Según dicen los expertos, en los demás planetas
no pasa lo que en el nuestro, que está lleno de hipócritas, cínicos, agoreros,
conspiradores, paracaidistas, desmemoriados y distraídos. Y encima, la mayoría habita en el país. Los dirigentes de la Mesa
de Enlace por fin se sinceran –es un decir- y presentan la plataforma política
de sus sueños, que, de concretarse, no
sería otra cosa más que la pesadilla que hemos vivido muchas veces. La gula
los enceguece y presionan para lograr mayores beneficios en la liquidación de
los granos que descansan en el vientre de los gusanos blancos que invaden el
terruño, antes de que empiece la próxima cosecha. Mientras tanto, el Gobierno
Nacional apela una vez más a las tácticas de persuasión, con advertencias,
denuncias y datos que dejan en evidencia las oscuras tretas de los carroñeros. Pero nada es suficiente cuando el
adversario se perfila como un enemigo cegado por la angurria, cuando lo único
que calmaría sus ansias es la renuncia de Cristina o cuanto mucho, un
adelantamiento de las elecciones. El tablero de este juego tiene muchas piezas
emponzoñadas y los que se sientan
enfrente no conocen las reglas o las omiten a su entera conveniencia.
En este escenario agitado, transcurre el segundo
mes de un año crucial. El kirchnerismo intentará consolidar las
transformaciones realizadas desde su aparición en 2003 y garantizar este camino
hacia el futuro. Los otros quieren todo lo contrario. Como saben que la política se les niega, apelan a las artimañas más
deleznables, aunque pongan en riesgo la tranquilidad de los ciudadanos.
Abandonemos por unos párrafos a los cabecillas
de esta partida y veamos cómo actúa uno
de los peones, sin saber que lo es, claro está. Sonia Alessio, Secretaria
General de AMSAFE, uno de los gremios docentes santafesinos, solicitó al
ministerio de Educación de esa provincia que postergue una semana el inicio de
las clases, previsto para el 26 de febrero. Como el socialismo es renuente a
esas concesiones, Alessio aporta la
posibilidad de responsabilizar al Gobierno Nacional por esa solicitud. Como
las paritarias comienzan esta semana, considera que “la falta de certezas respecto al impacto que tendrá la devaluación en
los precios” hará que la negociación sea compleja, como si nunca lo hubiera sido.
Y para que no queden dudas de la intención de brindar
un argumento más a favor de que todo
está muy mal, agregó: "más
que nunca es necesario fijar la fecha de inicio de clases el 5 de marzo, nos
daría un poco más de tiempo para evaluar la evolución de los precios". Que el inicio de clases en la última
semana de febrero sea inadecuado no
significa que se deba apelar a cualquier excusa para lograr su aplazamiento,
salvo que el objetivo sea echar un poco más de leña a la caldera. No será
la única en aprovechar la coyuntura para alcanzar beneficios sectoriales, pero el
poder adquisitivo del salario es mucho más que una cifra, más aún cuando hay personajes siniestros que intentan succionarlo.
El gusano
por los cuernos
Por fin los estancieros demostraron que saben escribir, además de contar.
En un comunicado que difundieron estos días, apelaron al diálogo que tanto reclaman y exigieron
una serie de medidas que calmaría sus exaltados ánimos. O su descomunal
avaricia, para ser más claros. El contenido, el paquete neoliberal de siempre:
bajar el gasto público, combatir la inflación y la reducción de impuestos. Para
ellos, bajar el gasto público no es
la eliminación de los subsidios al gasoil y los créditos blandos con los que se
benefician los productores agropecuarios, sino recortar hasta el mínimo todas las medidas de inclusión. La
reducción de los impuestos es una demanda histórica de los que más tienen,
aunque sea una necesidad de cualquier estado
que quiera profundizar la redistribución del ingreso, la generación de empleo y
el desarrollo de infraestructura, entre otros objetivos. Bastante reducción
tienen con el 50 por ciento del IVA en el paquete de insumos necesarios para la
producción agrícola.
