Nadie
te regala un lugar en el mundo: hay que conquistarlo. Eso sí, no cualquiera llega a estar en un billete o a tener una comedia
musical con su nombre. Menos aún todo eso junto. Que el nuevo billete de
100 pesos con el perfil de Evita cotice en Broadway el doble de su valor es apenas
una anécdota, pero sirve para señalar una trascendencia. Trascendencia que no
logra cualquiera. Margarita Stolbizer o Victoria Donda no llegarán a mucho más
de lo que han llegado, pues el mayor
obstáculo es la mezquindad de pensamiento y abundancia de oportunismo. La
imagen de ellas dos podrá estar en un afiche o un volante callejero, pero nadie compra esas cosas ni como
souvenir. Sólo dos casos, pero hay muchos más que exceden este modesto
espacio. En este año recién estrenado, el
eje parece que se situará en la puja con los poderosos en todos los terrenos
imaginables. Y también en lo divertido que resultará ver la manera en que
algunos exponentes de la oposición se ponen de parte del más fuerte diciendo
que es el más débil. O ridiculeces por el estilo. Como los que pregonan sobre
la importancia de las leyes y las instituciones pero alientan la desobediencia del Monopolio o los que adoptan los
argumentos carroñeros afirmando que defienden los intereses nacionales
o los que se lamentan por la pobreza y la desigualdad pero recomiendan medidas que más que desterrarlas, profundizarían esas
injusticias. Cada vez quedan más en evidencia quiénes son los personeros de
la no-política, los que se oponen sin decir lo que proponen, los que destruyen
porque no saben cómo construir. Los
cínicos que sólo piensan en restaurar aquel país ensombrecido que estamos
abandonando.
La “operación Alak”
fue el anzuelo pergeñado para despertar de su letargo a muchos siesteros
veraniegos. Como siempre, convencidos de que las cosas ocurren como cuentan
ciertas tapas –a pesar de las pifias insistentes y malintencionadas- se van de boca sólo para recibir la palmadita
en el lomo que les destina el Amo. Un chasquido de dedos basta para que se
pongan en acción y desplieguen toda su
necedad al servicio del Jefe. Tampoco importa si el hecho ocurrió una
semana atrás o si los detalles son certeros. El único fin es salpicar al
oficialismo. Que un apologista de la reconciliación
como Ernesto Sanz se preocupe por lo que ahora ocurre en la ex ESMA evidencia los límites que se pueden saltar cuando no
se tiene nada que decir. Que Margarita Stolbizer exija que echen a “patadas” al ministro de Justicia, Julio
Alak, es un signo evidente de que se dan golpes a ciegas. Que Victoria Donda
destile tanta agresividad aprovechando su
historia, resulta desalentador.
Este Ignoto Profesor de Provincias, que no ha padecido los
horrores de la Dictadura, se siente incapaz de juzgar los motivos que
condujeron a Carlos Lordkipanidse, sobreviviente de ese centro clandestino de
detención, y a la agrupación Herman@s a formular
esa denuncia contra el acto del 27 de diciembre. Pero sí puede decir que lo que denuncian no ocurrió. No hubo fiesta ni
asado en la ex ESMA. Camilo Juárez, de HIJOS, señaló que el predio “no es más un centro clandestino de
detención, es un lugar para recrear y celebrar la vida, donde hay actividades
todos los días, porque en este espacio construimos la memoria”. Y la memoria no se construye sólo desde un
cementerio. Por eso, las 17 hectáreas y los 35 edificios fueron destinados a
diferentes zonas que cumplen diversas actividades con fines culturales y
educativos. Y el acto en cuestión tuvo como objetivo celebrar los logros y avances de las políticas de DDHH, con 378
condenados por delitos de Lesa Humanidad y muchos juicios en tránsito. No fue
una festichola con bailarinas y mucho alcohol, sino un brindis de mediodía. No hay que confundir lo fiestero con lo festivo. Lo
lamentable es que la infundada acusación resultó funcional para los que en
otros tiempos se aliaron con los
genocidas y que ahora harían cualquier cosa por retomar las riendas del país. Hasta
desagotarían sus intestinos en los Derechos Humanos.
Como
lo hacen en todo, porque no tienen escrúpulos. Esta operación mediática buscó
horadar la imagen de Julio Alak, cuya posición frente a las trabas para que se
aplique -por fin- la LSCA enojó al Grupo. Pero también es un intento por desviar la atención de la carta que La
Presidenta envió al Primer Ministro británico, James Cameron, en la que lo
invita a dialogar sobre la soberanía en Malvinas. El jueves 3 se cumplieron 180
años de la usurpación de una parte de nuestro territorio, “en un evidente ejercicio de colonialismo del siglo XIX”, denuncia
la misiva. Nada nuevo. La soberanía de
una nación pisoteada, humillada, por la prepotencia de un poderoso. “La Argentina fue despojada por las armas de
las Islas Malvinas –continúa- situadas
a 14 mil kilómetros de la ciudad de Londres”.
En realidad, los
integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU no son garantes de la seguridad
que deberían garantizar. Uno bombardea lo que se le antoja, desata guerras y asesina
líderes con el objetivo de llevar la paz a todo el mundo; otro, somete a los
países de la Eurozona a las más crueles medidas económicas para superar un
descalabro financiero producido –y disfrutado- por ellos mismos; finalmente, el
usurpador en decadencia, se niega a abandonar las prácticas piratas que otorgaron
su poderío. Y, por supuesto, desoyen las
decisiones del resto de los países. Una
minoría que no respeta a las mayorías. “En
1960 las Naciones Unidas han llamado a poner fin al colonialismo en todas
partes y en todas sus formas” –explica CFK, por enésima vez en la epístola-
“en nombre del pueblo argentino le
reitero nuestra invitación a que demos cumplimiento a dichas resoluciones”. Un
país que reclama por su soberanía ante los que ejercen el monopolio de la
fuerza. Los poderosos no entienden de
leyes.
En
eso estamos en estos lares. Los días
pasan y la ilegalidad se estira, avalada por los encargados de hacer cumplir la
ley. La presentación que el miércoles realizó el Gobierno en la Cámara
Civil y Comercial para que habilite días y horas y resuelva la
constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual tuvo, en
la noche del viernes, una respuesta favorable. Como no necesitaron meditar
demasiado, los sospechosos del tribunal patean la pelota un poco menos lejos de
lo que se esperaba, en este novedoso
juego judicial, en el que la Corte es parte y árbitro.
Pero esto es puro
disimulo, por supuesto, para reducir el impacto por la protección que destinaron
a la Sociedad Rural. Como sea, la aplicación total de la ley se seguirá
postergando. “No puede ser que una
norma tan importante, fruto del amplio debate democrático, continúe frenada durante tanto tiempo por medidas cautelares que sólo
protegen los intereses concentrados de un grupo económico”, aclaró el
funcionario, como si fuese necesario.
Los que
jamás se preocuparon por los Derechos Humanos se erigen como sus defensores;
los que son incapaces de garantizar seguridad son los encargados de convertirla
en realidad; los que pregonan por la institucionalidad son los primeros que la
quebrantan. Y encima dicen que la culpa
la tiene el otro. Por eso, 2013 tiene que ser el Año de la domesticación de las bestias. La Política dominando la
economía, la diplomacia desterrando al belicismo, el compromiso desenmascarando
toda hipocresía. De eso se trata todo, de
suprimir las normas que reinaron durante
los últimos sesenta años y buscar un nuevo paradigma que permita contenernos a
todos con respeto y dignidad. Compleja tarea, pero no imposible.
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