miércoles, 15 de mayo de 2013

Operaciones de la oposición mediática



Las decisiones políticas de los nunca votados
No hay conciliación posible con algunos medios de comunicación. Si no están planeando una forma de destitución, se parece bastante. Nada más sencillo que generar descontento en un sector de la sociedad con un argumento muy fácil de comprender: son todos corruptos. Los medios con hegemonía en retirada no hacen más que anticipar desgracias y relatar escándalos para tratar de demostrar que el actual gobierno es lo peor que nos podría haber tocado. El domingo pasado, el diario La Nación desplegó toda su creatividad en dos textos que dibujan un panorama que estremecería al más valiente. Y con un inusitado cinismo, una de sus más selectas plumas se atrevió a hablar de terrorismo de Estado. Simbólico, eso sí, pero terrorismo al fin. Y, como todo terrorismo de Estado que se precie de tal, debe ser autoritario sin límites. Por eso, Joaquín Morales Solá, el fértil pensador de la otrora Tribuna de doctrina, alimentó la paranoia fingida del mascarón del Grupo Clarín, el denunciador serial, Jorge Lanata. Para ellos y sus seguidores hay un gobierno dispuesto a apropiarse de todo lo que encuentra a su paso. O por lo menos, todo lo que quepa en la famosa bóveda de El Calafate.
No importa si los informes que domingo a domingo alimentan la desinformación son cada vez más insustanciales y contradictorios. No interesa si los entrevistados se desdicen de lo que dicen en una misma entrevista. No afecta que hasta el presidente del Capital Bank de Panamá, Moisés Koen, salga a desmentir sus informes desde la cadena CNN. Total, muchos de los consumidores de esas hogueras mediáticas no se enteran de otra cosa más que de lo que sustenta sus propios prejuicios. Los últimos minutos del PPT opositor son merecedores de un Oscar. Una composición dramática basada en la mera ficción, poco apta para un programa periodístico. Un primerísimo primer plano que muestra la intimidad de un personaje angustiado, en soledad ante las amenazas de un gobierno dispuesto a todo. "Sinceramente, termino el programa de hoy sin saber si el domingo que viene vamos a estar acá –comenzó el periodista su alocución final- pero esta vez quiero pedir algo a los opositores, a los kirchneristas honestos, a los abuelos, a los profesores, a los chicos, a los que usan uniforme y a los que no usan uniforme, a la gente que no tiene nada, les quiero pedir algo a todos: si nos borran de un plumazo y si nos sacan de todos lados hagan algo. Realmente no sé qué, pero no lo dejen pasar así no más. No les pido que hagan algo por mí, yo les estoy pidiendo que hagan algo por ustedes".
¿Qué pueden hacer para impedir algo que no va a pasar? Porque no va a pasar nada de lo que están dibujando los operadores del Grupo Clarín: no se intervendrá el diario, por lo que las vallas colocadas en torno al edificio no tienen utilidad alguna, salvo una decoración paranoide; Cristina no invadirá triunfante TN ni Radio Mitre; los muchachos de La Cámpora no coparán Canal 13 para sacar en andas a Lanata y su equipo. Nada de eso pasará. Y aunque digan que la valentía de las denuncias anticipadas frenó la movida de la irrupción K en los medios, nada de eso pasará porque no está en las intenciones del Gobierno Nacional. Aunque ganas no faltan, porque lo merecen.
Claro, dibujan un panorama oscuro porque están desesperados. Nada mejor para conquistar voluntades destituyentes que construir un enemigo poderoso y sin límites. Autoritario, sobre todo. Y corruptísimo. El fenómeno psicológico de la proyección inspira el editorial de La Nación: “lejos de aceptar responsabilidad alguna, vive inventando conspiraciones para disimular sus errores y para justificar sus crecientes abusos de poder”. Como los medios opositores y los políticos que ofician de comparsas se muestran incapaces de discutir en el plano de las ideas, apelan al revoleo de denuncias de corrupción y a la declamación de generalidades republicanas de fácil aceptación ciudadana.
Un caso paradigmático es el del Jefe de Gobierno porteño que, consustanciado al extremo con los intereses del Poder Fáctico, anunció en conferencia de prensa la firma de un decreto de necesidad y urgencia “para cuidar la libertad de prensa que afirma la autonomía de la Ciudad y enmarca una protección para los periodistas en el resto del territorio”. Basado sólo en los titulares de los diarios y demás especies periodísticas, el Alcalde Amarillo afirma que "han recrudecido los ataques a dos pilares de nuestra democracia: la independencia de la Justicia y la libertad de prensa". Incongruente como siempre, Macri denunció que “se pretende que todos los medios dependan del Gobierno, en forma directa o indirecta” y, errático a más no poder, declaró que "los medios son libres de expresar sus