Alentadoras consecuencias de una plaza festiva

La primera semana de marzo puede considerarse como de reafirmación y sorpresa. Reafirmación de CFK como líder indiscutible, única mandataria capaz de recibir tanta adhesión en los últimos meses de su mandato, después de Néstor Kirchner. La foto de la Plaza es apenas una muestra. La sorpresa sólo proviene de las fuerzas opositoras que, engañadas por los medios hegemónicos, pensaban a La Presidenta repudiada por gran parte de los argentinos. Además del apoyo numérico, sorprendió la atención con que sus asistentes escuchaban su palabra. Y lo que ocurrió en cada casa, con familias frente al televisor o ante su receptor radial, resulta imposible de medir. Sorpresa que provocó algunos movimientos en los candidatos al fracaso: uno se bajó y los otros tratan de atenuar su discurso restaurador con algunas pizcas de kirchnerismo. Pero los que no se someten a elecciones apelaron a lo que mejor saben: mentir, manipular y sembrar desconfianza.

La jueza Arroyo Salgado aportó lo suyo para que los medios hegemónicos intenten empacharnos con su estiércol. Tan poco duró su efecto que hasta las suspendidas pericias sobre los aparatos de Nisman –computadoras y celulares- comenzaron a desmentir sus intentos agoreros. El fiscal había navegado desde ellos en la mañana del domingo, lo que destruye la novela que intentó esbozar en su conferencia de prensa. Por lo que sea, sus planes de convertir en homicidio –magnicidio, según su imaginación- lo que hasta ahora es un suicidio sólo puede despertar la adhesión de los prejuiciosos. Si la ex mujer de Nisman quiere contribuir con sus dudas a la campaña opositora es porque ya saltó la grieta y se ubicó en el bando más oscuro. Si quiere exaltar la imagen del fiscal como herencia para sus hijas, la verdad está tan a la vista que la decepción las sobrevuela.

La conferencia de prensa apareció como tentativa para arruinarnos la semana. Pero no lo logró, porque a la mayoría ya no nos interesa tanto la historieta de Nisman. Todo lo que se descubra a partir de ahora sólo mostrará la canallada que pergeñaron los enemigos de la democracia. Así que, si la jueza está de parte de esa muchachada tan perniciosa, le conviene aceptar la hipótesis del suicidio, salvo que la póliza de seguro sea suculenta y sus cuotas estén al día.

Un brillo que no se apaga

El primer domingo del mes, La Presidenta enarboló una bandera: la re estatización de los ferrocarriles. La recuperación de la red ferroviaria tardará un poco, aunque ya está en camino. Un montón de lágrimas desató ese anuncio y más aún cuando, pocos días después, se concretó el viaje de prueba de la formación Retiro-Rosario. Mucho para reconstruir porque es mucho lo que se destruyó. Aunque la decadencia había comenzado mucho antes, Menem compró la corona para el entierro del transporte ferroviario. En estos tiempos de reparación de lo arrebatado, el compromiso del Ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, contiene una emocionante mística: “por las vías del ferrocarril circula lo mejor de nuestro país, nuestra riqueza y nuestra gente. Durante muchos años, la consigna fue ramal que para, ramal que cierra; para nosotros, ramal que arranca, no para nunca más”.

Desde que Kirchner nos propuso un sueño estamos más despiertos que nunca. La Presidenta se encargó en su discurso de comparar aquella Argentina derrotada con ésta que avanza hacia la victoria. Sólo un obtuso puede afirmar que estamos peor que nunca. O los fabuleros de los medios, que ya no saben qué inventar para convencer al público cautivo de los desastres de esta década perdida. Mientras tanto, tratan de ocultar los tropiezos del delfín del establishment, Mauricio Macri, como la cuadruplicación de la deuda externa para gastos corrientes, el incremento desmedido de los impuestos, el encarcelamiento del espacio público, el maquillaje urbano, el incendio en Iron Mountain y demás estropicios que pretende extender al resto del país. Todo esto evitando recordar que el Jefe de Gobierno porteño está procesado por las escuchas ilegales y a la espera de un juicio oral que parece no llegar nunca.

A mediados de semana, Cristina no pudo resistir la tentación de comparar los coches 0km adquiridos para la red ferroviaria con las antiguallas compradas por Macri para el subterráneo. Encima, la adaptación de los túneles para que puedan circular demuestra su desconocimiento tanto de ingeniería como de economía. Y después trata de convencer a los votantes paragüeros que de su mano vendrá lo nuevo al país, cuando en realidad, sólo promete instalar aquellos preceptos importados y vetustos que tanto daño nos han hecho.

Ese domingo será recordado como un día glorioso para los que estamos consustanciados con este proyecto, pero una jornada nefasta para la oposición desmantelada. A pesar de los esfuerzos por desgastar la legitimidad de La Presidenta, esa manifestación festiva y atenta, los descolocó, a tal punto que muchos de los opositores empedernidos empiezan a valorar algunas medidas que antes denostaban. Mauricio Macri asegura coincidir con las banderas del Justicialismo y Massa ahora celebra la estatización de Aerolíneas Argentinas, YPF, las AFJP y los ferrocarriles. Y los insignificantes que les hacen comparsa ponderan la AUH, cuando antes consideraban que incentivaba la maternidad por conveniencia.

El colmo de la hipocresía lo protagonizó el intendente de Vicente López, Jorge Macri, primo del Líder Amarillo, cuando pidió a los jóvenes del PRO que “militen como lo hacen los militantes de La Cámpora”. Después de años de despreciar a la militancia kirchnerista de todos los colores, después de que los medios han demonizado a los jóvenes que se comprometen con los más necesitados, después de todas las patrañas que han inventado para involucrarlos en los hechos más escabrosos, ahora los proponen como ejemplo. ¿Tan desesperados están que necesitan disfrazar sus prejuicios para pregonar aquello que les puede provocar arcadas? ¿Dónde se guardarán las estigmatizaciones con que bombardearon a la militancia durante todos estos años, como las casacas, los choripanes, micros y demás sandeces?

El que no pudo soportar la plaza fue Hermes Binner y después de mirar todos los números, decidió tirar la candidatura presidencial sobre la cabeza de Margarita Stolbizer, que aunque mide mucho menos que él, agradeció gustosa el generoso gesto. El líder socialista que hubiera votado a Capriles se despidió con una carta que lo pinta entero. La culpa de su segura derrota la tiene Cristina, por supuesto. “El país vive un momento de fragilidad institucional y tensión política que para superarlo los argentinos tienen un herramienta útil al alcance de todos: el diálogo y la búsqueda de consensos”. Para su geriátrica mirada, la fragilidad institucional y la tensión política es la segura victoria del kirchnerismo y contra eso no puede. Por eso, en lugar de hacer una autocrítica de la deformidad en que ha convertido su partido para agradar al establishment, prefiere guardarse en un rincón oscuro de su provincia. Un opositor que adelanta la frustración; los demás esperarán hasta octubre.