Parafraseando
una célebre frase, un chau, abu vale más que mil palabras.
Todo cobra sentido en ese encuentro familiar después de tantos años de búsqueda.
Más aún cuando Estela, tras el abrazo acumulado que destinó a Guido, afirmó que
seguirá trabajando para encontrar a los nietos que faltan. Su felicidad
individual no afecta el compromiso colectivo, una solidaridad que nunca termina y que muestra la solidez de sus
convicciones. Después de esto, la pantomima de los senadores que se
retiraron indignados por la presencia de Boudou evidencia la indignidad de sus
protagonistas. Los que se fueron, por
supuesto, para generar un titular a la medida de un público cacerolero. Tan
show como el que pretendió Martín Insaurralde anunciando su boda en el programa
de Tinelli. Tan patético como la columna de Joaquín Morales Solá en La Nación
del domingo pasado, que coloca al juez Griesa como una víctima acorralada por
los caprichos de Cristina y Kicillof. Parafernalias
histriónicas que no encajan en el país que estamos construyendo, pero que vale
la pena abordar para poder superarlas.
Mucho
se ha hablado en estos días del diputado Insaurralde en Showmatch y el anuncio
mediático de su boda. Que el conductor haya cursado invitaciones telefónicas a
diferentes actores de la política no convierte ese fragmento en un espacio
político. O sí, pero con un sentido casi
retrógrado. El intento de Scioli de aportar profundidad al momento quedó
opacado por la bulla siempre reinante en ese producto mediático. Nada serio ni
importante puede pasar por allí: sólo es
una vidriera con esperpentos dispuestos para aportar confusión. La
visibilización que cede es tan fugaz que no deja nada valioso. ¿Para qué
exhibirse como peces desesperados por el pan que flota en la superficie cuando
falta tanto tiempo para comenzar la campaña electoral? En lugar de picotear el
rating ajeno deberían preocuparse por construir un consenso propio, no a partir del éxito efímero logrado en
ese efervescente tablado, sino de propuestas concretas para gobernar el futuro
del país.
Pero
para los exponentes de la no-política cualquier escenario es válido para montar
un show. La presencia de Amado Boudou quien, por ser vicepresidente tiene la
obligación de presidir cada sesión del Senado, provocó la furia de la
oposición. Como defensores de los
principios republicanos, piden la renuncia de Boudou porque su condición de
procesado los avergüenza. Como estas exigencias no fueron atendidas y con el objetivo de agitar el ambiente,
abandonaron el recinto y se perdieron el informe bimestral de gestión que
realizó Jorge Capitanich. Entonces, estos representantes elegidos por el voto
popular privilegian la inconsistente y confusa acusación del juez Ariel Lijo y
las fantasías vengativas de los medios hegemónicos. La corporación mediática organiza la agenda de jueces y políticos para
destituir –o al menos desgastar- un gobierno democrático. Eso, para todos
los opositores es independencia.
Graznidos desafinados y una hermosa
canción
El
columnista de La Nación, Joaquín Morales Solá también es independiente, pero de
toda coherencia intelectual. Y de los hechos también, porque el texto del domingo es un despliegue de falacias dignas de ser
destacadas. Primero, reprocha la premura de Néstor Kirchner por sacarse de encima al FMI, “un gusto político que terminó costando con
el tiempo el juicio perdido en el despacho de Griesa”, afirma sin pudor.
Claro, para quien defiende los intereses del establishment, la soberanía es un lujo que no todos los
países se pueden dar. Después, explica que Cristina y Kicillof se “enfurecieron contra Griesa porque éste no
les concedió el stay”. Vale aclarar que no es sólo eso lo que enfurece al
oficialismo y al 60 por ciento de la opinión pública, sino la arbitraria interpretación de la ley que favorece sin dudas al 1
por ciento de los acreedores.
Pero
para Morales Solá, un juez es sagrado, por más equivocado –es un decir- que
esté. Y se pregunta: “¿qué caminos les
abrieron ellos a Griesa para que el juez pudiera dictar la suspensión?”. Una óptica enviciada que convierte a la
Justicia Imperial en víctima de la intransigencia de CFK y la informalidad de
Kicillof. El intento de forzar un default con medidas asombrosas, invasivas
y perjudiciales para terceros parece la defensa de un tierno conejito. Como si
no hubiera estado todo pergeñado para disparar los seguros que los buitres
habían contratado. Como si fuera justo y
transparente que Paul Singer esté en todos los lados posibles del mostrador.
La culpa de todo, según su operadora pluma, la tienen La Presidenta y su
ministro que vapulearon a Griesa y
anunciaron que no se someterían a lo que ordena la sentencia.
Pero,
como buen manipulador, esconde
información, además de malversar la poca que difunde. A esta altura del
conflicto no debería hacer falta aclarar que el oficialismo no responde a un capricho, sino a la letra de la ley.
De la nuestra, la que más importa para un país soberano. Pero además, existe el
riesgo de que cualquier centavo de más que ofrezcamos a los buitres dispare una
catarata de demandas que nos hundiría para siempre. O al menos, por mucho
tiempo. Cuesta creer que, a pesar de esta argumentación tan sencilla y
convincente, algunos sigan operando para
favorecer estos intereses nefastos y llevarnos al abismo. Menos mal que
estas minorías están cada vez más solas.
Como
en muchos momentos de nuestra historia reciente, estamos en una nueva
bifurcación de este camino. Una de las ramas nos conduce al sendero tenebroso
que ya transitamos. La otra, promete
conducirnos a un país mejor por un atajo que nunca hemos probado desde el
retorno a la democracia. Los logros que hemos obtenido demuestran que no
estamos tan equivocados. Y eso lo saben los adversarios y eso provoca su
desesperación. Más aún cuando, en lugar
de pedir disculpas por el atrevimiento de resistirnos al saqueo, los
estamos denunciado ante tribunales internacionales.
Para
refrescar un poco la memoria, nada de lo
que ellos propusieron ha funcionado: los ajustes, las estatizaciones de deuda
privada y las amnistías no sirvieron para construir un país más equitativo. Todo lo contrario, provocaron la peor
crisis de nuestra historia. Ante estas amenazas con forma de consejos, el chau, Abu de Guido se transforma en una
luminosa antorcha que espanta la lobreguez que prometen los buitres y sus
acólitos. Y es la mejor canción que
podemos entonar para acompañar nuestra lenta pero incansable caminata.
Maravillosamente Excelente Gustavo !!! De manera Clara y contundente (como Siempre) escribiste sobre los Hechos más Relevantes de la Semana. Es un placer leerte y recomendar Tus Artículos como ya mismo haré con Este!!!
ResponderBorrarMuchas gracias por los piropos y por contribuir con la difusión. Siempre es un aliciente que los lectores confirmen el rumbo del que escribe, para que no se produzca ningún extravío. Abrazo enorme
BorrarNo tenés nada que agradecer,solo expreso lo q siento al leerte!! Soy Docente,y valoro tanto q "alguien" escriba de una Forma tan Clara,tan precisa,y como si fuera poco "atrayendo al lector" (algo q no Todos Logran) Gracias a Vos por Contarnos,e informarnos de ésta manera que invita a leer !! Abrazote y besos
BorrarExcelente articulo!
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