado. Simbólico, eso sí, pero terrorismo al fin.
Y, como todo terrorismo de Estado que se precie de tal, debe ser autoritario
sin límites. Por eso, Joaquín Morales Solá, el fértil pensador de la otrora Tribuna
de doctrina, alimentó la paranoia
fingida del mascarón del Grupo Clarín, el denunciador serial, Jorge Lanata.
Para ellos y sus seguidores hay un gobierno dispuesto a apropiarse de todo lo
que encuentra a su paso. O por lo menos, todo lo que quepa en la famosa bóveda
de El Calafate.
No importa si los informes que
domingo a domingo alimentan la desinformación son cada vez más insustanciales y
contradictorios. No interesa si los entrevistados se desdicen de lo que dicen
en una misma entrevista. No afecta que
hasta el presidente del Capital Bank de Panamá, Moisés Koen, salga a desmentir
sus informes desde la cadena CNN. Total, muchos de los consumidores de esas
hogueras mediáticas no se enteran de otra cosa más que de lo que sustenta sus propios prejuicios. Los últimos minutos del PPT
opositor son merecedores de un Oscar. Una composición dramática basada en la
mera ficción, poco apta para un programa periodístico. Un primerísimo primer plano que muestra la intimidad de un personaje
angustiado, en soledad ante las amenazas de un gobierno dispuesto a todo. "Sinceramente,
termino el programa de hoy sin saber si el domingo que viene vamos a estar acá –comenzó el periodista su alocución final- pero esta vez quiero pedir algo a los
opositores, a los kirchneristas honestos, a los abuelos, a los profesores, a
los chicos, a los que usan uniforme y a los que no usan uniforme, a la
gente que no tiene nada, les quiero pedir algo a todos: si nos borran de un
plumazo y si nos sacan de todos lados hagan algo. Realmente no sé qué,
pero no lo dejen pasar así no más. No les pido que hagan algo por mí, yo les
estoy pidiendo que hagan algo por ustedes".
¿Qué pueden hacer para impedir
algo que no va a pasar? Porque no va a
pasar nada de lo que están dibujando los operadores del Grupo Clarín: no se
intervendrá el diario, por lo que las vallas colocadas en torno al edificio no
tienen utilidad alguna, salvo una
decoración paranoide; Cristina no invadirá triunfante TN ni Radio Mitre;
los muchachos de La Cámpora no coparán Canal 13 para sacar en andas a Lanata y
su equipo. Nada de eso pasará. Y aunque
digan que la valentía de las denuncias anticipadas frenó la movida de la irrupción
K en los medios, nada de eso pasará porque no está en las intenciones del
Gobierno Nacional. Aunque ganas no faltan, porque lo merecen.
Claro, dibujan un panorama
oscuro porque están desesperados. Nada
mejor para conquistar voluntades destituyentes que construir un enemigo
poderoso y sin límites. Autoritario, sobre todo. Y corruptísimo. El
fenómeno psicológico de la proyección inspira el editorial de La Nación: “lejos de
aceptar responsabilidad alguna, vive inventando conspiraciones para disimular
sus errores y para justificar sus crecientes abusos de poder”. Como los
medios opositores y los políticos que ofician de comparsas se muestran incapaces de discutir en el plano de las
ideas, apelan al revoleo de denuncias de corrupción y a la declamación de
generalidades republicanas de fácil aceptación ciudadana.
Un caso paradigmático es el del Jefe de Gobierno
porteño que, consustanciado al extremo
con los intereses del Poder Fáctico, anunció en conferencia de prensa la
firma de un decreto de necesidad y urgencia
“para
cuidar la libertad de prensa que afirma la autonomía de la Ciudad y enmarca una
protección para los periodistas en el resto del territorio”. Basado
sólo en los titulares de los diarios y demás especies periodísticas, el Alcalde Amarillo afirma que "han recrudecido los ataques a dos pilares de nuestra democracia:
la independencia de la Justicia y la libertad de prensa". Incongruente
como siempre, Macri denunció que “se
pretende que todos los medios dependan del Gobierno, en forma directa o
indirecta” y, errático a más no poder, declaró que "los medios son libres de expresar sus ideas, siempre y cuando
estén dentro de la Constitución Nacional”. Ni él sabe lo que quiso decir
con esto, pero bienvenido sea con tal de sumarse a la operación montada por
el grupo de medios que desde hace años opera desde afuera de cualquier
constitución y por encima de toda ley. Y hasta el propio Macri se erige por
encima de cualquier ley, porque su DNU pretende frenar las medidas que pueda
tomar la Justicia Federal para aplicar la LSCA o cualquier otra medida legal. Un
decreto pensado sólo como un golpe de efecto que no puede perdurar, porque
se tropieza con la Constitución en su conjunto. Y todo presentado en la
puesta en escena de una conferencia de prensa improvisada cuyo único
objetivo es competir el podio con Jorge Lanata, Joaquín Morales Solá, Marcelo
Bonelli, Daniel Santoro, Adrián Ventura, Nelson Castro, Santo Biasati y todos
los indignados mediáticos que desfilan ante los medios del Grupo.
