El
mejor chiste de la semana es el de Macri y su reivindicación de las banderas
del peronismo. Uno dice ‘chiste’ pero si
al principio causa gracia, después da un poco de asquito tamaña hipocresía.
Los memoriosos recordarán a Amalita Fortabat, presidenta del Fondo Nacional de
las Artes y embajadora plenipotenciaria del menemismo, cuando, con su porte
aristocrático intentaba afirmar ante las cámaras que siempre había sido
peronista. Y no le salía, porque su
risita distinguida le impedía meter las
patas en la fuente. El
Alcalde de la CABA, empecinado en cercenar nuestro futuro, niega su historia y
se presenta como un descamisado para
captar, una vez más, a algunos votantes susceptibles de los más ingenuos
engaños. Un problema para esos ciudadanos de clase media que, para no pasar como
discriminadores, cuentan en su haber un amigo judío, homosexual o negro: ahora deberán incorporar a un choripanero. Por lo que se puede apreciar, Macri no se conforma con esa
minoría paragüera que lo ha convertido
en un referente no-político y quiere ampliar su rating electoral, aunque para eso deba disfrazarse del Primer Trabajador.
El
público del PRO siempre es una página en
blanco y Macri puede escribir en ella sus poco inspiradas líneas con mucha facilidad.
No hay historia ni contexto en esos espíritus sino un puro presente que puede convertir a su Líder en un peronista
convencido en un abrir y cerrar de ojos. “Yo reivindico cien por cien las banderas del justicialismo –declaró
sin las risitas de Amalita- que
justamente se basan en la búsqueda de la justicia social, la igualdad de
oportunidades, el ascenso social. Lo que no reivindico es lo que hizo el PJ en
estos últimos 25 años”. Esta mentira
se cae a los dos segundos, pero vale destinar unos párrafos para que nadie
se confunda.
En
los noventa, era un ferviente defensor de la política de privatización,
destrucción de la industria, reducción del salario y endeudamiento desaforado
llevada adelante por ese PJ menemizado.
Todo esto, por si quedan dudas, está muy
lejos de las banderas del peronismo, de la justicia social y lo que ahora dice
reivindicar Macri. El accionar del PJ que ahora rechaza pero antes defendía
sin tapujos es lo que nos condujo a la catástrofe de 2001. Lo que realizó en su
distrito a lo largo de dos períodos no
se relaciona con el peronismo que ahora pregona. Y, para cerrar, el
kirchnerismo es la versión 2.0 del peronismo de mediados del siglo pasado.
Entonces, ¿debemos borrar de un plumazo todas las críticas que Mauricio Macri
ha vomitado a lo largo de estos años? ¿Cómo puede menospreciar el entendimiento
de sus escuchas?
¿O
se habrá contagiado de carriotismo,
ahora que tiene tan cerca a la diputada? Ella es más exótica, pero igual de
incoherente. Que Macri pondere la
justicia social es tan irracional como que Cristina ejecute el autogolpe que
Carrió denunció en estos días. En las PASO, estos dos postulantes no
competirán con sus mejores propuestas de gobierno sino con los absurdos que
exuden sus manipuladoras mentes. Si conformaran un dúo cómico, uno podría
reírse de estos chistes, pero como son candidatos
a presidente, esto hay que tomarlo más en serio. ¿Por qué no se juntan con
Del Sel y se van a hacer la temporada en Carlos Paz, que es lo que mejor les sienta?
La primera fiesta del año
En
contraste con estas humaradas de la vida virtual, el rechazo del juez Daniel
Rafecas a la denuncia de Alberto Nisman y el reciclado del fiscal Gerardo
Pollicita aporta un poco de oxígeno a un
ambiente tan viciado. Todo lo ocurrido desde el 14 de enero –fecha en que
Nisman presentó su inconsistente escrito- a la fecha cobra un sentido diferente, pues queda desarmada la opereta que
intentaban estirar hasta las elecciones. Las acusaciones arrojadas sobre el
Gobierno Nacional no sólo carecen de pruebas sino que estaban basadas en hechos
inexistentes.
