El año pasado nos dejó una nueva categoría social: el cacerolero. Este término no hace
referencia sólo a quienes se manifiestan con esos utensilios de cocina para
demandar soluciones ante un problema
concreto, en alguna plaza de las tantas que adornan las ciudades y pueblos de
nuestro querido país. Si bien la palabra está relacionada con el instrumento
utilizado para hacer barullo, pone el
énfasis en el individuo que lo hace sonar y en el blanco de su protesta: el Gobierno
Nacional. Y no sólo en el momento en que ejecuta alguna ensordecedora
demanda infundada, sino las 24 horas del día durante todo el año. El que es cacerolero no necesita una
cacerola para manifestar su esencia ni tampoco la concurrencia de seres semejantes.
El ser cacerolero se reconoce de un
vistazo. En la ya famosa entrevista realizada por la revista Brando, el imponderable actor Ricardo
Darín encarna ni más ni menos que a un cacerolero con todos sus guiños. Y
después de verter insustanciales generalidades agresivas, insultantes,
deslegitimadoras y hasta irrespetuosas, como
todo cacerolero, se victimiza hasta el orgasmo cuando alguien se atreve a formular
una réplica. Desinformado, inmaduro, descomprometido y banal, podría
agregarse. Claro, los medios sólo destacaron un aspecto de la entrevista, sus
dudas sobre el “patrimonio de los
Kirchner”, que pintan entero al susodicho personaje. Porque el cacerolero tiene como brújula un prejuicio que le aporta
certeza: la desconfianza. En eso
basa todo su pensar. Detrás de eso, no hay nada.
Una de las características más notorias de este personaje es
la de estar absolutamente en contra, aunque
sin tener en claro de qué ni por qué. Otra, sin dudas, es achacar todas las
culpas de lo que pasa a La Presidenta –en este caso-, sin reconocer nada de lo bueno que se ha hecho. Como complemento de lo
anterior, los demás son víctimas inocentes de los antojos de La Primera
Mandataria, ya sean buitres, cuervos,
hienas o cualquier otra especie carroñera. Para el cacerolero no hay
explotadores, evasores, especuladores, sino
un gobierno que se enoja con todos por puro capricho belicoso. Para el
cacerolero de pura raza, las cosas se deben transformar por milagro y sin
conflictos, idea que no tiene ningún tipo de sustento. Toda modificación del
statu quo va a generar descontentos, rechazos y afectados. Lo que se debe tener en cuenta es quiénes son los que van a padecer
esas medidas. Durante los años de recrudecimiento del neoliberalismo, la
pobreza creciente convertía en vulnerables a muchos ciudadanos. Pero, para los
defensores del Poder Fáctico sólo era el resultado de la globalización y no un
conflicto. La célebre frase del entonces presidente “estamos mal, pero vamos bien” sintetiza el espíritu de aquellos
nefastos momentos. Los que estaban mal
no coincidían con los que iban bien. Entonces,
la pobreza, la desocupación, el desmantelamiento del Estado, la exclusión en
todas sus manifestaciones posibles, no se mostraban en su faceta problemática.
A pesar de todo eso, nadie hablaba de conflicto.
Hoy, como cínica defensa de ese Poder Fáctico expuesto en su
perversidad, algunos voceros se rasgan las vestiduras por los conflictos que
genera la gestión presidencial. Conflictos
–de más está decirlo- que sólo padecen apenas un poquitito los que llenaron sus
arcas a costa de nuestras angustias pasadas.
Por eso, las declaraciones de Ricardo Darín están muy lejos de considerarse
neutrales. Todos los dichos de esa
entrevista se basan en argumentos propios de la resistencia neoliberal. “Desde afuera se ve que
estamos en el fondo del mar. Yo quiero que le vaya como los dioses. Yo quiero
que timonee, que convoque, que baje la
adrenalina, que llame a una reconciliación. ¿Cómo puede ser que entre la
gente común haya amigos que no se dirigen la palabra? ¿Sabés hace cuánto que no
pasaba eso?”. Desde la primera frase hasta la última, se puede apreciar una galería
de tópicos basados en titulares y editoriales de los medios con hegemonía en
decadencia. Palabras injustas que desconocen la historia: si
hoy estamos en el fondo del mar, ¿dónde estábamos en 2001? Si el mundo nos ve
sumergidos, ¿cómo puede ser que los organismos internacionales, economistas notables
y mandatarios de distintos colores destaquen positivamente nuestra nueva
realidad? Su propuesta ingenua de la
reconciliación -¿con quiénes?- no merece siquiera una línea. Y lo último,
lo de los amigos que ya no se hablan por las discusiones es lo más tontuelo que
puede esgrimirse.
Si sus conceptos son inconsistentes, el
tono es desconcertante. Detrás del abuso de las expresiones coloquiales, hay un ninguneo obsceno hacia toda forma de
convivencia democrática. “Están pasando cosas rarísimas.
No se nos permite pensar fuera de lo establecido. Te dicen lo que tenés que
pensar y en qué dirección, y si no estás de acuerdo, sos un hijo de puta”. En
primer lugar, ni el régimen más
totalitario ha logrado conocer y menos aún controlar el pensamiento de los
ciudadanos sometidos. Por lo tanto, eso de “no se nos permite pensar…” sugiere la ausencia absoluta de toda
reflexión y no es más que una repetición
de las consignas que recitan a diario los esbirros mediáticos. En segundo
lugar, nadie le dice a nadie lo que tiene que pensar. Y lo último, dependerá
del lado de quién uno se ubica. Porque compartir
ideas con los que fueron cómplices, beneficiarios y apologistas de la dictadura
no es el mejor camino hacia la santidad.
