Cada día queda más al
descubierto que la tan cacareada crisis no es otra cosa que un intento de sacudir el tablero por
parte de los que quieren recuperar el control. Multimillonarios que lloran como si fueran desahuciados. Una
vergüenza: suspenden trabajadores, amenazan con despidos, claman por dólares, encanutan mercadería, multiplican los
precios. Y lo peor de todo: se burlan de
la autoridad de un gobierno votado con el 54 por ciento de los votos. Y
así, se burlan de todos nosotros. Muchos de los que tanto se lamentan, han obtenido
en el primer semestre del año casi el 80 por ciento de lo que han ganado en
todo 2013. ¿Desde cuándo eso es perder? ¿En dónde está escrito que eso es
estar mal? ¿Quién dijo que esto es una crisis? Sin dudas, el establishment quiere terminar con el kirchnerismo para coronar como
presidente al mejor de sus candidatos. Y para eso su tropa tiene que agitar
el ambiente desde todos los flancos posibles y convencernos de que estamos peor
que nunca. Eso sí: si el elegido es Macri, van
a tener que dibujar muchísimo para hacernos creer que es el ideal para
conducirnos hacia un país más justo.
De todos los candidatos, el
Alcalde Amarillo es el más transparente y no por su honradez, precisamente.
Cuando habla de sus intenciones de ser presidente, su rostro exhibe una expresión golosa que da miedo; sus promesas
paradisíacas se transforman en amenazas demoníacas en el contexto de esa mueca;
sus palabras significan muchas cosas,
menos lo que quiere decir al portar esa máscara. La demagogia, entendida
como aquella acción de decir lo que los oyentes quieren escuchar, abunda en el
discurso del líder del PRO. Pero una
demagogia de clase, destinada a una minoría angurrienta. Su promesa de
bajar impuestos –ganancias y retenciones- sólo busca seducir a los estancieros,
sus amigotes de La Rural. Y la amenaza de que pagarán más los que más tienen, un chiste que sólo sus compinches entienden.
Los más poderosos de nuestro
país no ven la hora de que Macri asuma, para que puedan ejecutar a la luz del día las trapisondas que practican hoy en
las sombras. Perniciosos, sueñan con aquellos días en que, con una sola
llamada, podrán lograr devaluaciones, estatizaciones de deuda, subsidios, baja
de salarios y quita de beneficios, importaciones a mansalva y exportaciones sin
límites. Dólares: un gobierno amarillo los
pintará de verde, no frenará la fuga de capitales y no denunciará las
especulaciones. Un gobierno así sería el
paraíso para una minoría avarienta.
Pero saben que el Ingeniero no
puede llegar por sí solo a la presidencia. Demasiado
clasista, muy patricio y sumamente unitario. Por eso, todos los integrantes
del Círculo Rojo aportan sus recursos para allanar el camino. Conocedores de
los consejos de Milton Friedman, buscan
generar un caos para que cualquiera se pueda presentar como salvador.
Cualquier solución es buena cuando se está sumergido en un pantano. Todo
paliativo es maná cuando no se tiene nada. Hasta
la mano de Macri es aceptable cuando nos rodea la catástrofe. Para corroborar
esta idea, sólo basta recurrir a una rápida lectura del libro “La doctrina del shock”, de Naomí Klain
o al documental del mismo nombre. Terremotos, tornados y tsunamis construyen el escenario ideal para que los
buitres hagan negocios. Cuando la naturaleza no ayuda, siempre hay
perversos que saben organizar golpes, guerras, invasiones. Y cuando no da el cuero,
puede bastar con unos sacudones inflacionarios, con algo de desabastecimiento y
bastante especulación. Si eso no alcanza
para el shock, al menos bastará para llenar sus bolsillos.
Beneficiarios,
actores y saltimbanquis
Algo así estamos viendo en
estos días. Los estancieros que esconden los gusanos blancos inflados de
porotos, los súper que convierten un recorrido por las góndolas en una pesadilla
angustiante, las terminales automotrices que se quejan porque no venden pero
retacean las unidades. ¿Quién está en
crisis, el país o estos nefastos personajes? Los primeros están perdiendo,
porque la soja ha bajado y no hay devaluación que los compense. En realidad, nada satisface sus angurrias.
Ahora tienen una nueva excusa para desplegar sus lamentos. Gran parte de la
provincia de Buenos Aires está desbordada de agua y el gobernador ha declarado
la emergencia agropecuaria. También prometió ayuda con créditos y algunas
quitas impositivas para los afectados. Sin embargo, habría que tener en cuenta
quiénes son los damnificados. Deberían
recibir auxilio sólo aquéllos que han operado sin vileza. Los especuladores,
los llorones y los conspiradores deberían quedar excluidos de la ayuda estatal,
para que aprendan a no ser generosos con las pérdidas y egoístas con las
ganancias. Así habría que hacer con
todos los que no sólo se niegan a contribuir al desarrollo del país, sino que
aportan sus petardos para hacer estallar todo.
Nada de esto sería posible si
los medios de comunicación y los integrantes de la oposición no legitimaran
estas actitudes. Lejos de actuar en defensa de los ciudadanos, operan para proteger los intereses de una
minoría destructiva. Aunque la realidad los desmienta, insisten en propalar
mentiras. Pero ya sabemos que los medios hegemónicos han abandonado desde hace
mucho tiempo el noble fin de informar
al ciudadano. Ya ni siquiera lo deforman
ni lo manipulan: ahora colonizan al público. Eso quedó en evidencia en los
tiempos de la Rebelión de los Estancieros, cuando la tropa de caceroleros se
conformó con la confluencia de un público que provenía de diferentes sectores.
Muchos defendían al Campo sin
comprender demasiado el conflicto y sólo
guiados por las consignas mediáticas.
En aquel inolvidable año, el
poder mediático alcanzó la cima y celebró la gloria con las elecciones
legislativas del año siguiente. El
establishment soñó con recuperar el mando. Y entonces comenzó la
decadencia: un colectivo carnal entró en escena, desplazando al manojo de
individuos que antes la ocupaba. La ley de SCA sirvió para que todos
comprendiéramos el núcleo del conflicto. Entonces, las piezas se acomodaron sobre el tablero y ahora conocemos mejor las
reglas de este juego.
Tanto, que nuestra propuesta
para regular el sistema financiero internacional recibe el apoyo mayoritario de
los miembros de la ONU. Porque también en estos años aprendimos los secretos de
la economía global y los peligros que encierra. Y a relacionarnos con el mundo sin renunciar a nuestra soberanía. Pero
para los patricios, eso es estar aislados,
porque la integración que ellos desean
necesita un espíritu colonial. Debajo de los patricios, ejecutando sus
órdenes y protegiendo sus intereses, están los medios y debajo de ellos, los
exponentes de la multicolor oposición, que se engancha en cualquier anzuelo. Todos están preocupados porque nada les
sale bien. Tan preocupados están que hasta celebran el triunfo en una
pequeña ciudad de Córdoba como si fuera una gran victoria.
Si Macri,por obra y Gracia de... De lo que sea llegara a ser Presidente q me avisen con tiempo para sacar un pasaje a Marte Urgente !!
ResponderBorrarEn cuanto a la Opo (servil a las Corpos y a las Aves Carroñeras,es Patético que para Generar Caos usen la Misma Receta Siempre...Confiemos en que la Gran Mayoría de los Argentinos ya no les "Creemos"
Excelente artículo Gustavo! Ya lo recomiendo :)
Gracias Ale. Tenemos que batallar para convencer a nuestros conciudadanos de que Macri, Massa y Binner no son alternativa de gobierno para el año que viene, si queremos que este proyecto continúe entre nosotros. Difícil pero no imposible. Abrazo enorme
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