Las
sospechas sólo quedarán en aquellos
corazones que necesitan bucear en la desconfianza y el prejuicio para poder
subsistir. Los canales de TV acomodaron sus cámaras para que Nisman recite
lo contrario de lo que sostenía apenas unas semanas atrás. Las dos diputadas
–Bullrich y Alonso- acosaron al fiscal con llamadas telefónicas para exponerlo
al ridículo en el Congreso. Quizá por este escrito falaz, Nisman perdió la
vida. Todos los que están del lado más oscuro de la grieta acusaron al
kirchnerismo de matar al fiscal para castigarlo por una denuncia que ni un asistente
a un cursillo de Derecho podría haber confeccionado. El 18F ahora se convierte en el homenaje a un mentiroso, falsario
y malversador del cargo que ocupó
durante diez años. ¿Y qué queda para Pollicita, que insistió con la falacia
para alimentar la Marcha de los Paraguas?
¿Y los fiscales que la convocaron, no deberían estar presentando la renuncia por haber convertido en héroe a quien sólo
merecía la reprobación? O, por lo menos, deberían sentir un poco de
vergüenza.
Ni
hablar de los saltimbanquis de la oposición. Estos sí que deberían agachar la
cabeza y balbucir algunas disculpas a la
sociedad por haber dicho tantas tonterías a lo largo de este tiempo. Esos
que reprochaban a Cristina su alianza con un estado terrorista para encubrir el
atentado a la AMIA, sin tener en cuenta todo lo que Ella había dicho y las
medidas tomadas para esclarecerlo; esos
que abandonaron toda lógica y convirtieron el bodoque de Nisman en un texto
sagrado sin siquiera leerlo; esos que acusaron de homicidas a los K por lo
que cada vez parece más un suicidio. Esos deberían reconocer lo mal que se han
comportado en todas estas semanas y comenzar a actuar como políticos que cobran
por lo que hacen y no como marionetas
que recitan un libreto esquizofrénico. Pero eso no lo van a hacer.
Seguramente, ya se estarán montando a una nueva operación pergeñada desde el
Círculo Rojo. No importa: la mayoría va
a recordar tantas afrentas y no va a decidir su voto a partir de estas
patrañas.
¿Quién
se va a sentir conmovido por el lema que Cobos eligió para su campaña
presidencial? “Vuelve la democracia”, promete
el que pisoteó la voluntad popular con
su voto no-positivo para satisfacer la codicia de los
estancieros. Y no se conformó con eso: desde ese momento se convirtió en el
vicepresidente opositor más virulento de la historia. Qué torpe: la traición nunca lleva a la gloria. El ejemplo de
Sergio Massa es el más notable. Pero no es sólo por eso que se desmorona: a cada momento demuestra que ya ni siquiera
tiene cáscara.
Ahora
es tiempo de empezar a celebrar. Con el fallo de Rafecas se cierra un capítulo.
Lodenisman está a punto de fenecer: no van a poder seguir jugando con sus
huesos por mucho tiempo más. Ahora no podrán inventar nada más grave que el
encubrimiento de los responsables del atentado y la acusación de asesinato. El final feliz se acerca poco a poco.
Mientras lo esperamos, vayamos festejando. El domingo será un buen día para gritar nuestra felicidad a los cuatro
vientos y afirmar que estamos presentes para alentar la continuidad de este
camino que estamos trazando. Los demás –unos pocos- guardarán paraguas y
cacharros de cocina en sus armarios hasta
que un nuevo titular los convoque para manifestar su incontenible desprecio.
Es cierto que causa hilaridad las declaraciones de Macri proclámandose peronista. No importa. Mañana 1° de marzo será una fiesta. Cristina abrirá como lo hizo todos los años, las sesiones parlamentarias. Tus notas impecables Gustavo.
ResponderBorrarEl movimiento es amplio (y el pueblo generoso). El general decia que en la RA de izquierda a derecha, con matices, claro, todos somos peronistas. Pero Macri, este dedichado y triste niño rico, se pasó de rosca.Muchos lo confunden con una renovación del neo-liberalismo de los 90's, él es en realidad (y por eso le pega a Massita) la gran bestia neo-menemista. Su projecto crece para el lado del peronismo federal, de Barrionuevo, de la justicia federal, del marketing sin território (a la Reutemann, y con el ya no lo necesita a Scioli?) y, por fin, de la embajada. La lucha hasta las Paso es para saber quién es el perro más fiel?
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