viernes, 11 de enero de 2013

Sobre la soberanía y sus detractores



Los políticos opositores y los medios con hegemonía en decadencia se han quejado en estos días por la fiesta de recepción a la Fragata. Y lo siguen haciendo, aún después de su finalización. ¿De qué se quejan, si fueron ellos los que la prepararon? Desde que se conoció el embargo en Ghana han hecho lo imposible para que la recuperación del buque-escuela se convierta en una causa nacional de suma trascendencia. Para ser sinceros, setenta y pico de días atrás casi nadie se acordaba de su existencia. Los medios apenas destinaban un par de segundos televisivos cuando partía y otro tanto cuando retornaba. Bastó un picotazo de los buitres –vanagloriados por muchos de ellos- para que se convierta en emblema de la torpeza gubernamental. Entonces, si la Fragata era importante antes, cuando estaba embargada, ¿por qué no lo es ahora que ya está a salvo? ¿Por qué apareció un puñado de zoquetes caceroleros con cartelitos agresivos en las cercanías del puerto de Mar del Plata? ¿Por qué los exponentes de la oposición no se hicieron presentes en el acto, si la fiesta debía ser para todos y estaban invitados? Ellos prepararon el festejo y fue su ausencia lo que lo convirtió en un acto partidario. Y después se quejan porque todo lo que ellos arreglaron durante tantas semanas de esfuerzo sale como lo habían planeado. Por eso no los vota nadie, porque sus propuestas son tan creativas que nadie las entiende.
Como sea, se perdieron la fiesta y ahora andan enfurruñados por los rincones mascullando sus protestas. Parece mentira, pero no pueden soportar más éxitos presidenciales, que en realidad son para todos. No saben cómo contrarrestarlos o tergiversarlos para convertirlos en negativos. A veces actúan como el tío borracho, insustituible al momento de arruinar cada fiesta familiar. Tanto desconcierto reina en sus mentes que Binner aconsejó tomar como ejemplo al gobierno de Ghana por acatar las decisiones de una Justicia cómplice de los buitres. O Pino Solanas que exigió que se investigue con una comisión parlamentaria el origen fraudulento de la deuda, aunque eso deje al descubierto el latrocinio de muchos grupos económicos y empresarios, destinatarios de sus numerosas apologías. O el canal de noticias del Monopolio, que entrevistó a asistentes al acto que cobraron más de 400 pesos como viáticos más el traslado. O Patricia Bullrich, que se quejó de que no la habían invitado, aunque después reconoció que sí lo habían hecho pero ella decidió no asistir, quizá para tener elementos para pergeñar su campaña electoral. De tan vacía que está, esto le sirve para refunfuñar un poco y hasta para armar una propuesta partidaria de tres o cuatro puntos.  
“Hoy más que nunca Patria sí, colonia no”, exclamó CFK en un momento de su discurso de recepción. Consigna que parece no comprender el confuso socialista, Hermes Binner, que en una entrevista radial puso como ejemplo al gobierno ghanés: “no podía interceder para que se liberara la Fragata porque la demanda de los fondos buitre la había tomado la Corte Suprema. Es una república Ghana”. ¿Entenderá el ex gobernador lo que está diciendo? Para él –socialista, vale reiterar- los fondos buitre y una justicia cómplice pesan más que un gobierno elegido por el pueblo y encima afirma que por eso es una república. La soberanía no vale nada ante la angurria de los especuladores financieros, en su incomprensible sistema de pensamiento. En el mismo combo, también cuestionó la decisión del Tribunal Supremo de Venezuela que convalidó la decisión de los ciudadanos sobre la continuidad de Chávez. Difícil entender los valores democráticos y republicanos del ex candidato presidencial de un frente progresista que, de tan amplio, parece todo lo contrario. “Acá no había sirenas –explicó La Presidenta- allá había buitres y acá había unos caranchos que graznaban y no escuchamos a ninguno, sino que escuchamos el clamor de nuestro pueblo, que pide por sobre todas las cosas respeto y dignidad al pabellón nacional y a los derechos de la Patria”.
