El cohete no
despegó ni explotó después de andar unos metros, como contó Clarín en estos días. La CONAE, Comisión Nacional de
Actividades Espaciales, desmintió el fracaso celebrado por el matutino
agorero y consideró positivo el primer ensayo del prototipo del lanzador
satelital Tronador II. En cambio, el globo
lanzado por el diputado Sergio Massa sobre la reforma del Código Penal voló
mucho más alto de lo que se suponía. Tanto, que se sumaron otros oportunistas, hasta los referentes de los partidos
políticos que habían participado de la elaboración del ante-proyecto. Lo
importante para ellos no es debatir sobre la iniciativa, sino rechazarla de
plano sin conocer siquiera su contenido. Como siempre, estas agrupaciones que
se niegan a contraponer ideas dirigen sus consignas a un público prejuicioso y
asustadizo, manipulado por los medios
dominantes cada vez con mayor facilidad.
¿Qué pasó
con todos los que salieron a cuestionar las insustanciales críticas de Massa
sobre lo que apenas es un borrador? ¿Por qué cambiaron de posición en tan pocos
días? Y, fundamentalmente, cabe preguntarse si es admisible que diputados y
senadores se nieguen a debatir en el
ámbito que dispone la constitución para conformar el esqueleto legal de
nuestra Nación.
Porque esto que tanto rechazan, todavía debe
convertirse en un proyecto del Ejecutivo; después, debatirse en las comisiones
correspondientes en el Senado con la presencia de expertos hasta que le den
dictamen favorable a un proyecto acordado; finalmente, en la Cámara Alta todos los senadores tendrán la oportunidad de marcar
sus disidencias e incorporar modificaciones antes de dar la media sanción.
Una vez que termina este recorrido, pasará a la Cámara de Diputados en donde se
seguirán pasos similares hasta su aprobación definitiva y promulgación. Todos
los que hoy salen a dar volteretas y cabriolas tendrán la oportunidad de hacer
los aportes necesarios para tener un nuevo Código Penal. A todo esto se están negando, pisoteando las instituciones para merecer
la atención de los medios dominantes.
¿Qué pasó
con esta oposición errática? Y la contradictoria argumentación que se abraza al
carácter inoportuno de la reforma, a la que, sin sentido, llaman electoralista. Si no estamos en año electoral. ¿O
será que se están preparando para un hipotético adelantamiento de los comicios?
Porque más parece que ellos son los que
dan el puntapié inicial a la campaña con esta nueva comedia de enredos que
están protagonizando. Todos a la vez comprendieron que explotar la construcción
mediática de la inseguridad es la única forma de merecer el voto de los
disconformes crónicos. Quizá en unos días convoquen a un cacerolazo de emergencia para oponerse a un proyecto de código que casi nadie conoce, salvo sus
autores, para defender al código
vigente, tan desconocido para los manifestantes como el primero.
Oposición exprés
El diputado por
el PRO, Federico Pinedo, fue uno de los protagonistas de este borrador para la
reforma del Código Penal. Cuando el diputado del Frente Renovador, ex
intendente de Tigre y actual esperanza
presidencial del establishment, Sergio Massa anunció la tan famosa
recolección de firmas para oponerse a la iniciativa, Pinedo expresó esto: “Massa dijo que buscaba eliminar el registro
de antecedentes y el proyecto no lo modifica en absoluto. Dijo que la
corrupción de menores y el robo con arma eran excarcelables, cuando en realidad
tienen una pena de 12 años; que el tráfico de drogas era excarcelable, cuando
tiene una pena máxima de 10 años, con otros 10 años por organización; que
eliminamos el abuso sexual gravemente ultrajante, cuando lo convertimos en una
figura más grave, que es la violación”. Y agregó que “si son diputados, lo
que tienen que hacer es hacer propuestas para que el Código Penal sea
mejor. Rechazar una reforma es decir no estoy capacitado para mejorar la
legislación”.
