Aunque cueste creerlo, algunos periodistas opositores insisten en
jugar el papel de perseguidos. No les bastó el penoso rol que desempeñaron
en la CIDH. A su regreso, siguieron lloriqueando. Magdalena denunció que la
AFIP la visitó como represalia por su denuncia en la OEA. Por supuesto, no es así. Tampoco fueron kirchneristas los que
robaron el maletín de Alfredo Leuco. O tal vez sí, pero seguro no fueron
enviados por Cristina ni ningún funcionario del Gobierno Nacional. Un poco de
seriedad, por favor. Un poco de respeto hacia el público que, impulsado por sus
prejuicios, se sigue sumando al desprecio mediático que destinan hacia un
proyecto que todavía recibe el apoyo de la mayoría. Y, por último, un poco más de esfuerzo para convertir a los
medios en un servicio para la sociedad y no en una competencia para el
embrutecimiento de sus integrantes. Que Joaquín Morales Solá confiese que
prefiere la cárcel al desprecio público ante los relatores de un organismo que
destina su tiempo a investigar atrocidades es
una falta de respeto hacia las víctimas en serio. Por supuesto, un coro de
ridículos se sumó al lamento y el más vehemente fue el conductor del PPT
opositor. El creador de Página/12 y otros medios que han hecho historia agregó
un dramático llamado para despabilar a los ciudadanos que, pronto, se quedarán sin los canales y emisoras que
alimentan la desinformación e incrementan un odio irracional. Que hagan
este circo cuando toma conocimiento público el hallazgo de las listas que
demuestran una persecución en serio es una animalada. O quizá, una escenita
para desviar la atención de tan importante hallazgo. Como sea, lo peor es creer en todo esto. Y deben
ser muchos los que están en este grupo, de acuerdo al bochornoso resultado
electoral.
Así es. El Autor de estos
Apuntes considera que quienes se dejan
llevar por estos exabruptos mediáticos son los que eligieron las opciones más
irresponsables y destructivas en las
últimas elecciones. Quien confía en las dotes actorales de Carrió, por
ejemplo, está avalando un relato insostenible que en nada respeta las
instituciones. Quien deposita su voto en los personajes que vociferan ante un
micrófono pero nada hacen en sus bancas está contribuyendo al retroceso de
nuestra vida democrática. Y también, está
avalando la manipulación insultante en la que incurren los voceros del
establishment disfrazados de periodistas. Con todo respeto, no votan ni con
el bolsillo ni con el cerebro ni con el corazón. Que el lector imagine con qué parte del cuerpo depositan su voto.
Desde los medios hegemónicos se
denuncia muchas veces la existencia de un relato kirchnerista como sinónimo de
un conjunto mentiroso y amañado. Vale aclarar que todo relato es necesario para otorgar coherencia a esa colección de
hechos dispersos y caprichosos que llamamos realidad. En la vida cotidiana
ocurren cosas que inevitablemente deben transformarse en relato para adquirir
cierto orden y llegar a ser conocidas. Un
relato no es falso per se, sino por basarse en hechos inexistentes. Que un
grupo de periodistas se sienta perseguido por las hordas del Gobierno Nacional
es pura paranoia o, como parece ser, un
invento con intenciones de operación política, destinado a un público que
le encanta ser engañado para seguir alimentando sus prejuicios.
Algo diferente puede pensarse
del relato orientado por la ideología. Si tomamos un tema como el del
incremento de los precios, podemos encontrar varios relatos que intentan
explicar el fenómeno y buscarle una solución. Para los exponentes de la
ortodoxia económica el relato sobre la
inflación contiene emisión monetaria, el crecimiento de la demanda y los
aumentos salariales. Una mirada más heterodoxa desecharía esos tópicos y
pensaría más en la concentración de la
economía en pocas manos y la especulación de los inescrupulosos, que buscan
obtener mayores ganancias con menores esfuerzos. Estos dos relatos
contrapuestos pugnan en la escena política de nuestro país, aunque el primero busca mimetizarse debido
a los estrepitosos fracasos que ha generado en el pasado. Uno es tan válido
como el otro y sólo hay que optar por el más conveniente y prometedor.
