El miedo está en otra parte
Las
imágenes del lunes en la Plaza difícilmente se borrarán de las retinas. El
entusiasmo, la alegría, el orgullo no
podrán ser minimizados con el refunfuño de los futuros derrotados. El
absurdo recurso de contar colectivos, la envidiosa treta de mostrar choripanes,
el tonto consuelo de las banderas partidarias parecen sólo los pataleos de un
chico encaprichado. O como Margarita Stolbizer, que tuiteó las denuncias chicaneras de siempre para llamar la atención de los
medios hegemónicos. Todos pasan por alto un pequeño detalle: en los últimos 50 años, ningún mandatario ha logrado exhibir tanto poder de
convocatoria a pocos meses de finalizar su mandato. Y no sólo es una
cuestión numérica, sino de pasión. Con sólo observar los rostros que escuchaban
las palabras de Cristina, cualquier
sospecha de asistencia coercitiva muerde el polvo del ridículo. Ellos, que
no ven la hora de desterrarla, ni
siquiera olfatean que estará para siempre entre nosotros.
Como
si fuera una experta en discursear ante las multitudes, Margarita Stolbizer,
además de reproducir el denuncismo
mediático cuestionó los gritos de
La Presidenta. En lugar de un esfuerzo por comprender el momento, sólo se preocupa por detalles que refuercen
su discurso protestón, como la llorosa queja de una jovencita que se ha
quedado sin pareja en un baile. Envidia
de alguien que jamás ocupará ese lugar. Por si no se ha percatado, con su
habitual tono orador –casi al borde del llanto- jamás despertará la pasión que necesita para conquistar la presidencia.
Y no sólo es una cuestión de formas. En uno de sus mensajes por la red,
Stolbizer, sorprendida, escribió: “se
olvidó que el festejo es del 25 de mayo de 1810 y sigue con Néstor. Solo habla
de Él. Claro, también de Ella”. ¿Acaso
querrá volver a aquellos festejos formales y aburridos, descontextualizados y superficiales, en medio de la desolación de
un pueblo diezmado? Si el lunes ocurrió
esa Plaza es porque hace doce años estuvo Néstor y hoy está Cristina.
Otro que no sabe mirar es Nelson Castro. ¿Tan
enojado está con el presente que no descubrió ninguna de las miles de banderas
argentinas que se agitaban en ese escenario tan emblemático? ¿Nadie le acercó
al menos una galería de fotos en donde se puede apreciar que el celeste y blanco inundaba el espacio e
iluminaba todas las miradas? Y todos al unísono, como hacen siempre,
recitaron esa inconsistente idea de que no habló del 25 de mayo. Como si la
felicidad conquistada con las jubilaciones, la recuperación del empleo, las
viviendas, la AUH y todo el listado que les molesta no significara una refundación de la Patria que los
miembros del Poder Fáctico se han encargado de destruir en el pasado no muy
lejano.
Pero no entienden… o no les conviene hacerlo. Como quieren restaurar el modelo que nos
llevó a la ruina –de puro tozudos, porque con
este proyecto les ha ido muy bien- arrojan la munición que queda; ésa que todavía
convence a unos cuantos que, aferrados a sus prejuicios, son capaces de coronar como presidente al que seguramente los despojará
de un plumazo. Ella les molesta por envidia y por impotencia. El capricho propio
de los individualistas, como si el 25 de
mayo hubiera sido una movida de individuos.
No, tanto en 1810 como hoy, las patrias se construyen
en colectivo. “El proyecto no puede depender
de una sola persona –explicó Cristina a los millones- ¡Depende de ustedes!”. Y para calmar las ansias, graficó: “muchos me miran con miedo y me dicen ‘¿qué
va a pasar?’. Va a pasar lo que ustedes
quieran que pase. Ustedes son los
dueños de su destino”. En algo se equivocó La Presidenta: el miedo no
estaba en la Plaza sino en las
siniestras bestias que espiaban desde sus madrigueras.
Si ,tuve miedo lo confieso,físico por cierto ya que con mi salud un tanto flojita me sentí abrumado por la marea humana que poblaba la Plaza.Por lo demas.,ese susto ha sido un pago muy pequeño ante la emoción de repetir una presencia en otra Plaza similar y distinta de 42 años atras
ResponderBorrarCon tu permiso, Gustavo, pero esto pasa a ser difundido inmediatamente - un abrazo!
ResponderBorrarPablo López
Sí, por supuesto. Gracias por ayudar con la difusión. Abrazo enorme
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