El
magnicidio de un hombre pequeño
La jueza Sandra Arroyo Salgado
suplicó no politizar la muerte de su ex marido, Alberto Nisman, en un mitin orquestado por los políticos de la
oposición unos días antes de la Marcha
de los Paraguas. Por supuesto, la jueza participó de ese homenaje-protesta
marcadamente político. Después de todo,
como familiar, puede hacer lo que quiera con la memoria del fiscal.
Cualquier reproche, provendrá de sus hijas o de su ex suegra, Sara Garfunkel
cuando todo se resuelva. De la sociedad, por prudencia, tal vez nunca: una
madre que busca proteger a sus hijas no es merecedora de reconvenciones. Aunque para lograr ese propósito deba
transformar un burócrata en un héroe intachable. ‘Magnicidio’, así definió
el episodio en el que Nisman encontró su final. No suicidio, como puede ocurrir
con alguien que ha fracasado o padece presiones, sino esa muerte que convierte en inmortal a una víctima notable.
En medio de un despliegue
teatral y mediático, Arroyo Salgado utilizó ese término para afirmar que “Nisman no sufrió un accidente, Nisman no se
suicidó. A Nisman lo mataron y su muerte es un magnicidio de proporciones
desconocidas que merece respuestas de parte de las instituciones de la
República”. La institución encargada
de dar respuesta es la Justicia, de la que ella forma parte y no puede
esperar que, en menos de dos meses, se arribe a una conclusión. Sin embargo,
ella necesita demostrar que tiene todo resuelto. Ahora, eso del “magnicidio de
proporciones desconocidas” suena un poco exagerado. Sobre todo, después
del categórico rechazo de la denuncia nismaniana
y el reciclado pollicitense elaborado por el juez Daniel Rafecas. Y más aún,
desde que se conocieron los documentos que contradicen lo que Nisman denunció.
Pero a Arroyo Salgado nada de
eso la conmueve, porque sus fines están
algo alejados de la verdad. Ella dijo que “la investigación de la causa no ha podido comprobar la única hipótesis
sobre la base de la que vino encarando todo su trabajo en exclusiva la fiscal”.
No se ha podido comprobar porque el caso ha tomado dimensiones públicas; en una situación normal, el caso estaría
cerrado en serio. Y después, arremetió: “el
suicidio que se pretende comprobar no podrá ser acreditado porque a Alberto
Nisman lo mataron”. Como si estuviera dictando la tapa de los diarios, desatiende los hechos que nos mantienen
en vilo desde mediados de enero.
La escena de ese domingo
sugiere un suicidio y no hay otro dato
que apunte a pensar en otra cosa, salvo que se pueda solucionar el enigma
indescifrable con el que sueña todo autor de novelas policíacas o el crimen
perfecto de un asesino de película. Un cadáver que obstruye la puerta del baño
en su departamento cerrado por dentro en un edificio que parece inexpugnable
con el arma que le facilitó su amigo-empleado. Fuera de ese baño hay pura especulación: todo lo que se pudo haber
armado escapa a las pericias. Lo único que podría aportar algún atisbo de
explicación se encuentra en los aparatos de Nisman, pero la jueza Palmaghini suspendió las pericias -que muestran a un Nisman navegando a hora temprana- a pedido de la
querellante. La misma que no acudió a la autopsia del lunes 19 y solicitó
asistir quince minutos después de que había terminado. Por lo que parece, la ex
mujer de Nisman tiene planeados sus
pasos desde el momento mismo de la muerte para torcer la investigación iniciada
por la fiscal Fein.
Arroyo Salgado es querellante
en representación de sus hijas, pero también es jueza. Como cualquier
ciudadano, tiene derecho a pensar que fue un homicidio; como jueza, debería
saber el efecto que provoca con cada uno de sus gestos. Ella tiene muchas sospechas pero pocos indicios, pocos datos, pero
mucho interés. Alguno será político y otro, económico. Ningún seguro de vida se activa ante un suicidio: sólo falta descubrir
si el fiscal tenía al día su póliza.
A nadie se le ocurrió pensar q una mujer despechada puede haberlo matado. O inducido
ResponderBorrarMucha oscuridad en el entorno de Nisman. La ex mujer volvió a colocar en escena a Lagomarsino. Puede ser que quiera cobrar el seguro, o embarrar la cancha.
ResponderBorrarIndudablemente hablar con el diario del lunes es facil, pero hoy lunes 8 se allana la casa de Lagomarsino para inspeccionar lo informatico q contrapone la hipotesis de la viuda el pedido fue ordenado por la otra Sandra la parmaghini y hecho por la policia metropolitana por lo q coincido con tus comentarios la viuda q armo todo .
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