miércoles, 26 de diciembre de 2012

Tentaciones de fin de año



Con sinceridad, cuesta mucho resistir la tentación de realizar un balance de lo que ha sido este poderoso año. No es la pretensión de Este Ignoto Profesor de Provincias pergeñar un anuario que resultaría tedioso, insuficiente y, por supuesto, arbitrario. Quien quiera, podrá revisar el nutrido archivo de este blog para revivir los momentos más significativos de este año que ya se desvanece. Además, a lo largo de esta semana los profesionales de los medios ofrecerán síntesis un poco más rigurosas que las que puede ofrecer este modesto aficionado. Sin embargo, algo de eso habrá: hechos destacados, pinceladas incompletas, impresiones y recuerdos que se desarrollarán en los textos subsiguientes. Eso, por supuesto, sin omitir lo nuevo, que nunca se toma descanso. Porque los estancieros están en pie de guerra, dispuestos a resistir la venganza de Cristina. Porque aparecen nuevos datos y opiniones sobre los intentos de desestabilización del 19 y 20 de diciembre. Porque habrá nuevos condenados por crímenes de Lesa Humanidad. Y porque, de una vez por todas, la aplicación de la LSCA necesita una definición de Los Supremos. Con todo esto, no queda mucho tiempo para los balances, aunque son imprescindibles para valorar lo recorrido y afianzar el sendero. Y también para distinguir entre los que acompañan, los que proponen un atajo hacia las sombras, los que arrojan piedras desde sus escondites y los que, acurrucados en sus madrigueras, aguardan la oportunidad de dar un zarpazo para rapiñar un poco del poder perdido.
“Si un gobierno en cuatro años hubiera hecho la mitad de lo que hizo Cristina Fernández en un año podría darse por hecho”, afirmó el Senador Daniel Filmus, durante la presentación del nuevo número de la revista “Desafíos”. “Este material –agregó Filmus en referencia a la publicación- es para la militancia, para la discusión, para el debate, para poder profundizar en cada una de las transformaciones realizadas en nuestro país”. El Salón Arturo Illia del Senado se convirtió en el escenario donde representantes y funcionarios oficialistas exhibieron su compromiso con el proyecto en curso. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, recordó la salvaje represión de diciembre de 2001 y señaló que el kirchnerismo es hijo de aquellos dolorosos hechos. “En aquel momento el pueblo argentino dijo basta –destacó Tomada- Y también hoy estamos acá por ese 19 y 20 de diciembre, por quienes interpretaron y fueron capaces de llevar a la práctica las respuestas que nuestro pueblo reclamaba”. Pero el ministro también sugirió lo que se viene: “las corporaciones hoy tienen nombre y apellido y están arriba de la mesa”.
Un balance que promete futuro. Diferente del panorama que borronea el Jefe de Gobierno porteño, que recicla sus sandeces para disimular sus perniciosas intenciones. Para Mauricio Macri, el próximo año será “duro y tenso”, porque considera que La Presidenta manejará “una agenda de enorme confrontación”. Como resulta evidente, para el empresario devenido político, la única posibilidad de tener un futuro en paz es la permanencia del statu quo. Más aún, para evitar todo tipo de confrontación, agresividad y conflicto, nuestro país debería retornar al neoliberalismo en estado puro, esos tiempos añorados por las minorías patricias. Con la profundidad y precisión que caracteriza siempre sus palabras, Macri explicó que “nuestra presidenta cambió la agenda del año pasado por la cual recibió tanto apoyo, que era de conciliación, de diálogo, de mayor tranquilidad, por una agenda de enorme confrontación". Que el líder del PRO haya aprobado pre-escolar es un hecho tan sorprendente como que alguien tome con seriedad cada una de sus deposiciones verbales.
