La
sensación de Justicia duró pocas horas. Apenas alcanzó para dibujar
alguna sonrisa. Ya sabemos: algunos jueces están consustanciados con el ideario
de las corporaciones y otros, empuercan
sus calzones con sólo pensar en levantar un dedo contra los poderosos. Miserables o cobardes, que cada uno elija
dónde ubicarse, pero del lado de la Justicia, nunca. No bastaron los cuatro
años que la causa ha pasado durmiendo en el despacho del juez Julián Ercolini ni los testimonios de las víctimas; ni
los documentos del gobierno de facto ni los artículos periodísticos; ni la
argumentación del fiscal Leonel Gómez Barbella, que considera que la compraventa de Papel Prensa fue una
apropiación ilícita. Su Señoría está más interesada en averiguar el “precio histórico progresivo” de las
acciones, una pericia contable que ya lleva más de un año y medio. Como si fuera más importante la cifra que
la tortura y la extorsión que desplegaron sobre la familia Papaleo-Graiver.
Porque ése es el argumento con
que el juez Ercolini rechazó el pedido de indagatoria por la apropiación de
Papel Prensa a Héctor Magneto, Ernestina Herrera de Noble y Bartolomé Mitre con torturas de por medio. Como todavía
no está “el peritaje de tasación histórica
y contable” que demostraría el precio “vil
o irrisorio”, las vejaciones y
amenazas poco importan. El
magistrado piensa en plata cuando debería enfocar su sapiencia hacia los derechos vulnerados. El delito de Lesa
Humanidad no pasa por lo poco que pagaron por la empresa, sino porque forzaron
su venta con las picanas del terrorismo de Estado. Pero lo más grave es que el juez sabe estas diferencias pero se hace el
distraído. También sabe que convocar a indagatoria a estos personajes puede
desatar la extorsión a la que apelan habitualmente estos grupos mafiosos y teme
ser protagonista de los titulares.
No es atinado considerar las
excusas a las que siempre recurre el Monopolio cuando algún gobierno intenta limar sus privilegios. Ya lo decía el
emblemático dirigente radical César Jaroslavsky, “Clarín te ataca como partido político y se defiende con la libertad de
expresión”. En esos tiempos, Clarín era sólo un diario, aunque el más poderoso gracias al control
que tenía sobre el papel. Ahora es mucho más que eso: ataca como
corporación y se defiende con un ejército de mercenarios mediáticos, políticos
y judiciales. Ah, y con la libertad de expresión, también. La constante entre
estos dos momentos es la defensa de
intereses minoritarios y destructivos para el bienestar de la mayoría. El
tamaño importa, pero pesan más sus malsanas intenciones. Nunca están en juego
las garantías constitucionales cuando el objetivo es contener a una bestia
antidemocrática. Si no detenemos al
Grupo, terminará pasándonos por encima, como ha hecho siempre, porque detrás de
Clarín están los más angurrientos. Y ya sabemos lo que ocurre cuando toman
el control, cuando acomodan en el trono a gobernantes que operan al ritmo de su
ilimitada avaricia.
Desafíos
por venir
La agachada de Ercolini -y tantos otros- es una muestra más de una
complicidad perniciosa. Nada de justicia hay en la decisión de esos jueces que,
con sus fallos no hacen más que defender
a los personajes más peligrosos. Ningún país justo puede construirse con
una Justicia tan injusta. La concordia que
muchos candidatos prometen no es una garantía para la equidad que tenemos como
horizonte. Esa concordia tomará el
formato de obediencia. Una vez más, La Presidenta interpela a aquellos
ciudadanos que están insatisfechos, a pesar de que nuestra vida cotidiana ha
cambiado sustancialmente en los últimos doce años. Una insatisfacción que es más mediática que experimental. Sin
dudas, aquellas crisis que nos sacudían como trapo con piojos cada dos o tres años han quedado para la peor
historia, por más que muchos cacareen que estamos peor que nunca.
No hay magia, sino proyecto. No
hay recetas, sino construcción. Todo edificio se consolida en sus bases y es
por eso que las medidas deben apuntar a
mejorar la vida de los más vulnerables. En estos doce años, el proyecto K
ha logrado disminuir la desigualdad de manera sustancial y si todas las medidas
adoptadas no alcanzan los efectos deseados es por la resistencia de los que más
tienen. Puro egoísmo de los que no
soportan que otros disfruten. De esos que quieren vivir como en Finlandia
con una carga fiscal insignificante. En esos países tan nórdicos –casi
perfectos- los impuestos alcanzan casi un 50 por ciento de los ingresos. ¡Cuánto llorarían los miserables vernáculos
ante contribuciones así!
Aunque
no se note demasiado, estamos padeciendo
un nuevo lockout de los estancieros. Cada tanto, debemos sobrellevar la exhibición de su potencial lacrimógeno.
La misma pulsión de siempre: quieren más contribuyendo menos y encima reclaman
compensaciones porque la especulación les salió mal. Pero esta vez, los acaudalados protestones no tuvieron la repercusión
de otrora. Aunque el presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel
Etchevehere, afirme que “el cese de
comercialización ha sido contundente en toda la Argentina”, en el
abastecimiento ni se notó. Si hasta hubo
más movimiento que en otras ediciones de este patético circo. Para estos
agotadores personajes –y unos cuantos más- Argentina ya ni siquiera es la CABA,
sino apenas un canal de TV. Entonces, si sale en TN ya pasó en todo el país. Estos sectores que años atrás recibieron
el apoyo de una clase media confundida, ahora
no logran despertar ni una sonrisa de sus anteriores aliados.
El
país que se viene ya ha comenzado hace rato. Por eso están tan desesperados los
que quieren retomar las riendas. Sus intentos por desgastar la legitimidad de
CFK cada vez tienen menos efecto. El
candidato favorito del establishment se está convirtiendo en un imán para las
peores alimañas y los oportunistas habituales. Mientras el radicalismo
discute una alianza con el PRO que desdibujaría para siempre el ideario de este
tradicional partido político, Domingo
Cavallo pondera a Mauricio Macri como si fuera su mejor alumno. Y vaya si lo
es, aunque trate de calzarse una camiseta
nacional y popular. En verdad, suena bastante injusto que alguien como él
tenga posibilidades de alcanzar la presidencia. No sólo injusto, sino ingrato. Pero no hay que asustarse: el
Alcalde Amarillo es demasiado porteño para alcanzar todo el país y demasiado clasista para representarnos a
todos.
Además,
contra todos los deseos de la carroña criolla, Cristina gobierna como si recién empezara. La ampliación de la
cobertura del plan Progresar, además del incremento del 50 por ciento de la
asignación, permitirá que 1.280.000 jóvenes puedan continuar con sus estudios.
Esto, además de lo que se hace día a día para
garantizar la inclusión y el crecimiento de nuestra economía. “No hay manera de incluir socialmente si los
que más tienen no contribuyen para los que menos tienen”, explicó La
Presidenta en medio de estos anuncios. Y
éste es el único camino, por más que los predicadores de la derrota afirmen lo
contrario. Sin diálogo ni consenso porque “para hacer estas cosas muchas veces hay que decir que no, tener coraje
y no agachar la cabeza ante los más poderosos”, aclaró la Primera
Mandataria a mediados de semana. Alguna
vez debemos entender que eso del país unido, sin grietas, avanzando todos en
armonía por una ancha avenida no es más
que el verso de los que nos quieren ver sometidos.
Hola Gustavo asi estan las cosas ,Clarin se defiende con el ejercito judicial .cautelares y Ercolinis , a su vez CFK avanza como una topadora hasta una linea de la cual nadie pueda volver ,los obliga a cambiar el discurso
ResponderBorrary actitudes ABZO
Juan Pierantoni
Y en el medio, un porcentaje de prejuiciosos que se deja engañar por el recitado cínico del PRO. Abrazo enorme
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