Y
los que no pueden arrancar
La semana posterior al acto del
25 de mayo dejó algunas imágenes bastante significativas. Unas cargadas de ternura,
otras de contundente contendido político. Los besos y abrazos que Cristina
destinó a Mara y Agustín conmovieron a muchos y empalagaron a unos pocos. Pocas
horas después, los reproches de La Mandataria hacia los dirigentes que pretenden quedar bien con todos
marcaron el inicio efectivo de la campaña electoral. También los sorpresivos
cambios en el gabinete –poco frecuentes en esta gestión- son indicios de los
preparativos de un juego crucial. Por supuesto, que todo forma parte de la
estrategia lúdica que el Proyecto K despliega para consolidar el camino recorrido y tomar fuerza para lo que falta:
el tan temible “vamos por más”, que
inspira las pesadillas de los que robustecieron
su posición dominante a fuerza de destruir sueños colectivos. Desde las Factorías de Desaliento, los sayones
parlantes inundan los medios con malos augurios, bolsas itinerantes, bóvedas
descontroladas y metáforas siniestras portadoras de mucho dolor. Como no tienen la responsabilidad de
gobernar, saborean una licencia para decir cualquier cosa. Imposible apelar
a la coherencia mediática. Por el contrario: el objetivo de esos panfletos que
ellos disfrazan de periodismo es dibujar
un clima de des-gobierno, porque de esa manera los titiriteros del
establishment podrán conservar el
privilegio de exprimir el país a la medida de sus intereses.
Sin dudas, quieren provocar lo
que pronostican. Como abandonaron toda mirada certera de la realidad, los
creativos invierten todo su potencial para mostrar al público un
caos fáctico alucinante que sólo conducirá a la aniquilación de toda vida
conocida. Para frenar esta amenaza contra la especie, sólo hay que
desterrar todo lo que contenga el ADN K. Si la Revolución Fusiladora impuso la des-peronización del país, los insurrectos de hoy pretenden
des-kirchnerizar el Universo.
Una cosa es que los medios
intenten estas desestabilizaciones peligrosas, pero otra muy distinta es que los políticos de la oposición sigan este
riesgoso juego por el solo hecho de no saber cómo oponerse. La experiencia
del conflicto con los estancieros significa una marca muy importante en nuestra
historia reciente y sirvió para que muchos comprendan qué intereses están sobre
la mesa. Los que se sumaron a la operación destituyente están quedando cada vez
más solos y desorientados. La agenda
mediática es un viaje de ida: no te subas. Pero esta advertencia no alcanza
para frenarlos. Como embelesados por una
flauta mágica, marchan decididos hacia la auto-destrucción. Un amigo de una
tía de un vecino del abuelo del primo de un asesor de uno de estos postulantes
al fracaso reveló que todas las mañanas, el susodicho candidato memoriza los titulares y las ideas de los
dos diarios más vendidos. En realidad, debe ser la rutina de todos. O al
menos, es lo que algunos demuestran cuando recitan ante un micrófono.
Otros, en cambio, no necesitan
memorizar nada, porque saben lo que
deben hacer. Como el Presidente de Macrilandia,
que gobierna consustanciado con los intereses del Grupo y transforma los deseos
y angurrias de sus directivos en decretos y leyes con el solo chasquido de sus
dedos. Convencido de que la única manera
de perdurar en el tiempo es con la complicidad de los medios dominantes, el
Alcalde del Feudo Amarillo levanta muros de protección para sus socios. Lo que no sospecha es el peligro que
significa quedar encerrado en ese recinto irrespirable. Lo que tampoco
sospecha –y no es el único- que el fin de ciclo que tanto anticipa no está tan
próximo como apetece. Si no vio la foto de la Plaza es porque sus compinches
mediáticos le dedicaron la tapa al nuevo
Súperman, prioridad que cualquier
manual de periodismo desecharía sin dudar.
Quien no duda en profundizar su
hibridez es el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, que nunca se juega por nada pero afirma que se juega por todo.
Lejos de dar acuse de recibo a los reproches presidenciales, refuerza su
tibieza sin rubor. Con su mejor tono de inocencia, afirmó el sábado estar
comprometido con el proyecto que conduce CFK pero a la vez aconsejó que hay que
andar por la vía del consenso y evitar
toda confrontación. No entendió nada o se hace. Para llevar adelante este
proyecto la confrontación es inevitable
y el consenso es imposible. Cuando algún exponente del establishment menciona
‘diálogo’ y ‘consenso’, no está pensando
en la armonía social, precisamente. El
diálogo toma la forma de orden y conciben el consenso como simple obediencia.
Porque en una relación entre desiguales –patrón-obrero; jefe-empleado;
corporación-Estado- unos buscan ejercer
el poder y los otros, conquistarlo. No hay posibilidad de consenso, aunque,
a veces, aparecen períodos de tregua, que no son muy extensos, pero oxigenan un
poco.
