Un domingo para la
Historia y una plaza inolvidable. Rostros felices, esperanzados, comprometidos. De todas las
edades, géneros y colores. Y con un solo objetivo: celebrar. Gracias a la cautelar del 6D, la
democratización de los medios del 7D terminó en un desafío que tuvo su primera
respuesta el 9D. Aunque esté de moda la encriptación de las fechas, no hay
que abusar del recurso, que puede saturar al lector. Como también satura la
judicialización de la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual. La medida cautelar que el jueves a última hora sacó de la manga el Grupo Clarín indignó
a muchos, pero no sorprendió. Algo tenían que hacer. Las fieras recrudecen su fiereza cuando están heridas y acorraladas.
Lo que convierte el drama en absurdo es que los cómplices de esta resistencia a
la autoridad son los que deben velar por el cumplimiento de las leyes. También
se suman a la rebelión los que las debaten y las votan. Ni hablar de los
sicarios parlantes. Los exponentes de la oposición en declive y los guardianes
mediáticos se pelearon por salir en la foto que la SIP tomó en el Senado. Serviles como nunca, diseñaron alucinados escenarios
para defender lo que para nada está amenazado. Algunos sospechan que la
nube tóxica que invadió la CABA en la mañana del jueves ha alterado gravemente
la percepción y acrecentado las incoherencias. Otros afirman que quieren perturbar
el orden institucional. Algo de eso hay,
por eso es necesario estar atentos.
La democracia en nuestro país se ha consolidado gracias a
casi treinta años de continuidad, pero sólo en los últimos años ha mostrado su
razón de ser: representar los intereses
de la mayoría, sobre todo, los más vulnerables. Sólo así se legitima. De lo
contrario, se convierte en simple simulacro. La madeja de las cautelares revela
eso: las instituciones democráticas al servicio de intereses corporativos. Eso
explica que Clarín haya presentado sus recursos judiciales en la Cámara en lo Civil
y Comercial, encargada de conflictos entre particulares y no en lo Contencioso
Administrativo, que trata asuntos de interés público. En esa estrategia está la confesión de sus intenciones. El Grupo ha
clamado hasta el cansancio que con la aplicación de la LSCA se está afectando
la libertad de expresión, pero presentó sus demandas por posibles pérdidas
patrimoniales. Lo que significa que
defienden su libertad de poseer y no de expresar. La primera es su realidad y la segunda, sólo una
excusa o su pantomima.
Pero con esos mezquinos objetivos contaminaron el escenario,
mucho más que el contenedor de Puerto Madero. Tanto que fueron los mismos
jueces los que rechazaron las recusaciones que contra ellos había presentado el
Gobierno Nacional. Una anomalía absoluta, como si un acusado de homicidio, con
su sola declaración de inocencia, quedase absuelto de toda imputación. Si extendieron la medida cautelar a pesar
de lo afirmado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, es porque hay
mucho en juego. Para agravar más el panorama –y despertar justificadas
suspicacias- en el Máximo Tribunal no domina un apacible paisaje con un lago
calmo y cristalino. Por el contrario, las
aguas bajan turbias. Un documento de la Comisión de Protección de la Independencia Judicial –presidida por Elena
Highton de Nolasco y Carmen Argibay- y una porción de las entidades corporativas
correspondientes advierte sobre “mecanismos
directos e indirectos de presión sobre los jueces”. Por supuesto, la única
presión considerada como tal es la que podría realizar el Poder Ejecutivo. Del
Poder Económico concentrado, destructivo y angurriento jamás se dice nada. Claro, no ejercen presión: engrosan billeteras.
Así se convierten en un muro de protección para unas minorías poderosas e
insaciables. Los jueces no han comprendido las crisis ni las transformaciones
que se han producido en Argentina desde la retirada de la dictadura. La mayoría de los ciudadanos, sí.
Lo más ridículo del Operativo anti-7D fue la presurosa visita
de los representantes de la SIP, que no
es una entidad conformada por expertos y estudiosos de la comunicación, sino
por empresarios poderosos. Además de eso, es una entidad que defiende los
intereses de medios gráficos, que no son afectados de ninguna manera por la
ley. Y sus miembros llegaron para provocar escándalo: reuniones secretas para
preparar el sainete en el Senado, entrevistas en los canales del Monopolio,
vestiduras rasgadas y hasta se dieron el
lujo de difundir una mentira, como acostumbran sus colegas vernáculos. Claudio
Paolillo, titular de la Comisión de Libertad de Prensa, se quejó porque Martín
Sabatella había rechazado un pedido de reunión. Sin embargo, al titular de la
AFSCA no le costó demasiado desmentir la tramoya. Un cruce de correos electrónicos revela que fue la propia SIP la que
anunció el 12 de noviembre, a través de la asistente de la Comisión de Libertad
de Prensa, Melba Jiménez, que la visita a Argentina se había cancelado.
