miércoles, 15 de octubre de 2014

Novedosas estrategias para humanizar al Mercado



Ni bien se conoció el resultado de las elecciones en Bolivia, los agoreros locales comenzaron a arrojar su conocido estiércol: ahora se va a eternizar en el poder y si alcanzó esas cifras fue porque realizó un guiño al empresariado. Si uno se atiene a las declaraciones de Evo Morales, más que guiño hay palazos. Su prédica contra el Imperialismo y a favor de la nacionalización de la economía no ofrece fisuras para el pensar neoliberal. Claro, lo que pasa es que los analistas vernáculos no saben cómo descifrar el éxito de una fórmula que contradice su constante prédica ortodoxa. Lo que más temen es al efecto contagio y que este aluvión populista que creían pasajero se convierta en el camino definitivo para que la región alcance el nivel de vida que sus pueblos merecen. Encima, con la unánime condena a los fondos especuladores y las nuevas voces contra el libertinaje de los mercados, el contexto no es favorable a la restauración noventosa. El colmo de los colmos lo aportó la Real Academia Sueca, al otorgar el Nobel de Economía a un investigador francés que propone regulaciones para los más grandotes. Sin dudas, este siglo que todavía es nuevecito promete trastornar las estructuras conocidas en el orden mundial.
Por eso no debe llamar la atención que los que más protesten sean los más acaudalados. De alguna manera, se la ven venir. Si el Mundo parece a punto de estallar es porque la desigualdad está alcanzando niveles intolerables. Ya no basta con que blanqueen su conciencia con fundaciones caritativas, cuyo fin principal es obtener quitas impositivas y no reparar el daño que producen a su paso. Si gran parte de la riqueza está en pocas manos, la única forma de alcanzar la equidad es reprimiendo sus apetencias y organizando una gradual devolución de lo extirpado a la mayoría de los terrícolas.
En lugar de la restauración que proponen los candidatos opositores, verdaderos derogadores seriales, habría que profundizar los cambios para que los enquistados en la punta de la pirámide sean los que más contribuyan. El modelo del derrame ha demostrado todas sus falencias y la libertad de mercado provoca la opresión de la mayoría. Como ya descubrimos que se quieren quedar con todo sin medir las consecuencias, es necesario ponerles un freno. Y siempre es bueno empezar por casa. En estos meses, el oficialismo convirtió en realidad la ley de Defensa del Consumidor, que incluye herramientas para humanizar la tasa de rentabilidad de las empresas más grandes. Cifras de miedo que superan el cien por ciento. Un abuso de poder cercano al saqueo. Pero no se quedan en eso, sino que apelan a todas sus tretas para evadir, acaparar, triangular, fraguar, engañar.
La nueva norma elimina las penas carcelarias y sólo propone multas para aquéllos que traten de burlarla. Pero el escarmiento no debe quedar ahí, porque plata es lo que les sobra. No hace falta retomar la cárcel, como establecía la vieja ley de los setenta. Más que un castigo, hace falta una experiencia. Con las nuevas tendencias mediáticas, podría diseñarse un interesante reality: especuladores, formadores de precio y evasores empedernidos sometidos a la vida cotidiana de un asalariado durante un mes, para que reparen en las consecuencias de su avaricia. El malviviente y su familia, deben vivir en una casa normal sin servicio doméstico, sin tarjetas ni celulares ilimitados, seguidos a toda hora por múltiples cámaras. Todo transmitido las 24 horas para constatar que no hagan trampas: escuela pública, hospital, colonias de baño, perfumes truchos y ropa de saldo. Así lograremos que abandonen esos instintos que han adoptado de los bichos predadores y carroñeros. Y tal vez, se vuelvan más solidarios o, en su defecto, menos destructivos. O por lo menos, que dejen de llorar tanto.
Una obra de todos
Nuestra contienda con los fondos buitre disparó una mirada diferente sobre el mundo financiero internacional. Hasta el FMI considera que hace falta revisar las normas para que tengan algunos límites en su voraz accionar. En la Reunión Regional Americana de la OIT, que se está realizando en Perú, el Director General, Guy Ryder, destacó la necesidad de “revisar la relación entre las finanzas y el mundo del trabajo. El sector financiero debe estar al servicio de la producción y no de la especulación. Esa premisa no se respeta en el caso de los fondos buitre”. Y después, señaló un camino: “las condiciones macroeconómicas, como la existencia de demanda y la promoción de la inversión productiva, son factores determinantes para mejorar la productividad y la competitividad”. Esto es, sin dudas, el programa que intenta aplicar el Gobierno Nacional desde 2003 y que, si no fuera por la resistencia del Círculo Rojo, estaría dando mejores resultados.
Para reforzar la postura anti-buitres, los miembros de la Academia Sueca otorgaron el Premio Nobel de Economía al francés Jean Tirole, “uno de los economistas más influyentes de nuestra época”, justificaron. A no entusiasmarse que no es Kicillof, pero propone “la regulación de los sectores en los que pocas empresas poderosas forman oligopolios o monopolios”. Los Académicos explicaron que "muchos sectores industriales están dominados por un pequeño número de grandes empresas o por un monopolio. Si no se regulan, esos mercados producen a menudo resultados indeseables, como precios más elevados que los generados por los costes, o empresas improductivas que sobreviven bloqueando el acceso de otras nuevas o más productivas".
Este es un paso interesante que el kirchnerismo sólo ha intentado en el terreno mediático y la lucha sigue siendo tan ardua que no dan ganas de emprenderla con otros sectores. Sin embargo, parece tan necesario aceptar el desafío. Si bien la contienda con Clarín absorbió mucha energía, ha dejado al descubierto quiénes son los enemigos del país. Además, que los más poderosos de la economía se hayan abroquelado en su defensa es un indicio de su trascendencia. Algo así como “si cae Clarín, caen todos”.
Y no es exagerado decirlo. Desde el unísono de sus medios, el Grupo sostiene el sentido común dominante que ha permitido que se conviertan en lo que son: no empresas que obtienen un beneficio con los productos que ofrecen, sino vampiros dispuestos a succionar hasta la última gota. También, abrir la puerta para invitar a otros parásitos al banquete. Entonces, habrá que reforzar los cerrojos para que los succionadores no puedan ingresar. Después, empezar a implementar medidas para contener a las bestias que invaden el escenario. No sería mala idea comenzar a desglobalizar la economía. O por lo menos, hacer que sus actores sean más identificables y así, más controlables. Hay mucho trabajo pendiente y no podemos entretenernos con las volteretas de los opositores. Ahora que nos hemos convertido en los guionistas de esta obra –el sueño de un país inclusivo- debemos encontrar al mejor director para que la ponga en escena y la convierta en la más exitosa de la temporada. De ésas que merecen premios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...