El caso de Niembro sorprende bastante. No por los
hechos en sí, por supuesto, sino por la insólita
y desconcertante repercusión política y mediática. Mientras los medios
aliados al PRO tratan de disfrazar el escándalo, otros piden la cabeza del
periodista deportivo y primer candidato a diputado. Y los funcionarios
amarillos practican las más
incongruentes piruetas para patear la pelota fuera de la cancha. Por lo que
parece, el episodio logró vulnerar el escudo de protección del que goza
Mauricio Macri y su troupe. Incendios,
derrumbes, inundaciones y represión resbalaron en la opinión pública porteña
durante años. Tampoco la desidia que destinan a la salud y educación
públicas lograron impactar en los capitalinos. Ni siquiera las muertes que se han producido por la inoperancia de los
funcionarios –como la del adolescente en Villa Soldati- despertaron el
enojo de los ciudadanos de la CABA. Pero
este escándalo parece ser el que más ha conmovido el sentir porteño.
Claro que no es el objetivo de este apunte encontrar
el intríngulis de este asunto, pero sí plantear algunas interrogantes. Las
golpizas en el Borda, los niños
calcinados en el taller clandestino, los desatendidos de los hospitales,
los obligados alumnos de la
educación privada, los docentes despedidos, la doble o triple construcción de las estaciones del falaz
metrobús, las escuchas ilegales, las manipuladoras encuestas de Durán Barba, el
maquillaje en exceso, ¿son menos graves
que esta nueva tropelía? ¿Será que los porteños sólo piensan en la plata y esto parece afectar los bolsillos? Si
así fuera, los desmedidos aumentos impositivos y de las tarifas del subte deberían
haber despertado el enojo, pero no. Claro que apelaron al viejo truco de echar culpas a la inflación y, por elevación, a Cristina y sus equivocadas medidas económicas para desviar los dardos.
No. No es sólo por las cifras que este hecho se ha
convertido en un escándalo. ¿O la contradicción es lo que molesta? Tanto pregonar contra la corrupción y uno
de ellos está hasta el cuello. Sin embargo, no será la primera vez que
incurren en un mentís pero parece que éste traspasó los límites. ¿O será que
Fernando Niembro no es tan querido como muchos piensan? En realidad, si
Rodríguez Larreta será el próximo Jefe de Gobierno, no es la sonrisa o la ternura lo que buscan los electores de la
metrópolis en sus candidatos. Por el contrario, los ceños severos y las bocas fruncidas se encuentran en el top de las preferencias. Además, no
serán los porteños los que voten por Niembro, sino los bonaerenses.
¿Por qué Jorge Lanata, en lugar de poner paños fríos
al asunto, exige que el PRO destierre al
polémico comentarista deportivo? ¿Porque es un periodista-fiscal que trata
de construir administraciones transparentes o porque presiente que esto afecta
la carrera presidencial de Macri? ¿O porque los funcionarios se desentienden de la cuestión al decir que “Niembro no cometió ningún delito”? ¿O será que Lanata está transmitiendo una
advertencia de los Jefes? ¿Tan trascendente será el aporte de Niembro en la
Cámara de Diputados o es muy grande la
deuda que Macri tiene con él que no puede sacrificar su candidatura? Muchas
dudas para un caso tan sencillo que
puede transformarse en un difícil escollo para los planes de Macri.
Como patear un hormiguero
En realidad, los tropiezos se suceden desde hace
unos meses. Las elecciones escalonadas no
han sido favorables para los candidatos apoyados por el PRO. El panorama es
funesto y sólo eso explica la puesta en escena de Tucumán, ahora avalada por una extravagante medida cautelar que
impide revelar los resultados. Por lo que parece, los candidatos de la
oposición están tan desesperados por ganar como sea que obligan a sus cómplices a tomar medidas muy difíciles de justificar.
Claro que esto no les aportará ningún triunfo; tan sólo permitirá ocultar la derrota por unos días. Al menos, para
alimentar unas cuantas tapas, enojar un poco más al público cautivo y deslegitimar en lo posible las elecciones
que quedan.
En un esfuerzo de producción, los miembros de la
oposición en el Congreso presentaron un documento de Acuerdo Interpartidario para la Transparencia Electoral que propone
algunas modificaciones a las elecciones presidenciales de octubre. Como el
Gobierno no llegó debilitado como
esperaban, como Cristina continúa liderando las preferencias, como no hay
crisis a la vista, como el fin de ciclo
les resulta esquivo y, fundamentalmente, como no tienen propuestas para
presentar a los votantes, lanzan
alocadas patadas para alterar el tablero.
Ojear algún buen manual de Historia nos ayudaría a encontrar
muchas páginas similares: cuando el
Poder Económico no puede imponer sus planes de gobierno por las buenas, trata
de hacerlo por las malas. Golpes, fusilamientos, proscripciones, bombardeos
han sido las tretas más usadas
cuando tenían las FFAA de su lado. Así sembraron
muerte y dolor en nuestras tierras. Ahora que sólo tienen un elenco de
desarmados postulantes como fuerzas de choque, nada más provocan risa. Hay que reconocer que resultan tan molestos
como moscardones de tambo, aunque con
unos cuantos votos más los dejaremos fuera de juego por un tiempo.
No nos ilusionemos: como dóciles sirvientes,
intentarán cada tanto torcer nuestro camino, pero si conservamos estas imágenes en nuestra memoria los desarticularemos
de inmediato. Mientras tanto, gocemos de su desesperanza porque es la mejor garantía de la
proximidad de nuestro triunfo.
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