Aunque
parezca mentira, hermeneutas, semiólogos y exégetas se devanan los sesos para descubrir qué quiso decir Macri con la
comparación entre el conflicto con los buitres y la final con Alemania.
Mientras tanto, expertos criptógrafos consideran que en su incoherente balbuceo
de rechazo al proyecto para ofrecer una alternativa jurisdiccional a los
bonistas se esconde un mensaje cifrado a
quienes quieren conquistar el país. El juez Thomas Griesa interpretó que
debía declarar ilegal cualquier iniciativa en ese sentido, con lo que además de
pisotear la soberanía, presenta una
incongruencia notoria: ninguna ley puede ser ilegal. Cuanto mucho,
inconstitucional, pero no es él quien debe dictaminar esas cosas. Ni Macri
tampoco. Esto es lo que ocurre cuando alguien que no tiene idea de lo que
opina, brinda una conferencia de prensa guiado sólo por desprecio visceral y
cipayismo confesado. Algunos consideran que el Alcalde de la CABA es muy
didáctico para explicar los asuntos. Sin dudas, están equivocados: es así como el patricio empresario entiende
las cosas. Sólo memoriza y recita, como si fuera en un idioma desconocido.
A
esta altura de los acontecimientos, lo más razonable sería que Griesa anule su
fallo para que el asunto no se siga enredando. Pero como su tozudez y soberbia se lo impiden, la
sensatez estará en manos de los integrantes del Tribunal de Segunda Instancia,
que ha aceptado las apelaciones presentadas por el City Bank y el Gobierno
Nacional. Y si no, ahora sí deberá intervenir la Suprema Corte de Justicia de
EEUU, que, como consideran los entendidos, entre ellos Raúl Zaffaroni, no puede
seguir indiferente. Porque con sus
decisiones, Griesa obliga a todos los involucrados, tanto las entidades
fiduciarias como nuestro país, a que incumplan con leyes y contratos.
El
BONY debería haber cumplido con la distribución de los fondos depositados por
Argentina a nombre de los bonistas y no preguntar al arbitrario magistrado y
menos aún, obedecer sus absurdas órdenes verbales. Por algo no embargó las
cuentas, porque no podía. Sólo agitó su
martillo y el banco obedeció, más por conveniencia que por obsecuencia.
Pero además, la malsana interpretación de la cláusula pari pasu –igual tratamiento a los acreedores- provoca que los
bonistas no cobren lo que, por nuestra ley, tienen derecho a cobrar. Y un dato
no menor: en el distrito de New York
está prohibido comprar bonos de deuda soberana en default para litigar.
Esto, a Griesa no le importó.
Siempre
es de rigor reiterarlo: Argentina
desatiende el fallo de Griesa no por un capricho de Cristina ni por el corpus
ideológico de Kicillof, como recitan los caranchos mediáticos y políticos,
sino porque nuestras leyes así lo dictaminan. Algunos especulan con el
vencimiento de la cláusula RUFO, que establece que una oferta mejor debería
equipararse a todos los acreedores, lo que multiplicaría nuestra deuda al
infinito. Pero hay otras normas votadas
en el Congreso antes de 2003 que condicionan el sometimiento a las presiones de
los especuladores. Y estas leyes no tienen vencimiento. Por lo tanto, nunca
se podrá acatar el fallo de Griesa, que insiste en repartir desacatos cuando,
en realidad, el desacatado es él.
La soledad de los especuladores
No
es tan difícil de entender: si Argentina obedece el fallo de Griesa,
regalaríamos el futuro de muchas generaciones. Entonces, ¿por qué la estrategia opositora sólo se basa en oponerse? Y sin
argumentos, como siempre ¿Por qué todos siguieron, con matices, el enfurruñamiento de Macri? ¿Acaso estarán
disputando la misma porción del electorado? Radicales y socialistas dicen que
el proyecto de ley enviado por el Ejecutivo no es necesario, aunque sea una
manera de garantizar que los bonistas reciban el pago correspondiente ¿O será que quieren que todo estalle para
poder echar culpas al kirchnerismo? Y Massa, como nos tiene acostumbrados,
hace equilibrio en su ambigüedad: se opone proponiendo alternativas que el
proyecto tiene incluidas. Todo para evitar decir que está de acuerdo. Y
lo más novedoso del proyecto oficial –a lo que no atinan a oponerse- es que incluye una forma de pago para los
acreedores que no entraron al canje. La voluntad cumplidora de Argentina
está más que demostrada.
Como
en todos los temas, en esto también especulan. Sólo el Alcalde porteño exhibe cierta
sinceridad en su minoritaria posición. La
soberanía debe sacrificarse en la piedra sagrada del neoliberalismo y hasta ahí
llegan sus sentimientos patrióticos. Si hay incoherencia en sus dichos es
porque no puede ser tan sincero y por eso recurre al cinismo, al balbuceo, a la
superficialidad del marketing, al infantilismo de su estilo. Pero la
transparencia de su personaje sólo puede convencer a los que pertenecen a su
élite. Si alguien de otra clase siente
que un individuo como él puede representarlo, seguramente está confundido.
¿Con
qué especula el resto de la oposición? Ya está dicho: si el Gobierno Nacional
fracasa en esta contienda, podrán considerar ganadas las elecciones del próximo
año. En cambio, si acompañan lo que seguro tendrá un éxito considerable, no podrán convertir en consigna la
estrategia del oficialismo. Para esa mirada mezquina -más basada en el
conteo de porotos que en la construcción política- importan más los escollos que puedan poner en el camino que garantizar
el futuro. Sin exagerar, quieren dejar en soledad al kirchnerismo, tanto en
el fracaso como en el éxito. Como si fueran los espectadores de un partido que
no les interesa demasiado.
Pero
en esto se equivocan: el Gobierno no está solo. De acuerdo a la mayoría de las
consultoras, el apoyo a la posición
oficial ha ido creciendo a medida que se conocían más detalles del conflicto.
La propuesta del proyecto de ley ha recibido el apoyo de los ministros de la
UNASUR, organismos financieros y hasta del premio Nobel de Economía, Joseph
Stiglitz. Y por si fuera poco, los
principales grupos de bonistas han manifestado su voluntad de aprovechar la
ocasión de modificar la jurisdicción para poder cobrar lo que Griesa no
permite.
Si
este proyecto se convierte en ley y los acreedores no-buitres aceptan la
propuesta, el juez Griesa volverá a ser el ignoto, cascarrabias y senil
magistrado de distrito, sin poder pero con mucho rencor. Los que quedarán solos son los que se abrazan a los detractores argumentos
del establishment. Por buscar la complacencia del Poder Fáctico perderán la
confianza de los votantes, salvo que la
desmemoria se convierta en epidemia y este doloroso episodio de traiciones
y especulaciones quede en el olvido.
Muy Bueno Gustavo !!! Y que Mauri se oponga al Proyecto de Ley del Pago Soberano de la Deuda era más que esperable...Él tiene "endeudada a la Ciudad" hasta el infinito y más allá. El Espanto que une el Criterio (?) de Macri
ResponderBorrarcon el de Ma$$a ,tiene un Nombre Propio > Melconian (alguien que sabe de Sobra cómo poner de Rodillas al País) ,y otros Cadáveres Políticos ,Claaaro !!
Lo de Mauricio es incomprensible dentro de la logica comun y solo se puede entender consultando el manual del buen cipayo
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