La puesta en escena en
el Senado fue más divertida. Periodistas que fingían expresiones preocupadas, políticos que
cuestionaban sin fundamentos una ley aprobada por el Congreso, jueces que
avalaban atrocidades jurídicas y los Imperiales
de la SIP prestando atención a tanta patraña. Con risas grabadas, esa reunión
pública se podría transformar en una exitosa sit-com. Hay tanta libertad
de expresión que pueden decir las estupideces que quieran, pero no pueden
obligar al público a que crea en ellas. El que lo hace, es por propia
voluntad. Y por un montón de cosas más. Desde hace un tiempo, algunos afirman
que la LSCA fue pergeñada para perjudicar al Grupo Clarín. Y si así fuera, han
hecho méritos suficientes para merecer algo por el estilo. Muchas deudas pendientes tienen con el país y es hora de que comiencen
a devolver un poco.
Una plaza democrática
En medio de la esgrima
escandalosa que fastidió el 7D, la inauguración de Wall Kintun TV llenó de
sentido la vigencia de la ley. El primer
canal de televisión de los pueblos originarios se transformó en un emblema de la
democratización de la palabra. Pero el hecho de que un medio mapuche haya
comenzado a transmitir en la lejana Bariloche es una pieza más en la disputa
del poder. “Wall Kintun TV le molesta a
la familia Mitre y a sus socios –declaró Matías Melillán, representante de
los Pueblos Originarios en la ASFCA- Algo
bueno estaremos haciendo entonces, sino no se enojarían tanto. Debemos defender
lo que tenemos, que es la posibilidad de definir el rumbo de las políticas
públicas de comunicación”. Wall Kintun, que quiere decir “Buscar Alrededor”,
competirá directamente con Canal 6, propiedad del Grupo Clarín, que también
tiene la mayoría de las repetidoras de radio en Río Negro. Por eso despertó los prejuicios de algunos comunicadores y dirigentes políticos.
El diputado por el GEN, Gerardo Milman, manifestó sus sospechas en la cueva de la bestia, es decir, en un
programa de TN. Milman se preguntó cómo pudieron “estos mapuches” pagar “los
120.000 pesos que cuesta una licitación” y, en una muestra de
intelectualidad sin precedentes, exhibió su prejuiciosa explicación: “pasan la película de Néstor Kirchner”. O es una ostentación de ignorancia del diputado
que preside la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara o una descomunal
mentira del representante. La Ley exime de licitaciones y pliegos a los
pueblos originarios porque estos casos están considerados como derecho público
estatal.
La ley es un triunfo de
la democracia y su aplicación se convierte en un desafío. De acuerdo a un amplio sondeo
realizado por CEOP, ocho de cada diez argentinos reivindican la democracia como
el mejor sistema para gobernar el país. Y no sólo eso: el 40 por ciento de los encuestados considera que el gobierno de Néstor
Kirchner fue el mejor desde el retorno a la democracia. Algo más: la imagen
de La Presidenta continúa en las nubes, a tal punto que, en el caso de una
nueva elección, volvería a ganar en
primera vuelta, dejando muy lejos a sus desesperados
competidores.
Así se llena una plaza democrática. Con la alegría por haber conquistado un derecho y con la seguridad de
que serán conquistados muchos más. Con la pertenencia a un colectivo
solidario y no a un manojo de individuos resentidos y cargados de odio. Con la felicidad por haber encontrado, por
fin, el camino de la construcción de un país para todos. "Nadamos
como el salmón, nadamos contra la corriente –expresó CFK en la reciente Cumbre del Mercosur- Muere en el esfuerzo, pero se reproduce y deja legados". Y
como aprieta el calor, sigamos con las metáforas marinas: “tenemos que movernos como peces que corren en distintas mareas, pero
tenemos límites –prosiguió La Mandataria- Yo conocí a uno que fue contra la corriente permanentemente. No
tengamos miedo, lo que hicimos lo hicimos bien, a pesar de las equivocaciones. Gobernar
a favor de nuestros pueblos soportando presiones que nadie soportó para que
torzamos el rumbo”. Así se llena una plaza: con el desafío que
significa el compromiso democrático de transformar un país que estaba en
ruinas. Y también, frenando a los salvajes que quieren socavar otra vez sus
cimientos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario