De
las tierras tenebrosas a las praderas soleadas
En la escena local, las
protestas en Brasil sorprendieron a propios y extraños. Como indiscutible
potencia en la región, inspira símbolos contrapuestos en estas tierras. Tanto los seguidores del kirchnerismo como
sus detractores, destacaban hasta no hace mucho las delicias de la nueva
situación del vecino país. Unos por la inclusión de los sectores más
postergados; otros, por los números que siempre excitan a la ortodoxia
económica. Ahora, casi todos están desorientados y todavía no encuentran la
vuelta para analizar tan inusitada serie de acontecimientos. En un primer
impulso, los kirchneristas interpretaron las movilizaciones callejeras como intentos destituyentes organizados
por las grandes corporaciones en connivencia con la CIA y todas las nefastas
fuerzas del Imperio, Dar Vader incluido. Los no-K, por la dudas, se espantaron,
como siempre ocurre cuando las
muchedumbres salen a la calle sin cacerolas ni consignas pro linchamiento de
presidentes y funcionarios. Después, cuando los medios opositores cariocas
se apropiaron de la movida y algunos actores reaccionarios condimentaron las
protestas con su habitual toque de violencia, comenzaron a mirar el espectáculo
con mayor simpatía.
Ni lo uno ni lo otro. No son caceroleros ni extraterrestres, sino
excluidos en ascenso que exigen que las transformaciones se profundicen. Y
la presidenta Dilma Rouseff, lejos de rechazar de plano las demandas, las transforma en potencia. Cuidado con
los opositores vernáculos que pretendan tomar como ejemplo la respuesta de la
mandataria brasilera, porque se verán en un brete. Si CFK no incorporó las
demandas caceroleras no es por sordera o soberbia, sino porque ninguna de ellas
correspondía con el programa de gobierno. Por
el contrario, hubiera significado traicionar el mandato recibido en 2011.
En cambio, el motivo de las protestas cariocas se encuadra en las propuestas
con que el PT accedió por tres veces a la presidencia, cuya realización se ha demorado
merced a una prudencia
incomprensible.
Así y todo, las contundentes
movilizaciones en las ciudades brasileras derrumban
dos mitos que, de manera paradójica, alimentan fantasías contrapuestas: que
el país vecino es el paradigma de una revolución pujante o la aplicación exitosa
del modelo de la ortodoxia económica. En
todo caso, la crisis de Brasil demuestra que la convivencia de ambas cosas, a
mediano plazo, desemboca en un inevitable conflicto. Y, también indica que
ningún país puede ser modelo de nada porque la realidad –siempre convulsionada,
cambiante, asechada, vulnerada- exige un proyecto y no un molde. Eso sí: si el
objetivo de un gobierno es transformar en serio las cosas, las acciones no pueden conformar a todos. Y ese ‘todos’ nombra a los pocos que siempre han querido gobernar desde las sombras para
saciar sus siempre insatisfechas apetencias.
Cuando son Ellos los
disconformes, hay que darle para adelante porque eso indica que la meta es el
beneficio de las mayorías. En cambio,
cuando se muestran complacidos ante una decisión gubernamental, hay que
desconfiar. Y mucho. Porque el disgusto de esos pocos redunda en bienestar
para los demás. Sus refunfuños deben servir para la confirmación de un rumbo y
no para lo contrario. Por eso, las
pullas que recibió la respuesta de CFK al fallo de la Corte sugieren que debe
insistirse en ese sentido. Que el representante de los abogados en el
Consejo de la Magistratura, Alejandro Fargosi, haya acusado a La Presidenta de “estar sembrando una especie de golpe de
Estado contra la Justicia”, es más
una invitación que una imputación.
Claro, el letrado advierte que
las críticas de Cristina implican una desobediencia originada en su “vocación de poder absoluto”, a pesar de que las voces oficiales
aseguraron hasta el hartazgo la aceptación de la resolución de
inconstitucionalidad. Pero acatar no significa estar de acuerdo. En la
advertencia de Fargosi subyace un contenido oculto: sólo un gobierno puede ser víctima de un golpe de Estado. Por lo
tanto, en el imaginario del magistrado –y seguramente de algunos más- la
Justicia, más que un poder del Estado, es
El Gobierno que puede ser acosado por intrusos, en este caso, El Ejecutivo.
