Los rostros que estaban el domingo en la Plaza parecían expresar una nostalgia futura: sin dudas, extrañarán
a Cristina. O CFK, La Presidenta, La Estadista. Todas esas mujeres –reunidas
en una sola- serán añoradas por esos corazones. Por ésos y muchos más que la
miraban por la tele o la escuchaban por radio. No sólo extrañada, sino
recordada hasta que se convierta en monumento. No es para menos, si han
sido los mejores de los últimos treinta años. Quien intente negar esto, se
equivocará con énfasis, salvo que sea un menor de quince años criado en una
familia amnésica o un carroñero que ahora no puede especular, evadir o fugar
divisas sin que lo señalen, aunque siempre permanezca impune. Pocas veces un
pueblo se identifica tanto con su líder. En estas tierras, hacía mucho que
no pasaba. El silencio que reinaba en la multitud ante cada una de sus palabras
es una garantía de aprendizaje, de compromiso con el futuro y de defensa de
lo conquistado.
Pero para entender todo esto hay que estar de este lado de la grieta. Brecha
insuperable que existe desde hace mucho y sólo cada tanto se pone en evidencia.
Cuando nadie habla de la grieta es porque están ganando los de aquel lado.
Entonces, no hay divisiones, crispación ni autoritarismo; no hay agresiones ni
confrontación; la vida es un colorido jardín donde abunda el diálogo y el
consenso, aunque más de la mitad de la población no tenga ni para el pan.
En cambio, cuando los que menos tienen comienzan a disfrutar de algunos bienes
del sistema, los que más tienen comienzan a agitar esos fantasmas para
apartarnos del camino hacia la equidad. Ya descubrimos el juego y no nos
pueden engañar otra vez.
Aunque parezcan muchos –por obra y gracia de los medios hegemónicos- no
son tantos los que continúan aferrados a esa perversa lógica del pasado. Y
seguirán aferrados, porque el prejuicio es más fuerte que cualquier
argumento, razón o dato. Esos pocos siempre estarán como comparsa de los
que se creen dueños del país porque, ilusos, creen que con Ellos estarán mejor.
Identificados con los que alguna vez destinarán una patada hacia sus
traseros cuando dejen de ser funcionales a sus intereses; desterrados de
aquella tierra de sueños que creyeron compartir con los patrones. No hace
falta ser un adivino para conocer ese triste final; no hace falta magia, sólo
memoria. Claro, este esquema apolillado y maligno encuentra voceros en los
eternos candidatos a la derrota. La lista es extensa, pero la intención, la
misma: confundir el presente para retornar al pasado.
Lugares
comunes de los extraviados de siempre
Ni bien terminó el discurso de La Presidenta en la apertura de sesiones
ordinarias del Congreso, salieron los espadachines del establishment a
recitar sus parlamentos. El ex vicepresidente Julio Cobos consideró que fue
una alocución “sin
autocrítica, sin reflexiones, generando grietas en la sociedad y sin mensajes
de conciliación”. Justo
él habla de autocrítica, que jamás ha
pedido disculpas por haber traicionado la voluntad popular con su voto no-positivo y contribuir así a una grave crisis institucional. Él habla de
reflexión, después de confesar que esa decisión la había consultado con su hija, entonces casi una niña. Él habla
de la generación de grietas, después de dar
la espalda al pueblo que lo había votado para aliarse sin rubor con los
estancieros golpistas. Él habla de conciliación, después de haberse
convertido en un vice opositor obediente
a los dictados del Poder Fáctico.
Pero el diputado mendocino continuó con sus disparates para seguir
inspirando este Apunte: “tenía esperanzas
de que fuera un mensaje de unidad con los argentinos, con los poderes del
Estado y con la dirigencia política”. ¿Qué unidad puede haber con los
que no respetan leyes ni instituciones para quedarse con todo? ¿O con algunos
integrantes de los otros poderes del Estado, como los jueces que favorecen
con sus fallos a las grandes corporaciones? ¿O con los diputados y
senadores de la oposición, que se niegan a debatir en el Congreso para
protagonizar parodias en los estudios televisivos? ¿Qué mensaje de unidad
merecen aquellos dirigentes que se montaron a la denuncia de Nisman y
cabalgaron sobre su cadáver para descabezar a Cristina? ¿Qué mensaje de unidad
puede haber con todos aquellos que revolearon las denuncias de encubrimiento
y asesinato?
El diputado por el PRO, Federico Pinedo, en cambio, apeló a las
excusas del perfecto manipulado. “Muchas
de las cosas que se dijeron no coinciden con la realidad –expresó el
cacerolero con banca- se trató, una vez
más, del ensalzamiento de un relato en el que la gente ya no cree”. ¿Por
dónde entró Pinedo al Congreso, por la cañería del desagüe? ¿Acaso no vio esa
multitud en la Plaza, feliz, esperanzada y enamorada de este proyecto que
nos sacó del pestilente fango? La gente que no cree en el Relato K son esos individuos
malhumorados que pedían la renuncia de Cristina, enarbolando los restos del
fiscal como bandera, alienados por los titulares de los medios destituyentes.
Si con esos paragüeros es imposible construir nada, porque son ciclotímicos que
piensan que la queja constante es pensamiento crítico. Tanto el diputado
como Mauricio Macri y todos los que conforman ese club de amigos distinguidos con formato de partido no-político
asumen esa postura criticona: ellos son la “gente”; los demás, militantes
choripaneros.
Después, Pinedo consideró que “La
Presidenta habla de desendeudamiento pero los números no dejan de ascender”.