“Parece que no aprendimos un sorete, porque es tan loco
plantear, como planteaban algunas minorías, ciertas actitudes intempestivas y
anacrónicas como del otro lado creer que porque te votó el 54%, te la mandé a
guardar, bancátela, y te la tenés que fumar". Curiosa manera de definir la legitimidad que otorga el apoyo popular a
un proyecto que comienza su tercer mandato, algo insólito en la historia de
nuestro país. En un intento de reafirmar su inexistente postura de
neutralidad –y quizá el exabrupto más doloroso- aparece en esta idea: “a mí me preocupa esto de que tenés que ser de
uno o de otro. No tener derecho a tener una posición diferente. ¿Pero quién
sos? ¿Qué te pasa?”. Aquí no hay teléfono descompuesto ni nada
por el estilo, sino un alineamiento indisimulable con los manipuladores que
se niega a reconocer. Pero eso no importa, nadie va a obligarlo a nada. Ni
siquiera a respetar a una indiscutible mayoría que se identificó con una
propuesta que transformó en serio nuestro presente y augura un futuro mucho
mejor.
En la
parafernalia mediática sólo se destacó lo del crecimiento patrimonial de Los
Kirchner, para omitir aquellos conceptos que niegan lo esencial del
proyecto en marcha. Cuando dice “somos un país niño: necesitamos un papá.
Necesitamos a alguien que nos diga cómo se tienen que hacer las cosas” es
inevitable evocar el recurrente argumento neoliberal: la no intromisión del
Estado en la economía. Tal vez, para alguien que ha sido abrazado por el
éxito desde muy joven, resulta innecesario –hasta improductivo- la presencia del
Estado benefactor. Un Estado que no es un papá, sino un garante de las
relaciones en beneficio de los más vulnerables; un impulsor del desarrollo con
inclusión; un escudo para los abusos de los poderosos. Quizá el país adulto
que propone el destacado artista sea el del sálvese quien pueda, que
tantos desastres produjo en el pasado. Por eso no hay historia en las
declaraciones de Darín. Solo habla de una foto fuera de foco, desencajada,
opaca y caprichosa. Una duda quedará flotando durante algunos segundos: los
motivos que condujeron a un actor cinematográfico de su talla a no mirar una
película completa.
Importante destacar, una de las muchas cosas de las que se olvida Darín, el crecimiento de la producción nacional en cine y TV, gracias al impulso del INCAA y otros organismos comprometidos con los contenidos. Esto favorece el crecimiento creativo, técnico y actoral. En fin, una entrevista mezquina de alguien que, sin guión, es un zoquete.
ResponderBorrarMuy buena la nota Gustavo. Deseo agregar un detalle, es un desagradecido. Gracias a este gobierno va a cobrar derechos de imagen por la repetición de sus películas. Cosa extraña que no se haya dado cuenta, ya que parece pensar solo en sí mismo.
ResponderBorrarPrecisamente, como piensa sólo en sí mismo, es un cacerolero con todas las letras. Y como todo cacerolero, niega tener un posicionamiento político, porque piensa desde los lugares comunes del discurso úncio. De esta forma, todo lo que piense o diga no lo considera ideológico, sino "natural", sentido común, razón compartida y algunas exquisiteces hipócritas por el estilo
ResponderBorrar...Excelente resumen!!!, como siempre; solo para agregar que está muy de moda eso de decir que "ACA TE OBLIGAN A ESTAR DE UN LADO O DEL OTRO", y que ESTE GOBIERNO generó eso, que HAY QUE SENTARSE A DIALOGAR... y la muy replicada... queremos un PAIS MÁS FEDERAL (jajaja, me da risa, la sarta de repeticiones, son casi slogan de una marca conocida); y que la "gente está dividida" (de allí la parábola de los amigos que no se hablan que plantea Ricardito)... todas muy difundidas hoy en día por el GEN CACEROLERO; y esto da una imagen de lo que son y de lo que se siente; tan vacíos están que no se animan a estar de ningún lado; no se identifican con nada, no se ponen de ningún lado, no toman postura, de un LADO sienten un odio visceral y reconocerse del otro les da VERGUENCITA…es feo decirse estar con los genocidas, con los vendepatria, con los cipayos, con los explotadores, con los carroñeros; a su vez tomar postura es demasiado comprometido y hay que pensar al menos un poquito para decidir de que lado estar.
ResponderBorrarTomar postura es una de las cosas más importantes que generó este Gobierno, que hizo que MUCHA gente NOS SITUEMOS DE UN LADO, nos sintamos IDENTIFICADOS con el querer estar DE UN LADO; el del desarrollo social; no solo el económico. Pero de la otra forma, de la mezquina, siendo un resonguero intelectual, del que es un ECO y no una VOZ, es más fácil y más cómodo, es menos comprometido, te implica ejercitar menos la memoria y el razonamiento; si con repetir ESTROFITAS ARMADAS ya es suficiente, para que informarme y re-conocer la realidad si con los titulares ya basta. ES LA COOLTURA DE FAST FOOD (FAST THINK) que pregonan tanto nuestros vecinos del norte y con quienes tanto se identifican algunos aquí en nuestro país. Todo esto, sumado a que nos fumamos durante tantos años la demonización del Estado nacional, aquello de que los políticos son todos CHANTAS y que solo buscan su ascenso al PODER, enriquecerse, robar, jodernos..., y que lo importado es mejor que lo nacional (entre otras miles de cosas más para generar el odio hacia lo nacional, público y popular)...el resultado de tan bien pergeñada ecuación, es el CACEROLERO.
Habría que convertir la tan famosa y ya gastada estrofa "andate a vivir a Cuba" por "andate vos a vivir al yanquilandia"...
Saludos.
Fernando