Los seguidores de estos apuntes
saben cuál es la posición de su autor. El incremento de los precios –diminuto pero
molesto- se produce por la ambición de
los que no se resignan a ganar un poco menos. Como el 80 por ciento de los artículos
que consumimos es producido por unas 24 empresas y el 60 por ciento, vendido en
grandes cadenas de supermercados, es ahí
donde hay que buscar la solución. O se controla el margen de ganancia que
tienen esas empresas o se abre el juego para que haya más actores. Las dos opciones incluyen una decidida
intervención del Estado, idea que eriza el vello de los ortodoxos.
Esperando
a Cristina
Para cerrar este texto se hace
necesario volver a Magdalena y su rol de perseguida. Desde el relato del
establishment, el régimen K la
castiga con la AFIP por denunciar ante la OEA cómo las libertades están
cercenadas en nuestro país. A simple vista, es víctima de un sistema que la castiga por pensar distinto en donde
más le duele: su bolsillo. O cartera, en este caso. Relato mentiroso por
donde se lo mire. Ninguna libertad está cercenada en nuestro país y la AFIP
solicitó documentación ante el pedido de una reducción impositiva. Si desea tributar
menos, debe demostrar que sus ingresos son menores a los registrados. Como no puede o no quiere exhibir
documentación, su reacción es teatral. Magdalena estelariza el episodio de
una obra que comienza poco después de las elecciones, con el sorpresivo fallo
de la Corte. La resistencia al régimen pasa
por desviar la atención de un Monopolio
que debe someterse a la legalidad a unos individuos que son perseguidos,
insultados, saqueados, agredidos por denunciar el peligro K. Junto a ella,
un elenco de figuras destacadas del mundillo periodístico interpreta el rol de
víctimas presentes y futuras como forma de hacer
propias las heridas sufridas por el Grupo mediático hegemónico.
Todo esto si pensamos el
capítulo como una cortina de humo. Bien podría tomárselo de otra manera. Una extorsión, por ejemplo. No de
Magdalena como individuo, sino como exponente
de una clase acostumbrada a gobernar sin ser molestada. La desarticulación
del Grupo Clarín puede ser la antesala de otras desarticulaciones que serán
beneficiosas para el futuro. Que un organismo del Estado pretenda cobrar
impuestos es otro atropello que los
poderosos detestan. Los gritos desaforados de una de las autoras del libro Nunca Más es una muestra de las reacciones del establishment ante la posible
profundización de este proyecto. Extorsión y desesperación, porque se
imaginan lo que se viene. Los documentos encontrados en el sótano del edificio
Cóndor pueden resolver muchos asuntos pendientes desde los tiempos de la
dictadura, como la complicidad de los empresarios
y su crecimiento patrimonial.
En unos días, Cristina se
convertirá nuevamente en Presidenta. El momento del reencuentro es esperado con
ansiedad por todos, tanto por los detractores como sus seguidores. Unos, para inspirar sus dicterios; otros,
para continuar con este luminoso camino. El fallo de la Corte y los
documentos de la dictadura ayudan a recuperar la mística transformadora que perfuma nuestro futuro. Y ellos, agoreros,
nostálgicos, mentirosos, conspiradores seguirán haciendo lo que saben hacer
para torcer nuestro recorrido. Los demás
seguiremos andando, felices y decididos a tener un país mejor.
Muy bueno Gustavo ! Claro y contundente. El latiguillo de "No podés criticar al Gob. porque te mandan a la AFIP ",está ya gastado no sólo por Magdalena y el Grupo todo;sino también por la sra de los almuerzos "Otra derechosa recalcitrante" y podríamos continuar la lista. Larrata,ya ni me merece pronunciar su apellido correctamente .El periodependiente de Mafietto ... "Esperando a Cristina" para caminar hacia el Desarrollo !!!
ResponderBorrarFelicitaciones Gustavo ! Muy claro y perfectamente fundamentado.
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