Sin embargo,
cuando su jefe político y alcalde de la CABA, Mauricio Macri, denostó el
proyecto en una conferencia de prensa, Pinedo
estaba a su lado y en absoluto silencio. “No se puede votar el Código Penal hoy, porque esto conduce a una
nueva fractura de nuestra sociedad y nosotros no queremos más fracturas –declaró Macri- Queremos que se
debata sin animosidades, en profundidad y escuchando la postura de todos con
respeto”. Si precisamente eso es lo
que va a pasar, pero él, con su impostura, lo quiere impedir. Si son
ellos los que plantean una fractura en la sociedad distorsionando el
funcionamiento de la república. Si son ellos los que convierten en una
bandera la negación a debatir en los ámbitos dispuestos por la Constitución.
Y en una muestra de contradicción casi
patológica, Macri pidió un debate “sin demagogias ni oportunismos, fuera de un
contexto electoral”. Pero si no hay contexto electoral, aunque sí demagogia
y oportunismo, pero el aportado por él mismo y todos los que adoptaron la
inexplicable postura de anular el funcionamiento del parlamento. ¿En dónde
debate la sociedad si no es en el Congreso? ¿En los estudios televisivos? Y sí, porque los paladines opositores resultan más efectivos ante las cámaras que
en las bancas. Bancas conquistadas más por esa participación en el conventillo mediático que por la labor
realizada en el Congreso. Muchos casi no asisten, como Elisa Carrió o Gabriela
Micheti, entre otros.
Carrió prometió que nunca se prestará a “la locura de reformar el Código Penal”. Al
calificar como ‘locura’ la reforma, considera cordura toda posición
conservadora. Otros radicales, como Julio Cobos, Miguel Bazze y Oscar
Aguad, consideran que “el actual Código
es un acumulado de inconsistencias, pero no es tiempo para discutir
estas normas”. El senador Ernesto
Sanz anunció que “el radicalismo le pide
al Gobierno que no envíe el proyecto de reforma del Código Penal”. Su par
Gerardo Morales afirmó que “no vemos
oportuno el tratamiento del Código Penal en este momento”. ¿Cuándo será el momento adecuado, cuando el
kirchnerismo no exista más? ¿Por qué todos coinciden ahora en decir que no es
momento para discutir estas cosas y no antes, cuando La Presidenta anunció la
conformación de la Comisión para trabajar la reforma hace más de un año? ¿Quién
deberá decir cuándo será ese momento? ¿Quiénes son los que nos tienen que
dar autorización para transformar nuestro país?
El nuevo
escenario planteado por los opositores no
es más que la negación de la política como herramienta de construcción y
transformación de nuestra sociedad. Con esta estrategia berreta sólo buscan
confundir a un público reducido, pero
cada vez más arrebatado. Con estos patéticos pataleos quieren reeditar la
fábula del gobierno autoritario que somete el país a los caprichos de Cristina.
Por si quedan dudas, los autoritarios
son ellos que denigran a la mayoría con sus posiciones antidemocráticas.
Los
objetivos de este apunte no pasan por
hacer una apología del proyecto de código, porque todavía no es siquiera
eso. Tampoco denostar el código vigente, envejecido y deformado en distintos
momentos de nuestra vida política. Un
llamado a la coherencia, puede ser la síntesis. Una convocatoria a que los
exponentes de la oposición trabajen donde tienen que hacerlo: en el Congreso,
lejos de cámaras y micrófonos; en el
espacio donde decide el Pueblo a través de sus representantes y no en los
antros donde las decisiones son tomadas por los que se creen dueños del país.
Muy Bueno Gustavo !!! Como siempre,es un Placer leerte . Y las Corporaciones "los que se creen dueños del país" ,tendrán que asumir de una vez por todas que Este Gobierno , no es como los que Ellos podían Manipular a su Antojo... Eso es lo que los tiene Irritados,arrebatados,etc...
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