Carroñeros
al borde de un ataque de nervios
Pobres, los golpistas. Antes,
voltear un gobierno era más fácil. Con acudir a las puertas de un cuartel,
bastaba. En cambio, ahora tienen que
aguzar el ingenio y utilizar sicarios ubicados estratégicamente en lugares
clave para boicotear la vida diaria de los argentinos. Como generales
reunidos en un campamento en medio del fragor de la batalla, despliegan mapas
para detectar los flancos más vulnerables donde atacar. Claro, no se juntan en
una tienda de campaña, sino en alguna oficina de Puerto Madero. En realidad,
las grandes cadenas informativas siempre aprietan a sus respectivos gobiernos. Y la principal estrategia es la difusión de
informes de veracidad dudosa que permanezcan en la memoria colectiva a pesar de
las esforzadas desmentidas de las voces oficiales. Según la CNN, la CIA
confirmó la existencia del Área 51, gracias a la descalificación de unos
documentos, aunque nada se dice, por ahora, de toda la historia de
extraterrestres que circuló durante tanto tiempo. Tema que inspiró novelas,
comic, series y películas desde “Los
invasores” para acá. Al menos, la prensa norteamericana contribuye al
desarrollo de la industria cultural. La
de acá, miente sólo para destruir. Y esto sin incluir las oscuras alianzas de la fuerza no-política que los representa ni
las sospechas de sabotaje en los tres accidentes ferroviarios. Tanta
creatividad destinada a las operaciones, que se deberían haber dedicado a la cirugía para hacer un notable
aporte a la comunidad.
Cuando en febrero del año
pasado ocurrió la tragedia de Once, las explicaciones apuntaban a un abandono
del transporte ferroviario por parte de la empresa concesionaria y la ausencia
de controles por parte del Estado. Unos meses después, el ministro Florencio Randazzo impulsó importantes mejoras en el
servicio, pero otro accidente en la misma línea parecía indicar que nada
era suficiente. Sin embargo, las pericias y las cámaras demostraron otra cosa: un maquinista transformado en kamikaze.
Al poco tiempo, las pericias judiciales revelaron que el tren accidentado en
Once tenía el sistema de frenado y seguridad en buen estado, lo que permite sospechar de la actitud del
conductor. El sábado, un nuevo y oportuno siniestro ubica a este servicio
público en el centro de la escena en la última semana de campaña electoral. Un
experto en inteligencia podría decir que el
primer incidente es casualidad, el segundo, coincidencia, pero el tercero es
confabulación.
Que se haya quedado dormido no exime
de responsabilidad al motorman, más aún cuando venía demostrando imprecisiones
en las últimas escalas. Si tenía dificultades para mantenerse despierto, debería haber informado a la torre de
control para que se efectúe un relevo o, al menos, una dosis intravenosa de
café. Uno, que es mal pensado, imagina alguna droga introducida en el organismo
de Julio Benítez sin que lo advierta. Un somnífero, por ejemplo. Pero, el intento de destruir el disco de
grabación lo convierte en partícipe necesario de la operación. Ni hablar
del sindicalista Rubén Sobrero, que siempre sale a recitar consignas
malintencionadas ante los medios hegemónicos, con denuncias y pruebas
insostenibles. No sólo hay que sospechar de estos tres maquinistas, sino llegar hasta la mano negra que los
está inspirando.
Ni hablar del papelón de Pino
Solanas, que a los pocos minutos del suceso, apareció en el lugar con un estrambótico look turístico con la
intención de buscar protagonismo ante las cámaras. Apenas logró esbozar algunas
generalidades oportunistas, cuando un grupo de usuarios y damnificados
comenzaron a abuchearlo por su carroñera actitud. De más está decir que debió
abandonar el lugar con mucha pena y sin ninguna gloria. En su desesperación por conquistar un lugar que garantice su
permanencia evanescente, se ha contagiado con los vicios de sus aliados. Y,
por supuesto, ha adoptado el estilo vociferante exigido por la cadena ilegal de comunicación que
siempre amplifica sus inconsistencias.
