viernes, 18 de octubre de 2013

Castigos y premios, por favor



Un paseo por las nubes al ritmo de un clarín
Un poco de paciencia. Después de haber mordisqueado hasta el cansancio al legislador Juan Cabandié, pasaron a otro tema. El que sea, no importa. Para los prejuiciosos consumidores de los medios hegemónicos -ilegales con complicidad judicial- el candidato del FPV quedará marcado a fuego con las mentiras que difundieron sobre él. Como con todo. Las patrañas que instalan con malsana intención no caducan. Y cuando uno intenta dar otra explicación –la más racional- recibe una mirada de furia o, en el mejor de los casos, sazonada con una condescendencia cercana a la lástima. Enumerar cada una de las tergiversaciones exitosas con que han manipulado al público en los últimos años resultaría por demás de arduo. Algunas bastarán para entender: Boudou, el miedo, el INDEC, Moreno, La Cámpora, la plata de los jubilados, Plan descansar, la censura, la persecución, la inflación, el gobierno autoritario y corrupto. O consignas como estamos aislados del mundo, Cristina está loca, Néstor está vivo, la inmigración descontrolada y un centenar más. Ellos están desquiciados y una parte del público se deja llevar, feliz por tanta manipulación que los embrutece, orgullosos de coincidir con la línea de pensamiento de los que quieren recuperar el poder.
¿O acaso no quedará para la historia el famoso titular: “El INDEC dice que se puede comer con seis pesos”? Un informe técnico que tenía como objetivo establecer un mínimo de subsistencia se convirtió en una sentencia ridícula. En este episodio no se tiene en cuenta la canasta básica semanal publicada por una cadena de supermercados que se podía adquirir a 170 pesos, que incluía un menú diario con cuatro comidas. En estos días, el economista solidario Bernardo Kliksberg afirmó que con sólo 25 centavos de dólar se consiguen los nutrientes básicos para evitar la desnutrición y no salió en Clarín ni en TN algún titular que rece Kliksberg dice que se puede comer con dos pesos. Claro, con esos libelos nadie se entera de nada.
Con la inflación, otro tanto. Por supuesto, jamás abordan el tema para señalar que el incremento de los precios es responsabilidad de los empresarios especuladores, que sólo buscan incrementar sus ganancias con el menor esfuerzo. La culpa de los aumentos es del Gobierno, sobre todo de Cristina, que por las noches debe entretenerse arreglando las listas de precios. O del INDEC de Moreno, que, en lugar de brindar un número abstracto para explicar la economía, debería informar a cada vecina lo que gasta de más en sus tan diversas compras. Y ponen el grito en el cielo por una inflación del 12 por ciento anual de acuerdo a las mediciones oficiales cuando en los comienzos del añorado gobierno del infame riojano rondaba el 3000 por ciento en el mismo lapso. Ni las más carroñeras mediciones de las consultoras privadas alcanzan esa alucinante cifra. Y sin embargo, han logrado instalar en la sociedad que éste es el tema más acuciante para la población.
Con sus tapas, los títulos televisivos y sus arteros editoriales construyen cualquier cosa menos una realidad. Hay que ser muy gil para creer que todo está tan mal. Y mucho más aún para pensar que los otros lo pueden hacer mejor. Ahora, los que se abrazan al modelo de país que pretenden instalar los personeros del Poder Fáctico merecen calificativos más fuertes. Porque todo lo que se pergeña desde esos medios no busca otra cosa que aplicar el plan que nos llevó al desastre, que incluye devaluación de la moneda, recortes del gasto público, reducción de salarios y apertura de las importaciones. Consecuencias: más inflación, recesión, desocupación y aumento de la pobreza. Esto lo hemos vivido tantas veces y con resultados tan catastróficos que la defensa de estos programas neoliberales debería ser considerada por la Justicia como apología del delito, sino traición a la patria.
Todo lo que atacan desde estos medios sigue un hilo conductor: la retirada del Estado para regresar al saqueo especulativo de los noventa. YPF, Aerolíneas Argentinas y la ANSES son los blancos predilectos. Y, desde la gradual estatización de los servicios, el transporte ferroviario. No piden un Estado ausente –que no existe- sino el cómplice, que garantice descomunales ganancias empresariales y el vaciamiento compulsivo de nuestros recursos. La situación que viven algunos países europeos parece el tráiler de la película que ya hemos visto desde 1976 hasta 2001. Y quien esté de acuerdo con todo esto, sin dudas, merece ser considerado un enemigo. Con todas las letras.
Por eso aparece como una refrescante brisa la concentración que se hizo en Plaza de Mayo para celebrar un nuevo aniversario del Día de la Lealtad. La convocatoria había comenzado en las redes durante el fin de semana y las organizaciones alineadas con el kirchnerismo la convirtieron en realidad. El apoyo a CFK tomó las calles y circuló como una vitamina por las venas de los asistentes, tanto militantes como ocasionales. Por si algún lector está pensando lo contrario, Clarín no ubicó el tema en su tapa. Durante cinco días el affaire Cabandié copó los títulos principales y esta manifestación popular no mereció ni un rinconcito. La Nación, al menos, lo anunció en su portada y completa la cobertura, por distracción o mensaje encriptado, en las páginas 6, 7, 8.  Eso sí, ilustró con una foto tomada en los primeros minutos del acto, en pleno día, para demostrar la escasa concurrencia. Más tarde, las imágenes afirmaban otra cosa.
Y no porque la marcha haya sido contundente desde lo numérico, sino por el contexto que la convierte en un emotivo mensaje político. Por un lado, un mimo dirigido a La Presidenta, de esos que curan desde los sentimientos más profundos. Por el otro, la reafirmación de una lealtad hacia la conductora de un proyecto de país que promete mucho futuro. El conjunto, una advertencia hacia los que quieren interrumpir este camino. Porque estos diez años merecen mucho más que una plaza llena. Las urnas desbordadas de apoyo pueden ser un buen premio.

1 comentario:

  1. Sobre la inflación, agregaría que los medio hegemónicos nada dicen del procesado Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, que la usa para justificar los aumentos del ABL, subtes, etc. ¿Acaso no es esa una excelente forma de generar más inflación?

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