lunes, 6 de enero de 2014

El verano de los senderos que se bifurcan


Otra vez los Reyes Magos se olvidaron de traer un corazón para Macri. El 2015 se acerca y para alcanzar la presidencia necesita demostrar algo de sensibilidad. Los mejores profesores de teatro trataron de enseñarle, cuanto mucho, a simular, pero no le sale. Quizá no sea correcto analizar una figura política en estos términos. O mejor dicho, para continuar, es necesario diferenciar a la persona del personaje. Puede ser que en su círculo íntimo –rojo o del color que fuere- sea afectuoso, simpático, gracioso y hasta inteligente. Pero su faceta pública no demuestra nada de eso. Alguien que recorta presupuesto a la educación pública y la boicotea con todos los medios a su alcance, que despide al director de Orquestas Juveniles sin otro motivo más que el desprecio por la inclusión, que intenta desmantelar el Parque de la Memoria, que rescinde el contrato de las trabajadoras del Programa de Asistencia a Víctimas de Delitos Sexuales y algunas cosas más en este sentido demuestra que no siente absolutamente nada por el Otro. Mientras ahorra en estas variables y aumenta tarifas en otras, su Gobierno gasta, sin reparos, más de un millón de pesos por día en publicidad. Gracias a eso, muchos de los ciudadanos no se enteran de las medidas que toma en su principado.
Algún lector dirá que ése es un problema de los porteños. Por ahora, sí. Pero alguien como él ubicado en la Casa Rosada dejaría en el país una desolación jamás vista en nuestra historia. Y quienes simpatizan con él –con el personaje, no con la persona- también corren el riesgo de perder todo rastro de sensibilidad. Adoradores del marketing, el maquillaje y el glamur, también están aprendiendo a despreciar. Una pena que los que no lo votaron padezcan sus atrocidades. El resto, merece cosas peores.
Hasta septiembre del año recién abandonado, entre el presupuesto central y los de cada ministerio, el Gobierno Amarillo llevaba gastados 338 millones de pesos en publicidad. Y esto no apareció en una nota realizada por una revista filo kirchnerista, sino que es el resultado de una investigación de dos dirigentes de la Coalición Cívica-ARI, Rocío Sánchez Andía y Hernán Reyes. Mientras todos los años sub-ejecuta los presupuestos destinados a salud, educación, inclusión, en el rubro publicidad siempre desperdician más de lo estipulado: en 2008, 45 por ciento más, en 2009, 68, en 2010, 43 y en 2011, un 87 por ciento más. Sólo en 2012 se gastó un poco menos, con apenas un 12 por ciento más de lo acordado, tal vez como cábala. “Los porteños pagan impuestos para que Macri gaste 1.250.000 pesos en publicidad por día, lo que equivale a 52.310 por hora -explicó Reyes- Hay que cortar con este despilfarro y limitar el gasto en propaganda del gobierno”. Cómo se resolverá esto y qué consecuencias tendrá es, por ahora, un asunto de ese distrito. En el futuro, no habrá que engañarse con los espejitos de colores de los publicistas, sino dejarse convencer por el modelo de país que proponga cada candidato. Y a otra cosa, mariposa, que hay asuntos más importantes para tratar.
No hay recetas en este proyecto
Aunque analistas y operadores de los medios hegemónicos apuesten al fracaso, el nuevo acuerdo de precios puede dar buenos resultados. En contradicción con lo que se ha dicho en estos días, las cifras no fueron puestas arbitrariamente por el equipo de Economía, sino pautadas en conjunto. Si todo funciona bien, no habrá sobresaltos en las góndolas, salvo que algún vivo trate de ganar más de lo que corresponde. Esto quiere decir que si algo aumenta es porque alguien decidió aumentar, así de simple. Lo más importante es que este nuevo listado presenta precios un 7 por ciento más bajos que los que se exhibían la semana pasada. Y en cierta forma, se convertirán en valores de referencia y tal vez tiendan a la baja.
El secretario de Comercio, Augusto Costa, aseguró que la canasta con 100 tipos de productos busca establecer parámetros a los consumidores para evitar “que nadie se quede con el excedente que no corresponde”. En breve, las discusiones paritarias ocuparán el centro de la escena y el establishment intentará aplastar las expectativas con la advertencia de que podría disparar la inflación. No debemos dejarnos engañar: salvo que los porcentajes sean exagerados, la incidencia no es directa. Según el funcionario, “lo que se va a analizar es cómo ese incremento salarial se traduce en mayores costos de los supermercados y de las cadenas proveedoras”. Y será el Estado quien evalúe cuánto es el componente salarial en costos y si las rentabilidades se verán afectadas. En definitiva, que las grandes empresas no amenacen con achatar salarios, provocar desabastecimiento o inventar productos medicamentosos para ganar más. En democracia, no tienen cabida las extorsiones, salvo cuando la policía se impacienta.
En esta ocasión, todos los integrantes de la cadena de comercialización se repartieron las ganancias. Pero el objetivo del ministerio de Economía es ir cada vez más atrás en los eslabones, para lograr una mejor redistribución de la renta. Y lo más importante que puede resultar de todo esto es que los porcentajes de renta se discutan en público, para que nadie llore mientras cuenta su fortuna en las sombras.
Con o sin inflación, muchos se están preparando para las vacaciones. Según las proyecciones, más del 60 por ciento de la población saldrá de viaje. Esto no ocurre cuando la situación económica está en crisis ni cuando se pierde el rumbo, sino todo lo contrario. Hay dificultades porque el mundo se tambalea y algunos conspiran. Pero ninguna tormenta se vislumbra en el horizonte. Aunque no estuvo del todo ausente, La Presidenta retornará en estos días. Tanto seguidores como detractores la estaban extrañando. Los primeros porque absorben energía para continuar el camino; los segundos, porque sin ella, no encuentran qué decir. Ya los hemos visto haciendo el ridículo con el verso mediático de la cadena nacional. Si habla, protestan; si no habla, se quejan. De tanto seguir la agenda del establishment, están muy extraviados.
Como el diputado por la UCR, Ricardo Alfonsín, que no sólo duda del éxito del acuerdo de precios sino que reclamó que se ataquen “las causas de fondo de la inflación”. Sin decir cuáles son esas causas, claro está. No porque no las sepa, sino porque le avergonzaría recitar el recetario de la ortodoxia: freno a la emisión monetaria, reducción de los salarios, ajuste del gasto público y, por supuesto, liberación del tipo de cambio. Todas estas medidas, muchas veces aplicadas por iluminados voceros del Poder Económico, sólo garantizan ganancias para unos pocos y pobreza para la mayoría.
Este es un proyecto diferente, que se construye superando las dificultades que aparecen en el camino. Y sin perder de vista el objetivo de crecer con todos adentro. Un poco diferente al modelo que propone el PRO: que crezcan mucho unos pocos, que el resto no será bienvenido.

1 comentario:

  1. Esperemos que los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires se den cuenta en la próxima votación que el PRO no es una buena elección.

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