¡Cuánto se puede
decir sobre la ruptura de las hojas de un diario! No importa tanto que muchos
ciudadanos las usen para envolver huevos, verduras o vasos rotos. Tampoco que
sirvan para limpiar los desechos de las mascotas o la parrilla antes de hacer
un asado. El gesto del Jefe de Gabinete
Jorge Capitanich quedará para la historia: un punto de inflexión irreversible.
La grieta es insalvable, como lo ha
sido siempre. Quien piense que Clarín es sólo un diario, no entiende ni la mitad de la película. Quien afirme que “no está de un lado ni del otro”, ya ha elegido el peor lado. Quien
asegure que esto afecta la libertad de expresión, se equivoca de cabo a rabo. O no se equivoca, lo que es peor. Que el diario con mayor tirada del país
–aunque en franco retroceso- utilice sus tapas para condicionar la democracia,
para someterla a su avidez, no sólo económica sino ideológica, para operar
contra un gobierno legítimamente elegido con el voto popular va mucho más allá de las garantías
constitucionales que están pensadas para todos los ciudadanos.
El día que el
Grupo Clarín acate la ley aprobada por el Congreso y que los dueños de Papel
Prensa rindan cuenta en la Justicia por las denuncias que pesan sobre ellos, recién entonces podrán pontificar sin
hipocresías sobre las libertades. Mientras tanto, están en rebeldía, en la
ilegalidad, amparados por una corporación judicial siempre incómoda con la vida
institucional. Que Capitanich rompa en
cámara dos hojas de ese pasquín es menos grave que las innumerables
conspiraciones y los intentos destituyentes que han probado en todos estos años.
Quien ponga la mirada en el hartazgo y no en el recorrido que nos ha llevado
hasta él es porque acuerda con ese accionar. Un accionar que incluye, sin lugar
a dudas, haber sido cómplices y
beneficiarios de la dictadura más cruenta de nuestra historia.
Y eso lo saben
todos los que el lunes cuestionaron el bricolaje
de Capitanich. Más aún los que apelaron
a las analogías con el fascismo y demás exquisiteces. La más desaforada fue
Silvana Giudici que, en su cuenta de twitter, escribió: “Superdemocrático. Coqui merece el premio a la libertad de prensa! Ni
Videla se animó a tanto...”. Claro, no
rompió hojas de diario pero colocó interventores militares en todos los medios
ejerciendo un control de lo que se decía y publicaba, elaboró listas negras de
periodistas, artistas y escritores y quemó libros de bibliotecas como la Vigil
de Rosario. ¡Ah! Y encaró un plan de exterminio que incluyó secuestros,
torturas y la desaparición de –apenas- 30
mil personas. ¡Cuántos principios se
abandonan por menear el rabo ante la presencia del Amo!
Los que revuelven
la basura sólo encuentran basura, por más que la fiscal confirme lo que antes
había desmentido, por más que declare
que no reconoce la letra de un texto escrito con una computadora. ¿Acaso
ella también cedió a las amenazas del monstruo? Si esos papeles estaban en un
tacho de basura, junto a chicles masticados y pañuelitos mocosos, no es otra
cosa más que basura. Y la basura se descarta o se recicla. Capitanich desechó lo que Clarín trata de convertir en un claro intento
de destituir a La Presidenta.
Coincido absolutamente con vos Gustavo ,en tus conceptos sobre lo q significa Clarín realmente !!! En cuanto a Silvana Giudici,googleate "La Fundación Led" ,es de ella ! Victor Hugo Morales la desenmascaró en su programa d radio hac meses,cuando esta Cipaya no pudo decir "de Dónde salen los fondos para su fundación" !!!
ResponderBorrarQue placer leerte ! Claro y contundente como Siempre :)
Gracias, aunque fue algo improvisado salido de la bronca del momento. Besos
BorrarLo del Coqui, concuerdo, no es grave . Pero queda desprolijo, puede irritar a algunos simpatizantes periféricos, tener antipáticos rebotes en medios del exterior etc. Y lo peor es que no era necesario.
BorrarPor si fuera poco despues te caen Wiñazky y Santoro, que parecen conocer las pruebas en poder de la fiscalía mejor que la propia Fiscal Fein, y no sabés de que disfrazarte.
Me parece que tenemos que esforzarnos en no entrar en el clima de crispación que intentan imponernos los medios opositores. Esto es responder a sus mentiras y .tonterías con la verdad y buen humor.
Recordemos que en política el que se enoja pierde.