La foto de Aylan en la playa parece haber conmovido
muchos corazones. No todos los que
debería, pero algo es algo. Por un tiempo, los migrantes serán recibidos
con flores, juguetes y sonrisas por los
Estados europeos que son cómplices de la destrucción imperial. Paños fríos para calmar el enojo global.
Mientras la avaricia de las corporaciones siga gobernando el Mundo, la
desigualdad, la injusticia y la guerra seguirán aportando dolorosas imágenes. La
lógica mediática tenderá a desplazar este drama de las primeras planas para que
sus buitrescos socios puedan
continuar con su accionar carroñero. Sólo
los pueblos pueden frenar esta vieja estrategia de sembrar la desmemoria y
exigir a sus gobernantes que desarticulen esta trama que nos puede conducir al
desastre, no al del presente, sino a uno peor.
Ya probamos y no funciona. Desde hace años, gran parte de la riqueza mundial se
concentra en el uno por ciento de la población. Lejos de estar satisfechos
con sus avaros logros, los privilegiados
de ese grupete siguen avanzando sobre nuestra dignidad. Como no tienen
límites en su golosa carrera, habrá que
destinarles un severo tirón de las riendas. El planeta es de todos los que
lo habitamos y no de unos pocos que se creen supremos. No estamos hablando sólo
de riquezas, porque en su desaforada
cacería están atentando contra la vida con guerras, contaminación y sobre
explotación de los recursos. El fin del
mundo se convertirá en realidad no por decisión de las divinidades sino por el
desenfreno de los poderosos. Y éstos no son dioses, sino seres humanos
horrendos, de la peor calaña.
Como sus tentáculos se extienden por todas las
latitudes, en cada rincón del planeta
deberemos ofrecer resistencia. Claro que la batalla es descomunal y desde
nuestra pequeñez individual, hasta resulta imposible soñar con un triunfo. En nuestras manos está conocerlos, saber
cómo se tejen sus ramificaciones y cuáles son los disfraces que utilizan.
Muchas fundaciones y ONGs son las máscaras a las que apelan habitualmente y
también, la manera en que limpian su
conciencia. Generalmente, el producto más inocente puede conducirnos hasta algunos
de ellos. Entonces, deberemos transformarnos en indagadores de lo que consumimos, para no favorecerlos con nuestras
compras. Al menos, éste será un primer paso.
Transformaciones de entrecasa
Con los candidatos hay que hacer lo mismo: examinarlos con una lupa, con un
microscopio, si es posible; conocer su currículum y llegar hasta su ADN;
escuchar con atención sus propuestas y descubrir
la lógica que encierran, si es que la tienen. En nuestras elecciones
vernáculas para presidente, hay dos candidatos posibles. Por un lado, Mauricio
Macri, niñato rico por donde se lo mire,
consentido y caprichoso y, como tal, sobre protegido. No por sus padres,
sino por los grandes medios y algunos cómplices judiciales. Su historial contiene
indiscutibles lazos con la dictadura,
beneficios económicos y algunas declaraciones comprometedoras, como su
admiración hacia el intendente de facto, el brigadier Osvaldo Cacciatore. Una parte considerable de la deuda externa
que estamos pagando entre todos corresponde a la empresa familiar y ni siquiera
recibimos las gracias.
Pero eso es el pasado, blanqueado por una Justicia
que no tiene demasiado de justa. El
presente tampoco enorgullece. Además de la pulsión decorativa y la desidia
hacia los más vulnerables, algunos chanchullos salpican su gestión en la
capital del país. A pesar de todo esto,
pretende llegar a la presidencia, alentado –y amparado- por sus cómplices mediáticos.
Del otro lado del cuarto oscuro está Daniel Scioli,
que desembarcó a la política después del accidente que le costó su brazo
derecho. También proviene de una familia
acomodada, pues se necesitan recursos para la motonáutica. Como muchos, sus
primeros pasos en la función pública fueron de la mano de Carlos Menem y desde
entonces, jamás la ha abandonado. Como
pocos, pasó por muchos cargos en todos los niveles, unos electivos y otros “deditivos”. Quizá por algunos rasgos de su personalidad, tiende a repartir
sonrisas hacia todos los sectores, aunque
ahora se está dando cuenta de los peligros que eso encierra. Por lo que parece,
su historia no es un prontuario,
aunque en estos días veremos titulares que tratarán de enchastrar su imagen,
aunque sin mucho éxito.