Con
sus rostros circunspectos y estreñidos, en el límite de la paciencia, amplifican
cualquier vegetal que se les ocurra, con tal de crear un clima de animadversión
hacia La Presidenta y su equipo de gobierno. Todos los lunes, el noticiero
nocturno del Trece y todas sus repetidoras del interior se convierten en un eco
terapéutico del show del PPT opositor. Después de la patética escena presentada
en el final de su emisión del domingo, los esfuerzos opositores de esos
periodistas no se hicieron esperar. “Ojo
porque la oposición sigue navegando por las aguas de la nada –expresó,
preocupado, Nelson Castro- No siguen
pensando en pos de las necesidades de la sociedad y del país republicano de
decir pongámosle un freno a esto”. “El próximo paso va a ser afectar el mercado
electoral”, advirtió Carlos Pagni, trasformando la base de la democracia
en una transacción mercantil.
Joaquín Morales Solá, inspirado por su agudo olfato, realizó una esperada
anticipación: “nos tenemos que
desencantar. En esa bóveda ya no hay más nada, no hay ni diez euros, si no es
que refaccionaron la bóveda”. Aunque la bóveda nunca haya existido, permanecerá
para siempre en la memora del público al que se dirige. Y Daniel Santoro,
editor de política del ex Gran Diario Argentino, dejó expandir su paranoia: “en 20 años que trabajo en Clarín, por
primera vez tengo que entrar a un lugar vallado, por miedo a que entren de
noche y demás”. Cabe aclarar que la decisión de vallar el edificio donde
funciona ese medio proviene de sus propios directivos ante la inexistente
amenaza de la invasión K.
Desde
hace un tiempo se ha producido una enorme distorsión entre algunos hacedores
periodísticos: en lugar de narrar hechos, los inventan; en vez de difundir
declaraciones de políticos y especialistas, escriben los libretos para que
ellos los reciten; lejos de valorar la libertad de expresión, la
pisotean hasta la humillación. Las operaciones mediáticas recrudecen su
fiereza, mientras representantes de la oposición les dan entidad. El exabrupto
del Alcalde Amarillo brinda el marco legal al espectáculo circense pergeñado
por El Trece y todos sus acólitos. Además, tiene sabor a separatismo. Parece
como si quisieran fundar un nuevo país gobernado por personajes a los que nadie
vota, pero obtienen legitimidad por el rating que ellos mismos dibujan. Parece también que están provocando una
reacción de hartazgo que les dé la razón. Mientras tanto, la paciencia ilumina
este camino de transformaciones. La inusitada desesperación de los carroñeros
lo confirma: la meta del país soñado está cada vez más cerca.
Muchas Gracias Gustavo.
ResponderBorrarNo hay por qué. Gracias a vos y a todos los que leen las lucubraciones escriturarias que salen de mi teclado. Abrazo enorme
BorrarExcelente como siempre (bah, no hace tanto que te sigo, pero excelente).
ResponderBorrarClaro, certero y que baja a palabras el pensamiento de quienes vemos el bosque más allá del arbol que intenta plantarnos la gran corpo.
Gracias.
Con cada lectura es como leer lo que desde la razón nos acontece.
ResponderBorrarMuy buena la nota, vivo en Brasil y también lo veo de ese modo. No conocia este Blog, parabéns
ResponderBorrarMuy Bueno. Excelente, Gustavo. Es lo que necesitamos.
ResponderBorrarIr sumando cada día en lugar de alquilarnos por unos mangos.
Esta nuestra Argentina, parece haber por fin encontrado el camino, no exento de obstáculos. Estoy seguro que cada día somos más, aunque a la vuelta de cualquier esquina pueda tendernos una celada la mala fe, y la deshonestidad que el Segundo Poder, el Mediático impone diariamente.