viernes, 7 de marzo de 2014

Sobre marionetas y titiriteros


El cohete no despegó ni explotó después de andar unos metros, como contó Clarín en estos días. La CONAE, Comisión Nacional de Actividades Espaciales, desmintió el fracaso celebrado por el matutino agorero y consideró positivo el primer ensayo del prototipo del lanzador satelital Tronador II. En cambio, el globo lanzado por el diputado Sergio Massa sobre la reforma del Código Penal voló mucho más alto de lo que se suponía. Tanto, que se sumaron otros oportunistas, hasta los referentes de los partidos políticos que habían participado de la elaboración del ante-proyecto. Lo importante para ellos no es debatir sobre la iniciativa, sino rechazarla de plano sin conocer siquiera su contenido. Como siempre, estas agrupaciones que se niegan a contraponer ideas dirigen sus consignas a un público prejuicioso y asustadizo, manipulado por los medios dominantes cada vez con mayor facilidad. 
¿Qué pasó con todos los que salieron a cuestionar las insustanciales críticas de Massa sobre lo que apenas es un borrador? ¿Por qué cambiaron de posición en tan pocos días? Y, fundamentalmente, cabe preguntarse si es admisible que diputados y senadores se nieguen a debatir en el ámbito que dispone la constitución para conformar el esqueleto legal de nuestra Nación.
 Porque esto que tanto rechazan, todavía debe convertirse en un proyecto del Ejecutivo; después, debatirse en las comisiones correspondientes en el Senado con la presencia de expertos hasta que le den dictamen favorable a un proyecto acordado; finalmente, en la Cámara Alta todos los senadores tendrán la oportunidad de marcar sus disidencias e incorporar modificaciones antes de dar la media sanción. Una vez que termina este recorrido, pasará a la Cámara de Diputados en donde se seguirán pasos similares hasta su aprobación definitiva y promulgación. Todos los que hoy salen a dar volteretas y cabriolas tendrán la oportunidad de hacer los aportes necesarios para tener un nuevo Código Penal. A todo esto se están negando, pisoteando las instituciones para merecer la atención de los medios dominantes.
¿Qué pasó con esta oposición errática? Y la contradictoria argumentación que se abraza al carácter inoportuno de la reforma, a la que, sin sentido, llaman electoralista. Si no estamos en año electoral. ¿O será que se están preparando para un hipotético adelantamiento de los comicios? Porque más parece que ellos son los que dan el puntapié inicial a la campaña con esta nueva comedia de enredos que están protagonizando. Todos a la vez comprendieron que explotar la construcción mediática de la inseguridad es la única forma de merecer el voto de los disconformes crónicos. Quizá en unos días convoquen a un cacerolazo de emergencia para oponerse a un proyecto de código que casi nadie conoce, salvo sus autores, para defender al código vigente, tan desconocido para los manifestantes como el primero 
Oposición exprés
El diputado por el PRO, Federico Pinedo, fue uno de los protagonistas de este borrador para la reforma del Código Penal. Cuando el diputado del Frente Renovador, ex intendente de Tigre y actual esperanza presidencial del establishment, Sergio Massa anunció la tan famosa recolección de firmas para oponerse a la iniciativa, Pinedo expresó esto: “Massa dijo que buscaba eliminar el registro de antecedentes y el proyecto no lo modifica en absoluto. Dijo que la corrupción de menores y el robo con arma eran excarcelables, cuando en realidad tienen una pena de 12 años; que el tráfico de drogas era excarcelable, cuando tiene una pena máxima de 10 años, con otros 10 años por organización; que eliminamos el abuso sexual gravemente ultrajante, cuando lo convertimos en una figura más grave, que es la violación”. Y agregó que “si son diputados, lo que tienen que hacer es hacer propuestas para que el Código Penal sea mejor. Rechazar una reforma es decir no estoy capacitado para mejorar la legislación”.
Sin embargo, cuando su jefe político y alcalde de la CABA, Mauricio Macri, denostó el proyecto en una conferencia de prensa, Pinedo estaba a su lado y en absoluto silencio. “No se puede votar el Código Penal hoy, porque esto conduce a una nueva fractura de nuestra sociedad y nosotros no queremos más fracturas –declaró Macri- Queremos que se debata sin animosidades, en profundidad y escuchando la postura de todos con respeto”.  Si precisamente eso es lo que va a pasar, pero él, con su impostura, lo quiere impedir. Si son ellos los que plantean una fractura en la sociedad distorsionando el funcionamiento de la república. Si son ellos los que convierten en una bandera la negación a debatir en los ámbitos dispuestos por la Constitución.
Y en una muestra de contradicción casi patológica, Macri pidió un debate  “sin demagogias ni oportunismos, fuera de un contexto electoral”. Pero si no hay contexto electoral, aunque sí demagogia y oportunismo, pero el aportado por él mismo y todos los que adoptaron la inexplicable postura de anular el funcionamiento del parlamento. ¿En dónde debate la sociedad si no es en el Congreso? ¿En los estudios televisivos? Y sí, porque los paladines opositores resultan más efectivos ante las cámaras que en las bancas. Bancas conquistadas más por esa participación en el conventillo mediático que por la labor realizada en el Congreso. Muchos casi no asisten, como Elisa Carrió o Gabriela Micheti, entre otros.
Carrió prometió que nunca se prestará a “la locura de reformar el Código Penal”. Al calificar como ‘locura’ la reforma, considera cordura toda posición conservadora. Otros radicales, como Julio Cobos, Miguel Bazze y Oscar Aguad, consideran que “el actual Código es un acumulado de inconsistencias, pero no es tiempo para discutir estas normas”.  El senador Ernesto Sanz anunció que “el radicalismo le pide al Gobierno que no envíe el proyecto de reforma del Código Penal”. Su par Gerardo Morales afirmó que no vemos oportuno el tratamiento del Código Penal en este momento”.  ¿Cuándo será el momento adecuado, cuando el kirchnerismo no exista más? ¿Por qué todos coinciden ahora en decir que no es momento para discutir estas cosas y no antes, cuando La Presidenta anunció la conformación de la Comisión para trabajar la reforma hace más de un año? ¿Quién deberá decir cuándo será ese momento? ¿Quiénes son los que nos tienen que dar autorización para transformar nuestro país?
El nuevo escenario planteado por los opositores no es más que la negación de la política como herramienta de construcción y transformación de nuestra sociedad. Con esta estrategia berreta sólo buscan confundir a un público reducido, pero cada vez más arrebatado. Con estos patéticos pataleos quieren reeditar la fábula del gobierno autoritario que somete el país a los caprichos de Cristina. Por si quedan dudas, los autoritarios son ellos que denigran a la mayoría con sus posiciones antidemocráticas.
Los objetivos de este apunte no pasan por hacer una apología del proyecto de código, porque todavía no es siquiera eso. Tampoco denostar el código vigente, envejecido y deformado en distintos momentos de nuestra vida política. Un llamado a la coherencia, puede ser la síntesis. Una convocatoria a que los exponentes de la oposición trabajen donde tienen que hacerlo: en el Congreso, lejos de cámaras y micrófonos; en el espacio donde decide el Pueblo a través de sus representantes y no en los antros donde las decisiones son tomadas por los que se creen dueños del país.

1 comentario:

  1. Muy Bueno Gustavo !!! Como siempre,es un Placer leerte . Y las Corporaciones "los que se creen dueños del país" ,tendrán que asumir de una vez por todas que Este Gobierno , no es como los que Ellos podían Manipular a su Antojo... Eso es lo que los tiene Irritados,arrebatados,etc...

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