Pero si entramos en el juego del honestismo, en el intercambio inagotable
de denuncias, terminaremos todos
enlodados y -más peligroso- confundidos. Nadie propone en estas líneas
realizar un borrón y cuenta nueva, pero sí poner el ojo en lo que declaran y
proponen. Como el todo es inabarcable, sólo tomaremos dos ideas.
En las últimas semanas, el saliente Jefe de Gobierno porteño intenta disimular las verdaderas
intenciones que lo impulsan hacia La Rosada. Mientras él recita un discurso
populista, sus asesores económicos vomitan los peores dicterios neoliberales.
En su afán de conquistar voluntades, en las últimas semanas prueba mostrarse como el mejor continuador de las políticas kirchneristas que
hasta no hace mucho denostaba. Pero como no siente lo que dice, cae en su propia trampa. En una de sus
últimas giras por Santa Fe, para generar confianza, aseguró que “nadie debe tener miedo por la ayuda del Estado
porque la vamos a mantener”. Esto
quiere decir que –además de no considerarlos como derechos- conservarán los planes tan criticados por
el establishment. Si lo de cambiemos asusta,
lo de “mantendremos” espanta. Lo ideal sería que los programas con
prestación reducida –lo que con mala intención se denomina Plan Trabajar, que ya no existe- no
sean necesarios.
El candidato por el oficialismo, en cambio, se ha
zambullido de lleno en el desarrollismo keynesiano y su discurso se muestra más en sintonía con el kirchnerismo más puro.
En sus últimas apariciones ha ponderado el crecimiento de las Pymes y ha
destacado que ellas justifican el 70 por
ciento del empleo formal. Además, sostiene que el desarrollo del país va a estar más en manos de estas industrias
que de las empresas más voluminosas.
Diferencias de proyectos: uno corporativo, favorecedor
del establishment, exportador y
dolarizado, con un tono caritativo; el otro cooperativo, redistributivo,
solidario y con fomento del desarrollo a través del fortalecimiento del mercado interno. Uno, el famoso modelo del
derrame. Otro, un proyecto con movilidad ascendente. Uno, focalizado en la punta de la pirámide social; el otro, en el
centro y la base. Uno, simpatiza con el sello imperial; el otro, con la
región. Sin dudas, uno culparía al padre por la muerte de Aylan; el otro se
lamentaría y trataría de abrir su corazón para aportar alguna ayuda. Aunque
hasta hace dos meses Daniel Scioli exudaba
tibieza y planeaba la construcción del consenso, ahora parece comprender
que el camino hacia un mundo solidario es uno solo. Y ya lo estamos transitando. Poco a poco, el ex motonauta se está
transformando en el eficiente timonel
que en sus mejores momentos supo ser.
Buenísimo...!!!!! Cómo siempre!!!!
ResponderBorrarGracias. Abrazote
BorrarSerá tan solidario con los docentes y los médicos también ??? Por ahí ahora nos paga el salario como corresponde y su ministra de educación regulariza la administración de la DGCYE que mucha falta le hace. Por ahí también abona los contratos que nos hace a los docentes en tiempo y forma. Por ahí también no hace más contratos y lo incorpora al sueldo. Pero como no hay otro lo vamos a votar igual a pesar de una de las tantas que hace en la PCIA.
ResponderBorrarEn todo caso, de los docentes y empleados sanitarios provinciales se encargará Aníbal Fernández o ME Vidal. No tendrá muchos docentes a su cargo porque están transferidos a la provincia.
BorrarSerá tan solidario con los docentes y los médicos también ??? Por ahí ahora nos paga el salario como corresponde y su ministra de educación regulariza la administración de la DGCYE que mucha falta le hace. Por ahí también abona los contratos que nos hace a los docentes en tiempo y forma. Por ahí también no hace más contratos y lo incorpora al sueldo. Pero como no hay otro lo vamos a votar igual a pesar de una de las tantas que hace en la PCIA.
ResponderBorrarSerá tan solidario con los docentes y los médicos también ??? Por ahí ahora nos paga el salario como corresponde y su ministra de educación regulariza la administración de la DGCYE que mucha falta le hace. Por ahí también abona los contratos que nos hace a los docentes en tiempo y forma. Por ahí también no hace más contratos y lo incorpora al sueldo. Pero como no hay otro lo vamos a votar igual a pesar de una de las tantas que hace en la PCIA.
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