Un poco hipócrita que un exponente del PRO hable del crecimiento de la deuda
cuando, en el principado de Macri se cuadruplicó
para hacer y deshacer estaciones de Metrobús y adaptar los túneles al tamaño de
los treintañeros coches de subte comprados a precio de 0KM. En esos temas,
debería guardar silencio, no por censura, sino para evitar una sobredosis de
cinismo.
Por último, Patricia Bullrich y esa foto que la muestra como
barrabrava en la tribuna, como un baboso alentando a una desnudista
mientras sus prendas caen, como incitando al tío que se cree cantante en una
fiesta familiar. Como cualquier cosa menos una diputada en su banca del Congreso.
La imaginación de los usuarios de las redes sociales pobló el misterio con desopilantes
variables. Pero no, gritó algo más risible: respeto por Nisman. Después
de haber utilizado al fiscal como ariete contra el Gobierno, de presionarlo
para que se exponga al ridículo con su incoherente denuncia y de sacudir su
nombre y poner palabras en su boca después de su muerte, ¿viene a exigir
respeto? ¿Acaso ha demostrado respeto hacia CFK con las acusaciones que ha
vomitado desde mediados de enero? Impresentable, tanto ella como quienes la eligen
como representante.
Otros se ofendieron porque Cristina no habló muy bien de la Justicia,
sobre todo de la Corte Suprema. No es para menos, si sus miembros miran para
otro lado cuando los jueces pisotean las leyes del Congreso, tienen paralizada
la investigación del atentado a la embajada de Israel y encima descartan la
posibilidad de juzgar a los torturadores en Malvinas. Cuando conformamos
esta corte, hace muchos años, era considerada de lujo en comparación con la
noventosa troupe de Nazareno. Ahora, se está convirtiendo en un ajado trasto.
Una tarea pendiente para el próximo presidente: impulsar una reforma
constitucional que establezca un nuevo lugar para la Justicia y desarme para
siempre la monarquía tribunalicia que afecta tanto a nuestra democracia. No
será cómoda la situación de los dirigentes del futuro, sobre todo aquéllos que
insisten en poner su vida al servicio de las corporaciones. Para los otros,
los que se comprometen con las necesidades del Pueblo, todo será mucho más fácil.
CLARITA LA BOCHA!!!!!!, EXCELENTE ARTICULO!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderBorrarGracias. Con lo de la bocha, ¿te referís a mi calva?
BorrarUn articulón, de lujo! Gracias!
ResponderBorrarPablo López
Gracias a vos, Pablo, por entrar, leerlo y comentar. Abrazote
BorrarSintetizo en este parrafo tomado de tu articulo "El silencio que reinaba en la multitud ante cada una de sus palabras es una garantía de aprendizaje, de compromiso con el futuro y de defensa de lo conquistado." la realidad de lo que ocurria y que me genero por no decirlo feliz sorpresa , yo que siempe defendi los 70 por la preparacion politica de esa generacion veia el comportamiento de los concurrentes ante las palabras de la lider y aplaudia en coincidencia con esos dichos , llegando a la explosion cuando aparecio l a mejor cristina , no la relatora de los escritos sino la que descalifico a los estupidos que mostraban los carteles Como sempre muy buen articulo ABZO
ResponderBorrarEn dos palabras: EX CELENTE
ResponderBorrarABRAZO
Impecable Artículo Gustavo !!! Una "Pinturita" a la q no le falta ni un solo Color :)
ResponderBorrarCristina,como Buena y Única Líder,dio Cátedra hasta d Política Internacional !!! Es tan ENORMEEEE ! La OPO? Qué se puede esperar de "Burros más q patadas y rebuznos" (?)
Después d escuchar a Cristina el Domingo, Mi ORGULLO x la Maravillosa Presidenta q tenemos,sí q alcanzó una inflación casi d 8 dígitos ...!? Jajaja "El Candidato 2015 es el PROYECTO",y tengo fe d q ganará x goleada !!!
¿Me permite una corrección (que no lo es, más es una mirada lateral pero específica)? - Los que zafaron, gracias a esta corte, no son simplemente "torturadores", la cosa es mucho más grave.
ResponderBorrarHablamos de una guera, con una potencia de la OTAN y si en una guerra es importante la disciplina militar - el torturar tropa propia no es "disciplinador", además de una violación de los derechos humanos del ciudadano circunstancialmente colimba, es en términos militares efectivos, un sabotaje, un disminuir la capacidad de combate transformando a un eventual "indisciplinado" (con los pies congelados o casi) en una baja, un herido a atender y, si sigue un poco la cuerda quizás un inválido a futuro.
No hay reglamento militar - ni sentido común - que pueda justificar comportamientos así, mucho menos descartar lo ejemplificador de las sanciones que deban aplicarse - Un oficial, o suboficial que tortura a la tropa a su cargo, con el enemigo al frente, es un saboteador, un TRAIDOR sin atenuantes. Y militares, con un mínimo de auto respeto, no pueden permitirse el gusto de compartir uniforma con tales "héroes", o sí?
Y viendo toda la polvareda levantada por un expediente trucho firmado por Milani, ¿dejar impune tamaña porquería?, parece demasiado, no?
Coincido plenamente con este agregado. Lo que pasa es que en el texto, la resolución en el caso de Malvinas era sólo una mención para demostrar lo extraviados que están estos tipos de la Corte. Profundizar este tema, sería como pedir la renuncia de los tres miembros que desestimaron la causa. Ya les queda poca cuerda. El próximo gobierno se encargará de descartarlos. Abrazo enorme
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