Tanto él como muchos otros
exponentes de la oposición se suma a la agenda enloquecedora de las empresas
que se dicen periodísticas. Todos apelan al mismo accionar: opinar al instante sobre lo que no tienen
idea recitando al unísono un mismo lema. Ante cualquier operación pergeñada
desde las madrigueras responden con premura para satisfacer los requerimientos
del Poder Fáctico. En este mes hubo cuatro operaciones principales: la extraviada psiquis de La Presidenta, la
sospecha en la información sobre su salud, la capacidad y ética de Boudou para ejercer la presidencia provisional
y la prepotencia de Cabandié. En todas pusieron sus cínicas máscaras de
preocupación. En todas demostraron desinformación, superficialidad y malicia.
Y, más grave, obediencia absoluta a los intereses de los que se piensan dueños
del país.
O quizá también estén
enloquecidos ante tanta manipulación. No es para menos: los ecos de sus ficciones camufladas como noticias aturden a cualquiera.
El ex gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, parece ser una víctima más de la
desinformación. A una semana de la difusión del primer video, el candidato a
diputado por el FPV calificó como “lamentable”
la reacción del legislador Juan Cabandié. Si
esto lo hubiera dicho el domingo pasado, cuando nada se sabía del video
completo, cuando no se había escuchado la versión de Cabandié, cuando no se
sabía la antigüedad del hecho, no merecería estas líneas. Pero en siete días,
se conocieron muchas cosas en torno al hecho: que había ocurrido en mayo, que
el legislador no chapeó para evitar
la multa, que le retuvieron el coche por algo que ni siquiera es una contravención,
que le revisaron sus pertenencias y que la ex agente realizó poses sensuales
para un diario opositor por la módica suma
de 30 mil pesos. Demasiado sería que la suma resulte una ironía por su
similitud con el número de desaparecidos. Con
todo esto, ¿en dónde está lo “lamentable”? Más aún cuando el candidato
santafesino pertenece al mismo partido. Quizá Obeid sea complaciente con los
medios locales y evita cualquier confrontación con ellos. O tal vez lo
agarraron distraído. ¿O estará
anunciando su futura traición? Si es esto último, que vaya presentando su
renuncia. Que ni se le ocurra asumir si
ya está pensando mudar su banca a las huestes del Frente anti-Renovador de
Sergio Massa. Si esa banca la conquista por el kirchnerismo, sería una
burla que después se transforme en opositor.
Pero ya estamos cansados de escuchar a ciertos
políticos desplegando los argumentos que se sugieren desde los medios; que ante cada incidente distorsionado
salgan a canturrear las chocheras que les dictan; que ante cada choque
ferroviario sólo tengan algunos caceroleos de catálogo. Realmente, cansan.
Y esto no es colocar un bozal en la boca de nadie, como sugirió un Alfredo
Casero exageradamente reaccionario en el programejo del ex periodista Jorge
Lanata. Si en los noventa, Marcelo Tinelli tinellizaba
la sociedad, en estos tiempos los
políticos opositores se han lanatizado de
manera peligrosa. Y así, el tono protestón contagia a gran parte de los
individuos que se piensan ciudadanos. Sin
exagerar, desde la cloaca dominical de El Trece se reniega de las instituciones
y se propicia la destitución. Un poco de cera en nuestras orejas permitirá
nuestra subsistencia ante los espeluznantes alaridos de estas peligrosas
sirenas.
Uno, sea por walt disney o por costumbre, tiene idealizadas a las sirenas, como seres amables, simpáticos y benefactores.... da un poquito de cosa pensarlas asociadas a esa cosa patética que es el cardumen opositor.
ResponderBorrarSí, permítame una crítica, cambie el bicho del final de su post, más apropiado y directo serían los alaridos de la HIENAS. Conserva la rima, son peligrosas, carroñeras también, son perfectas, vió?
Las sirenas eran bichos horrorosos y despiadados que tenían una voz encantadora, con lo que atraían sus presas, de acuerdo a la Odisea de Homero. Hienas, buitres, caranchos, fieras son sinónimos que utilizo habitualmente para referirme a los que quieren nuestra ruina. Gracias por las sugerencias
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