La
polvareda levantada por la inconsistente
denuncia de Nisman contra CFK y algunos funcionarios y su posterior –extraño, oportuno, funcional- suicidio
ya se está aplacando. Sólo quedan algunos conciudadanos y políticos caceroleros
que vociferan que los K matan a todos los
que se oponen. Como un tontuelo ejemplo, en algunos portales pusieron entre comillas el accidente
que costó la vida del periodista económico Tomás Bulat, pero sólo por unos
minutos, porque las canalladas tienen
patas cortas. Quizá buscaban sembrar una nueva sospecha para cosechar algún
sepelio con cacerolazo incluido,
donde un insignificante grupo de indignados porten carteles que recen Yo soy Bulat. Pero no lo lograron. No se atrevieron a abusar más de la
ingenuidad de “la gente”. O tal vez los prejuicios no alcancen para tanto. Hasta
ahora, las investigaciones llevadas adelante por la fiscal Viviana Fein inducen
a pensar que ha sido un suicidio. Sólo falta que la jueza opositora Fabiana Palmaghini cierre pronto este no-caso y no
lo estire hasta después de las elecciones.
Porque
de todo este episodio que alteró nuestro enero y trató de opacar el éxito
turístico se pueden sacar algunas conclusiones, más allá del hecho policial que
coronó la operación. Si bien la llegada del fiscal estuvo teñida de una
incomprensible urgencia, todo estaba
planeado desde fines de diciembre, de acuerdo a la información de Iberia.
En este punto, hay una contradicción: ¿miente
el fiscal en sus mensajes de whatsapp o lo hace la empresa con la fecha de la
compra de los pasajes? Resolver esto no aclara demasiado los motivos del
suicidio, pero casi confirma la presencia de un siniestro plan.
La urgencia es incompatible con el contenido de su denuncia y más aún en el
contexto de la feria judicial. O mejor, esa simulada urgencia y la dolorosa
imagen de la suspensión del viaje con su hija aportan un condimento que le dan
sabor al mamotreto. Sabor que per se no tiene, salvo el de la tinta y
el papel desperdiciado.
Las
desmentidas comenzaron apenas el fiscal apareció en escena: nunca se solicitó la baja de las alertas
rojas, no hay compra de petróleo a Irán, sólo los privados venden sus
cereales y no se buscaba el
encubrimiento, sino todo lo contrario. El
encubrimiento lo llevaba adelante Nisman congelando las investigaciones,
obedeciendo las órdenes de la embajada norteamericana y presentando una cautelar contra el memorándum de entendimiento,
impidiendo así indagar a los sospechosos. El encubridor denunciaba como
encubridor al gobierno que había intentado por todos los medios esclarecer el
atentado a la sede de la AMIA. En su escrito, el fiscal denuncia a La
Presidenta y al canciller de ordenar la baja de las alertas rojas, sabiendo que eso sólo puede solicitarlo el
juez de la causa. Desde mediados de enero, Nisman comenzó a mentir en público. Después, con su suicidio, trataron
de convertirlo en héroe.
La
operación no termina porque los flojos papeles que estaban en manos del juez Ariel
Lijo, pasaron a Daniel Rafecas y después a Sergio Ramos. Un peloteo siempre funcional a los intereses agoreros.
Tanto cualquiera de ellos como Palmaghini pueden actuar con seriedad para calmar las aguas
destituyentes o seguir alimentando
titulares para que esta farsa forme parte de la campaña opositora. Pueril
intento de emporcar la escena para acelerar los tiempos electorales. Desde sus
oscuras madrigueras, los carroñeros planeaban el final de esta década y otra
vez fracasaron: su mortal puñetazo,
resultó un coscorrón que apenas provocó un dolorcito.
¿Qué significa hablar de Nisman?