Además, el consejero advirtió que la sentencia de la Corte debe preocupar a “quienes votaron esa ley porque quizá
cometieron un delito”. En esta concepción de la realidad, los representantes del Pueblo –Ejecutivo y
Congreso- no sólo pretenden ser destituyentes, sino que pueden ser considerados
delincuentes. La lógica de esta visión está fundamentada en una mirada
patricia, aristocrática de lo que debe ser una República. Los asuntos públicos
no deben estar en manos del pueblo ni de sus representantes. En síntesis, la
Democracia debe reinar, pero no gobernar.
Cuando la Democracia pretende
gobernar, se la acusa de atropellar la
República, de pisotear la Constitución, de ningunear la independencia de los
poderes, de manifestar rasgos autoritarios. Sólo se calman las aguas cuando
el Poder Fáctico, en todas sus dimensiones, retoma el control de todo. Decir ‘se calman’ es un exabrupto, porque quienes padecen las tormentas son
las mayorías, como la Historia puede demostrar en muchos de sus capítulos.
Por eso celebran el fallo de la Corte, porque pone un límite al avance de la
Democracia. Con un aristocrático gesto, Los
Supremos señalaron lo que debe permanecer inalterable. Ahí funcionan los
controles que accionan las defensas del statu quo, los anticuerpos que protegen
el equilibrio del sistema, un equilibrio
siempre inclinado hacia los personeros del establishment.
A pesar de tan
invulnerable poderío, esa fortaleza exhibe grietas cada vez más pronunciadas y
por esos resquicios fluye La Política. Una
Política tan en construcción como todo el país. Una cayó con el otro. Ambos
sucumbieron a la vez y juntos se deben poner en pie y conquistar derechos
usurpados en otros tiempos. En estos años se ha avanzado bastante, aunque no lo
suficiente, pero no tan poco como
vociferan los agoreros. A contramano de lo publicado en los medios
opositores, la política de empleo evidencia sus avances. En un documento
presentado por el Ministerio de Trabajo de la Nación se destaca la mejora en la
cantidad y calidad del trabajo. "Sólo
para dar un ejemplo –indica el escrito titulado “El empleo que supimos conseguir entre todos”- podemos decir que los niveles de Trabajo Registrado hoy son casi el
doble que en 2002, cerca un 80% más, el
mejor registro de los últimos 38 años". Y como un dato que rompe
con algunos mitos, el salario medio real de 2012 es “el más elevado de los últimos 27 años y supera las mediciones de precios más afiebradas”.
Otra conquista
que está dando buenos resultados es el incremento de los feriados en el
calendario. De once que teníamos en 2007
pasamos a tener 19 días festivos. Y no es de vagos ponderar esto. Más allá
del lobby que desplegó la patronal desde los medios, el ordenamiento de los
días no laborables dispuesto por el Gobierno Nacional recibe una amplia adhesión por parte de la población. El descanso
también es un derecho y la posibilidad
de profundizar los lazos sociales que brinda el tiempo libre es invaluable.
Que sigan los guardianes protegiendo el
portal de la Cueva del Tesoro, que la crean impenetrable, que sigan
gruñendo ante nuestra proximidad. Por ahora, jugamos a la Democracia. En breve, la practicaremos en serio.
Vivo en Brasil hace 12 años y tu lectura de ésta realidad que estamos viviendo aquí es muy acertada. Gracias a que tenemos un gobierno atento, estas manifestaciones no haran mas que catapultar una serie de directivas a favor de este modelo, que preserva la democracia y la distribución equitativa de las riquezas.
ResponderBorrarEspero que este blog sea leído por muchos mas argentinos (lo descubrí hace un par de meses y leo todos tus apuntes), y que se den cuenta que es el comienzo. A veces digo que "se van a dar cuenta en 50 años lo bien que le hizo CFK al país", pero la verdad es que, para que esto no pare, tenemos que seguir hablando, escribiendo, educando, para que cada vez seamos más los antenados, los despiertos, y que este modelo sea cada vez más aceptado, sobretodo por los agoreros.
Abrazo desde Brasil!
Emociona que leas mis textos desde tan lejos. También resulta placentero saber que las lecturas que me informan sean las acertadas.Y que mi olfato analítico no pierda su eficacia. Por todo esto, agradezco mucho tu mensaje y coincido en que tenemos que convencer a muchos más para seguir adelante. Abrazo desde Rosario
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