Tiempos
de paros extraños y sospechosos
accidentes estamos viviendo. Película que ya vimos varias veces en nuestra historia pero en los últimos años,
la proyectan con obsesiva insistencia. De
tan reiterativa, conocemos el truco. Hasta podemos predecir, sin ser
adivinos, que el próximo accidente se producirá cerca de octubre,
unas semanas previas a las elecciones presidenciales. Y con más certeza aún si
el candidato del FPV es Florencio Randazzo. Como Pierre Nodoyuna, el personaje
de Los autos locos, los que se saben perdedores nunca juegan
limpio. Los que no tienen nada que proponer, sólo pueden ganar algo en la
confusión. Los que no quieren al país,
se benefician con las crisis y ya se están preparando para provocarla.
Que
el conductor de una formación ferroviaria ponga en funcionamiento la locomotora
a pesar de no estar autorizado, de las señales en rojo y de las órdenes del
controlador para embestir otra máquina suena
escalofriante, como un kamikaze que sólo busca la tragedia. Sólo alguien
con demasiada protección puede hacer algo así y a esa protección hay que llegar
para desterrar esa amenaza mafiosa. De una vez por todas, el que está detrás de esta horrorosa escena deberá salir a la luz y
recibir el castigo que merece. Ya está claro que no hubo falla mecánica ni
humana sino voluntad de provocar una
catástrofe, aunque no de la magnitud de las anteriores. Pero podría haberlo
sido, porque han demostrado no tener
límites.
Si
esta pantomima tenía como objetivo opacar la presentación de los coches nuevos
que se iba a realizar en esa misma estación a la mañana siguiente, si busca
horadar la imagen de Florencio Randazzo o de CFK quedará para análisis
posteriores. El hecho en sí es aberrante.
Y el maquinista y su ayudante deberán confesar quién les dio la orden para
llevar adelante un plan tan perverso, además de pagar los daños que han
producido, por supuesto. Porque si no, deberemos lo pagarlo entre todos y eso
no es justo. Los que se conmueven con la
detención de los actores principales del drama deberán comprender que no son
trabajadores, sino delincuentes. Por si quedan dudas, chocaron el tren
adrede y hay que tener estómago para defender algo así.
Para
completar el cuadro pre electoral, el paro
general convocado por las centrales obreras opositoras aporta un condimento
menos amargo. O más absurdo. Algunos
lo han considerado más como el sitio de
una ciudad que como una protesta sindical de alcance nacional. Desde las demandas hasta los
desproporcionados métodos avergonzarían a cualquier trabajador del mundo. Y
eso, sin hacer demasiado hincapié en los dichos de uno de sus organizadores,
Luis Barrionuevo, cuya lengua nunca
encuentra corazón ni cerebro que la guíe. En lo que sí es necesario
detenernos es en la representatividad que tienen personajes como él. Si es por
las banderas que porta, más parece representarse a sí mismo que a trabajadores
gastronómicos que, por sus salarios, no están contemplados en el cuestionado
Impuesto a las Ganancias. Además, de tanto
estar atornillados al sillón, se han olvidado de lo que es ser un trabajador.
El mejor menú contra el hambre
Mientras
estas pequeñas escenas tratan de nutrir
titulares y comentarios agoreros para recalentar el ánimo de un puñado de
prejuiciosos, La Presidenta, desde Roma, sintetiza un rumbo para terminar
con la desigualdad. Antes, los medios hegemónicos trataron de digerir el bocado amargo del encuentro con
Francisco. Sorpresa, enojo, indignación, hasta
ganas de renunciar al catolicismo expresaron algunos ante cámaras,
micrófonos y teclados. Los más osados esbozaron alguna velada amenaza al Papa,
como si le dijeran “no la reciba más, de
lo contrario, se convertirá en blanco de
nuestras más descarnadas diatribas”. O Carrió, que, extralimitada como
siempre, lanzó sus incomprensibles advertencias apocalípticas.
Además
de esas dos horas que desencajaron a la prensa opositora, CFK asistió a la 39°
Conferencia de la FAO para recibir un
premio en reconocimiento a la lucha contra el hambre. De acuerdo a los
datos del organismo dependiente de la ONU, Argentina ha mantenido el nivel de desnutrición por debajo del 5 por ciento en
los últimos 25 años. Y como los malhumorados de siempre no pudieron
contrastar este dato, sólo apelaron a burlarse.
Sin
embargo, en ese escenario de Roma, además de datos, hubo argumentos y de eso
Cristina tiene mucho. Y la mirada puesta
mucho más allá del Hoy. Por eso, ante mandatarios y representantes de otros
países, CFK explicó que “el hambre tiene que ver con modelos de sociedad y
erradicarlo depende fundamentalmente de
tener trabajo, educación y políticas sociales”. A la par que burócratas anquilosados y trabajadores
extraviados presionan para torcer el rumbo, La Presidenta lo refrenda: “hemos tenido un proyecto de país, un modelo
de sociedad más equitativa, más justa e igualitaria, que es el mejor antídoto
en la lucha contra la pobreza”. Y a
esto parecen oponerse con sus paros, analogías y accidentes tan poco
accidentales.
Sobre el "accidente" de Temperley, en este video compaginé y sincronicé los dos videos que circulan en la red: el de la cabina (sin sonido) y el del frente de la locomotora (con sonido), depurados de interrupciones e indicaciones.
ResponderBorrarEl link es este: https://www.youtube.com/watch?v=Bs6yjOh7bl8
Gracias Alejandro!
BorrarGracias. Eso puede ayudar a tenerla más clara. Abrazote
ResponderBorrarGracias Gustavo Rosa, por la nota!
Borrar