ideas, siempre y cuando estén dentro de la Constitución Nacional”. Ni él sabe lo que quiso decir con esto, pero bienvenido sea con tal de sumarse a la operación montada por el grupo de medios que desde hace años opera desde afuera de cualquier constitución y por encima de toda ley. Y hasta el propio Macri se erige por encima de cualquier ley, porque su DNU pretende frenar las medidas que pueda tomar la Justicia Federal para aplicar la LSCA o cualquier otra medida legal. Un decreto pensado sólo como un golpe de efecto que no puede perdurar, porque se tropieza con la Constitución en su conjunto. Y todo presentado en la puesta en escena de una conferencia de prensa improvisada cuyo único objetivo es competir el podio con Jorge Lanata, Joaquín Morales Solá, Marcelo Bonelli, Daniel Santoro, Adrián Ventura, Nelson Castro, Santo Biasati y todos los indignados mediáticos que desfilan ante los medios del Grupo.
Con sus rostros circunspectos y estreñidos, en el límite de la paciencia, amplifican cualquier vegetal que se les ocurra, con tal de crear un clima de animadversión hacia La Presidenta y su equipo de gobierno. Todos los lunes, el noticiero nocturno del Trece y todas sus repetidoras del interior se convierten en un eco terapéutico del show del PPT opositor. Después de la patética escena presentada en el final de su emisión del domingo, los esfuerzos opositores de esos periodistas no se hicieron esperar. “Ojo porque la oposición sigue navegando por las aguas de la nada –expresó, preocupado, Nelson Castro- No siguen pensando en pos de las necesidades de la sociedad y del país republicano de decir pongámosle un freno a esto”.  “El próximo paso va a ser afectar el mercado electoral”, advirtió Carlos Pagni, trasformando la base de la democracia en una transacción mercantil. Joaquín Morales Solá, inspirado por su agudo olfato, realizó una esperada anticipación: “nos tenemos que desencantar. En esa bóveda ya no hay más nada, no hay ni diez euros, si no es que refaccionaron la bóveda”. Aunque la bóveda nunca haya existido, permanecerá para siempre en la memora del público al que se dirige. Y Daniel Santoro, editor de política del ex Gran Diario Argentino, dejó expandir su paranoia: “en 20 años que trabajo en Clarín, por primera vez tengo que entrar a un lugar vallado, por miedo a que entren de noche y demás”. Cabe aclarar que la decisión de vallar el edificio donde funciona ese medio proviene de sus propios directivos ante la inexistente amenaza de la invasión K.
Desde hace un tiempo se ha producido una enorme distorsión entre algunos hacedores periodísticos: en lugar de narrar hechos, los inventan; en vez de difundir declaraciones de políticos y especialistas, escriben los libretos para que ellos los reciten; lejos de valorar la libertad de expresión, la pisotean hasta la humillación. Las operaciones mediáticas recrudecen su fiereza, mientras representantes de la oposición les dan entidad. El exabrupto del Alcalde Amarillo brinda el marco legal al espectáculo circense pergeñado por El Trece y todos sus acólitos. Además, tiene sabor a separatismo. Parece como si quisieran fundar un nuevo país gobernado por personajes a los que nadie vota, pero obtienen legitimidad por el rating que ellos mismos dibujan.  Parece también que están provocando una reacción de hartazgo que les dé la razón. Mientras tanto, la paciencia ilumina este camino de transformaciones. La inusitada desesperación de los carroñeros lo confirma: la meta del país soñado está cada vez más cerca.

6 comentarios:

  1. Muchas Gracias Gustavo.

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    1. No hay por qué. Gracias a vos y a todos los que leen las lucubraciones escriturarias que salen de mi teclado. Abrazo enorme

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  2. Excelente como siempre (bah, no hace tanto que te sigo, pero excelente).
    Claro, certero y que baja a palabras el pensamiento de quienes vemos el bosque más allá del arbol que intenta plantarnos la gran corpo.

    Gracias.

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  3. Con cada lectura es como leer lo que desde la razón nos acontece.

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  4. Muy buena la nota, vivo en Brasil y también lo veo de ese modo. No conocia este Blog, parabéns

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  5. Muy Bueno. Excelente, Gustavo. Es lo que necesitamos.
    Ir sumando cada día en lugar de alquilarnos por unos mangos.
    Esta nuestra Argentina, parece haber por fin encontrado el camino, no exento de obstáculos. Estoy seguro que cada día somos más, aunque a la vuelta de cualquier esquina pueda tendernos una celada la mala fe, y la deshonestidad que el Segundo Poder, el Mediático impone diariamente.

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