Tamaña subestimación de sus destinatarios ya resulta insultante. Afirmar que Cristina prometió “eso que él dice” es una sobredosis de amnesia. De ninguna manera puede interpretarse el “vamos por más, vamos por todo” como esa concepción Heidi de la vida que el Cínico Ingeniero despliega ante los micrófonos. El 54 por ciento no votó por conciliación, diálogo y todas las hipocresías que repite a diario El Detractor de Freddy Mercuri, sino por contener a las bestias y recuperar algo de lo que nos expropiaron en los noventa. Lo que la gente como él considera ‘confrontación’ no es más que la intención política de gobernar La Economía. Eso es lo que provoca el insomnio de los poderosos. Para la gente como él no es confrontación rebajar salarios, aumentar tarifas, sancionar o despedir trabajadores sin motivo, especular, evadir, explotar, insultar, mentir, complotar.
Que los que se creen dueños del país piensen de esa manera, resulta repugnante pero no llamativo. Ahora, que alguien que se dice progresista sea más conservador que un abuelito decimonónico, sorprende hasta a un adivino. Cada vez que el referente máximo del FAP, Hermes Binner, intenta balbucear alguna crítica hacia el Gobierno Nacional, desconcierta a sus seguidores. Eso sí: jamás se sabe desde dónde habla ni hacia dónde apunta, de tan desorientado –y desesperado- que está. “Las políticas populistas no evitan la fragmentación social ­–afirmó sin aclarar, como siempre- y sólo puede superarse promoviendo el trabajo y el estudio”. Por supuesto, en sus dubitaciones no existe reconocimiento alguno de los logros alcanzados, como el número de escuelas inauguradas desde 2003, la recuperación del empleo o las medidas de inclusión. Tampoco sugiere una lectura progresista de esa fragmentación, que no fue ocasionada por la gestión presente, sino por la despiadada complicidad de los gobiernos anteriores con los expoliadores de siempre. Menos aún menciona el foco de resistencia angurriento de los grandes grupos económicos. En su limitado pensamiento político –por denominarlo de alguna manera- no hay historia: sólo quejosas consignas superficiales y confusas.
Con una precisión sospechosa, el ex gobernador de Santa Fe aseguró que "hay un millón de jóvenes que en la Argentina no estudia ni trabaja. Lo primero que surge es 'de qué viven estos jóvenes': viven siempre de prebendas, de ayudas". Preocupado hasta la obsesión por la fragmentación, advirtió que “si no la paramos a tiempo, no vamos a tener posibilidades de revertirla. El populismo no ayuda, al contrario: el populismo, a través de subsidios, regalos, prebendas, genera actos que verdaderamente no son los que necesita hoy la población". Tampoco necesita carroñeros que tiren tarascones desde los rincones más oscuros para defender sus privilegios, pero de eso nunca habla el ex candidato presidencial del progresismo.
En una muestra de su sabiduría ancestral, el ex Todo, concluyó que los incidentes de la semana pasada fueron el resultado de “una división muy profunda entre aquellos que tienen acceso a comprar todo lo que tienen por delante y aquellos que se dedican a delinquir en forma directa". Una traducción auxiliar: resentimiento por la disparidad del acceso al consumo. Sin embargo, al referirse a los saqueos en Rosario, entró en una contradicción enorme con lo que había declarado antes: “en Rosario tuvieron muy poco que ver con la necesidad de la gente. Tenemos relevados supermercados que fueron saqueados exclusivamente donde están las bebidas alcohólicas y donde estaban los electrodomésticos. No coincide con lo que pasó en 2001 y 2002: ahí, fundamentalmente, la gente iba a buscar alimentos". Si los saqueos no fueron producto de la necesidad como once años atrás, quiere decir que la situación mejoró y que lo del populismo, la fragmentación, las prebendas, el resentimiento consumidor y todo lo demás es sólo un cóctel indigesto cuyo único fin es molestar. Eso sí, por las dudas, evitó las hipótesis conspirativas para no enemistarse con cualquier posible aliado.
El listado de los logros de este año seguramente será extenso. Pero hay uno que resume todos: los carroñeros están cada vez más expuestos, junto a sus cómplices y voceros y, por tanto, debilitados. Y también salen a la luz los personajes que, por incomprensión y torpeza –impotencia, de paso-, terminan haciendo el juego a los que quieren volver. Esos son los más peligrosos.

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