Sin dudas, la reaparición de
CFK trae mucha riqueza a la escena
política vernácula, además del alivio por verla tan saludable como siempre.
Cuando ya se habían agotado todas las especulaciones sobre su estado, el video
del lunes alegró a muchos de sus seguidores. Y enardeció a sus denostadores, de paso. Ahora dicen que Victoria Donda está haciendo un curso de jardinería
para diferenciar una planta de una persona. Pero no hay que dar crédito a estos
rumores mal intencionados. Bastante con lo que hay, que no es poco. Entre las catástrofes vaticinadas por Elisa
Carrió y las boberías analíticas de Federico Pinedo alcanza para divertirse un
buen rato. Pero el futuro depara mucho más que los dicterios de estos
personajes. O mejor dicho: esos dicterios anticipan que en estos dos años que
quedan, las fuerzas opositoras deberán
apelar a mucho más que frases impactantes para convertirse en alternativa de
gobierno. De lo contrario, en la historia quedarán como ladradores molestos que no logran
interrumpir el tránsito hacia un nuevo país.
Las próximas líneas quizá puedan
ofender a algunos votantes, pero la intención no es ésa. Si uno cuestiona las
declaraciones de algunos exponentes de la oposición -injustamente coronados como representantes- no es porque no soporta
el disenso. La crítica siempre debe ser bienvenida, pero sólo cuando está
basada en hechos concretos y razonamientos coherentes. Y sobre todo, cuando tiene intenciones constructivas. De lo
contrario, sólo es griterío que confunde y produce mucho daño en la convivencia
democrática. Por último, una crítica debe ser respetuosa con el tema que aborda
y también con su público. La
diputada ausente con énfasis, Elisa Carrió, desde hace mucho tiempo hace todo
lo contrario. Sus intervenciones buscan el efecto inmediato en sus seguidores,
individuos desvariados que no saben a dónde dirigir sus protestas caceroleras. Los disparates con que acostumbra inundar
los espacios mediáticos que le conceden sólo pueden convencer a los que no
entienden nada pero creen saberlo todo.
Además de las inconsistencias
de todo tipo -desinformadas, prejuiciosas y destituyentes- sus dichos
alarmistas y la gestualidad de su rostro evidencian una desconexión
sorprendente. Mientras anuncia las
peores calamidades, se la puede ver sonriente, calmada, casi feliz. El
guiño de su ojo, parece contradecir la broma macabra que está pronunciando. “Tengo enorme preocupación por el futuro de
Argentina”, explicó en una de las tantas horas semanales que ocupa en TN. "En diciembre se van a empezar a notar los problemas –puso como
ejemplo- sobre todo en el conurbano bonaerense, porque los alimentos van a estar cada vez más caros". Salvo
que persista la mirada unitaria del siglo XIX, el futuro de Argentina no
ocurrirá sólo en el conurbano. A no ser
que estemos hablando de un territorio controlado donde algunos oscuros
personajes puedan organizar una revuelta
espontánea, como han hecho en muchas ocasiones. Y lo que para ella es
preocupante, para la mayoría es auspicioso: "cuando
la Presidente dice que está
profundizando el modelo, está diciendo 'vamos por todo'. Esto es
un salto al vacío. Esto es preocupante, desde el lado de la sociedad". El
‘vamos por todo’ que tanto preocupa
no es la reinstauración de los malones, vale aclarar. Pero la expresiva
diputada sorprendió aún más: “ayer me dio
mucho miedo, es como si tuviera oscurecida la mente”, deliró frente a
cámara. Demasiada estupidez para tan
pocas líneas.
Pero hay más. El diputado del
PRO, Federico Pinedo, demuestra ante cada micrófono su pobreza intelectual y su
desesperación de clase. Y confirma que
el espacio conquistado es más por portación de estirpe que por mérito profesional.
Sobre el nuevo Jefe de Gabinete, sólo anticipó que le “da la impresión de que Capitanich no va a ser un bufón que hace
cualquier cosa”. Con esto está afirmando que los anteriores funcionarios sí
fueron bufones y sí hicieron cualquier cosa. Sin fundamentos, como siempre. Con
el nuevo ministro de Economía, Axel Kicillof, fue un poco más duro. “Kicillof es impredecible porque le gustan
las frases grandilocuentes, las falacias y niega la realidad con palabras
lindas”, explicó, como si estuviera
ante un espejo.
Y ahora viene lo peor: “un
marxista en el siglo XXI es como decir soy partidario de la economía de Juan
Moreira”. Un revoltijo que no dice nada pero trasluce mucho. Primero, la consideración superficial del tiempo, como
si sólo lo nuevo fuese válido, lo que refuerza la impronta a-histórica del Club Amarillo. Segundo, afirma esa
sandez como si el liberalismo hubiese nacido ayer y no en el siglo XVIII. Sin
ser un genio en matemática o historia, Adam
Smith pergeñó su sistema económico casi cien años antes que Marx. Tercero,
expresa un profundo desprecio hacia la cultura popular, como si actualizara el
parámetro sarmientino de civilización y barbarie.
El infierno tan temido
Que la primera frase ante los
militantes que poblaban los patios de la Casa Rosada haya sido “cómo los extrañé, por Dios” indica que
estamos atravesando un momento insólito. Lejos,
claro está, de los peligros que auguran desde los rincones carroñeros. La
alegría del encuentro no necesitó globos ni música, sólo la emoción de ver a
Cristina recuperada y con la energía de siempre. No puede interpretarse como
una amenaza una de las ideas que destinó CFK a la multitud: “hay que seguir profundizando el modelo para que cada vez haya más
argentinos incluidos y para que nunca más nadie pueda volver a arrebatarnos lo
que nos corresponde por derecho a todos los argentinos”. Quizá sea una amenaza para aquéllos que están acostumbrados a la rapiña,
los que acumulan cada vez más gracias a este proyecto que tanto cuestionan. Los argentinos de
a pie estamos más que conformes con ese compromiso tan auspicioso.
De los nuevos funcionarios, Jorge Capitanich fue
uno de los más elogiados. Aunque esto pueda despertar sospechas, en su primer
contacto con la prensa también hizo
referencia a la necesidad de profundizar este modelo. Y eso incluye “el crecimiento de la economía, generar
oportunidades de empleo, preservar el poder adquisitivo del salario,
incrementar el volumen de exportaciones, hacer más competitiva la economía,
buscar más inversión privada, dar más certidumbre y previsibilidad". No habló de ajuste ni nada que se le
parezca, sino todo lo contrario. Pero también deslizó una advertencia: " lo que pretenden los sectores
corporativos es defender sus propios intereses y el Estado debe tener capacidad regulatoria para gobernar para
todos". Por lo tanto, el compromiso es que los intereses
colectivos están por encima de los particulares.
Además, resulta auspicioso que el Jefe de
Gabinete a estrenar sea un hombre que ha transformado la vida de una de las
provincias consideradas inviables por el neoliberalismo
noventoso que algunos nostálgicos quieren reinstaurar. Alguien del interior
tenderá a reforzar la mirada federal que el proyecto K trajo como novedad. Y,
junto a los nuevos ministros Kicillof y Carlos Casamiquela, piensa la inflación
como un incordio que no se soluciona con ajustes del gasto público ni control de la emisión monetaria. A contramano con
la ortodoxia económica, los nuevos
funcionarios sostienen que para controlar los precios hay que limitar la
ganancia empresarial y aumentar la oferta de productos. Un cambio
estructural que incluye un estudio profundo de la cadena de comercialización,
la desarticulación de la posición dominante de algunos grupos productores de
alimentos y la regionalización de la economía.
Quizá por eso algunos opositores están
expectantes y otros, enloquecidos. Todos
están desconcertados, porque Cristina volvió para gobernar y no para renunciar.
Y mucho menos claudicar. El fin de ciclo tan pregonado parece más un resurgir
profundamente transformador. La transición
que tanto anuncian los que prometen un país normal y suplican por la
alternancia será la confirmación de un
camino que ha convertido nuestro futuro en la Argentina que desde siempre hemos
soñado.
Un placer leerte, como siempre Gustavo! Agregaría que Cristina no estuvo del todo "alejada", gestionando como nos tiene acostumbrados, volvió anunciando la Profundización del Modelo y no es casual el cambio de algunos Ministros... Una semana donde la "Opinología" estuvo a la orden del día y en todas partes. Suelo estar mucho en Twt, donde pude leer (con pena) a "supuestos" defensores de este Proyecto Nac y Pop, dudar de la Real Conducción y Gestión de la Presidenta, ante la renuncia de Moreno.
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