Otro que salió a justificar el accionar de los carroñeros, aunque más predecible, fue el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. El empresario que pretende imitar a un político pidió al Gobierno Nacional que piense cómo "encontrar una manera para salir del lugar de deudores", quizá a la espera de consejos para regularizar la situación financiera del distrito que dice gobernar. Lo que defiende un exponente como él es la sumisión absoluta a la avidez de los especuladores financieros, nocivos personajes que provocan estragos en buena parte del planeta. “Desde el lugar en que estén –aclaró CFK- están presenciando lo que, tal vez, simbolice con mayor precisión que en otras ocasiones, la defensa irrestricta de los derechos de la Argentina y del respeto a su soberanía y dignidad nacional”.
Porque la deuda que los buitres reclaman no es más que una estafa que se produjo mucho antes de que Los Kirchner aparecieran en la política nacional. “Los dos mayores períodos de endeudamiento de la República Argentina se registraron entre 1978 y el 1983 y entre el 1991 y 2001 –explicó la Primera Mandataria- uno, producto de la apertura y liberalización de la economía y también de una reforma financiera que comenzó a cambiar el perfil productivo de la Argentina y también de un endeudamiento de privados, hay que decirlo con todas las letras, gran endeudamiento de empresas privadas, cuya deuda fue estatizada en 1982 y hoy también tenemos que hacernos cargo los 40 millones de argentinos”. El presidente de prepo, Eduardo Duhalde, también hizo un mimito a los poderosos con la pesificación asimétrica. Y esto es importante para comprender el escenario: gran parte de la deuda que estamos pagando no se contrajo para el beneficio público sino para satisfacer angurrias particulares. Tal vez sea necesario, aunque no es algo secreto, recordar cada tanto quiénes fueron los que nos endosaron sus rojos, no para que contribuyan con algunas monedas, sino para que –como muestra de agradecimiento- abandonen sus intentos de hacernos tropezar para recrudecer con la sangría que los enriqueció. El Grupo Clarín, Fortabat, Macri, entre otros, fueron algunos de los que recibieron semejante espaldarazo económico, a costa del empobrecimiento de la población.
Además de Macri, hay otros que aconsejan apoyar nuestras rodillas en el suelo. “Algún matutino centenario” –rememoró Cristina- planteó que “había que honrar las deudas y pagar a los fondos buitre. ¿Por qué no empiezan ellos pagándole al Estado lo que le deben de impuestos?”. Esto, por supuesto, en referencia a la medida cautelar que exime al diario fundado por Mitre del pago de las obligaciones patronales y cargas impositivas, que según la AFIP, alcanza los 280 millones de pesos. Para que quede claro, esto es lo que propone Binner: un sistema judicial perverso que se confabule con los grandes grupos económicos para exprimir o estafar al Estado.
La recepción de la Fragata se convirtió en una reivindicación de la soberanía nacional: la razón del lado de los pueblos. “Esta lucha que estamos llevando a cabo los argentinos no sólo es algo que importe a nuestro país –afirmó CFK- depende también en gran medida la suerte de un nuevo orden que debe darse en el mundo […] es necesario tomar una posición firme y seria frente a estos verdaderos depredadores sociales globales en defensa del bienestar de los pueblos y de la subsistencia de los Estados”. El mundo no puede estar gobernado por la avaricia de los especuladores, que son los que provocan las mayores crisis. Los estados son los que tienen que tomar las riendas del mundo económico, para contener a las fieras que, a fuerza de operaciones especulativas, sumergen en la pobreza a los pueblos para acrecentar al infinito sus ya enormes fortunas. No hay confrontación ni intenciones belicosas en la gestión presidencial, sino el compromiso de defender los intereses soberanos de los argentinos, siempre amenazados por garras, picos y mandíbulas. Qué fiesta se están perdiendo los agoreros. Y cuántas más se perderán.

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