En
su Cadena Nacional del viernes, La Presidenta esbozó una metáfora: “en pleno ejercicio de mis funciones, un poco averiada como en la batalla naval,
pero jamás hundida”. Hay de todo en esta frase, desde su reafirmación como
mandataria hasta el reconocimiento de
que estamos protagonizando una feroz batalla. Disyunciones en todas sus
variantes: democracia vs corporaciones, patria o buitres, semi-izquierda y casi
ultra-derecha, mayoría popular contra minoría patricia. Aunque desde los medios
hegemónicos resaltaron que Cristina “no
habló de Nisman”, durante todo el
discurso estuvo hablando de ello. Las premoniciones agoreras, las mentiras,
el ocultamiento de los logros, la exacerbación de algunos tropiezos como si
fueran dramáticas caídas al abismo, las conspiraciones del Poder Económico… Todo eso forma parte de “Nisman”. Pero
Ellos no se quedarán tranquilos hasta que CFK confiese que dio la orden para
asesinar al fiscal. Que esperen sentados porque eso no pasó y, en todo caso, son Ellos los que deberían dar
explicaciones sobre esta enredada trama.
Como
si nada pudiera opacar el brillo de esta década, La Presidenta anunció un nuevo
aumento de los haberes jubilatorios. No
para distraernos de la opereta que armaron, como recitan algunos peleles, sino
en cumplimiento de la ley, cuestionada en su momento por los opositores con
énfasis. Desde que entró en vigencia la Movilidad a comienzos de 2009, el haber mínimo pasó de 690 pesos a 3821
por mes. En seis años hubo 13 aumentos que representan un 454 por ciento, por encima del índice inflacionario más
descabellado. Y para los que les gusta jugar con los números, el haber
mínimo está a un punto de pisar el famoso 82 por ciento móvil que tanto
se reclama desde el sindicalismo opositor. Un datito más para aportar:
Argentina ostenta la mayor cobertura previsional con casi el 94 por ciento de las personas en edad de jubilarse.
También
fracasaron en su intento de minimizar los
records batidos en los centros turísticos. Durante el fin de semana
tantearon con una foto que terminó pateándoles en contra. Muy sueltos de
cuerpo, afirmaron que la mitad de los argentinos “no pueden ir ni a la esquina”. A pesar de tanta pulsión al
desánimo, pensar que casi veinte
millones de ciudadanos pudieron tomarse vacaciones es un dato alentador que
nos invita a seguir por este rumbo. Sobre todo, si se tiene en cuenta que
apenas trece años atrás esa misma
proporción estaba por debajo de la línea de pobreza y la otra mitad, en
serio, no podía llegar ni a la esquina. El verano 2001-2002 mostraba las playas de Mar del Plata absolutamente vacías. La estrategia de
mostrar fotos para ocultar la película completa ya no resulta tan efectiva.
Con
una mano en el corazón, a los agoreros no les sale una bien. Desde el 19 de
enero, acusan al Gobierno de tratar de desviar la atención del caso Nisman con
cada nueva medida que se toma. Pero la
realidad es otra: ellos son los que pretenden tapar con el caso Nisman –primero
con la denuncia y después con su muerte- los logros de este proyecto. Como
si los candidatos del establishment pudieran garantizar tanta felicidad
compartida con sus amenazas de restaurar
el modelo importado que nos condujo a la peor de nuestras ruinas.
Por
eso molesta la Voz de La Presidenta, por eso los descontrola que no nos
mostremos derrotados, por eso los desorienta que los números no les sean
favorables. Porque no tienen argumentos,
sino vocinglería; porque no pueden revelar sus propuestas, sólo recitan
consignas vacías; porque saben que sus máscaras están cayendo. Por eso
piden el silencio de La Presidenta y ésa es una muestra de impotencia. Cada
palabra los debilita más, los pone al descubierto, revela la oscuridad de sus
intenciones. Cada logro en la búsqueda
de nuestra felicidad es una estocada mortal para estas bestias en vías de
extinción.
Una clara descripción que no necesita análisis complicados ni ser un genio para descubrir en el sensillo lenguaje el no caso del inexistente fiscal especial
ResponderBorrarGracias por los elogios. Abrazo enorme
BorrarGustavo excelenteeeee!!!!
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