No estamos en uno de esos
períodos, precisamente. Los golpes a ciegas son cada vez menos efectivos, pero
cansa mucho esquivarlos. Además, muchos
de esos golpes son muy bajos. Quizá por eso La Presidenta, el jueves se
mostró menos dulce que el día anterior, cuando recibió a Mara y Agustín. En
Lomas de Zamora, CFK marcó los límites y los alcances del proyecto político que
lidera. Y no apuntó sólo a Scioli, sino
a todos los gobernantes que se cuelgan de la K pero que con sus acciones no demuestran
estar en sintonía. Juliana Di Tullio, la diputada que ocupará el lugar que
dejó vacante Agustín Rossi, sostuvo que el reproche presidencial estaba
destinado a quienes “no salieron a
defender al Gobierno de las difamaciones y ataques mediáticos” y, por
tanto, para “todos los que somos parte del proyecto político”.
La ahora presidenta de la
bancada K aclaró no estar reemplazando a nadie, porque “Agustín es irreemplazable, es Maradona”. Sin embargo, confesó que
ocupa “un lugar que cualquier militante o
cuadro político se siente honrado en ocupar y espero estar a la altura de las circunstancias”.
Pero su compromiso está más allá de su cargo. Todo un desafío el que se
propone: “me importa muchísimo que el
pueblo argentino entienda nuestras ideas, esté de acuerdo o no, pero que las entienda sin que esto esté
desdibujado o deformado por los medios masivos de comunicación”. Lo
verdaderamente difícil es escapar al desconcierto que se instala desde las
propaladoras de estiércol, con sus
constantes intentos de generar climas que no existen y de ocupar lugares que no
les competen.
La
transparencia que no buscan
Desde mediados de abril, el PPT
opositor de Jorge Lanata y los diferentes ecos mediáticos comenzaron a difundir
acusaciones con ínfulas terminales, con
el objetivo de generar desconfianza sin límites hacia todos y todas los que componen el Equipo K. Como tribunales de
facultades absolutas, los mascarones de los medios con hegemonía casi agotada
sentenciaban a diestra y siniestra a los acusados señalados en los informes que
se difundían los domingos a la noche.
Aunque la inexistente gravedad
institucional que portaban las denuncias tuvieron más eco en los programas de
chimentos que en los periodísticos de
verdad, un fiscal se hizo cargo de
las diatribas y las convirtió en investigación judicial. No está mal que así
sea, pero es innecesaria tamaña presteza. A los cuatro días de la emisión
del programa PPT –el 18 de abril- el juez federal Sebastián Casanello, “de acuerdo a lo solicitado por el
Ministerio Público Fiscal”, requiere, a través de un escrito, pruebas e
información a diferentes organismos estatales y a ARTEAR SA. Por eso pide a la
productora de PPT las grabaciones con las entrevistas a Federico Elaskar y
Leonardo Fariña en crudo, sin editar. Al
día siguiente, sólo enviaron el programa emitido en dos DVDs. El juez
Casanello y Marijuán insistieron con el material originario el 3, 15 y 16 de
mayo, pero no obtuvieron respuesta. Esto, por lo menos, deja dos sospechas: no tienen pruebas para fundamentar las
denuncias o no les interesa para nada la transparencia institucional. O las
dos cosas. Y hay una tercera: que lo importante no sea demostrar la
culpabilidad de los señalados, sino sembrar
la suspicacia, la desconfianza, el miedo hacia todos los que no garanticen
el retorno a aquellos tiempos dorados
en que la mayoría estábamos en la ruina. Como sea, son provocaciones para
desatar represalias y poder victimizarse. El
cansancio les espera, un poco antes del fracaso. A cambio del estiércol que se esfuerzan en arrojar, sólo recibirán más política, aunque eso los desespere.
El bombonazo que va a ocupar el puesto dejado vacante por Rossi se llama Juliana Di Tullio.
ResponderBorrarMuy bueno el post y todo el blog en general.
Gustavo,seguir tus análisis es muy aclaratorio e interesante .Comparto y difundo con tu permiso que sé que lo tenemos.
BorrarA "Barullo" que deja el anterior comentario le digo que Juliana Di Tullio tiene muchos méritos y no está en ese lugar por ser bonita...y la Presidenta Cristina también es menospreciada cuando escribe usted ese comentario porque es impensable que nombre un cargo político por lo linda o lindo que sea la persona... .¡Renuévese Barullo,renueve su mente sexista!!
Saludos
Tere: Quizás usted no entendió mi comentario porque ya leyó el nombre editado. El excelente autor de este blog había puesto "Silvana" Di Tullio, así que el comentario tenía esa intención, como también una corrección ortográfica que no me gusta andar haciendo, pero que también estaba en mi mensaje. Una broma interna, bah. Saludos.
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