Y
los villanos de hoy
Sin lugar a dudas, los héroes
siempre han sido necesarios. Tanto los del pasado como los del presente. Con sus acciones heroicas, los héroes no
sólo contribuyen a la solución de un conflicto sino que marcan un camino. Aunque
la empresa termine en fracaso, su participación quedará en el recuerdo como un
invaluable aporte, casi una entrega. La literatura, el cine y la historia guardan
un listado que tiende al infinito. Pero el presente también tiene lo suyo. Porque mientras existan villanos, el mundo
precisa personajes que enfrenten la villanía. Mientras haya en el mundo
individuos dispuestos a lo que sea con tal de satisfacer sus más mezquinos
intereses, habrá paladines que esgriman
ideales colectivos para ponerles un freno. Pero para dotar a la imagen un
poco de realidad, dejemos de lado antifaces, capas y espadas. Ni hablar de
súper poderes, difíciles de adquirir en los últimos tiempos. La fuerza del héroe proviene de su
convicción, pero se consolida y agiganta cuando se conjuga con las multitudes.
Generalmente, los héroes se
reconocen a la distancia, mucho tiempo después de haber abandonado la escena.
En el caso del comandante Andresito, casi dos siglos han pasado desde su
desaparición y un documental viene a rescatarlo del olvido. Andrés Guacurarí
nació a fines de 1778 en Santo Tomé o San Borja, ligado indiscutiblemente a las raíces guaraníes del litoral. De la
mano de Artigas, luchó para defender el territorio misionero de las fuerzas
portuguesas y fue un impulsor de los principios federalistas que por aquel
entonces surgían como ordenamiento de nuestra patria en pañales. La historia oficial en decadencia lo
excluyó de libros, pedestales y homenajes. Ahora que hasta nuestro pasado
requiere una reconstrucción, reaparece junto a otros gigantes anónimos que
entregaron todo para garantizar un futuro.
Cristóbal Colón nunca debió considerarse
como héroe, al menos en estas tierras.
Sin embargo, calles, teatros, plazas y ciudades ostentan su nombre. El traslado
de una escultura en su honor provocó una absurda polémica algunas semanas
atrás. Con sinceridad, resulta contradictorio que en la Casa Rosada, el centro
del poder político de todo el país, se venere la estatua del conquistador. No es un héroe nacional, sino todo lo
contrario. Que en su lugar se instale el recuerdo de Juana Azurduy parece
mucho más coherente con la concepción de la Historia que estamos escribiendo. "Me
gustaría que más argentinos levantaran la voz para defender a nuestros próceres
–solicitó CFK, en Bariloche,
antes de partir hacia Bolivia- Miren
cómo nos tratan afuera".
"Queremos trasladar el monumento de Cristóbal Colón y queremos poner ahí a
la Juana Azurduy, a esa heroína de la independencia –explicó- y no es una decisión caprichosa; creemos que
en la Casa Rosada, que es la casa de todos los argentinos, tienen que estar
los que lucharon y dieron su vida por la independencia".
¿Tendrá su monumento el ex agente Edward Snowden
dentro de algunos años? En el País del Norte, seguro que no. En el resto del
mundo, se verá. Por ahora, parece ser un emblema para los países que se
oponen a la prepotencia imperial. Por él, algunos países abandonaron todo
principio diplomático para congraciarse una vez más con los peligrosos
caprichos de Estados Unidos. Y dejaron que el presidente boliviano Evo Morales
se pierda en los cielos europeos con destino incierto. Tal vez sin pensarlo, los
mandatarios de Francia, Portugal, Italia y España actuaron como villanos para
construir el escenario propicio para los héroes contemporáneos. Esos
personajes tan presentes desplegaron su potencia heroica en Cochabamba para
defender la soberanía latinoamericana.
No pensó en estas cosas el topo Snowden cuando denunció la red de espionaje estadounidense
extendida a todos los habitantes del planeta. "Yo, Edward Snowden,
les escribo para solicitar asilo dado el riesgo que existe de que sea juzgado
por Estados Unidos y sus agentes debido
a mi decisión de hacer públicas las graves violaciones de la Constitución y de
algunos tratados de Naciones Unidas perpetradas por el gobierno de EEUU",
comienza el texto
dirigido a las autoridades nicaragüenses.
"Como resultado de mis opiniones políticas y mi deseo de ejercer mi
derecho a la libertad de expresión -a
través del cual he demostrado que el gobierno de EEUU intercepta la mayoría de
las comunicaciones mundiales- este gobierno anunció públicamente una
investigación criminal contra mi persona". No es la primera vez ni
será la última que la imagen de ese país se desploma por la contradicción en
que incurren sus dirigentes con tanto accionar hegemónico. Pocos creen en los principios que tratan de imponer al Mundo a fuerza
de muerte y destrucción. Quizá por eso, sus héroes sólo perviven en el
celuloide.
Otros
no llegarán ni a eso. Si los involucrados en la comercialización del trigo
pensaron que especular los conduciría al
bronce, no comprenden demasiado el espíritu de estos tiempos. Tampoco el polémico Licenciado Guillermo Moreno
fantasea con homenajes futuros, aunque
su lucha esté centrada en poner límites a la angurria de los villanos
corporativos. La ausencia del trigo sirvió para que algunos vivos ganen un
poco más y, a la vez, para inspirar algunos titulares y análisis políticos con intenciones
agoreras. Ausencia que en realidad era
escamoteo para forzar un falaz juego de oferta y demanda. Una vez que el
Gobierno detectó la maniobra y la hizo pública, el trigo se vendió a mil pesos
menos que la semana anterior. Ahora se espera que el precio de la harina baje
para que los panaderos puedan trabajar con más calma. Un dato para el futuro: lo que se cosechó alcanza para abastecer el
mercado local hasta la próxima temporada.
Tampoco será recordado como héroe el camionero Hugo
Moyano, que aniquiló una trayectoria de lucha contra el neoliberalismo para
asociarse con sus nostálgicos personeros. Usuario de un GPS averiado,
conduce, enloquecido, por una autopista sinuosa que lo conducirá hacia el
olvido. Pronto, será un mal recuerdo. Por ahora, sólo una piedra en el zapato.
O una llaguita que molesta un poco. No llega a provocar dolor, porque se ha
convertido en una parodia de lo que fue. Si antes defendía derechos, ahora
reclama privilegios. Su paro-feriado-puente
tiene un objetivo mezquino: la clara intención de formar parte de una campaña
electoral en la que no encuentra nada para proponer. Cada vez más alejado de
cualquier fin colectivo, aseguró que la medida de fuerza es “contra la presidenta Cristina Fernández, no
contra los trabajadores”. Si
piensa que “la bronca” de los
perjudicados que “no puedan cargar
combustible o sacar dinero del cajero” se dirigirá contra la Primera
Mandataria, está confundido.
Cristina no es una heroína, aunque tiene pasta para
serlo. Difícil adivinar qué lugar le asignará la historia, aunque se puede
suponer que no será un rol secundario. Mientras tanto, ocupa un espacio muy
importante en el corazón de la mayoría de los argentinos. Y en el mejor
lado, por supuesto. Claro, con su gestión hemos recuperado parte del botín
que nos rapiñaron en otros tiempos. Aunque los villanos conspiren, mientan,
difamen, nuestro querido país está cada vez más lejos del feudo que
gobernaron. Los héroes de ayer, de hoy y de mañana marcharán siempre a
nuestro lado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario