Un
suspiro contenido en Santa Fe, porque un
fantasma recorre la provincia.
Pero no es el de Marx, sino todo lo contrario. Aún no es de alivio pero al
menos, el monigote amarillo no arruinó la noche del domingo con sus bestiales
bailoteos, aunque ganas no faltaron. Y su jefe político, Mauricio Macri,
empieza a olfatear que no necesitará practicar nuevos pasos de baile para
octubre. Por ahora, un triple empate para festejar. Algo histórico. Como si el
pueblo de Santa Fe quisiera un triunvirato. Insólito que una tercera parte del electorado quiera ser gobernado por
tan poco. Irrespetuoso que el PRO insista con imponer al cómico. Auspicioso que esa propuesta política tan
hipócrita, cínica y destructiva no pueda convertirse en mayoría.
En
el ambiente se respiraba un NO rotundo a Del Sel. El debate televisado el
sábado anterior entre los cinco candidatos había
dejado al desnudo las falencias del ex MIDACHI, además de las dotes de
predicador paródico de Oscar Martínez, del Frente Renovador. En ese programa, el bufón demostró que de político no tiene
ni una célula y de gestión, ni idea. Sin embargo, algunos votantes
confundidos todavía consideran como virtud esa carencia, se conmueven con su
ignorancia y sonríen con sus misóginos pellizcos de glúteos y su humor ramplón.
Consecuencias del resabio de la
no-política que pretende coronar como gobernador a alguien incapaz.
Con
este provisorio empate, los santafesinos sentiremos un tenso alivio por unos
días hasta que los resultados definitivos confirmen al futuro gobernador de la
provincia. ¡Pobres de aquellos que renunciaron a su predilección por Perotti
para votar a Lifschitz en
contra de Del Sel, si calculan que con su voto podría haber ganado el peronismo!
Un resultado más de esa
irresponsabilidad por poner como candidato a alguien que no merece tamaño cargo.
Pero
Del Sel no es el único que está donde no amerita. Todavía sorprende que alguien
como Luis Barrionuevo tenga incidencia en la opinión pública y que todo lo que
diga trascienda en el tiempo. No por la
sabiduría de su contenido, sino todo lo contrario. Bestial, grosero,
prepotente. Sin embargo, en cada una de sus más conocidas frases, hay una confesión que lo condena. Si
con “tenemos que dejar de robar al menos
por dos años” se incluye en la banda de maleantes, con “en Argentina nadie hace plata trabajando” confiesa que su fortuna
no es producto de su sudor. Ahora, con
su última declaración no sólo revela que negociaba con el gobierno de facto,
sino que declara que no lo considera como dictadura ¿No es un poco
irresponsable que alguien así siga siendo representante de los trabajadores? En
estos tiempos de revolver cajones, deberíamos
replantearnos los requisitos para todo tipo de representación, que generalmente
son incrustaciones mediáticas más que conquista de legitimidad.
Círculos desarmados
Por
el camino inverso, la posible
candidatura a algo de Máximo Kirchner sacudió la escena política y mediática.
Todos los mitos y falsedades sobre el hijo presidencial recrudecieron en estos
días por boca de los periodistas opositores, un poco asustados por la base electoral que ostenta, de acuerdo a
los sondeos en provincia de Buenos Aires. Claro, si no aparece en TN, su imagen
es maleable y pueden hacer lo que quieren con ella. Pero parece que su legitimidad no es rating, sino la fuerza
creada hace años y demonizada hasta el ridículo por los cazadores de brujas.
El año pasado, en su bautismo discursivo en Argentinos Jrs, Máximo Kirchner demostró
no ser ese adolescente cuarentón adicto a la Play que apenas sabía hablar, como opinaban los que ni lo conocían.
Primero, se burlaron de sus palabras y ahora se mofan de su candidatura ¿Qué
pose adoptarán ante su posible triunfo?
A pocos meses de las elecciones
presidenciales, ya están saboreando la derrota. Tanto los periodistas de los medios hegemónicos como
los políticos de la oposición advierten que el FPV seguirá gobernando el país,
sea quien sea el candidato. También reconocen que la lectura que hacían de la
realidad estaba equivocada. ¿O leían correctamente
una realidad construida erróneamente? Tal vez los manipuladores son, a su
vez, manipulados por el círculo que los rodea. El círculo que los asfixia y
pretende extender a todos ese estrangulamiento.
Enloquecer
con sus operaciones para satisfacer la avidez de sus integrantes. Una figura geométrica perfecta que en
realidad es una monstruosidad informe. El Círculo Rojo, lo llamó Mauricio
Macri en una entrevista con Fontevechia, allá por septiembre de 2013. Así
definió a los formadores de opinión, analistas e intelectuales a los que presta
su oído, enojado por las preferencias hacia Sergio Massa de ese entonces. Ese
Círculo se transformó después en los voceros del establishment y hoy, en boca
del propio Macri, son las corporaciones en su conjunto. El Poder Fáctico, en un castellano inconfundible, que quiere retomar el
control por puro capricho, pues cuando lo tuvo en sus manos nos dejó en la
ruina.
Ahora
insisten, pero sus candidatos cada vez miden menos. Sus voceros quedan en
ridículo. Sus tretas, de tan obvias, se desmantelan a poco andar. Sus mentiras
se convierten en fábulas que unos pocos prejuiciosos creen. Hasta los fabuladores están desconcertados porque
se topan con un pueblo que no está tan embelesado como pensaban. La
creciente imagen positiva de La Presidenta sólo les provoca desaliento; los
números de la economía contradicen las pesadillas que cuentan desde sus
titulares; los sabios que presentan en
sus programas televisivos no son más que operadores que saben menos que
cualquier vecino.
El
fin de ciclo que anuncian desde hace años no
es más que su propio final. Después de octubre, deberán acatar para siempre
los triunfos de la democracia. Un país
no se puede gobernar desde las madrigueras de los angurrientos. Un gobierno
no puede estar al servicio de los caprichos de una minoría, sino para
garantizar los derechos de la mayoría. Y
para eso hay que seguir limando privilegios. Esto no lo hará, seguramente,
Mauricio Macri, aunque ahora hable como
un revolucionario. Nadie nos engaña. Nada
nos confunde. Todo está muy claro.
Excelente
ResponderBorrarBuenissssimo!
ResponderBorrarPara mi el PRO en Santa Fe todavía no tiene la fuerza de un partido político. Es la figura de Del Sel la que sumó tantos votos, porque a nivel legislativo qué porcentaje sacaron?
ResponderBorrarEn cierta forma coincido con tu analisis, pero también hay que tener en cuenta el sistema de boleta única que permite que exista tanta variación entre ejecutivos y legislativos
Borrarexcelente Gustavo, decis todo lo que pienso, lo que pienso del triste payaso -cómico aspirante a gobernador, de Barrionuevo, es una persona oscura y nefasta, utiliza la violencia verbal y de Máximo que decir, si es la Máxima expresión de nuestros deseos!!! un abrazo compañero
ResponderBorrar