Y la demanda por la inflación, como si les
interesara lo que pasa en la cada vez más nutrida mesa de los trabajadores. Como
si la inflación fuese un fenómeno climático o una epidemia y no el resultado de un accionar
inescrupuloso. Como si fuera un organismo con vida propia y no una
marioneta sin autonomía, sino con los
movimientos que le imprime quien mueve los hilos. Como si fuese un agente
externo y no un hábito indomable de los
principales actores económicos. El Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ha
expresado muchas veces desde su asunción que el incremento de los precios es el
resultado de conductas inescrupulosas y abusivas. En sus últimas apariciones,
profundiza la contundencia de su discurso: “acá
podemos tener dos sistemas: uno cooperativo, donde cada uno de los actores efectúe una contribución para beneficiar al
conjunto, o un sistema destructivo, que implica usar todas las herramientas
destinadas efectivamente a hacer valer el poder riguroso del Estado”.
El Código
Penal puede orientar las posibilidades de acción para domesticar a las bestias. En su artículo
300, establece que serán reprimidos con prisión de 6 a 24 meses, “el que hiciere alzar o bajar el precio de
las mercaderías por medio de noticias falsas, negociaciones fingidas o reunión
o coalición entre los principales tenedores de una mercancía o género” para
retenerla o venderla a un precio determinado. Parece redactado a la medida de la coyuntura que estamos protagonizando
y no necesita demasiada interpretación: sólo su aplicación.
Esto desde el punto de vista de la acción
punitiva en el corto plazo, una vez que los jueces sacudan la feria de sus
ánimos y decidan enfrentarse a los
poderosos que quieren desmadrar nuestro presente. Desde el punto de vista
estratégico, combatir la inflación es enfrentar intereses desmesurados, que
parecen imbatibles, salvo que el
conjunto de la sociedad decida sumarse a esta contienda. Los ciudadanos
debemos dejar de ser víctimas y espectadores para convertirnos en los
protagonistas principales de esta saga. El programa Precios Cuidados es un primer paso, porque la cifra de cada
producto puede tomarse como referencia al momento de efectuar la compra, más
allá de las trampas a las que algunos apelan. La información siempre debe ser la principal herramienta para la
construcción de la ciudadanía en una sociedad democrática.
El segundo paso exige un diseño más delicado y
la presencia del Estado es fundamental. De todos los Estados: nacional,
provincial y municipal. El nuevo vicepresidente del Mercado Central, el
empresario Alberto Samid, anunció algo que debió haberse profundizado en estos
años: la expansión de la influencia de
esa institución en todo el país. Samid aseguró que “saldrá a la calle, para vender productos hasta un 50 por ciento más
baratos que en el supermercado”. Esta
experiencia debería extenderse a todo el país con espacios fijos en donde productores
y compradores se vean las caras. Por ahora, comenzarán con ferias móviles
en Paraná, Rosario, Tucumán y Resistencia.
Pero hay mucho más que hacer para desarmar el
nudo de nuestra economía doméstica que
permanece en pocas manos, a pesar del peligro que acarrea. Reordenar la
escena implica que el Gobierno desarticule a los grupos concentrados en la producción
y venta de los artículos esenciales y que favorezca el surgimiento de nuevos
actores. También, impedir que una misma empresa tenga diferentes marcas del
mismo producto, un simulacro de
competencia que resulta nocivo. Además, restringir las variantes de un
mismo artículo, para evitar las trampas y los agregados medicamentosos.
Reordenar no es otra cosa más que regular, con el objetivo de consolidar la idea de un Estado
comprometido con todos los ciudadanos y no obediente a los intereses
corporativos.
La ofensiva contra viene con todo, los titeres y claque no saben que tambien se los van a llevar puestos a ellos
ResponderBorrarExcelente análisis querido profesor, ya que fue su alumno en periodismo. Lo que si es oportuno decir que esperar del poder judicial, su intervención ante el atropello de los agrogarcas, es pedirles peras al olmo. En Ramallo, donde vivo, los agrogarcas, nucleados en la mesa del desgüace que se fue conformando después, cortaron rutas, el único fiscal que les salió al cruce, fue Juan Murray, que actuó aplicando la ley, los desalojó de la ruta. Pero luego ya se sabe, resuelve el juez, y Villafuerte Ruzo, como tantos otros jueces de nuestro país, que se resistieron a la reforma que la Presidenta quiso llevar adelante para democratizar ese poder nefasto, saben que el poder judicial está para garantizar la impunidad de los poderosos..
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