El lunes, Daniel Scioli presentó algunas de sus
propuestas en el inicio de la campaña. La presencia de Eduardo Buzzi, ex de la Federación Agraria y mascarón de
la Mesa de Enlace, sorprendió a muchos, sobre todo porque hasta no hace
mucho militó en las filas del Frente Renovador. Un oportunista de la peor especie que supo ser uno de los más acérrimos
opositores al gobierno de Cristina. Y lo debe seguir siendo. Semejante
presencia no suma, sino todo lo contrario. Y otra sorpresa fue la ausencia de
militancia juvenil, que siempre aporta colorido y alegría a los actos
kirchneristas. En cambio, a pocas cuadras de allí, Sergio Massa no sorprendió a nadie con sus amenazas punitivas y sus
paradisíacas promesas neoliberales. Mientras Macri se erosiona solo,
resulta imprescindible hacer un contrapunto y evitar que el tigrense aproveche el tropezón amarillo para
acercarse a la punta.
Eduardo Buzzi rescata de Scioli “su voluntad de sumar” y por eso, quizá, faltó al acto de su otrora
jefe político para asistir a éste. Sin
embargo, hay sumas que restan. Tal vez por ese motivo, las preferencias por
el candidato oficialista apenas superan el 40 por ciento. Paradójicamente, si restara un poco puede que sume más. Restar a
estos personajes, pues se sabe de antemano que no tienen buenas intenciones ni nada para aportar, sino todo lo
contrario. No olvidemos que la travesura
de Buzzi de aliarse con el patriciado agropecuario casi pone en jaque al recién
asumido gobierno de Cristina. Y las
barbaridades que ha dicho de ella no se pueden borrar con fingidas sonrisas.
Si Scioli pondera a Cristina y Buzzi no, si el
primero promete la continuidad y el segundo denostó a la gestión de CFK casi
desde el principio, no hay motivos para
un idilio, salvo que uno de los dos esté simulando. Y necesitamos creer que
el simulador no sea el primero. Seguramente, es el segundo que, como las
polillas, siempre está detrás de lo que más brilla. Si a Eduardo Buzzi le cae
bien Scioli tiene todo el derecho de votarlo, pero ni una sonrisa merece si el objetivo del oficialismo es acercarse lo
más posible a ese 54 por ciento que convirtió a Cristina en Historia.
Duelo de payadores
Eduardo Buzzi fue candidato a gobernador de Santa Fe
por el Frente Renovador que lidera Sergio Massa, cuyas propuestas de campaña no tienen punto de contacto con las del
Frente Para la Victoria. Aunque no hay que darle tanta importancia a este
personaje deleznable, sí es pertinente hacer hincapié en el simbolismo político.
¿Buzzi cambia su camiseta para no quedar afuera o su presencia es una treta para alimentar los rumores de
alianzas que denuncia Macri? ¿Oportunista
o saboteador? De una o de otra manera no debe ser recibido porque sus intenciones son malsanas.
¿Cómo puede pasar tan fácilmente de un frente al
otro? ¿O se acercó al lugar, como confesó, para apreciar los insultos que le
destinaban? Sin embargo, se quedó con las ganas de protagonizar un titular de los medios agoreros sobre la intolerancia
K y esas estupideces porque nadie le dedicó siquiera un silbido. Eso sí, se
perdió el acto del líder de su espacio, aunque ya debe saber de memoria su prédica publicitaria.
Además, puede alejarse un rato de Massa porque sabe
que será “un presidente amigo del Campo”,
promesa algo difícil de descifrar
para el ciudadano de a pie, aunque da un poco de miedito. Para los
productores agropecuarios prometió una baja del 30 por ciento en las
retenciones y la eliminación del ROE, por
lo que podrán exportar sin que el Estado los controle. También aseguró que
reducirá el impuesto a las ganancias de los trabajadores con más altos
salarios. Ambas medidas desfinanciarán
las arcas públicas y ya no se podrá fomentar la industria. No importa si
eso genera desempleo y sus consecuentes reclamos, porque tiene en carpeta una “reglamentación del derecho a protestar”,
además de un abanico de castigos para
todo aquel que piense siquiera en delinquir. “El que las hace, las paga”, dijo alguna vez con una simpleza
vomitiva.
En cambio, no se entiende que las propuestas de
Scioli puedan seducir a Buzzi. Ni la devolución
del IVA para jubilados y beneficiarios de la AUH ni la construcción de 250 mil viviendas están incluidas en las egoístas demandas
que lo convirtieron en un dirigente con proyección nacional. Tampoco el incremento del presupuesto para Ciencia y
Tecnología ni la implementación del boleto
estudiantil en todo el país llenará las arcas del sector que otrora
representaba. Tal vez lo seduzca la promesa de los 30 mil millones de dólares
por año de inversión directa, el más
efímero y peligroso de los puntos del programa de gobierno sciolista.
Para molestar en la foto o congraciarse con un grupo
que lo desprecia, para provocar o
confundir, Eduardo Buzzi estuvo presente en el Teatro Opera. Y después
habló para demostrar su pulsión
traicionera. Como desenfrenado escorpión ya está boicoteando a sus anteriores
anfitriones. “El voto a Massa es un
desperdicio”, declaró, con su embigotada
sonrisa. Un desperdicio, desde el
aspecto numérico y un peligro desde todos los otros.
Esto es pertinente resaltarlo porque en estas
semanas el PRO conquistó protagonismo, aunque no de manera auspiciosa. O sí, depende del lado donde uno se plante.
El caso Niembro abrió un arcón
rebosante de podredumbre y parece que no tiene fondo. La transparencia y la
honestidad, los únicos puntos que parecían convencer en serio a sus seguidores,
quedan como inexistentes, como una
impostura, como una muestra más de la hipocresía amarilla. Pero no nos
quedemos en esto. Si bien el honestismo es un tópico que seduce al electorado, no puede ser una categoría de discusión política.
Si el voto a Massa es un peligro por lo inasible de su discurso, el voto a Macri es un suicidio por la
evidencia de lo que promete: el país para pocos que ya hemos conocido en un
pasado no muy lejano.
Casi un mes falta para las elecciones generales, tiempo más que suficiente para evaluar qué
hacer en el cuarto oscuro, para decidir en quién confiar nuestro voto, en
manos de quién depositar el futuro. Pero pensar en serio, para que después nadie ponga en duda la voluntad popular. Ni
cambiemos ni renovemos, sino continuemos
por este camino que tantos derechos ha conquistado.
Ambas cosas, oportunista y saboteador es Buzzi.
ResponderBorrarHola Gustavo despues de un tiempo vuelvo a escribir pero sabes q siempre te leo y coincido con tus escritos , de aca a las elecciones deberemos vencer en pequeñas y grandes batallas Tucuman, Chaco el destape PRO y ahora el tema debate, Scioli debiera contestar que solo debate con Duran Barba
ResponderBorrarAbrazo/j.pierantoni
Para mañana voy a escribir algo sobre el debate, al que quieren darle más trascendencia de la que tiene, como siempre. Abrazote y gracias
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