No hace falta
decir que Mauricio Macri tiene un interés especial en que el conflicto con los
buitres se resuelva como sea y cuanto antes. En parte porque siempre está
dispuesto a beneficiar a sus amigotes, sean empresarios o financistas. Y
también por el crecimiento de la deuda externa de la CABA y su pulsión de endeudarse para pagar,
esa ciénaga noventosa a la que es afecto. Triplicación de una deuda que no se
vislumbra en obras de magnitud. Observar
lo que ocurre en ese distrito es como leer su plataforma electoral, como mirar
el documental del futuro desastre. Una advertencia para que nadie se
confunda: abandonar a su suerte a los más desprotegidos, desinvertir en
educación, prometer lo que no se cumplirá, clausurar centros culturales,
apalear a quien se oponga es la directriz de su gestión. Pero sobre todo, desplegar un desprecio de clase que resulta
hiriente parece ser la clave de toda acción de gobierno. A no asustarse:
Macri no va a llegar a la presidencia porque su patricia estirpe le impide representarnos a todos.
Mientras tanto,
cree que mintiendo, conspirando y echando culpas conquistará los corazones
argentinos. Que no se esfuerce tanto que
para eso hay muchos. O, mejor dicho, hay un cerebro que pergeña las
falacias y los demás –periodistas, políticos y sindicalistas- las replican como
si fueran ecos bobos. Eso sí, cuando se
demuestra la falsedad de los dichos, los dicientes miran para otro lado.
Como ocurrió con la famosa –e inexistente- bóveda de Lázaro Báez, a la que
dedicaron kilos de papel y días de aire y ahora, cuando juez y fiscal
desestiman las denuncias, sólo destinan
un insignificante espacio para difundir la novedad. Seguramente, pocos
lectores se habrán enterado y las valijas, armas y drogas que alimentaron tanto
odio quedarán en la memoria de unos cuantos. Claro, al momento en que se desmiente una mentira, ya estarán
preocupados con la nueva farsa que se está propalando.
Y es de todos los
días. Pero no sólo manipulan a su público con hechos falaces, sino con interpretaciones maliciosas y pronósticos
catastróficos de cualquier paso que intenten dar la Autoridades Nacionales.
En el conflicto con los fondos buitre han apelado a toda su inventiva para
forzar el fracaso de la posición argentina. Hasta han valorado más las caprichosas decisiones de un senil
magistrado que las leyes soberanas de nuestro país. Y no han dudado en
apoyar las extorsiones ejercidas por los operadores de Paul Singer, por más que
porten el riesgo de boicotear nuestro
futuro. Si el Gobierno acataba el fallo –como muchos siguen aconsejando-
todo se hubiera desmoronado. Pero la firme posición de CFK y su equipo de
seguir pagando la deuda a los bonistas sin responder a las presiones nos está
salvando del abismo. Y también apuntala
nuestra dignidad, algo valorado por casi todo el mundo. Quizá porque
avizoren el triunfo parecen tan desesperados y sus fichas están puestas en las
descontroladas declaraciones de Elisa Carrió y los insultos que destilan a los
cuatro vientos algunos de los exponentes opositores.
Sobre venenos y envenenados
Encima, para
celebrar un nuevo aniversario del ex Gran Diario Argentino, las principales momias del sindicalismo organizaron un
paro. Un regalo de cumpleaños vergonzante, que
empaqueta con moño una herramienta esencial de los trabajadores para
ponerla a disposición de los caranchos destituyentes. Lejos de la miseria que
ahogaba a los trabajadores a principios de siglo, quienes protagonizan la
protesta son aquellos que, por percibir salarios altos, tienen el privilegio de
pertenecer a una minoría que tributa el mal llamado Impuesto a las Ganancias. Por supuesto, no hay actos en esta huelga porque
no llenarían ni una plazoleta. Sólo los piquetes organizados por algunas
agrupaciones de izquierda alimentarán los titulares agoreros del día siguiente
como una manera de amplificar lo que tendrá una incidencia minúscula. La izquierda tiende la mano a la derecha
para cerrar el Círculo Rojo que está al acecho para recuperar el Poder. Una
muestra de las asechanzas que nos esperan.
Quizá en el
futuro organicen un paro-resistencia a las leyes que buscan defender nuestros
bolsillos de los saqueos que padecemos en las góndolas. Las pavadas que se han dicho en estos días son de antología. Que se
vulnera la propiedad privada, que espantan inversiones, que se producirán
despidos. Para Daniel Funes de Rioja, de la UIA, “el proyecto de ley es claramente inconstitucional, inconveniente,
inoportuno e irrazonable”. Por lo que parece, su diccionario llega hasta la
“i”, porque hasta allí llegan sus argumentos. Y como una muestra de la imperiosa necesidad de una ley que controle
la angurria del sector al que representa, aseguró que “no se trata de un artículo u otro. Es la esencia y contenido”.
Como no podía ser
de otra manera, el Alcalde porteño también
aportó su insipidez al debate. “La
Ley de Abastecimiento no contribuye, solamente ayuda a poner más nerviosismo y
contribuye a generar cada vez menos confianza”, explicó, sin pensar un segundo en los consumidores.
Y para simular una intención comprometida que no tiene, afirmó que “desde el PRO estamos a favor de todo
instrumento que construya confianza, que va a ser la solución para resolver los
problemas de pobreza”. Este
argumento confuso encierra una trampa, como ocurre cada vez que realiza declaraciones.
La confianza a la que hace referencia es la discrecionalidad de las grandes
empresas para multiplicar los precios a su conveniencia y la facilidad para
especular y evadir. Eso, desde todo
punto de vista, nunca reducirá la pobreza, sino todo lo contrario.
En síntesis,
mientras el proyecto recibe un dictamen favorable en el Senado, llueven las
paparruchadas por parte de los exponentes de la oposición. Y, después de
recitar dicterios ante las cámaras, giran
sus miradas hacia los integrantes del establishment para verificar si son
merecedores de una cálida palmada en el lomo. Si no es así, se esfuerzan un poco más hasta que lo consiguen. Nada
de lo que han vociferado apunta al beneficio de la mayoría. Ninguno de ellos se
ha acercado a las organizaciones de consumidores para recabar alguna opinión.
Sin dudas, también en este caso, han
renunciado a representar a los ciudadanos para proteger los privilegios de una
minoría. ¡Qué equivocado estará quien desperdicie su voto en alguno de
estos individuos!
Porque de eso se
trata la cosa: de ubicar en una banca al
que defienda los intereses de todos y no al que mejor actúe en los estudios
televisivos. La diputada Carrió, ausente perpetua a las sesiones, no falta
a ningún programita de su canal favorito. Y
no duda a la hora de protagonizar los más desopilantes gags. El lunes
amenazó con exterminar a Capitanich. Como ningún juez se encargará de hacerlo,
vaya una sana advertencia: muchas veces
el exterminador termina intoxicado con el veneno que utiliza. Y si se
expande su estilo, serán muchas las víctimas. De ser así, puede que no alcance
el antídoto.
excelente análisis!! gracias Gustavo por interpretar y ponerle palabras a lo que sentimos la mayoría de los que habitamos este bendito suelo
ResponderBorrarGracias. Pero estoy aprendiendo. Me nutro con los comentarios que recibo. Abrazo enorme
ResponderBorrarmuy bueno gustavo la verdad muy bueno
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