viernes, 8 de agosto de 2014

Sobre antorchas y luces malignas



Parafraseando una célebre frase, un chau, abu vale más que mil palabras. Todo cobra sentido en ese encuentro familiar después de tantos años de búsqueda. Más aún cuando Estela, tras el abrazo acumulado que destinó a Guido, afirmó que seguirá trabajando para encontrar a los nietos que faltan. Su felicidad individual no afecta el compromiso colectivo, una solidaridad que nunca termina y que muestra la solidez de sus convicciones. Después de esto, la pantomima de los senadores que se retiraron indignados por la presencia de Boudou evidencia la indignidad de sus protagonistas. Los que se fueron, por supuesto, para generar un titular a la medida de un público cacerolero. Tan show como el que pretendió Martín Insaurralde anunciando su boda en el programa de Tinelli. Tan patético como la columna de Joaquín Morales Solá en La Nación del domingo pasado, que coloca al juez Griesa como una víctima acorralada por los caprichos de Cristina y Kicillof. Parafernalias histriónicas que no encajan en el país que estamos construyendo, pero que vale la pena abordar para poder superarlas.
Mucho se ha hablado en estos días del diputado Insaurralde en Showmatch y el anuncio mediático de su boda. Que el conductor haya cursado invitaciones telefónicas a diferentes actores de la política no convierte ese fragmento en un espacio político. O sí, pero con un sentido casi retrógrado. El intento de Scioli de aportar profundidad al momento quedó opacado por la bulla siempre reinante en ese producto mediático. Nada serio ni importante puede pasar por allí: sólo es una vidriera con esperpentos dispuestos para aportar confusión. La visibilización que cede es tan fugaz que no deja nada valioso. ¿Para qué exhibirse como peces desesperados por el pan que flota en la superficie cuando falta tanto tiempo para comenzar la campaña electoral? En lugar de picotear el rating ajeno deberían preocuparse por construir un consenso propio, no a partir del éxito efímero logrado en ese efervescente tablado, sino de propuestas concretas para gobernar el futuro del país.
Pero para los exponentes de la no-política cualquier escenario es válido para montar un show. La presencia de Amado Boudou quien, por ser vicepresidente tiene la obligación de presidir cada sesión del Senado, provocó la furia de la oposición. Como defensores de los principios republicanos, piden la renuncia de Boudou porque su condición de procesado los avergüenza. Como estas exigencias no fueron atendidas y con el objetivo de agitar el ambiente, abandonaron el recinto y se perdieron el informe bimestral de gestión que realizó Jorge Capitanich. Entonces, estos representantes elegidos por el voto popular privilegian la inconsistente y confusa acusación del juez Ariel Lijo y las fantasías vengativas de los medios hegemónicos. La corporación mediática organiza la agenda de jueces y políticos para destituir –o al menos desgastar- un gobierno democrático. Eso, para todos los opositores es independencia.
Graznidos desafinados y una hermosa canción
El columnista de La Nación, Joaquín Morales Solá también es independiente, pero de toda coherencia intelectual. Y de los hechos también, porque el texto del domingo es un despliegue de falacias dignas de ser destacadas. Primero, reprocha la premura de Néstor Kirchner por sacarse de encima al FMI, “un gusto político que terminó costando con el tiempo el juicio perdido en el despacho de Griesa”, afirma sin pudor. Claro, para quien defiende los intereses del establishment, la soberanía es un lujo que no todos los países se pueden dar. Después, explica que Cristina y Kicillof se “enfurecieron contra Griesa porque éste no les concedió el stay”. Vale aclarar que no es sólo eso lo que enfurece al oficialismo y al 60 por ciento de la opinión pública, sino la arbitraria interpretación de la ley que favorece sin dudas al 1 por ciento de los acreedores.
Pero para Morales Solá, un juez es sagrado, por más equivocado –es un decir- que esté. Y se pregunta: “¿qué caminos les abrieron ellos a Griesa para que el juez pudiera dictar la suspensión?”. Una óptica enviciada que convierte a la Justicia Imperial en víctima de la intransigencia de CFK y la informalidad de Kicillof. El intento de forzar un default con medidas asombrosas, invasivas y perjudiciales para terceros parece la defensa de un tierno conejito. Como si no hubiera estado todo pergeñado para disparar los seguros que los buitres habían contratado. Como si fuera justo y transparente que Paul Singer esté en todos los lados posibles del mostrador. La culpa de todo, según su operadora pluma, la tienen La Presidenta y su ministro que vapulearon a Griesa y anunciaron que no se someterían a lo que ordena la sentencia.
Pero, como buen manipulador, esconde información, además de malversar la poca que difunde. A esta altura del conflicto no debería hacer falta aclarar que el oficialismo no responde a un capricho, sino a la letra de la ley. De la nuestra, la que más importa para un país soberano. Pero además, existe el riesgo de que cualquier centavo de más que ofrezcamos a los buitres dispare una catarata de demandas que nos hundiría para siempre. O al menos, por mucho tiempo. Cuesta creer que, a pesar de esta argumentación tan sencilla y convincente, algunos sigan operando para favorecer estos intereses nefastos y llevarnos al abismo. Menos mal que estas minorías están cada vez más solas.
Como en muchos momentos de nuestra historia reciente, estamos en una nueva bifurcación de este camino. Una de las ramas nos conduce al sendero tenebroso que ya transitamos. La otra, promete conducirnos a un país mejor por un atajo que nunca hemos probado desde el retorno a la democracia. Los logros que hemos obtenido demuestran que no estamos tan equivocados. Y eso lo saben los adversarios y eso provoca su desesperación. Más aún cuando, en lugar de pedir disculpas por el atrevimiento de resistirnos al saqueo, los estamos denunciado ante tribunales internacionales.
Para refrescar un poco la memoria, nada de lo que ellos propusieron ha funcionado: los ajustes, las estatizaciones de deuda privada y las amnistías no sirvieron para construir un país más equitativo. Todo lo contrario, provocaron la peor crisis de nuestra historia. Ante estas amenazas con forma de consejos, el chau, Abu de Guido se transforma en una luminosa antorcha que espanta la lobreguez que prometen los buitres y sus acólitos. Y es la mejor canción que podemos entonar para acompañar nuestra lenta pero incansable caminata.

4 comentarios:

  1. Maravillosamente Excelente Gustavo !!! De manera Clara y contundente (como Siempre) escribiste sobre los Hechos más Relevantes de la Semana. Es un placer leerte y recomendar Tus Artículos como ya mismo haré con Este!!!

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    1. Muchas gracias por los piropos y por contribuir con la difusión. Siempre es un aliciente que los lectores confirmen el rumbo del que escribe, para que no se produzca ningún extravío. Abrazo enorme

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    2. No tenés nada que agradecer,solo expreso lo q siento al leerte!! Soy Docente,y valoro tanto q "alguien" escriba de una Forma tan Clara,tan precisa,y como si fuera poco "atrayendo al lector" (algo q no Todos Logran) Gracias a Vos por Contarnos,e informarnos de ésta manera que invita a leer !! Abrazote y besos

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  2. Excelente articulo!

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